31 agosto 2015

¿LA DEMOCRACIA? HACE AGUAS POR DOQUIER




 Carlos Rodrigo Zapata C.

La idea de la democracia se nos escurre como agua entre los dedos, no tanto porque a los ciudadanos les de lo mismo si se toma en cuenta su voto, su preferencia, su necesidad o no, sino por la creciente concentración del poder en todas sus formas que la está sometiendo a pruebas y peligros desastrosos.

Hay diversas formas de concentración del poder. La primera y más conocida es la que tiene que ver con la concentración de la riqueza y los ingresos. La manifestación más cruda de esta realidad se expresa en el hecho que el 10% de la población controla el 70% de la riqueza y el 47% de los ingresos en los Estados Unidos, según estimaciones de Thomas Piketty. La cara opuesta a esta realidad es que se admite universalmente que las desigualdades limitan el crecimiento, es decir, la posibilidad misma de superar dichas desigualdades.

Pero hay otras formas de concentración del poder que están conduciendo al desencanto con la democracia. Es la que tiene que ver con la conformación de esquemas políticos e ideológicos que asumen la tarea de amedrentar a los ciudadanos, ejerciendo presiones sobre los mismos, a fin de controlar su voto, empezando por obstaculizar el libre intercambio de opiniones y puntos de vista, pilar fundamental de la capacidad de las sociedades de dialogar y elegir la visión de futuro que más y mejor responda a sus propias inquietudes y requerimientos. Para ello se recurre usualmente a limitar la libertad de prensa y expresión, y a controlar los medios de comunicación. De este modo se tiende a obstaculizar el "cambio sin violencia", definición más breve y precisa de la democracia. 

Por cierto que hay una gama amplia de formas de vaciar de contenido a la democracia, de mostrarla como un mero artificio o ponerla al servicio de intereses ajenos a las colectividades humanas. Va desde la idea de los gobernantes de turno de creer que tienen la verdad en sus manos y que no existe otra posible verdad, hasta cuestionar los fundamentos mismos de la democracia, como es el de alternancia y elección libre, justificando dichos cuestionamientos con asuntos tales como concluir la tarea iniciada, no hay razón para cambiar el modelo aplicado, la defensa del proceso en marcha, etc. Los impedimentos para postularse libremente son otro mecanismo empleado. Los casos de China y Cuba son paradigmáticos al respecto, lo mismo que la nueva tendencia en América Latina (aunque también en África) de recurrir a modificaciones de las Constituciones para abrir la posibilidad de reelección indefinida de sus gobernantes de turno. También Europa acaba de presentarnos un número ejemplar de desprecio de la democracia, mejor, de expulsión de la democracia de ámbitos en los que gobiernan los bancos. No se puede estar ajustando los programas de austeridad cada vez que hay elecciones en un país, le han dicho a Grecia los jerarcas del Eurogrupo. De modo que Grecia no tiene otro remedio que tomarlo o someterse a otras torturas peores.  

Esa licuefacción de la democracia se aprecia en todos los planos y lugares del planeta, como si la democracia se hubiera convertido en una suerte de comodín que le calza a todo el mundo, pues da la impresión que se ajusta y se acomoda a toda constelación política. Una institución tan versátil, tan conveniente para enfoques e intereses tan diversos y contradictorios, debe tener alguna falla de construcción fundamental, pues no es posible que pueda servir a tantos y diversos amos con tanta prolijidad.

Un caso más de todos los que se puede reseñar, se presenta a continuación.

Se trata de la incursión de los billonarios (el término multimillonario ya queda chico para describir las fortunas de los magnates a los que nos referiremos) norteamericanos en su propio país. Resulta que la pugna democrática en los EE.UU. se ha desplazado del voto al billete, y todo ello con las bendiciones de la Corte Suprema estadounidense. La emergencia y proliferación de lobbies y de aportes millonarios a las campañas electorales en los Estados Unidos cuenta con todos los avales del Poder Judicial, de modo que nada de lo que acontece en dicho país es producto de alguna maniobra o pirueta. 

El Prof. Robert Reich ha descrito como los hermanos Koch, que ostentan la tercera fortuna más importante de Norteamérica, van influyendo en la definición de la mismas leyes y reglas que regulan el andamiaje político. 
[http://www.elmundo.es/america/2010/10/29/estados_unidos/1288359869.html] 

En su artículo Reich nos dice que: "(Norte)América aún no es una oligarquía, pero es allí adónde nos están llevando los Koch y otros pocos billonarios." 

