11 noviembre 2022

LAS RENTAS ELECTORALES DEL MAS


Carlos Rodrigo Zapata C. ( [1])

Renta es un concepto económico que significa ingresos o ganancias extraordinarias, sin correspondencia con determinados esfuerzos realizados para obtenerlos. Su origen se remonta a estudios realizados en relación al uso de la tierra. En ese caso, se estableció que hay predios que, por la calidad de sus suelos y su ubicación, permiten obtener un ingreso más elevado, producto  de un mayor volumen de producción y de precios más altos, arrojando en conjunto una ganancia mayor que la que es posible alcanzar en otros predios que no reúnan dichas características. A la diferencia de ingresos o ganancias que sería posible obtener en relación a otros predios, se denomina renta de la tierra.

El concepto de renta suele usarse en diversos ámbitos, siempre para reflejar ese mismo fenómeno: ingresos o ganancias extraordinarias no debidas a esfuerzos correspondientes o equivalentes.

En el tema que nos ocupa, consideramos que el MAS obtiene una renta extraordinaria en materia electoral, lo cual significa que obtiene relativamente más escaños por los votos que recibe y que goza de diversas facilidades para participar, mientras que las otras fuerzas contendientes tienen dificultades para hacerlo.

Dicha renta proviene claramente de tres vertientes: una histórica o heredada, otra de factura propia y una tercera facilitada por la oposición actual.

LA VERTIENTE HISTÓRICA O HEREDADA. Es en el pasado que se sentaron las bases para extraer una diversidad de rentas electorales como veremos a continuación. Esta vertiente se remonta a los orígenes del actual régimen electoral cuando por Constitución se dispuso que “por equidad la ley asignará un número de escaños mínimo para los departamentos con menor población y menor grado de desarrollo económico” [CPE 1995], es decir, que los 6 departamentos que no se hallan en el eje central del país (Chuquisaca, Oruro, Potosí, Tarija, Beni y Pando) obtengan una cantidad de diputaciones no relacionadas con la población en edad de votar, es decir, adicionales a los escaños que les corresponda por población. Este texto fue copiado en la CPE de 2009.

Esta decisión electoral se constituye en la primera gran distorsión del régimen democrático que universalmente apunta a lograr un alto grado de proporcionalidad, lo cual significa que la regla de conversión de votos en escaños sea igual para todas las circunscripciones electorales de un país, es decir, que el voto de cada ciudadano en cualquier circunscripción tenga el mismo peso para ganar un escaño. 

En realidad, para ser más precisos, está fue la segunda mayor distorsión. La primera fue convertir los departamentos en circunscripciones electorales, con lo cual se dio por buena la coexistencia de circunscripciones con pesos electorales y tamaños poblacionales muy distintos, lo cual constituye una violación flagrante a los preceptos democráticos que apuntan a lograr una alta proporcionalidad en la relación entre votos y escaños en todas las circunscripciones de un espacio electoral determinado.

Esta distribución de escaños ha llevado a distorsiones significativas. Por ejemplo, si comparamos la población del departamento de La Paz con la población de los 6 departamentos de fuera del eje central del país, vemos que ambos conjuntos tienen poblaciones muy similares, con algo más de 3 millones de habitantes, pero La Paz obtiene en total 32 parlamentarios y los 6 departamentos de fuera del eje reciben en total 77 parlamentarios, más del doble. Esta es una forma extrema de vulnerar el derecho al voto igual. El problema es que a unas distorsiones se sumaron otras, como veremos enseguida. En cada distorsión se fue sembrando la posibilidad de cosechar rentas electorales, es decir, ganar escaños sin una correspondencia equivalente de votos.

Otro elemento heredado de profunda repercusión en el comportamiento electoral está relacionado con la introducción de 68 circunscripciones electorales uninominales en la geografía electoral del país el año 1997. Esta fue una operación a corazón abierto sin anestesia, para graficar la torpeza con que se procedió en dicha intervención.

¿Cuál es el problema relacionado con estas circunscripciones? Que la perdida de proporcionalidad se acentuó mucho más e introdujo una serie de nuevas distorsiones que han agravado aún más la perdida de derechos electorales. Hoy (tomamos como referencia el estado del régimen electoral y del padrón electoral correspondientes al año 2020, año de la últimas elecciones realizadas en el país) existen circunscripciones uninominales (CU) de todo tamaño, desde una que tiene 24000 electores (la 63 en Pando) para ganar un escaño, hasta otra que tiene 189000 electores (la 11 en El Alto) para ganar otro escaño parlamentario. Para decirlo en pocas palabras: hay CU en las que el voto de un ciudadano vale 8 veces el voto de otro ciudadano en el extremo opuesto. Mientras que la distorsión entre departamentos es de 2,5 a 1 (por ejemplo, los deptos. de fuera del eje vs. La Paz), la distorsión entre CU llega a ser de 8 a 1. 

¿Cuál es el drama? No solo que, por maniobras en la regla de conversión de votos en escaños, se están conculcando los derechos electorales que deben ser iguales para todos, es decir, 1 ciudadano, 1 voto, igual peso, sino que además se está produciendo un vaciamiento democrático espeluznante, ya que ahora en las CU ya no se requiere mayoría absoluta (50% + 1 voto), sino que basta con tener la primera mayoría para ganar un escaño, lo cual resta representatividad en sus respectivas CU. El problema mayor es que los partidos ya ni se preocupan de formular programas y menos de consensuarlos a nivel nacional (hasta presentan copias de programas de partidos de otros países) porque el público elector que los candidatos tienen en la mira se ha reducido al total de electores existente en cada CU, de modo que sólo se preocupan por tocar asuntos locales para llamar la atención. Así se ha perdido el sentido de elaboración de diagnósticos integrales comunes y compartidos de la problemática nacional, base esencial para generar un lenguaje común, indispensable para identificar consensos y vías de solución también comunes. De igual modo, la construcción de visiones compartidas para el desarrollo nacional ha caído en desuso porque no existen visiones de conjunto. La fragmentación del espacio geográfico electoral y la multiplicación de CU de todo tamaño han dado un golpe muy severo a la idea de construcción de patria, de nación, de un espacio común e integrado para todos. Los resultados están a la vista. Bolivia, es un país centrado y hundido en sus campanarios regionales.

Luego veremos cómo estas distorsiones de origen oligárquico prepararon el terreno para nuevas y más profundas distorsiones de origen autocrático y para acumular rentas electorales, dando en conjunto origen al actual sistema democrático oligárquico-autocrático vigente en Bolivia, que amenaza con destruir las últimas bases y fundamentos de la convivencia nacional.

LA VERTIENTE DE FACTURA PROPIA. Esta fuente de distorsiones de los derechos electorales se debe al conjunto de elementos introducidos por el MAS al régimen electoral en los pasados 17 años. Los más evidentes son la introducción de 7 escaños destinados a minorías indígenas, los ajustes introducidos en la cantidad de CU y en su demarcación, así como el manejo del Padrón Electoral.

Los 7 escaños para minorías indígenas han caído en poder del MAS sin atenuantes, gracias a todas las medidas tomadas para dificultar o hacer imposible que otros partidos tengan condiciones iguales. Las CU indígenas no tienen continuidad territorial, lo cual responde a la diversidad de lugares que ocupan en el territorio nacional. No obstante, entre las medidas aplicadas por el oficialismo masista puede mencionarse la misma demarcación de las áreas incluidas en cada CU indígena que no incluyen todas las áreas en las que radican los pueblos indígenas, lo cual ya es un modo de exclusión. También los obstáculos aplicados para dificultar las campañas de la oposición son otro escollo significativo.

El resultado es que desde que se introdujeron dichos escaños en las elecciones 2009, sólo 1 de ellos (de 21 en disputa, considerando las 3 contiendas electorales pasadas) fue ganado por otro partido. Esta es claramente una renta electoral en favor del MAS, menoscabando las reglas de una participación igual para todos los participantes.

