22 septiembre 2015

Las riquezas del Lago Titikaka



Carlos Rodrigo Zapata C.


¿Ha escuchado usted hablar alguna vez, amigo lector, de San José de Taraco, Iña Cuyo, Sampaya, Kalaque, el Dragón Dormido, Santiago de Okola, Pariti, Santiago de Ojje, Chuquiñapi? Es probable que nunca haya oído de estos lugares, porque son sitios desconocidos para gran parte de nuestra sociedad, debido en buena parte a que han sido permanentemente ignorados por todas esas entidades de promoción del desarrollo que pululan en nuestro medio y también debido al hecho que han permanecido sistemáticamente silenciados por los medios de comunicación e información. 

La razón de fondo de todo ese desconocimiento es que quienes se han dedicado a explotar el Lago turísticamente, se han ocupado de mostrarnos solo aquellos segmentos o fragmentos de este gran mosaico que estaban bajo su directo control. Nos han hecho ver el Lago que a ellos les convenía e interesaba, no todas sus bellezas y exhuberancia.

¿De qué otro modo podría explicarse que lugares tan maravillosos que se hallan, por así decirlo, en el jardín de nuestra casa, permanezcan envueltos en la más profunda de las brumas? La única forma de empezar a disipar esta niebla asfixiante, es hablar de cada uno de estos sitios, para que cada cual pueda formarse su propio juicio.

San José de Taraco queda en el municipio de Taraco, justo en la serranía y península del mismo nombre. Allí se encuentran las avenidas de árboles centenarios más impresionantes de la región del Lago Titikaka y seguro que de todo el Altiplano. Son árboles enormes, casi todos ya centenarios, pinos, eucaliptos y otras especies. El paisaje que desde allí se divisa, es sencillamente de ensoñación. 

Iña Cuyo, es el nombre del sitio arqueológico ubicado en la Isla de La Luna o Coati. Se dice que era el templo incaico dedicado a las vírgenes, otro emplazamiento maravilloso, donde se funden el Lago con una de las vistas más portentosas de la Cadena Real, que nos transporta imaginariamente a lejanas épocas. 

Santiago de Ojje es la expresión de otro de los parajes más bellos y enigmáticos que pueden encontrarse en el Titikaka. Perteneciente al municipio de Tiquina, esta localidad cuenta con árboles de durazno y manzana a más de 3.800 m. sobre el nivel del mar y tiene imponentes restos arqueológicos, aún ampliamente indescifrados. 


Sampaya pertenece al municipio de Copacabana y queda justo al frente de la Isla de La Luna. Se trata de un pequeño villorrio de casas construidas de piedras, cuyas cercas forman callejuelas serpenteantes también de piedra. Da la impresión de un refugio secreto, sólo apto para amantes de la naturaleza y de nuestras culturas milenarias, construido celosamente en los lugares más paradisíacos para morar en ellos.

El Dragón Dormido, enigmático nombre con el que los pobladores del municipio de Carabuco describen una elevación, emplazada a la vera misma del Lago Sagrado. Por su forma y posición, da la impresión que un dragón se hubiera quedado plácidamente dormido, arrullado por el tenue oleaje y la suave brisa lacustre. Ahí justo al lado, se encuentra Santiago de Okola, un centro natural de recreación en la región norte del Lago, disfrutado al presente casi exclusivamente por sus propios pobladores. 

Kalaque, ubicado en el municipio de Achacachi, sobre el lago, próximo a Santiago de Huata, es un lugar lleno de misterios, de historias y paisajes maravillosos. Allí la concentración de atractivos y sitios de encanto es mayor que la velocidad de procesamiento de las percepciones que despierta esa región, por lo que desata de modo natural la incesante necesidad de volver allí muchas veces.
 