Así es, pero cada vez se parece más, simplemente porque no hay una segunda opinión, no hay una visión alternativa, no hay los medios como para difundirla y pulirla. 

La evaporación de la democracia puede ser un peligro aún mayor que  el cambio climático, pues los pueblos están sintiendo que ya no tienen voz ni voto y tienen que someterse a las diversas formas de concentración del poder que se están apoderando de la democracia, el único instrumento conocido para organizar libremente la convivencia pacífica de los pueblos mediante el diálogo, la discusión de ideas, el disenso y el consenso.

Carlos Rodrigo Zapata C.

-------------------------

Los nuevos jefes políticos billonarios en los EE.UU

Robert B. Reich (*)

Charles y David Koch no deben ser culpados por tener más riqueza que el 40 por ciento del total de los estadounidenses. Tampoco deben ser condenados por su imperio petroquímico. Por lo que sé, ellos juegan según las reglas y obedecen las leyes. 

También tienen derecho a sus propios puntos de vista políticos de derecha. Es un país libre.  

Sin embargo, al usar su enorme riqueza para cambiar esas reglas y leyes con el fin de adaptarlas a sus opiniones políticas, los hermanos Koch están socavando nuestra democracia. Eso es una traición al más precioso objeto que comparten los estadounidenses

Los Kochs ejemplifican una nueva realidad que golpea el corazón de América. La gran riqueza que se ha acumulado en la cúspide de la economía estadounidense no es en sí misma el problema. El problema es que el poder político tiende a incrementarse donde está el dinero Y esta combinación de gran riqueza con poder político lleva a más y mayores acumulaciones y concentraciones de ambos – inclinando el campo de juego en favor de los Koch y los de su clase, y contra el resto de nosotros.

(Norte)América aún no es una oligarquía, pero es allí adónde nos están llevando los Koch y otros pocos billonarios.

La democracia estadounidense se basa en los partidos políticos que nos representan más o menos a la mayoría de nosotros. Los científicos políticos de los años 1950 y 1960 se maravillaban del "pluralismo" estadounidense,  con lo cual se referían a la capacidad de los partidos y otras agrupaciones  de reflejar las preferencias de la gran mayoría de los ciudadanos.

Luego, alrededor de hace un cuarto de siglo, cuando el ingreso y la riqueza comenzaron a concentrarse en la cúspide de la escala de ingresos, los partidos Republicano y Demócrata empezaron a transformarse en mecanismos de extracción de dinero, principalmente de la gente rica.

Finalmente, después de la decisión de la Corte Suprema de 2010 sobre “Ciudadanos Unidos” (1), los billonarios comenzaron a crear sus propios mecanismos políticos, independientes de los partidos políticos. Comenzaron a proporcionar grandes cantidades de dinero directamente a los candidatos políticos de su elección, y a crear sus propias campañas de comunicacionales para influir en la opinión pública en dirección hacia sus propios puntos de vista.

En el periodo electoral 2014, "Americans for Prosperity" principal grupo político de los hermanos Koch, ha emitido más de 17.000 anuncios de televisión, en comparación con sólo 2100 que sacaron al aire los grupos del Partido Republicano.

"Americans for Prosperity" también ha gastado más que los principales súper PAC (2) demócratas en casi todas las disputas electorales en el Senado que los Republicanos esperaban alcanzar este año. En siete de las nueve disputas electorales la diferencia en el gasto total es por lo menos de dos a uno y los súper PAC demócratas han tenido prácticamente ninguna presencia en los medios en cinco de los nueve estados.

Los Koch han dado lugar a varios imitadores. Hasta finales de febrero, cuatro de los cinco principales contribuyentes a los súper PACs en 2014 ahora están dando dinero para operaciones políticas creadas por ellos mismos, según el Center for Responsive Politics.

Por ejemplo, el billonario fundador de la empresa TD Ameritrade, Joe Ricketts, y su hijo, Todd, co-propietario de los Chicago Cuns, tienen su propia operación política por $ 25.000.000 llamada "Ending Spending".

El grupo está invirtiendo fuertemente en los anuncios de televisión contra el representante republicano Walter Jones en una primaria de Carolina del Norte (culpan a Jones por haber votado con demasiada frecuencia con Obama).