El rediseño de las CU se conoce como Gerrymandering, originado en EE.UU ¿Qué significa? Definir los límites de las CU de acuerdo a los lugares o asentamientos donde se hallen los seguidores del partido que se halla en funciones de gobierno. De este modo se anticipa el resultado, asegurando así nuevos escaños.[2] 

El MAS se ha ocupado de este tema ampliamente. La delimitación de las circunscripciones especiales destinadas a las minorías indígenas toma particularmente en cuenta a aquellos pueblos indígenas controlados por el masismo. También se ha observado casos de CU que han sido modificadas entre una elección y la siguiente para “redistribuir” mejor su potencial electoral o arrebatar apoyo a los adversarios. En el primer caso se puede dar como ejemplo la CU 15 en La Paz, y en el segundo la CU 68 de Pando en la elección de 2009. En ambos casos se “ajustaron” los límites para la elección del 2014. El MAS ganó en ambas CU en las elecciones del 2014.[3]

Los cambios o ajustes en la delimitación de las CU no acaban ahí. Como regla general se ha impuesto que las CU ubicadas en áreas rurales tienen menos población que las ubicadas en áreas urbanas. En general se puede observar que en las CU rurales el voto duplica y hasta triplica el peso de las CU urbanas en cada departamento. Por ejemplo, en el caso de La Paz, las CU urbanas tienen un tamaño promedio de 150000 electores, mientras que las CU rurales se hallan en torno a los 60000 electores. Ello significa que el voto de un elector rural vale lo mismo que el voto de 2,5 electores urbanos. Dado el control que ejerce el MAS sobre la población rural, es claro que los escaños rurales caerán casi en su totalidad en poder del MAS, mucho más con la introducción de la regla que en las CUs gana la primera mayoría. Ese resultado es producto no solo de un control férreo de la población rural, sino también de una serie de premios, castigos y amenazas en caso que las cosas no salgan como exige el MAS. Las amenazas de no invertir en los municipios que no respondan a la línea oficialista se repiten elección tras elección. La disciplina del voto o el voto consigna se han establecido ya como la forma de votar en muchas comunidades andinas, donde se conculca la libertad de elección individual y se obtienen muy usualmente votaciones superiores al 90% de los votos en favor del MAS. Como se puede apreciar, esta es otra renta electoral que favorece netamente al MAS.

Aquí también se aprecia esa idea que “nadie sabe para quien trabaja”. A raíz de la presión oligárquica ejercida en el pasado en los departamentos de fuera del eje, se impuso la regla de 4 escaños de yapa para dichos departamentos, como ya se ha referido. El MAS modificó la cantidad de CU y las redibujó, dando como resultado que la mayor parte de dichos escaños se obtienen hoy en CU rurales controladas por el MAS. De este modo, a la perdida de proporcionalidad por la imposición oligárquica se sumó la apropiación autocrática de dichos escaños por las maniobras del MAS. De ese modo los oligarcas perdieron el control de sus escaños que quedaron a disposición del MAS. Sus caciques locales quedaron perdidos y abandonados. Este ejemplo documenta no sólo como se ha ido licuando cada vez más la proporcionalidad y la democracia en Bolivia, sino como los poderes verticalistas en el país han terminado produciendo el enjuague que se ha dado en el régimen electoral actualmente vigente, un régimen que resulta un escarnio de todo régimen electoral democráticamente razonable y permite producir toda clase de rentas electorales.

Como si todo ello fuera poco -para eternizarse en el poder, todo recurso es indispensable-, una de las armas más funestas que utiliza el MAS para conculcar los derechos electorales está relacionado con el Padrón Electoral. ¿Qué es el Padrón? La lista de los ciudadanos bolivianos con derecho a votar en elecciones públicas. El problema es que se han hallado casos de ciudadanos ya fallecidos que aparecen como electores y también de electores con documentos de identidad duplicados. Estas son formas muy crasas de violación de toda la documentación nacional y de fraude, ya que además del fraude que representan se traducen en un profundo atentado a la confianza básica de la sociedad en sus instituciones. El problema no acaba con la referencia a “casos” aislados, ya que circulan versiones en las redes sociales que señalan que ha habido una gravísima adulteración de la documentación nacional, mediante la cual se habrían creado decenas de miles de certificados de nacimiento y cédulas de identidad que habrían sido incluidas en el Padrón Electoral, inflándolo de manera dolosa y atentatoria a la voluntad general.

El hecho es que hasta el presente no se ha hecho pública ninguna auditoría al padrón electoral, que tome en cuenta los registros de nacimiento, defunción y migración, los compare con los registros biométricos y con el censo de población, de modo tal que sea posible verificar y constatar que en el Padrón sólo se hallan ciudadanos bolivianos de 18 y más años vivos, que radican en el país y tienen una dirección domiciliaria verificada, en el caso de los residentes en el país.

Aquí ingresamos en dos problemas mayúsculos que están convulsionando a la sociedad boliviana. El Censo y la ausencia de un marco legal que regule el registro domiciliario. 

En relación al tema del Censo está claro que la primera preocupación nacional está relacionada directamente con el Padrón Electoral, ya que se constituye en el medio más eficaz de comprobar la idoneidad del Padrón. Es la manera de efectuar un control estructural de la validez del Padrón Electoral. En el momento que se cuente con la información censal completa y no manipulada, se podrá despejar muchas dudas, al comparar la población total en edad de votar con las cifras del Padrón, circunscripción por circunscripción. Esta sería la razón de fondo por la que el MAS está actuando de modo tan errático, negándose a realizar el Censo en la fecha que fijó inicialmente, noviembre de 2022, y pretendiendo realizarlo recién el año 2024, sin dar argumentos ni explicaciones razonables, periodo en que todas las claves para las elecciones del 2025 ya tienen que haber sido definidas.

El manejo del Padrón se ha constituido en el centro de la preocupación nacional porque ha quedado la clara impresión que el MAS estaría jugando con las cartas marcadas, asegurando triunfos completamente ilegítimos. Esta sería otra fuente masiva de renta electoral para el MAS que constituiría un atentado directo a las bases de convivencia pacífica y armónica de la sociedad boliviana.[4]

El problema con el Padrón no se agota en estos extremos. Ocurre que en Bolivia es posible el “acarreo” legal de población, es decir, el cambio de CU, sin tener que cambiar efectivamente de lugar de residencia. ¿Cómo es posible algo así? Por el hecho que en Bolivia no existe una ley que obligue en plazos definidos a comunicar a las autoridades locales los cambios de lugar de residencia ni a verificar dichos cambios, por lo cual obviamente tampoco se prevén sanciones. Este vacío permite que un ciudadano cambie su registro electoral sin cambiar efectivamente de lugar de residencia, dando otra dirección y, por tanto, pueda votar en una CU distinta de aquella en la que radica permanentemente. Esta figura permite alterar los pesos electorales, ya que, en medio del enjambre de CU de todo tamaño existentes en Bolivia, puede bastar con trasladar unos cientos o miles de votos para ganar un escaño en las CU pequeñas que son las que predominan. Dado que el MAS tiene el control de todas las herramientas de manejo del Estado, es la fuerza que puede posibilitar estas maniobras, situación que le genera nuevas rentas electorales.

La manera de evitar estos extremos que alteran la vida de la sociedad y que no reflejan la voluntad del soberano, el pueblo elector, es promulgar una ley que regule la obligatoriedad de registrar la dirección domiciliaria y sus cambios en plazos perentorios (internacionalmente debe hacérselo en menos de un mes) y de exigir comprobaciones para dicho cambio domiciliario. Así, una ciudad y un municipio saben, por ejemplo, con qué población cuentan, para qué cantidad de habitantes tienen que planear sus servicios, cuáles son sus déficits en estas materias, etc., situación que actualmente no es posible por el traslado súbito de parte de la población a sus comunidades de origen para “hacerse censar” y la correspondiente reducción de ingresos que dichas decisiones acarrean, o para votar en otra CU, previos estos cambios de dirección.

Aquí ingresamos a otras de las temáticas que están causando muchas controversias y disputas a nivel nacional y tienen que ver con todas las cargas que se le han asignado al Censo, sin que hasta el presente se tenga ninguna forma de manejar razonablemente estas cuestiones. Me refiero a que el Censo de población es utilizado como llave para distribuir recursos de coparticipación a todas las entidades estatales autonómicas (ETAs), para redistribuir los escaños electorales que deben asignarse por población y también para efectuar un control estructural del padrón electoral, es decir, evitar que pueda desviarse de su cauce poblacional, sea por exceso o por falta de registros.  

¿Cuál es la llave para evitar los desbordes que ocurren al presente? La ley de regulación de la dirección domiciliaria, a la que me referí anteriormente, serviría también para evitar que los ciudadanos se “hagan censar” donde se les antoja, lo cual evitaría que les den la espalda a los centros poblados donde viven regularmente y realizan sus actividades con más frecuencia.[5] 

No puede ser que una cantidad notable de gente abandone el centro poblado en que vive y se haga censar en otra población, ya que ello constituye un atentado a la economía de los centros en que habitan regularmente. El multi empleo y el multi domicilio, como muchas veces se trata de explicar estos desplazamientos, no pueden ser a costa de la economía de las ETA que acogen regularmente a esta población. De ese modo los alcaldes y gobernadores podrían abstenerse de amenazar a los ciudadanos con confiscar predios y otras sanciones en caso que abandonen su jurisdicción el día del censo, porque habría el marco legal que impida esos cambios de residencia intempestivos y oportunistas.

LA VERTIENTE FACILITADA POR LA OPOSICIÓN. Esta vertiente es sin duda sorprendente, mucho más si pensamos que lo que la oposición pretende es acceder al poder y “destronar” al MAS de su predominio absoluto en el país desde el 2005, y no regalarle una renta electoral extraordinaria. La clave de este apoyo brindado por la oposición que viene a engrosar y multiplicar las rentas electorales que el MAS viene acumulando elección tras elección, proviene de la dispersión y la división de la oposición. Para que dicha renta sea máxima, la nueva fragmentación que sufrió la geografía electoral en Bolivia mediante la introducción de las CU fue clave.