Pariti es la isla del Lago Menor en la que se ha descubierto recientemente (año 2003) la colección de piezas de cerámica seguramente más fabulosa que alguna vez se encontró en nuestro suelo. El icono que representa a tan extraordinaria colección es “El Señor de los Patos”, una figura masculina acompañada de un pato silvestre, una joya de la artesanía, aún para los parámetros actuales más exigentes. El museo de sitio, amorosamente levantado en la isla, eficazmente gestionado por la misma comunidad y hecho posible gracias al esfuerzo de diversas instituciones y de profesionales de gran valía, consigna uno de los tesoros más extraordinarios de nuestro patrimonio arqueológico, que muestra una continuidad con Tiwanaku, aunque a todas luces en sus últimos momentos de esplendor y de agonía. 

Chuquiñapi, un reducto de paz y quietud, de contemplación y reflexión, es el lugar donde una congregación religiosa ha erigido un centro de retiro, emplazado en una península entre el Lago Menor y el Lago Mayor, allí donde finaliza el estrecho de Tiquina.

Hay muchos otros lugares como Vilaya, Pasuja, Sotalaya, Chiripa, Tariqui, Isla Campanario, decenas de ensenadas y pequeñas bahías, de miradores, de lugares de ensoñación. Es la riqueza natural y cultural, arqueológica y paisajística, etnográfica y filosófica la que se pone de manifiesto en todo su esplendor a través de todos estos parajes.

Ante tanta riqueza no aprovechada, los discursos sobre la pobreza suenan a ecos de impotencia, que delatan la falta de visión para saber incorporar estos atractivos, estas riquezas, en el flujo de las actividades y las oportunidades de los habitantes de estos parajes maravillosos. Debido a que la tierra es poco fértil, las aptitudes agrícolas limitadas y la biodiversidad es parca, y que no hay vestigios de industrias, el sector turístico emerge como el gran medio capaz de catalizar esta riqueza, de “ponerla en valor” y hacerla aprovechable en beneficio de sus poseedores, las comunidades allí radicadas desde tiempos inmemoriales, y de todos los turistas del país y del mundo que añoren encontrarse con la naturaleza y nuestras culturas ancestrales cara a cara.

No obstante, sólo podremos aprovecharla cuando aprendamos a mirar nuestro patrimonio con respeto y admiración, así como a quienes lo han desarrollado, conservado y mantenido a través de siglos. Sólo cuando tengamos la capacidad de comprender que la carencia de medios para forjarse opciones de vida más diversas y abundantes no es producto de ninguna ignorancia ni ociosidad, sino de siglos de exclusión y olvido, entonces y sólo entonces nos aprestaremos a sentar las bases para hacer posible el aprovechamiento de todas esas riquezas que abundan allí a la vera del Lago más maravilloso de nuestra América.

(En base a versión original de septiembre 2007)


