16 septiembre 2012

La crisis del Euro y la recompra de deuda: ¿Cómo desplazar el capital de determinados ámbitos?



Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

Resulta irónico observar que los miles de millones de euros que los inversionistas se apuran en colocar cada semana en los bonos de los estados europeos en crisis, puedan ser tan descortésmente desplazados por billetes recién salidos de la imprenta. Es como si la acumulación capitalista perdiera su sentido, como si todos los esfuerzos realizados por los capitalistas no contaran para nada.

Parafraseando a Paul Valéry, quien sostenía que “el futuro no es lo que solía ser”, podríamos decir que “ya ni la moneda vale lo que en otros tiempos”, pues de golpe y porrazo todos esos capitales, ahora vistos como meramente especulativos, tendrán que buscarse la vida en otra parte y en otros asuntos, ya que en esta esquina no se venden huevos. Así podría resumirse la atrevida y audaz maniobra que el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado, a fin de evitar que los costos de la deuda europea sigan creciendo y terminen horadando y boicoteando todos los esfuerzos de austeridad.

El asunto es que con la medida que acaba de tomar el BCE se le ha puesto nuevas limitaciones y dificultades a la acumulación de capital, pues no sólo contribuye a relativizar la idea de escasez y abundancia, sino que además muestra que una medida de un Banco Central de la importancia del europeo puede afectar significativamente las condiciones de acumulación del capital, al punto de hacerlo sentir como un mero aprendiz.
El Euro










Más allá de esta primera cuestión que seguramente dará tela para cortar por mucho tiempo, el asunto es que el BCE -tan pronto los estados endeudados se avengan a suscribir un acuerdo de ajuste estructural- empezará a acumular bonos con una vigencia de 1 a 3 años, y habrá que esperar a ver qué ocurre, si los estados endeudados, sumidos en profunda recesión económica, logran cumplir lo prometido y redimen oportunamente los montos comprometidos. La maniobra del BCE significa en buen romance que el riesgo crediticio lo toma el BCE, pues como dueño de la impresora se permite asumir cualquier riesgo. 

Ahora bien, la pregunta es cómo esterilizará el mercado, es decir, cómo retirará de la circulación los fondos que inyecta, puesto que de otro modo estaría generando las condiciones para una inflación de gran calibre. Seguramente mediante operaciones de mercado abierto, ofrecerá a su vez otros instrumentos financieros con una tasa de interés atractiva que compense en alguna medida la oportunidad perdida con los bonos de los estados endeudados. De modo que el intento de poner nuevas restricciones a los miles de millones de dólares empleados para cubrir los requerimientos de refinanciamiento de la deuda de los estados europeos no será gratis, ni mucho menos. Además de asumir un riesgo crediticio, deberá cubrir los costos de retirar de circulación los fondos requeridos. 
Pero, ¿cómo es posible atreverse a manejar los asuntos financieros con tanto arrojo, como si se tratara sólo de un juego y nada más? Existen varias condiciones que lo hacen posible: existe una gran crisis económica internacional que ha paralizado una parte de las economías, lo cual ha librado capital que anda a la búsqueda de nuevas oportunidades.

 Debido a ello, las tasas de interés en el mundo han caído a niveles nunca antes vistos, donde muchos Bancos Centrales mantiene tasas de interés por debajo del 1%. No obstante, los especuladores encontraban hasta ahora en la situación de crisis de los estados europeos una gran oportunidad de invertir sus fondos, a fin de obtener algo de sus ganancias de antaño, todo gracias a su vez a las dificultades de maniobra que tienen los países de la zona del euro que han perdido su propia soberanía monetaria, como lo ha señalado enfáticamente Joseph Stiglitz como explicación de las dificultades de la zona euro para enfrentar esta crisis. 

El otro costo derivado de esta gran maniobra se relaciona con el costo de oportunidad de los capitales que quedan librados a su suerte gracias a la medida de Draghi. Seguramente volverán al oro, a los futuros de los alimentos y materias primas, a todas esas alternativas financieras que les permita asegurar unas tasas de ganancia que mantengan la acumulación capitalista a toda máquina. En verdad, causa pavor pensar en todo lo que el capital hambriento puede tratar de emprender con tal de mantener y acrecentar su valor. Todos estos aspectos también hay que cargarlos a la cuenta del BCE, pues ¿cuándo se ha visto que se desaloje al capital de algunos ámbitos de actuación tan impávidamente, sin que ello ocasione una diversidad de reacciones con consecuencias poco previsibles? 

El desafío lanzado al capital no radica sólo en el hecho que súbitamente el capital ha perdido una plaza inmejorable para la reproducción ampliada de sus recursos, sino que además acontece que dicho capital no tiene a disposición otras opciones a la mano, por la crisis económica internacional imperante.

Examinemos brevemente dos futuros escenarios alternativos. ¿En qué marco y en consideración a qué condiciones la jugada de Draghi podría tener un extraordinario resultado positivo, y en qué otra constelación el resultado podría ser patéticamente nefasto? Empecemos por este último escenario. La mora o no pago de la deuda asumida por el BCE por parte de los estados endeudados podría ocasionar un gran caos, en especial en lo que se refiere a la moral de pago de los demás estados endeudados. La lógica es simple: si se ha adquirido deuda con ayuda de la impresora, ¿por qué no sería posible prolongar esa situación en el tiempo?  Otras posibles consecuencias de esta medida podrían hallarse en el crecimiento de la inflación y el desempleo, este último también en países de fuera de la zona del euro.

El escenario positivo está a mi juicio ligado a una estrategia de crecimiento inteligente. Sin ello, lo único que Europa estaría haciendo es tapar huecos, con tal de limitar mayores males circunstanciales sin haber previsto un escenario para una futuro post crisis. El mundo se halla en una fase extraordinariamente crítica, producto de la conjunción de las crisis económica, social, ambiental y moral. Si todo el esfuerzo europeo va a servir únicamente para el corto plazo y para evitar el estallido de otros conflictos, se estaría perdiendo una oportunidad única para producir las tecnologías y los bienes y servicios públicos globales que nos permitan multiplicar las capacidades de respuesta frente a esta crisis cuádruple. 

El lanzamiento de esta medida por cuenta y riesgo del BCE podría significar que no se ha construido una estrategia europea conjunta y coordinada que apunte a dicho crecimiento inteligente. Ello no significa que no se pueda o que sea tarde para ello. 

El asunto es articular todas las fuerzas, potencialidades y capacidades europeas que son muy diversas y potentes para aprovecharlas al máximo y construir respuestas que vayan más allá del aquí y ahora europeos y piensen en los problemas y desafíos globales que enfrenta la humanidad y que deberá solucionar en los próximos años sin ninguna mora.

En este punto puede apreciarse que la naturaleza no será un cobrador amable, ni podrá contar con la ayuda ni con las sutilezas de un Draghi.

(*) Economista, analista político 
carlosrodrigozapata@gmail.com

Una actualización (febrero 2015):
http://elpais.com/elpais/2014/01/03/media/1388782459_294295.html