Al presentarse dividida la oposición (en las últimas elecciones concurrieron 8 partidos) ha ocurrido un fenómeno fácilmente explicable y previsible en ese marco del predominio de CU de todo tamaño. El MAS ha ganado en todas la CU debido a la dispersión del voto opositor y al hecho que en cada CU gana la fuerza que tiene 1 voto más que las demás.

A fin de documentar este extremo, realicé un recálculo de los resultados de la contienda electoral de 2014 cuando el MAS logró dos tercios en ambas cámaras. Partí de los supuestos que la oposición era una sola fuerza que enfrentaba al MAS y que todos los votos que obtuvieron esos partidos fueron a esa fuerza unificada. ¿Cuál fue el resultado? Que la oposición unificada hubiera obtenido 14 escaños más, lo cual habría impedido que el MAS tenga dos tercios en ambas cámaras. Los detalles de todos los beneficios que se hubieran obtenido y de las angurrias de poder que se hubieran evitado pueden verse aquí. [6]

La oposición ha venido realizando un trabajo de zapa en su propia contra a la hora de tomar decisiones de fondo y cada fuerza ha optado por su propio candidato, como si todas las previsiones y estimaciones que favorecen al candidato masista de pronto hubieran esfumado y ahora favorecieran a cada una de dichas fuerzas opositoras. Ni en las mitologías más estrafalarias y benévolas hacia sus héroes seguramente se encontrará algún poder que pueda ocasionar semejante cambio de sentido y percepción. El hecho es que la oposición contribuyó decididamente a darle alas al masismo, al facilitarle estas nuevas rentas electoralesa hacerle creer que su misión debía prolongarse eternamente, ya que ellos, los mismos opositores, son incapaces de hacerlo.

CONCLUSIONES

Las rentas electorales le llovieron al MAS como ocurrió con el maná por el alza de los precios internacionales de las materias primas por espacio de una década, lo cual infló egos, distorsionó percepciones, generó un ambiente absolutamente equivocado, tanto dentro como fuera del país sobre las reales capacidades del masismo.

En conclusión, podemos apreciar que el MAS ha desarrollado un sistema de explotación del régimen electoral y lo ha perfeccionado al extremo que sus rentas electorales le deparan no menos de un tercio de sus escaños, diferencia más que sustancial como para que pueda quedarse en el poder los 500 años que ha anticipado ya hace años, lo cual por supuesto jamás ocurrirá, no porque de pronto dejen de lloverle todas esas rentas electorales que la historia, los opositores y ellos mismos se han deparado, sino porque "no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista".

No hay democracia respetable sin un manejo adecuado de todas las variables implicadas y sin un control electoral ciudadano permanente y riguroso. La democracia es la matrix del cambio sin violencia y del cambio respetuoso de los planes y proyectos de vida individuales y colectivos. De ahí que su conculcación significa rifar el futuro individual y colectivo. Nada se hace solo y todo resulta mucho peor cuando no existe transparencia, honestidad, idoneidad y control. Por ello, la máxima de Lenin sigue siendo imprescindible: la confianza es buena, el control es mejor.



[1] Economista, especialista en planificación territorial. Ha acuñado la expresión DEMOCRACIA OLIGÁRQUICA Y AUTOCRÁTICA para describir la democracia real actualmente existente en Bolivia.

[3] Ver, SESGO ELECTORAL, EL MAYOR PELIGRO PARA LA DEMOCRACIA BOLIVIANA. https://yapukamani.blogspot.com/2021/10/analisis-del-regimen-electoral-vigente.html

[4] Ver, PADRÓN ELECTORAL, CABALLO DE TROYA PARA DESTRUIR LA DEMOCRACIA. https://yapukamani.blogspot.com/2021/04/padron-electoral-caballo-de-troya-para.html

[5] La idea de vincular esta ley que regule la dirección domiciliaria con evitar elegir el lugar para hacerse censar proviene de mi hermano Marco, a quien le estoy muy agradecido.

[6]  Ver, CÓMO LA DIVISIÓN DE LA OPOSICIÓN LE REGALÓ LOS 2/3 AL MAS EN LAS ELECCIONES 2014. https://yapukamani.blogspot.com/2019/07/recalculando-los-resultados-de-las.html

 

03 noviembre 2022

BOLIVIA: ÚLTIMA OPORTUNIDAD DE CONSTRUIR UNA NACIÓN


La crisis profunda de Bolivia es producto del intento de consolidar un régimen político sin tener un régimen económico viable y sostenible. Dicha situación está llevando a la desestructuración del país y al fraude electoral como recurso indispensable para mantenerse en el poder.



Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

Todo indica que Bolivia ha retrocedido en su posibilidad y en su capacidad de construir una nación, es decir, una sociedad capaz de brindar a todos sus miembros posibilidades iguales de realización de sus proyectos de vida personal.

Si antes de la irrupción del MAS en la vida nacional las posibilidades de construcción de una nación eran reducidas, hoy tendríamos que decir que luego de crear el Estado plurinacional y de los innumerables desencuentros habidos en la sociedad, usualmente construidos desde el Estado, debemos decir que las posibilidades se han reducido al extremo que los bolivianos más parecen inquilinos de su propio suelo. (1)

Las últimas confrontaciones, en especial todas las relacionadas con el desemboque de 2019-2020 y las que al presente se vienen dando en torno al Censo de población y vivienda, han sacado a relucir las inmensas diferencias y contraposiciones que anidan en el país.

Queda claro que al eje contrapuesto en oriente y occidente del país se ha sumado un eje de carácter ideológico entre una corriente populista con tintes fascistas llamada MAS y otra corriente que es la suma de diversas tendencias entre las que se puede destacar corrientes nacionalistas, de izquierda respetuosa de los DDHH, republicanas, oligárquicas, empresariales y también racistas y de extrema derecha.

Lo que más llama la atención es que entre estos enjambres opuestos de corrientes no haya vasos comunicantes y muy pocos al interior de las fuerzas de oposición. Es como si las fuerzas sociales en Bolivia hubieran decidido retornar a sus cuarteles de invierno, a esa diversidad de centros poblados en todos los confines del país, y que hubieran escogido vivir en su propio aislamiento ya inveterado y sólo hacer fuerza para imponer ciertas exigencias o para resistir a ellas.

Bolivia es un país que no conversa, que no tiene intercambios sobre su futuro. De niños recuerdo que teníamos la costumbre de contarnos nuestros sueños fantasiosos con mis hermanos, como una forma de participar en las aventuras que forjábamos en nuestra imaginación. Hoy no hay ni asomo de algo así en nuestro país, simplemente porque vivimos en mundos muy distintos, en especial por las diferencias culturales, de formación, de experiencia y vivencias, también producto de la inmensas desigualdades materiales prevalecientes.

Pese a que se trata de múltiples planos y niveles en que se puede apreciar en vivo y en directo nuestra ya célebre pluri-multidiversidad o heterogeneidad étnico-cultural, estas diferencias me preocupan definitivamente menos, pues al fin y al cabo responden a procesos históricos tan distintos y diversos que es muy difícil pensar en implantar una sociedad más o menos uniforme sobre valores, normas y principios similares. La heterogeneidad está omnipresente en todas nuestras estructuras.

Las diferencias que verdaderamente me preocupan y que se sienten cada día más a diestra y siniestra de los ejes señalados son esos desencuentros construidos, fabricados, porque hay intereses que sacan provecho de esas diferencias y de innumerables rencillas, disputas y desavenencias.

Según lo que puede advertirse con más claridad -sin descartar otros posibles escenarios- esos desencuentros son artificiales y construidos principalmente por el MAS y por las corrientes que le son afines. Es crucial identificar estas corrientes e intercambiar profusamente sobre todo ello, ya que es en este tipo de desencuentros y diferencias donde se está jugando el destino nacional, es decir, el destino de Bolivia como nación y como país. No se trata de ningún juego ni de ninguna reflexión meramente intelectual. Estamos hablando de la suerte de la patria.

El MAS ha llegado a la vida nacional sin ningún norte claro. Si el MAS ganaba las elecciones del 2001 no hubiera tenido ni jota que decir, pues no tenía ni un programa ni el más mínimo personal para asumir responsabilidades. Y casi gana. Cuatro años después ese panorama no había cambiado mucho y ganó por mayoría absoluta. 

¿Cómo ha resuelto el MAS su orfandad de horizontes, su falta de visión, su incomprensión de la problemática estructural de Bolivia en múltiples planos y horizontes? Según lo que hemos podido apreciar hasta la saciedad, se ha refugiado en un conjunto de muletas que están destruyendo el país a pasos acelerados. Esas muletas son: atizar diferencias, extractivismo, prebendas y desinstitucionalización del país. Veamos cada una de ellas brevemente.