Pablo Iglesias, a favor de regular los medios de comunicación Pablo Iglesias El líder de Podemos, el eurodiputado Pablo Iglesias. (EFE) Así se desprende del libro Conversación con Pablo Iglesias, en el que el periodista Jacobo Rivero plasma una conversación con el líder de Podemos. "La sociedad civil tiene que verse reflejada con independencia y veracidad en los medios de comunicación", asegura en el libro. "Tanto PP como CiU como el PNV cuando las cosas se ponen serias sólo tienen una patria: su dinero", denuncia Pablo Iglesias. Aunque rechaza a partidos como CiU o PNV, a los que considera parte de "la casta", se muestra partidario del derecho a decidir. ECO ® Actividad social ¿Qué es esto? 100% 522 Me gusta No me gusta -1 email Compartir EP. 03.07.2014 - 20:09h El eurodiputado y líder de Podemos, Pablo Iglesias, es partidario de establecer mecanismos de control público para regular a los medios de comunicación, o por lo menos a "una parte", y garantizar así "la libertad de prensa, sin condicionantes de las empresas privadas o la voluntad de partidos políticos". Así se desprende del libro Conversación con Pablo Iglesias, en el que el periodista Jacobo Rivero plasma una conversación con el líder de Podemos tras las elecciones europeas del 25 de mayo, en las que las formación dio la sorpresa al obtener cinco escaños en el Parlamento europeo. La sociedad civil tiene que verse reflejada con independencia y veracidad en los medios de comunicación "¿Por qué no va a existir una regulación que garantice la libertad de prensa en el mejor sentido del término, sin condicionantes de empresas privadas o de la voluntad de partidos políticos? La sociedad civil tiene que verse reflejada con independencia y veracidad en los medios de comunicación", asegura en el texto. Según Iglesias, dicha regulación no significa que todos los medios deban estar bajo el control del Gobierno, sino que se garantice mediante la regulación del sector de la comunicación la independencia y la veracidad de los medios. "¿Eso quiere decir que todos los medios tengan que estar bajo el control del Gobierno? Claro que no, eso quiere decir que los medios de comunicación, por lo menos una parte, tienen que tener mecanismos de control público. Y lo público no tiene que ser necesariamente institucional, en el sentido de ser corriente de transmisión de las estructuras que gestionan la administración", argumenta. En este sentido, al ser preguntado sobre la Ley Orgánica de Comunicación de Ecuador aprobada por el gobierno de Rafael Correa, tachada desde algunos sectores de "ley mordaza", y sobre si él sería partidario de una regulación de la comunicación desde el poder público, Iglesias es contundente: "Absolutamente. Si el derecho a la información es un derecho democrático, la concentración de la propiedad es incompatible con ese derecho", sentencia. Además, defiende que "la gestión de la información no puede depender únicamente de hombres de negocios y de su voluntad por permitir la libertad de expresión". A su juicio, "no puede ser que algo tan importante, y de interés público, imprescindible para la democracia, como son los medios de comunicación, esté solo en manos de multimillonarios" y que haya una "voluntad política" de desprestigiar la información pública. A este respecto, asegura que es un "mito" que los medios de comunicación privados ofrezcan productos de mayor calidad o de más éxito, y señala que "el problema de la privatización de los medios es que la lógica de funcionamiento es el beneficio, no el interés social ni la calidad ni la utilidad social".

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2184605/0/pablo-iglesias/libro-entrevista/regular-medios-comunicacion/#xtor=AD-15&xts=467263
Pablo Iglesias, a favor de regular los medios de comunicación Pablo Iglesias El líder de Podemos, el eurodiputado Pablo Iglesias. (EFE) Así se desprende del libro Conversación con Pablo Iglesias, en el que el periodista Jacobo Rivero plasma una conversación con el líder de Podemos. "La sociedad civil tiene que verse reflejada con independencia y veracidad en los medios de comunicación", asegura en el libro. "Tanto PP como CiU como el PNV cuando las cosas se ponen serias sólo tienen una patria: su dinero", denuncia Pablo Iglesias. Aunque rechaza a partidos como CiU o PNV, a los que considera parte de "la casta", se muestra partidario del derecho a decidir. ECO ® Actividad social ¿Qué es esto? 100% 522 Me gusta No me gusta -1 email Compartir EP. 03.07.2014 - 20:09h El eurodiputado y líder de Podemos, Pablo Iglesias, es partidario de establecer mecanismos de control público para regular a los medios de comunicación, o por lo menos a "una parte", y garantizar así "la libertad de prensa, sin condicionantes de las empresas privadas o la voluntad de partidos políticos". Así se desprende del libro Conversación con Pablo Iglesias, en el que el periodista Jacobo Rivero plasma una conversación con el líder de Podemos tras las elecciones europeas del 25 de mayo, en las que las formación dio la sorpresa al obtener cinco escaños en el Parlamento europeo. La sociedad civil tiene que verse reflejada con independencia y veracidad en los medios de comunicación "¿Por qué no va a existir una regulación que garantice la libertad de prensa en el mejor sentido del término, sin condicionantes de empresas privadas o de la voluntad de partidos políticos? La sociedad civil tiene que verse reflejada con independencia y veracidad en los medios de comunicación", asegura en el texto. Según Iglesias, dicha regulación no significa que todos los medios deban estar bajo el control del Gobierno, sino que se garantice mediante la regulación del sector de la comunicación la independencia y la veracidad de los medios. "¿Eso quiere decir que todos los medios tengan que estar bajo el control del Gobierno? Claro que no, eso quiere decir que los medios de comunicación, por lo menos una parte, tienen que tener mecanismos de control público. Y lo público no tiene que ser necesariamente institucional, en el sentido de ser corriente de transmisión de las estructuras que gestionan la administración", argumenta. En este sentido, al ser preguntado sobre la Ley Orgánica de Comunicación de Ecuador aprobada por el gobierno de Rafael Correa, tachada desde algunos sectores de "ley mordaza", y sobre si él sería partidario de una regulación de la comunicación desde el poder público, Iglesias es contundente: "Absolutamente. Si el derecho a la información es un derecho democrático, la concentración de la propiedad es incompatible con ese derecho", sentencia. Además, defiende que "la gestión de la información no puede depender únicamente de hombres de negocios y de su voluntad por permitir la libertad de expresión". A su juicio, "no puede ser que algo tan importante, y de interés público, imprescindible para la democracia, como son los medios de comunicación, esté solo en manos de multimillonarios" y que haya una "voluntad política" de desprestigiar la información pública. A este respecto, asegura que es un "mito" que los medios de comunicación privados ofrezcan productos de mayor calidad o de más éxito, y señala que "el problema de la privatización de los medios es que la lógica de funcionamiento es el beneficio, no el interés social ni la calidad ni la utilidad social".