Su anuncio atacando el senador demócrata de Nueva Hampshire Jeanne Shaheen por apoyar la ley de salud de Obama se ha convertido en un modelo para anuncios similares financiados por "Americans for Prosperity" de los Koch en las disputas electorales al Senado en todo el país.

Cuando los billonarios suplantan a los partidos políticos, los candidatos están en deuda directamente con los billonarios. Y siempre y cuando los candidatos ganen las elecciones, los multimillonarios quedarán completamente a cargo.

En este mismo momento, el magnate de Casinos, Sheldon Adelson (cuya fortuna es $ 37,9 mil millones) está ocupado entrevistando a posibles candidatos republicanos a quien podría financiar, en lo que se ha dado en llamar Las “Primarias de Sheldon”.

"Ciertamente, las “Primarias de Sheldon” es una primaria importante para cualquier republicano que pretenda disputar la presidencia", dice Ari Fleischer, el ex secretario de prensa de la Casa Blanca durante la presidencia de George W. Bush. "No hace falta decir que cualquiera que aspire a la nominación republicana querría tener a Sheldon a su lado."

Los nuevos jefes políticos billonarios no se limitan a los republicanos. Billonarios de tendencia demócrata, como Tom Steyer, un manager de fondos de cobertura, y el ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, también han creado sus propios grupos políticos. Pero incluso si los dos lados son iguales, billonarios enfrentándose unos contra otros no es ni remotamente una democracia.

En su tan mentado libro, "El capital en el siglo XXI", el economista Thomas Piketty explica por qué los ricos se han vuelto cada vez más ricos mientras que la proporción del ingreso nacional que va a los salarios continúa bajando. Él muestra que cuando la riqueza se concentra en relativamente pocas manos, y la renta generada por esa riqueza crece más rápidamente que la economía en general - como ha sido el caso en los Estados Unidos y muchas otras economías avanzadas durante años - el más rico recibe casi todo el crecimiento del ingreso.

Lógicamente, esto conduce a más y mayores concentraciones de ingresos y riqueza en el futuro - fortunas dinásticas que se transmiten de generación en generación, como lo fueron antes del siglo XX en gran parte del mundo.

La tendencia se invirtió temporalmente en el siglo XX por la Gran Depresión, dos terribles guerras, el desarrollo del Estado de bienestar moderno, y sindicatos fuertes. Pero Piketty está justificadamente preocupado por el futuro.

Una nueva era dorada está empezando a parecerse mucho a la antigua. La única manera de parar esto es a través de la acción política concertada. Sin embargo, la única acción política a gran escala que estamos presenciando es el de Charles y David Koch, y sus imitadores billonarios. 

----------------
(*)Robert B. Reich, profesor de Políticas Públicas de la Universidad de California en Berkeley y Senior Fellow en el Centro Blum para las economías en desarrollo, fue Secretario del Trabajo en el gobierno de Clinton. La revista Time lo nombró uno de los diez secretarios del gabinete más eficaces del siglo XX. Ha escrito catorce libros, entre los más vendidos "Aftershock", “El Trabajo de las Naciones", y "Más allá de la indignación". También es editor fundador de la revista American Prospect y presidente de Causa Común. Su película, DESIGUALDAD PARA TODOS esdisponible en Netflix, iTunes, Amazon. Su nuevo libro,. "salvar al capitalismo: para la mayoría, no de unos pocos" ya está publicado.

1. En una decisión de 5 contra 4, la Corte Suprema dijo que está bien para las corporaciones y sindicatos gastar tanto como ellos quieren para convencer a la gente devotar a favor o en contra de un candidato. [https://en.wikipedia.org/wiki/Political_action_committee],

2. Los Súper PACs (political action committee) no pueden hacer contribuciones a las campañas de candidatos o partidos, pero puede participar en el gasto político ilimitado independientemente de las campañas. A los Súper PACs no se les permite coordinar directamente con los candidatos o partidos políticos. Sin embargo, es legal para los candidatos y administradores de Súper PAC poder discutir la estrategia de campaña y tácticas a través de los medios de comunicación. [http://reclaimdemocracy.org/who-are-citizens-united/]

Link del artículo orginal:
http://robertreich.org/post/80717261549


[Traducción: Carlos Rodrigo Zapata C.]