ATIZAR DIFERENCIAS. La primera pregunta es, cómo atraes seguidores. En Bolivia es indispensable dirigirte esencialmente al estómago de la gente, a sus objetivos inmediatos, a resultados rápidamente plasmables, al corto plazo. Lo demás es paja, simplemente porque nadie vive de promesas, ni de planes, ni de visiones de futuro. Así es como el común de nuestros congéneres ven el país. En este punto el MAS ha recurrido a una mezcla bizarra, cruel, que se ocupa de sepultar todo futuro armónico: se ha ocupado de abrir viejas heridas, aplicar discursos de odio, en pocas palabras de alentar el espíritu herido del pasado, producto de múltiples ofensas y formas de marginación de las mayorías nacionales. Esas viejas heridas han sido mezcladas con extractivismo y prebendas, las formas más viles de ganar adeptos y destruir futuros. Luego dedicamos unas reflexiones a estos temas.

El MAS sabía que se movía en terreno abonado por la historia y que era cuestión de remover cenizas para hallar aquí y allá viejos rescoldos que vuelvan a encender las llamas del odio y la ira. Y claro que lo ha logrado. Desgraciadamente en la sociedad andina, más en el mundo aymara que en el quechua o en las otras naciones que habitan nuestro país, no existen consejos de sabios, de personas particularmente ilustradas que reflexionen constantemente sobre el devenir de estas naciones y que puedan brindar consejo, orientación, sopesar las reacciones.  El drama en este plano es que son dirigentes locales improvisados, sin ningún pergamino más que su “turno”, los que asumen las riendas de grandes grupos humanos y los conducen, de acuerdo a sus intereses, pasiones e inclinaciones muchos más que según su saber y entender. El resultado es que la “reserva moral” de la que tanto habló el MAS ha quedado profundamente comprometida, así como todos sus principios, normas, ética y moral, desde el momento en que se han sumado a una orgía de despedazamiento del país.

EXTRACTIVISMO. ¿Qué es? Es explotar los recursos naturales sin conmiseración de su daño o deterioro, y sin prever las consecuencias de su agotamiento futuro. En pocas palabras es esquilmar sus bienes a la madre naturaleza, sin llegar a conformar o configurar una base de vida digna y un sustento sostenible, es decir, capaz de reproducirse y generar nuevos valores, sin tener que depredar ni dañar otros recursos. El MAS ha sido en este campo también muy prolífico. No ha tenido empacho alguno en disponer todas las medidas que fueran necesarias para ampliar la frontera agrícola, incluso en áreas no aptas para ello. Ha dado rienda suelta a las petroleras sin asco para que identifiquen yacimientos sin respetar ningún área protegida ni tierras de los pueblos indígenas, supuestamente protegidos por ese Estado plurinacional. Ha permitido y alentado el asalto de los yacimientos mineros contaminando las aguas de ríos y atentando inmisericordemente contra la vida y los derechos de los pueblos indígenas y de la madre naturaleza. La destrucción de bosques centenarios y los incendios en el oriente del país han sido la culminación de esa maquinaria destructora, todo justificado con el derecho que tiene todos de “vivir bien”, una idea que no se entiende y que en ningún plano o ámbito ha dejado alguna huella, un ejemplo o una guía digna de mención. La economía plural nunca paso de ser un verso y un cuento chino.

Es asunto es que el MAS se aprovechó de toda esa riqueza para facilitar medios de vida y enriquecimiento a sus seguidores. Que se requería distribuir tierras y nuevas oportunidades de vida, no cabe duda alguna. Que se la haya realizado de forma tan depredadora, destructiva, sin respetar derechos y sin construir bases sostenibles para el futuro, ahí radica el atentado contra el país.

El asunto es que no podías atraer a grandes sectores de población, sea con promesas de respeto a los pueblos indígenas en unos casos o con discursos de odio en otros, si no tenías nada que ofrecer. Puso la riqueza de todos los bolivianos a disposición de sus seguidores y adherente, incluidas todas las posibilidades que ofrece el Estado, con lo cual abrió la posibilidad de cumplir sus promesas, la que fuere, a todos sus seguidores. Pero eso no era gratis, había que ganarse el derecho de acceder al extractivismo depredador a mordiscos. Ahí entraron en acción las prebendas y el clientelismo.

PREBENDALISMO. El MAS no dio puntada sin hilo en su labor de conquistar y someter a grandes contingentes de la población boliviana. Repartió prebendas, privilegios y granjerías como mote, porque sabía que la única manera de tener seguidores incondicionales radicaba en canjear lealtad por prebendas. Se ocupó de organizar un sistema de distribución de favores y facilidades que no excluía a nadie. He usado le expresión de Estado Matrioshka para graficar el tipo de Estado que creó el masismo. Al igual que las muñequitas rusas que caben muchas dentro de la más grande, el Estado masista fabricó una parcela para cada sector, creo mil Estados dentro de ese Estado, a fin que todos sepan que cuentan con su parcela o tajada dentro de ese Estado.

Por supuesto que la tarea de distribuir prebendas a mansalva tiene sus costos y sus bemoles. El primer costo es que el Estado de derecho queda en entredicho o simplemente es anulado. Eso está pasando con las áreas protegidas, con los derechos de propietarios de tierras, con los derechos de la población indígena que no es consultada ni para hacer una carretera ni para iniciar operaciones mineras. Otro costo es todo el deterioro del medio ambiente, la depredación de los bienes de la naturaleza, la destrucción de las funciones ambientales. El colmo de la irracionalidad masista es que el deterioro del medio ambiente y la multiplicación de pasivos ambientales, como por ejemplo la quema de millones de hectáreas de bosques y pastizales y la matanza de millones de animales, no ocasiona ninguna merma o reducción del crecimiento. Bolivia crece contra viento y marea, y pese a toda la destrucción que ocasiona su sistema de explotación a mansalva. Este discurso del “modelo” y el “crecimiento” es un pequeño aditamento destinado a todos los depredadores para que no se sientan mal con sus hazañas depredadoras. En lugar de aprender a cuidar los bienes de la madre naturaleza, el masismo ha hecho gala de la destrucción y el saqueo de dichos bienes, situación que será muy difícil detener y revertir. Todo por las prebendas, todo con tal de asegurar lealtad incondicional.

DESINSTITUCIONALIZACIÓN DEL PAÍS. Una de las consecuencias más graves es que tanto el Estado de derecho como las instituciones se convierten en una traba, en un obstáculo para esa repartija irresponsable de los recursos. Esta cuestión tiene muchas aristas que van desde nombrar responsables interinos de las diversas instituciones, siguen por hacer la vista gorda ante muchas aberraciones y llegan hasta la omisión y complicidad con muchas otras acciones e intervenciones.

Una de las consecuencias más claras y evidentes de estas políticas sistemáticas de expoliación de los recursos se puede apreciar en que instituciones esenciales para el buen manejo de los bienes naturales han quedado prácticamente liquidadas. SERNAP, AJAM, ABT, son solo un pequeño listado de instituciones clave que han sido anuladas. Otras dimensiones tienen que ver con el crecimiento del narcotráfico y el contrabando, lo que muestra que la estructura institucional ha quedado desbordada, inutilizada y se requiere otros ámbitos.  Son puntales esenciales de este modelo depredador-prebendal, ya que ambos son indispensables tanto para acceder a capitales por la vía del lavado de fondos sin un origen legalmente establecido, como para facilitar empleo precario o de subsistencia a millones de informales. En un ambiente donde las leyes y normas, empezando por la constitución, no se respetan, es imposible imaginarse que puedan arribar capitales a nuestro país que no vengan atados a favores y una serie de ventajas y condicionalidades previamente negociadas. El hecho es que la casi totalidad de emprendimientos que abandonan el país, terminan acudiendo a estrados judiciales internacionales, donde obtienen extraordinarias indemnizaciones. El narcotráfico va penetrando todos los ámbitos del país, al punto que cuando se trató de dictar una norma para controlar el origen de las ganancias, el sector que más se movilizó fue el informal -compuesto por chuteros, contrabandistas, gremiales, cocaleros- porque se sentían doblemente amenazados, no solo por no poder explicar el origen de sus propios ingresos y patrimonios, sino también por el riesgo de tener que poner en evidencia los vínculos que mantienen con fuentes oscuras de capitales y recursos que por lo general provienen del narcotráfico y de todas las formas de extractivismo y expoliación de los recursos del país.

Todo este encadenamiento de factores ha precarizado la vida nacional en extremo, al punto que hoy en día Bolivia no cuenta con ninguna visión de desarrollo del país, como si viviera a control remoto o como si los bienes naturales fueran una fuente eterna de medios de vida. 