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2184605/0/pablo-iglesias/libro-entrevista/regular-medios-comunicacion/#xtor=AD-15&xts=467263

15 septiembre 2015

¿El final del ciclo (sin fin)?


Carlos Rodrigo Zapata C.

Sorprenden las reflexiones de Emir Sader, un reconocido analista de la realidad latinoamericana, quien en un reciente artículo, intitulado ¿El final del ciclo (que no hubo)? (ver al final), tan solo admite que habría terminado “una primera fase de los gobiernos posneoliberales”, como si una segunda fase estuviera ya en marcha o a la vuelta de la esquina, y como si todo el programa de cambios de la matriz productiva, mascarón de proa de dichos gobiernos y, además, esperado y exigido por buena parte de los sectores sociales de dichos países, pudiera realizarse sin más a continuación.

Eso significa no admitir o no darse cuenta que en América Latina acaba de concluir la mayor lluvia de maná de su historia (afirmación válida por cierto para los países primordialmente extractivistas y exportadores de materias primas, lo cual deja, por ejemplo, a Centro América y el Caribe ampliamente fuera de esta lluvia), con lo que, desgraciadamente, también llegó a su fin gran parte de las posibilidades de cambio y transformación.

En el caso de Bolivia, la lluvia de dólares que va cesando, le permitió al país recibir por concepto de exportaciones en la última década casi tanto como antes había recibido el país durante un siglo, solo que los gobernantes actuales nunca tomaron en cuenta ello y dispusieron muy fácilmente semejantes recursos en faraónicos proyectos que muy probablemente significarán unas vueltas más a la tuerca que nos mantiene amarrados al enfoque extractivista y, por tanto, impedidos de desarrollar nuestras fuerzas productivas, potencialidades y capacidades de un modo mucho más amplio e integral.

También resulta curioso que Sader considere que el “final de ciclo será cuando aparezcan nuevas alternativas, superadoras, en el horizonte político”. Sería lo mejor, porque lo peor son los zombis. Pero el problema aquí es creer que la condición para considerar superado este ciclo, se daría cuando surjan alternativas que superen el horizonte político. Pero, ¿qué queda de dicho horizonte? Si cuando los gobiernos “posneoliberlaes” tuvieron a su disposición ingentes recursos y no los pudieron canalizar hacia la transformación productiva, ahora sin dichos recursos resulta bastante quimérico suponer que podrán hacerlo. Por ello, insistir en que el “final de ciclo” recién puede suceder cuando “aparezcan nuevas alternativas”, resulta una manera de convalidar anticipadamente esquemas que apuntan a sujetarse del poder de cualquier modo, hasta tanto no “aparezcan” dichas alternativas.

Pretender con ello que la negación dialéctica (la negación superadora de la negación) solo puede estar en manos de los gobiernos “posneoliberales”, que solo ellos pueden dar por concluido el ciclo y que lo que ahora tocaría son "propuestas... anticapitalistas", cuando no han tenido objeciones en seguir navegando en las procelosas aguas del capitalismo durante una década, resulta fantasioso. No hay que olvidar que otra forma de superar estos extravios también acontece en la historia cuando la pobreza y el estancamiento vuelven nuevamente al lugar que casi siempre han tenido en nuestras formaciones sociales.

Un país que ha recibido en promedio diez veces más ingresos por exportaciones que lo que históricamente ha recibido y con ello también ingentes recursos públicos, podía permitirse encarar muchas tareas de modo simultáneo, como combatir la inflación, aumentar los sueldos de empleados públicos y fuerzas armadas, acumular reservas, tener un enorme presupuesto de gasto e inversión públicos, mantener una deuda pública relativamente baja, financiar bonos, etc. Si bien el incremento del salario mínimo ha superado ampliamente lo realizado en el pasado y también ha habido medidas dirigidas a algunos sectores sociales vulnerables, ello no ha impedido que se dicten algunas medidas cuestionables, como la ley que permite el trabajo infantil a partir de los 10 años, y muchas omisiones, como la desatención a los jóvenes que en  muchos  casos no terminan los estudios ni logran incorporarse razonablemente en la vida del trabajo, el completo descuido de los trabajadores de interior mina en las cooperativas mineras, la proliferación del sector informal, el mantenimiento del contrabando, incluido el narcotráfico, etc.

Un país con inmensas necesidades en muchas materias, que no consigue generar condiciones propicias para diversificar el aparato productivo y facilitar la inversión en múltiples sectores y regiones, conduce a que gran parte del auge económico se quede atascado entre la banca y la construcción, sin generar condiciones propicias para facilitar el despegue de muchos otros sectores. La burbuja existente en el sector de la construcción es hecha en casa, ya que hoy es más conveniente para los constructores quedarse sentado sobre sus inmuebles esperando que los precios suban que venderlos precipitadamente, gracias a los bajos costos financieros existentes que bloquean la circulación del capital y con ello la generación de más riqueza y la posibilidad de redistribuir mejor los frutos de este crecimiento desencajado.

La derecha, la oposición o como se llame al esquema contrario, también anda extraviada, no tiene rumbo de ninguna naturaleza, excepto retornar al pasado. De ahí que tampoco puede esperarse que ella pueda generar una alternativa superadora. Por  ello, el fin de ciclo es el fin de la fase de los altos precios de las materias primas, porque mucho más arte que ese no ha podido registrarse por estos lares, aunque también el de emplear los recursos en proyectos sobredimensionados, que no funcionan, lo hacen a pérdida o aún no están concluidos.

La mayor desgracia de la izquierda en AL es no haber reflexionado en el pasado sobre lo que debería y podría hacer concretamente una vez en el poder, en los enfoques que debería priorizar, en los lineamientos que debería seguir. Al menos por aquí se sigue echando mano de las ideas del viejo Stalin que hablaba de electrificación y mecanización, aunque han dejado de lado lo de la colectivización del agro. Mejor prueba de la orfandad de la izquierda en materia de políticas económicas, imposible. Y la historia se repite por doquier.

Es tiempo de despertar, de salir del vaho que ha generado la lluvia de dólares, de abrir los ojos, de comprender que nos hallamos en un gran vacío que estamos tratando de llenar con poses y palabras grandilocuentes. Concretamente, esta vez movilizando a Lenin, debemos preguntarnos, ¿qué hacer? Y agregar otras preguntas tales como, ¿cómo pretendemos hacer, a favor de quién, con qué aliados debemos hacerlo? Pero más de lo mismo, imposible, simplemente porque se acabó la plata, por lo que también se acabó la demanda de ocurrencias para gastar.


_______________________________________________


¿El final del ciclo (que no hubo)?