EL PADRÓN ELECTORAL. Por si fuera poco todo lo señalado, es indispensable destacar que la madre del cordero o la fuente de reproducción más significativa que ha encontrado el MAS para perpetuarse en el poder radica en el régimen electoral, y dentro de éste, en el padrón electoral.

Dicho muy en breve, el MAS se ha encargado de perfeccionar el régimen electoral heredado que ya era portador de una diversidad de distorsiones y medidas que habían alejado a Bolivia de un sistema proporcional de votación, es decir, de un sistema donde la regla de conversión de votos en escaños es igual o solo ligeramente diferente para todos. En Bolivia existe un enjambre de circunscripciones de todo tamaño, lo cual ocasiona que el valor del voto en circunscripciones pequeñas sea mucho mayor que en las grandes. Si además dichas circunscripciones pequeñas son diseñadas en áreas o regiones donde el MAS tiene mayorías, ocurre que gana escaños de modo desproporcionado en relación a su fuerza. Pero este es apenas un aspecto del régimen electoral vigente que le ha dado al MAS una seguidilla de triunfos por mayoría absoluta e incluso dos tercios de los escaños parlamentarios en las ultimas 4 contiendas electorales. Otros aspectos tienen que ver con las circunscripciones especiales destinadas a minorías indígenas que han sido acaparadas por el MAS en todas las elecciones por no existir condiciones iguales de acceso para todos los partidos. A ello se suman los cambios en el diseño de las circunscripciones para favorecerse con la nueva distribución geográfica de los electores. Pero eso no es todo, pues aquí entra en escena el padrón electoral, la verdadera gallina de los huevos de oro de la reproducción del poder masista.

¿Cuál es el problema con el padrón? En realidad, deberíamos preguntar en plural, cuáles son esos problemas. Lo primero es que hasta el presente nunca se despejó plenamente el tema de los muertos que votan y los carnets duplicados. Este tema sigue en veremos, pese a las explicaciones que se han dado del TSE y que explican un crecimiento desmesurado del número de electores. Otro problema es que al votar no se utiliza el registro biométrico, sino se emplea una lista impresa que los jurados de mesa deben usar para confirmar la identidad de cada elector. En un mundo digitalizado, es muy fácil que los jurados de mesa cuenten con toda la información digital a la mano a fin de comprobar o corroborar la identidad de los electores. En un ambiente proclive a fraudes, esta medida es esencial, pero no se aplica.

Mas allá de estos temas y asuntos, que no son menores, se halla el problema de fondo del padrón. Usando el padrón y la infraestructura disponibles es posible trasladar electores de una circunscripción a otra de modo legal. ¿Cómo es posible? Simplemente inscribiéndose en la circunscripción en la que se quiere votar, sin por ello tener que cambiar de domicilio. Eso no impide que se cambie el registro y se señale una nueva dirección en la nueva circunscripción, ya que este hecho no es objeto de verificación ni sanción y nadie se ocupará de verificar si el ciudadano realmente radica donde dice. En el mundo la situación es completamente distinta. En toda ciudad existen registros ciudadanos, donde cada estante y habitante tiene la obligación de registrarse y señalar su dirección actualizada en plazos perentorios (que usualmente no exceden de dos semanas), la que debe ser confirmada y corroborada por el propietario del inmueble o por vecinos, sujeto a otras inspecciones y sanciones. En Bolivia no existe nada de eso, de modo tal que cada uno puede decidir libremente donde votar a conveniencia circunstancial. En un país en que se ha hecho del fraude y el engaño el modo de reproducirse “democráticamente” en el poder, está claro que toda esta infraestructura legal es la forma de garantizar que el fraude sucederá entre gallos y medianoche.

Todo ello significa que todas las cartas están echadas de tal modo que el MAS ganará por acción, error u omisión, por la ley de la gravedad o por accidente todas las elecciones. En Bolivia se han anulado los derechos electorales, pues ya no existe democracia representativa.

Esta es la razón de fondo de la disputa en torno al censo, pues es el último eslabón que le queda a la ciudadanía para evitar que el país se deslice por la senda de la confrontación y la violencia. El censo permitirá confrontar los datos de la población total y en edad de votar en cada circunscripción del país con los datos del padrón electoral. Por todo lo que se ha denunciado ya desde hace años, puede advertirse que el padrón en muchas circunscripciones tiene más población en edad de votar que la que registre el censo. Este hecho es de extrema gravedad, ya que quedaría en evidencia que a la labor de destrucción del MAS se han sumado fraudes verdaderamente monumentales que han alterado completamente la voluntad del soberano. Por ello, es crucial un censo técnicamente impecable que no deje afuera a nadie y que sea realizado de modo oportuno, de tal manera que todas las observaciones que tiene la ciudadanía en relación al padrón y al régimen electoral puedan ser despejas de una vez y para siempre y que dicha información se halle disponible oportunamente para definir el operativo de las elecciones 2025. Es inadmisible que además de la labor de destrucción de la nación y del futuro del país tengamos que tolerar este avasallamiento descarado de los derechos ciudadanos. Esta es la oportunidad de despejar estas dudas y mostrar absoluta voluntad de llevar adelante un censo pleno y transparente y procesos electorales que ya no estén viciados de dudas.

En conclusión, podemos decir que la nación se nos está yendo por el caño, que la posibilidad de compartir una ley, un estado y una autoridad con el beneplácito de todos se ha evaporado, razón por la que se está recurriendo a estas formas de destrucción de todos los fundamentos de la vida nacional y además se está recurriendo al fraude por la imposibilidad de lograr mayorías estables frente a la extrema fragmentación y polarización prevaleciente en todos los frentes y órdenes del país.

El actual conflicto está desnudando estos extremos y por las reacciones del oficialismo podemos colegir que no comprende o no acepta el grado y la medida en que está jugando con el futuro del país, por lo que está intentando evitar que se pueda confrontar la información censal con la del padrón electoral.

El asunto es que esta escalada del conflicto no se detendrá si no se aclara este cuadro. Qué sentido tiene apuntar a una redistribución de recursos y escaños, cuando el dueño de la pelota puede hacer lo que quiera.

El oficialismo está entre la espada y la pared. No puede ser tan infinitamente irresponsable como para no dar la cara y hacer frente a estos extremos. Es ahora que debe hacerlo, pues más tarde puede ser demasiado tarde y desastroso.  Bolivia está apunto de perder no solo la posibilidad de construir una nación y su futuro por tanta depredación y destrucción, sino la última posibilidad de reencuentro entre todos. Sólo la verdad nos hará libres, no hay otro camino de retorno a la heredad nacional compartida.

Que nadie diga que no sabía las posibles consecuencias que puede traer consigo una decisión torpe, apresurada, irresponsable en relación al censo, que no se halle profundamente comprometida con la verdad.

Los últimos dados aún no han sido echados.


(1) Ver: Fernando Mires, "Ha nacido una nueva nación europea: Ucrania". Este artículo del Prof. Mires toca el tema del Estado Plurinacional justamente como una forma de negar o hacer imposible la construcción de la nación o el Estado-Nación, situación que habría sido una de las razones por las que el electorado chileno habría rechazado el proyecto de constitución, debido a que la ciudadanía chilena se halla más adelantada que la dirigencia política. Más allá de este punto, el artículo muestra los diferentes tipos de nación que han surgido en el mundo, ninguno de los cuáles habría logrado establecerse o consolidarse claramente en el Bolivia, según mi apreciación. https://talcualdigital.com/ha-nacido-una-nueva-nacion-europea-ucrania-por-fernando-mires/

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(*) Economista, especialista en planificación territorial, catedrático de Desarrollo del Capitalismo. 




24 octubre 2022

¿EL NEOFASCISMO ESTÁ AL SERVICIO DEL NEOLIBERALISMO Y EL EXTRACTIVISMO?


Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

El mundo adquiere cada vez más las trazas de un mundo autoritario. Es como si las leyes de movimiento de la historia se hubieran rendido ante su contundencia y no tuvieran ya nada que objetar ni manera de detener ese desarrollo. 

¿A qué se debe ello? ¿A que la democracia y valores tales como los derechos y libertades ya no "jalan" como en el pasado, a que han perdido su encanto y atractivo, a que se han hecho muy costosas mantenerlas con vida o a qué? ¿O se debe a que ya no son funcionales a las exigencias del capital, la fuerza determinante de nuestro tiempo?

Lo fundamental son dos hechos: primero, el capitalismo debe lidiar históricamente con la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, tal como Marx la elaborara clásicamente, la cual se halla en plena ejecución. Segundo: el capital no puede pretender en la fase de agudización de sus propias contradicciones y de reducción sensible de sus oportunidades de acumulación, sostener un Estado de bienestar que solo le significa costos y legitimar a sus propios adversarios. 

Por tanto requiere echar mano de un repertorio que le permita recuperar algo del espacio perdido, sin sepultar su propia legitimidad. ¿Cómo lo está logrando? 

Según Prabhat Patnaik, el autor del artículo que se adjunta, manteniendo firme el timón neoliberal curso al crecimiento, el summum bonum de todas sus políticas. Dado que ello será a costa del bienestar, se requiere una fuerza represora que será tanto más necesaria cuanto menor sea la proporción de personas que se beneficie con ese crecimiento. Esa fuerza es de rasgos neofascistas, es decir, apunta a mantener el respaldo al capitalismo neoliberal, lo que significa aceptar la reducción de derechos y libertades. De ese modo, no es que la democracia, los derechos y libertades hayan perdido su atractivo, sino que se han convertido en molestos acompañantes en el camino de declive del capitalismo. 

Patnaik recomienda emprender la lucha contra el neoliberalismo, no sólo por las consecuencias que ya ha traído consigo, como un crecimiento cada vez menor, costos crecientes, mayor desigualdad, sino porque su propia ideología le impide recurrir a los instrumentos que podrían permitirle revertir el actual estado de cosas, concretamente, el déficit fiscal, los impuestos a los ricos y la limitación al movimiento de capitales. Dicho en breve: el neoliberalismo no cuenta con los medios e instrumentos para revertir la actual situación de desempleo, desigualdad y reducción del crecimiento, por lo que no le quedará otra alternativa que dar vía libre a sus propios contrincantes, como ya sucedió en EEUU y se espera que suceda en Brasil.

Esta explicación es muy pertinente para países en los que la lógica neoliberal es dominante de modo exclusivo, pero no es suficiente para países que recurren a otros instrumentos complementarios, como es el extractivismo, el narcotráfico, el lavado de capitales y la misma desinstitucionalización nacional. 

En estos casos las fuerzas neofascistas tienden a refugiarse mucho más en el cuestionamiento de sus rivales, ya que con la ayuda del extractivismo y las otras modalidades señaladas pueden mostrar niveles de crecimiento mayores e incluso algunos rasgos de un Estado de bienestar (bonos, incrementos salariales), situación que permiten justificar la reducción de derechos y libertades, por lo que el neoliberalismo como tal se ve menos afectado. 

Este es el caso en Bolivia, donde la lógica prebendal va de la mano del extractivismo, los que son presentados como formas de combatir la pobreza presente a costa de la desinstitucionalización y la depredación de los bienes naturales. En este caso, las fuerzas neofascistas contribuyen a mantener el curso depredador establecido, a la vez que enarbolan el discurso del crecimiento y la reactivación a costa del mediano y largo plazo. 

Dadas estas caracterizaciones, no tendría que sorprender que en países como el Brasil las fuerzas extractivistas y depredadoras mantengan su supremacía y le den el triunfo a Bolsonaro, ya que al fin de cuentas, gracias al extractivismo, se permite que el neoliberalismo aparezca como más eficiente, se logre un crecimiento mayor y se toleren mejor las restricciones de derechos y libertades. En este marco, las fuerzas neofascistas tienen el terreno mucho más abonado para perdurar en el poder.

La importancia del artículo que comentamos es que nos advierte sobre esa relación incestuosa entre neoliberalismo y neofascismo que, como hemos señalado, tiene sus particularidades en el caso de países extractivistas, un tipo de países que se ha reducido significativamente en la mayor parte del mundo debido justamente a que ya han dado fin con sus propios recursos.

Adjunto el artículo con mis propios resaltados y comentarios al mismo que muestran mis propias percepciones y consideraciones. Como se verá en dichas notas, en los países extractivistas es mucho más crítica y trascendental la lucha contra el extractivismo que contra el neoliberalismo, ya que al fin de cuentas se está destruyendo las bases del futuro para pagar las cuentas del presente que apuntan única y exclusivamente a financiar a como de lugar la permanencia en el poder de esas fuerzas neofascistas. 


(*) Economista, especialista en planificación regional, catedrático de Desarrollo del Capitalismo.



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POR QUÉ EL NEOLIBERALISMO NECESITA NEOFASCISTAS

El asalto neofascista a la democracia es un último esfuerzo por parte del capitalismo neoliberal para rescatarse de la crisis. La única solución es una retirada decisiva de las finanzas globalizadas.

Prabhat Patnaik

 julio 19, 2021

Han pasado cuatro décadas desde que la globalización neoliberal comenzó a remodelar el orden mundial. Durante este tiempo, su agenda ha diezmado los derechos laborales, impuesto límites rígidos a los déficits fiscales, dado exenciones fiscales masivas y rescates al gran capital, sacrificado la producción local por cadenas de suministro multinacionales y privatizado activos del sector público a precios desechables. [… y diseñado leyes, se ha apoderado de las decisiones de las mayorías por medios digitales manipulados, oligopolizado o monopolizado todos los ámbitos, hecho caso omiso al calentamiento global, y se ha desentendido de todos los males que aquejan a la humanidad…todo en aras del profit….].

A medida que la economía del goteo perdía su credibilidad, se necesitaba un nuevo apoyo para sostener políticamente al régimen neoliberal. Vino en forma de neofascismo.

El resultado hoy es un régimen perverso definido por la libre circulación de capitales, que se mueve relativamente sin esfuerzo a través de las fronteras internacionales, incluso cuando la libre circulación de las personas está controlada despiadadamente por un fuerte aumento de la desigualdad de ingresos y un constante aventamiento de la democracia. No importa quién llegue al poder, no importa qué promesas se hagan antes de las elecciones, se siguen las mismas políticas económicas. Dado que el capital, especialmente las finanzas, puede abandonar un país en masa con un plazo extremadamente corto, precipitando una crisis financiera aguda si se socava su "confianza" en un país, los gobiernos son reacios a alterar el status quo; Persiguen políticas favorables al capital financiero y, de hecho, exigidas por él. La soberanía del pueblo, en resumen, es reemplazada por la soberanía de las finanzas globales y las corporaciones nacionales integradas con ella.

Esta reducción de la democracia suele ser justificada por las élites políticas y económicas sobre la base de que las políticas económicas neoliberales marcan el comienzo de un mayor crecimiento del PIB, considerado el summum bonum después del cual toda política debería apuntar. [Interesante forma de plantear las cosas. El crecimiento sería la manera de empatar neoliberalismo con limitación de los derechos. De tal modo que más crecimiento significaría más disposición a aceptar restricciones a los derechos y más “neoliberalismo” o la pócima mágica que se emplee para generar ese mayor crecimiento. Este marco abre las puertas de par en par a todas las corrientes más recalcitrantes que justifican toda reducción de derechos en aras del crecimiento.] [Mientras el capitalismo pueda deliver nuevas tecnologías, nuevas soluciones, más crecimiento, habrá más corrientes que se afanen por justificar todas sus tropelías y por limitar todos los derechos que haga falta con tal que prosiga su carrera “triunfal”]. [Los problemas son varios: el crecimiento es la madre de la debacle climática y ambiental global; la restricción de derechos que exige el neoliberalismo ya no encuentra compensación con ese crecimiento destructivo, ergo, las corrientes que apoyan al capitalismo son cada vez más extremas, a la vez que las restricciones de derechos no compensadas de ningún modo, sino más bien castigadas por las consecuencias del crecimiento desbocado, también han crecido vigorosamente. Por ello, la posibilidad de confrontación civiles crece aceleradamente. El calentamiento global y la incapacidad de reacción y respuesta a esta debacle marcará el ritmo del incremento de las tensiones y confrontaciones. Estos son los drivers cruciales de nuestro tiempo.]

Y, de hecho, en muchos países, especialmente en Asia, la era neoliberal ha dado paso a un crecimiento notablemente más rápido que bajo el período anterior del dirigismo. Tal crecimiento apenas beneficia a la mayor parte de la gente, por supuesto: de hecho, las políticas neoliberales están aún más asociadas con el crecimiento de la desigualdad de ingresos que con el crecimiento del PIB. (Incluso los economistas del Fondo Monetario Internacional Jonathan D. Ostry, Prakash Loungani y Davide Furceri admiten este punto en su artículo de 2016 "Neoliberalismo: ¿sobrevendido?") Pero los neoliberales han vendido una respuesta poderosa a esta objeción: un aumento en la desigualdad de ingresos debe considerarse un precio aceptable a pagar por un crecimiento más rápido, ya que aún podría significar una mejora absoluta en las condiciones de los más desfavorecidos. La presunción ideológica fundamental del neoliberalismo ha sido que el crecimiento levantará todos los barcos, incluso si algunos barcos se elevan mucho más que otros.