Emir Sader



14/09/2015

Frente a las dificultades de los gobiernos posneoliberales en varios países,  algunos,  con cara de arrepentimiento y voz grave, lamentan lo que sería el final del ciclo de los gobiernos progresistas en América Latina, sumándose, una vez más, a las voces de la derecha. Un ciclo que ellos nunca reconocieron que hubiera existido.

Antes, se decía que nunca había existido ruptura alguna, que los nuevos gobiernos eran la continuidad de los anteriores, tan neoliberales como aquellos. La Venezuela de Hugo Chávez reproduciría la de los gobiernos de Acción Democrática y de Copei. El gobierno de Lula seria la continuación del de Cardoso. La Argentina de los Kirchner no se diferenciaría de la de Menem. Los gobiernos del Frente Amplio serían las nuevas versiones de los programas de los partidos de la derecha uruguaya. Evo Morales y Rafael Correa serian reediciones de los gobiernos conservadores que los han precedido.

Cuando las trasformaciones operadas por esos gobiernos en sus países han disminuido sustancialmente la desigualdad, la miseria, la exclusión social aun en el marco del aumento de esos fenómenos en escala mundial; cuando los procesos de integración regional han debilitado la capacidad  de influencia de Estados Unidos en la región y han proyectado espacios propios de acción; cuando los Estados de esos países han recuperado capacidad de acción económica, política y social; aquellas voces han tenido que callarse, para ahora volver con la idea de que esos gobiernos se habrían agotado.

¿Pero qué significa un fin de ciclo? Fue, por ejemplo, el agotamiento del largo ciclo desarrollista en escala mundial y latinoamericano, que ha llevado a su sustitución por gobiernos neoliberales. Fue el agotamiento del ciclo neoliberal, que ha llevado al surgimiento de gobiernos posneoliberales.

¿Qué significaría el agotamiento del ciclo posneoliberal? En el horizonte, la única perspectiva es la restauración conservadora, con el retorno al modelo  neoliberal, programa propuesto por todos los sectores oposicionistas, todos de derecha. La ultra izquierda, a lo largo de todo el ciclo posneoliberal, iniciado hace más de década y media, no ha construido alternativas en ninguna lado, no ha ocupado ningún lugar significativo en el campo político, se limita a proclamaciones  críticas y a alianzas con la derecha en contra de esos gobiernos.

Final de ciclo será cuando aparezcan nuevas alternativas, superadoras, en el horizonte político. Será cuando la derecha consiga – si lo logra hacer – una perspectiva conservadora de superación de los gobiernos actuales. O cuando los mismos gobiernos posneoliberales agoten sus propuestas actuales y se propongan objetivos  más grandes, por ejemplo, anticapitalistas.

Innegablemente varios gobiernos posneoliberales se enfrentan actualmente a dificultades, más grandes o menores. Son afectados  por las herencias recibidas de los gobiernos neoliberales, como la desindustrialización, el peso enorme  de los sectores primario exportadores, la hegemonía del capital especulativo, la predominancia del neoliberalismo y de las políticas de austeridad en escala mundial. Así como dificultades que algunos de esos gobiernos no han sabido superar hasta ahora, además de las mencionadas, como el peso de los monopolios privados de los medios de comunicación, el rol del dinero en las campañas electorales, el estilo de vida y de consumo norteamericanos, entre otros.

Lo que se termina es una primera fase  de los gobiernos posneoliberales, que son los que tienen las mejores condiciones de enfrentar, de forma progresista, avanzando en el camino seguido hasta aquí, para garantizar los avances y superar los problemas actuales. Con más integración regional, para favorecer la construcción de una nueva matriz productiva, con nuevas propuestas que permitan la superación definitiva del neoliberalismo.

La derecha seguirá impotente frente a esos avances, mientras la ultra izquierda  seguirá estando de espaldas a la historia real.

- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (Uerj).
 
http://www.alainet.org/es/articulo/172389

- See more at: http://www.alainet.org/es/articulo/172389#sthash.hcgtJVXd.dpuf