Tal vez no haya mejor contraejemplo para esta afirmación que la India, donde se introdujeron políticas neoliberales en 1991, estimulando tanto un aumento dramático de la desigualdad como, al mismo tiempo, un aumento en ciertas medidas de pobreza absoluta y una aniquilación de la agricultura campesina. En 1982, después de más de seis décadas de fuertes impuestos sobre la renta, el 1 por ciento superior de los perceptores de ingresos representaba solo el 6 por ciento del ingreso nacional, según Lucas Chancel y Thomas Piketty. Para 2014, esa cifra se había disparado al 22 por ciento, la más alta en un siglo. Mientras tanto, como la economista Utsa Patnaik ha demostrado en un informe reciente al Consejo Indio de Investigación en Ciencias Sociales, la pobreza también aumentó. En la India rural, donde la norma para definir la pobreza ha sido la falta de acceso a 2200 calorías por persona por día, la proporción de pobres en la población total aumentó del 58 por ciento en 1993-94 al 68 por ciento en 2011-12 (el último año para el que se dispone de grandes datos de encuestas por muestreo). El mismo patrón se mantuvo en las regiones urbanas, donde la norma ha sido de 2100 calorías por persona por día: la proporción de pobres aumentó del 57 por ciento al 65 por ciento durante el mismo período de tiempo.

A pesar de estas y otras grietas en el argumento de la marea creciente que se había vuelto demasiado evidente con el cambio de siglo, la narrativa de que el neoliberalismo beneficiaría a todos retuvo una cierta moneda hasta principios de la década de 2000, por al menos dos razones. En primer lugar, se decía que la globalización neoliberal había contribuido a la asombrosa reducción de la pobreza en China —el economista Pranab Bardhan ha cuestionado enérgicamente esta historia convencional en estas páginas— y a un segmento significativo de la clase media mundial le fue bien: sus oportunidades se ampliaron gracias a la externalización de una serie de actividades de los países avanzados y a un aumento de la proporción del superávit económico. causado por salarios languidecientes pero aumento de la productividad de la clase trabajadora. En segundo lugar, incluso aquellos perjudicados por el régimen neoliberal a menudo alimentaban la esperanza de que el alto crecimiento persistente tarde o temprano se "filtraría" hacia ellos, una esperanza alimentada incesantemente por un establecimiento mediático dominado por las clases media y alta.

Sin embargo, esta esperanza se desvaneció de manera más decisiva cuando la fase de alto crecimiento del capitalismo neoliberal terminó en 2008 con el colapso de la burbuja inmobiliaria estadounidense, dando paso a una crisis prolongada y al estancamiento de la economía mundial. A medida que el viejo apoyo de la economía de goteo perdía su credibilidad, se necesitaba un nuevo apoyo para sostener políticamente al régimen neoliberal. La solución llegó en forma de una alianza entre el capital corporativo globalmente integrado y los elementos neofascistas locales.

Esta dinámica se ha desarrollado en países de todo el mundo, desde el ascenso de Narendra Modi en India y Jair Bolsonaro en Brasil hasta Donald Trump en los Estados Unidos. Para algunos observadores, aspectos de la administración Trump -sus propuestas proteccionistas, su apoyo al Brexit- reflejan una desviación del neofascismo del neoliberalismo. Pero este análisis exagera la importancia de las rupturas de Trump con la ortodoxia neoliberal al mismo tiempo que descuida el vínculo distintivo entre el neofascismo y el neoliberalismo en el mundo en desarrollo. Para evidenciar la conexión entre el neofascismo y el neoliberalismo, no necesitamos mirar más allá del hecho de que ninguna formación política neofascista ha impuesto controles sobre los flujos financieros transfronterizos. En última instancia, solo mediante la implementación de tales controles, junto con fuertes políticas nacionales de bienestar, podemos escapar de esta alianza.


Para evaluar las perspectivas de tal cambio, es esencial apreciar las características distintivas del nuevo fascismo. Los grupos neofascistas existen en todas las sociedades modernas, pero típicamente sólo como elementos marginales. Ocupan un lugar central en períodos de crisis solo con el respaldo del capital corporativo, que proporciona acceso a recursos financieros masivos y control sobre los medios de comunicación corporativos y otros medios de creación de opinión.

Una estrategia característica del neofascismo, como sus predecesores clásicos, es demonizar al "otro", ya sean musulmanes en la India o minorías raciales y sexuales en los Estados Unidos y Brasil. Cómo ocurre exactamente esto varía de un país a otro, por supuesto. Tal vilipendio puede tomar múltiples formas: podría no hacer mención de la crisis económica en absoluto, concentrándose en cambio en la necesidad de la comunidad mayoritaria de recuperar su "autoestima" que supuestamente ha sido dañada por la minoría en el pasado. O podría responsabilizar a la minoría de los problemas económicos, aparte de su supuesto papel en dañar el respeto propio de la comunidad mayoritaria. Los gobiernos no fascistas son acusados de "complacer" a esta minoría jugando a la política del "apaciguamiento".

Los grupos neofascistas existen al margen en todas las sociedades modernas, pero ocupan un lugar central solo con el respaldo del capital corporativo.

 

Además de sus ataques al "otro", el neofascismo también se hace eco del fascismo clásico al atacar a todos y cada uno de sus críticos. Los llama "antinacionales" al equiparar las críticas al gobierno con la traición a la nación. Alega todo tipo de malversación en los partidos de oposición (considere el enjuiciamiento de Lula en Brasil). Crea una atmósfera generalizada de miedo en la sociedad, al encarcelar a las personas sin juicio; intimidando o armando al poder judicial; abrogando los derechos constitucionales del pueblo; aterrorizando a los políticos de la oposición para que deserten al partido neofascista en lugares donde pierden elecciones; desatando bandas de matones en las calles y en las redes sociales para atacar a los opositores; haciendo acusaciones falsas contra los disidentes; subvirtiendo la independencia de las instituciones estatales; y así sucesivamente. En todo esto el neofascismo es ayudado por unos medios de comunicación dóciles. Y a pesar de todo, utiliza su ascendencia para ayudar al sector corporativo a atacar los derechos de los trabajadores ganados a través de décadas de lucha.

Si bien todos estos elementos se basan en el fascismo clásico, el neofascismo también se aparta de sus predecesores históricos de manera significativa. El fascismo clásico surgió antes de que el capital se globalizara, en el sentido de que llevaba más claramente el sello de su origen nacional: estaba involucrado en una intensa rivalidad interimperialista con el capital de otros países avanzados, una rivalidad en la que obtuvo el apoyo de su propio estado. El objetivo fascista era volver a dividir un mundo ya dividido en territorios económicos. El neofascismo de hoy, por el contrario, ocupa un régimen de finanzas globalizadas donde la rivalidad interimperialista es silenciada por el fenómeno del libre flujo de capitales. Dado que el capital globalizado tiene la intención de mantener el mundo entero abierto para su libre movimiento, desalienta la rivalidad interimperialista y la fragmentación del mundo en zonas económicas rivales.

India proporciona una vívida ilustración de la relación entre el neofascismo y el neoliberalismo. Por un lado, los supremacistas hindúes neofascistas que llegaron al poder en 2014 nunca tuvieron nada que ver con la lucha anticolonial de la India (de hecho, uno de ellos incluso asesinó a Mahatma Gandhi). En cambio, son archineoliberales, incluso más que los gobiernos neoliberales anteriores; Toda su postura política, incluso durante la pandemia, se centra en mantener el déficit fiscal bajo control por temor a ofender las finanzas globalizadas, por lo que India ha sido uno de los países que ofrece la asistencia gubernamental más mezquina a las personas afectadas por el confinamiento. El gobierno de la India hoy también está más ansioso que nunca por privatizar las empresas del sector público y brindar asistencia a las corporaciones, especialmente a algunas favorecidas. Y ha estado más interesado que cualquier gobierno anterior en garantizar la invasión corporativa de la agricultura campesina y la pequeña producción.

De hecho, desde los primeros días del neoliberalismo en la India ha habido un trágico aumento en los suicidios de campesinos: más de 300,000 en las dos décadas y media posteriores a 1991. Esto se debe al creciente endeudamiento campesino. La deuda se ha disparado ante el aumento de los costos de los servicios esenciales privatizados y una fuerte caída de las ganancias de la agricultura campesina tras la retirada del apoyo gubernamental a los precios de los cultivos comerciales y la reducción de dicho apoyo en los cereales alimentarios. La presión sobre la agricultura campesina, un sector que emplea a casi la mitad de la fuerza laboral total, ha sido tan drástica que el número de "cultivadores" se ha reducido en 15 millones entre dos censos, 1991 y 2011. Algunos se convirtieron en obreros y otros emigraron a las ciudades en busca de empleos inexistentes, engrosando un ejército de trabajadores desempleados o subempleados que debilitaron la posición negociadora de los relativamente pocos trabajadores sindicalizados. La tasa de crecimiento del PIB ha aumentado, pero ha habido una reducción, de hecho, a la mitad, en la tasa de crecimiento del empleo, lo que la ha llevado incluso por debajo de la tasa natural de crecimiento de la fuerza laboral. [¿No es que India es el campeón mundial de la informalidad? Pero no se hace ni referencia a ese hecho. El autor está preso de la idea del crecimiento, sin costos sociales ni ambientales.]

La agitación campesina masiva que actualmente sacude al país tiene como objetivo revertir tres leyes agrícolas promulgadas el año pasado por el gobierno de Modi que solo extienden aún más este régimen neoliberal. La administración estadounidense y el Fondo Monetario Internacional, aunque critican el manejo de la agitación por parte del gobierno indio, apoyan el impulso de las tres leyes. El neofascismo de Modi es, por lo tanto, bastante inequívoco en su defensa y promoción de la agenda neoliberal.


¿Qué tan estable es esta alianza global entre neoliberalismo y neofascismo? ¿Cuánto tiempo podemos esperar que el apoyo de la otredad neofascista apuntale un neoliberalismo afectado por la crisis? Por un lado, dado que las finanzas globales no tolerarán guerras entre grandes o incluso potencias capitalistas menores, uno podría pensar que el neofascismo está aquí para quedarse. Pero, por otro lado, los regímenes neofascistas están sujetos a las restricciones impuestas por la hegemonía de las finanzas globalizadas, y en un aspecto esta limitación es fatalmente restrictiva: vicia la capacidad del neofascismo para revivir el empleo.

El neofascismo se ve obstaculizado por el neoliberalismo en un aspecto crucial: es incapaz de acabar con el desempleo masivo.

 

El fascismo clásico revivió el empleo a través del gasto público en armamentos financiado significativamente por préstamos, es decir, con un gran déficit fiscal. Fue a través de tales esfuerzos que Japón había sido el primer país en salir de la Gran Depresión en 1931 y Alemania había sido el primer país europeo en generar un auge empresarial en 1933 bajo el gobierno nazi. Como resultado, incluso hubo un breve período, entre el fin del desempleo masivo y el inicio de los horrores de la guerra, cuando los gobiernos fascistas habían disfrutado de un considerable apoyo masivo.

El neofascismo contemporáneo, por el contrario, es incapaz de acabar con el desempleo masivo. No es sólo que tal objetivo requiera mayores gastos gubernamentales, que ya son objeto de desprecio entre los neoliberales; Esos gastos deben financiarse gravando a los capitalistas o con un déficit fiscal, ambos descartados bajo el neoliberalismo. Según la doctrina neoliberal, se supone que gravar a los capitalistas, ya sea a través de un impuesto a las ganancias o un impuesto a la riqueza, afecta negativamente a sus "espíritus animales", como diría Keynes, es decir, la suma total de actitudes que promueven una mayor inversión por parte de los capitalistas. [Según este argumento, podríamos decir que donde los capitalistas no invierten o son apáticos, indecisos, ineficientes, se debe a que sus “espíritus animales” están siendo afectados, no a que sean unos oligarcas, vulgares vividores de rentas, esquilmadores de futuros, etc. Este es un argumento típico del repertorio inacabable del pensamiento mágico, según el cual se hacen ciertas cosas para obtener determinados resultados, pero si no funcionan, no se debe a que no hubiera la relación señalada, sino a que hubo algún tipo de interferencia que obstaculizó su inexorable cumplimiento. Esta es la ley del que no se atreve a poner en cuestión sus verdades, so pena de quedar perdido y extraviado en algún desierto.] Un déficit fiscal mayor, por otro lado, está mal visto por las finanzas, ya que socava la legitimidad social de los capitalistas (especialmente de los intereses financieros que constituyen lo que Keynes llamó "inversores sin función").

Esta situación plantea un problema para el control del neofascismo sobre el poder. Su incapacidad para aliviar la crisis del neoliberalismo puede llevar a su derrota en las elecciones (suponiendo que no las manipule o las pase por alto por completo): podría decirse que esto es lo que sucedió en los Estados Unidos con la derrota de Trump ante Joe Biden. Pero incluso si el neofascismo pierde en el corto plazo, seguirá siendo un fuerte contendiente para volver al poder mientras los gobiernos sucesores vuelvan a los negocios neoliberales como de costumbre, como ha sido el patrón durante algún tiempo. Para romper este ciclo, es esencial que un gobierno sucesor no se limite a reanudar las viejas políticas neoliberales que producen una creciente desigualdad, una pobreza creciente y un desempleo creciente. Tiene que haber un cambio decisivo hacia un estado de bienestar robusto con servicios sociales públicos reactivados, bienes públicos y alto empleo, precisamente las políticas que la hegemonía de las finanzas globales ha frustrado.

Cuantitativamente, tal cambio es perfectamente factible. En la India, se ha estimado que instituir cinco derechos económicos universales y justiciables en el país: el derecho a la alimentación, el derecho al empleo (o salarios completos si no se proporciona empleo), el derecho a la atención médica gratuita a través de un Servicio Nacional de Salud, el derecho a la educación gratuita financiada con fondos públicos (al menos hasta la etapa de finalización de la escuela), y el derecho a una pensión de vejez en vida y un beneficio adecuado por discapacidad, requeriría un 10 por ciento adicional del PIB sobre lo que ya se está gastando bajo estas rúbricas. En la práctica, esto requeriría recaudar recursos adicionales que ascienden al 7% del PIB, ya que el aumento del PIB debido a estos gastos generará automáticamente ingresos adicionales de todos modos. (Jayati Ghosh y yo discutimos estos cálculos en nuestra contribución al reciente volumen We the People: Establishing Rights and Deepening Democracy editado por Nikhil Dey, Aruna Roy y Rakshita Swamy).

Este 7 por ciento se puede aumentar a través de solo dos impuestos, recaudados solo al 1 por ciento superior de la población del país: un impuesto a la riqueza del 2 por ciento y un impuesto a la herencia aplicado al mismo grupo en la medida de solo un tercio de lo que se transmite cada año. Un impuesto a la riqueza también ha ganado terreno en los debates públicos en los Estados Unidos tras las propuestas de Bernie Sanders y Elizabeth Warren en la temporada electoral de 2020; algunos multimillonarios estadounidenses incluso respaldaron la propuesta de Warren. En resumen, se está desarrollando una comprensión general en todo el mundo de que escapar de la coyuntura actual requiere un movimiento hacia un fortalecimiento de las medidas del estado de bienestar que se han revertido durante el ascenso del neoliberalismo.

Para escapar de este estado de cosas, la opinión pública mundial tiene que movilizarse decisivamente contra el neoliberalismo.

 

Políticamente, este cambio será desafiante, por supuesto. Los intentos de gravar a los ricos alienarán a los inversores y avivarán los temores de fuga de capitales o entradas financieras insuficientes para cubrir el creciente déficit comercial que se produciría. Tarde o temprano, la respuesta debe implicar el control sobre las salidas financieras. Sin embargo, tales medidas no necesariamente significan un desastre para el mundo en desarrollo. Las economías grandes y diversificadas pueden manejar las consecuencias: las dificultades a corto plazo de manejar los déficits comerciales —debido al agotamiento de las entradas financieras a raíz de tales controles— pueden superarse, con el tiempo, mediante una diversificación de la producción con el objetivo de una mayor autosuficiencia. Las pequeñas economías pueden arreglárselas uniéndose para formar bloques comerciales locales. El verdadero motivo de preocupación será si los países avanzados, los "guardianes" de la globalización, imponen sanciones comerciales e intervienen de otras maneras contra los países que intentan escapar del neofascismo mediante la adopción de tales políticas económicas favorables al pueblo.

El asalto neofascista a la democracia es un último esfuerzo por parte del capitalismo neoliberal para rescatarse de la crisis. Para escapar de este estado de cosas, la opinión pública mundial tiene que movilizarse decisivamente contra el neoliberalismo, y el apoyo de los movimientos democráticos globales tiene que ser recogido. Sólo entonces se deshará por fin este caldo de cultivo para el neofascismo. [Aquí hay un argumento que puede convierte en falacia todo lo señalado: es el caso cuando se recurre a un mix de políticas neoliberales y sociales (bonos, incrementos salariales, etc.) que va de la mano de un crecimiento depredador extractivista, el narcotráfico y el lavado de capitales. No bastará luchar contra el neoliberalismo, sino que será indispensable luchar contra toda esa maraña, pero ello equivaldría a luchar contra el crecimiento que es al fin de cuentas el que permite mayores ingresos y mayores empleos, así sea a costa de derechos. Dicho de otro modo: el problema no necesariamente es el neoliberalismo, sino el tipo de crecimiento. Mientras los beneficios del crecimiento (depredador, devastador) sean mayores que las perdidas en derechos, la fiesta (neoliberal, extractivista, narcotraficante, etc.) puede continuar.] 

 

Prabhat Patnaik

Prabhat Patnaik es profesor emérito en el Centro de Estudios Económicos y Planificación de la Universidad Jawaharlal Nehru, Nueva Delhi. Sus libros incluyen Acumulación y estabilidad bajo el capitalismoEl valor del dineroRe-imaginando el socialismo y, más recientemente, Capitalismo e imperialismo: teoría, historia y el presente, en coautoría con Utsa Patnaik.