16 septiembre 2012

La crisis del Euro y la recompra de deuda: ¿Cómo desplazar el capital de determinados ámbitos?



Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

Resulta irónico observar que los miles de millones de euros que los inversionistas se apuran en colocar cada semana en los bonos de los estados europeos en crisis, puedan ser tan descortésmente desplazados por billetes recién salidos de la imprenta. Es como si la acumulación capitalista perdiera su sentido, como si todos los esfuerzos realizados por los capitalistas no contaran para nada.

Parafraseando a Paul Valéry, quien sostenía que “el futuro no es lo que solía ser”, podríamos decir que “ya ni la moneda vale lo que en otros tiempos”, pues de golpe y porrazo todos esos capitales, ahora vistos como meramente especulativos, tendrán que buscarse la vida en otra parte y en otros asuntos, ya que en esta esquina no se venden huevos. Así podría resumirse la atrevida y audaz maniobra que el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado, a fin de evitar que los costos de la deuda europea sigan creciendo y terminen horadando y boicoteando todos los esfuerzos de austeridad.

El asunto es que con la medida que acaba de tomar el BCE se le ha puesto nuevas limitaciones y dificultades a la acumulación de capital, pues no sólo contribuye a relativizar la idea de escasez y abundancia, sino que además muestra que una medida de un Banco Central de la importancia del europeo puede afectar significativamente las condiciones de acumulación del capital, al punto de hacerlo sentir como un mero aprendiz.
El Euro










Más allá de esta primera cuestión que seguramente dará tela para cortar por mucho tiempo, el asunto es que el BCE -tan pronto los estados endeudados se avengan a suscribir un acuerdo de ajuste estructural- empezará a acumular bonos con una vigencia de 1 a 3 años, y habrá que esperar a ver qué ocurre, si los estados endeudados, sumidos en profunda recesión económica, logran cumplir lo prometido y redimen oportunamente los montos comprometidos. La maniobra del BCE significa en buen romance que el riesgo crediticio lo toma el BCE, pues como dueño de la impresora se permite asumir cualquier riesgo. 

Ahora bien, la pregunta es cómo esterilizará el mercado, es decir, cómo retirará de la circulación los fondos que inyecta, puesto que de otro modo estaría generando las condiciones para una inflación de gran calibre. Seguramente mediante operaciones de mercado abierto, ofrecerá a su vez otros instrumentos financieros con una tasa de interés atractiva que compense en alguna medida la oportunidad perdida con los bonos de los estados endeudados. De modo que el intento de poner nuevas restricciones a los miles de millones de dólares empleados para cubrir los requerimientos de refinanciamiento de la deuda de los estados europeos no será gratis, ni mucho menos. Además de asumir un riesgo crediticio, deberá cubrir los costos de retirar de circulación los fondos requeridos. 
Pero, ¿cómo es posible atreverse a manejar los asuntos financieros con tanto arrojo, como si se tratara sólo de un juego y nada más? Existen varias condiciones que lo hacen posible: existe una gran crisis económica internacional que ha paralizado una parte de las economías, lo cual ha librado capital que anda a la búsqueda de nuevas oportunidades.

 Debido a ello, las tasas de interés en el mundo han caído a niveles nunca antes vistos, donde muchos Bancos Centrales mantiene tasas de interés por debajo del 1%. No obstante, los especuladores encontraban hasta ahora en la situación de crisis de los estados europeos una gran oportunidad de invertir sus fondos, a fin de obtener algo de sus ganancias de antaño, todo gracias a su vez a las dificultades de maniobra que tienen los países de la zona del euro que han perdido su propia soberanía monetaria, como lo ha señalado enfáticamente Joseph Stiglitz como explicación de las dificultades de la zona euro para enfrentar esta crisis. 

El otro costo derivado de esta gran maniobra se relaciona con el costo de oportunidad de los capitales que quedan librados a su suerte gracias a la medida de Draghi. Seguramente volverán al oro, a los futuros de los alimentos y materias primas, a todas esas alternativas financieras que les permita asegurar unas tasas de ganancia que mantengan la acumulación capitalista a toda máquina. En verdad, causa pavor pensar en todo lo que el capital hambriento puede tratar de emprender con tal de mantener y acrecentar su valor. Todos estos aspectos también hay que cargarlos a la cuenta del BCE, pues ¿cuándo se ha visto que se desaloje al capital de algunos ámbitos de actuación tan impávidamente, sin que ello ocasione una diversidad de reacciones con consecuencias poco previsibles? 

El desafío lanzado al capital no radica sólo en el hecho que súbitamente el capital ha perdido una plaza inmejorable para la reproducción ampliada de sus recursos, sino que además acontece que dicho capital no tiene a disposición otras opciones a la mano, por la crisis económica internacional imperante.

Examinemos brevemente dos futuros escenarios alternativos. ¿En qué marco y en consideración a qué condiciones la jugada de Draghi podría tener un extraordinario resultado positivo, y en qué otra constelación el resultado podría ser patéticamente nefasto? Empecemos por este último escenario. La mora o no pago de la deuda asumida por el BCE por parte de los estados endeudados podría ocasionar un gran caos, en especial en lo que se refiere a la moral de pago de los demás estados endeudados. La lógica es simple: si se ha adquirido deuda con ayuda de la impresora, ¿por qué no sería posible prolongar esa situación en el tiempo?  Otras posibles consecuencias de esta medida podrían hallarse en el crecimiento de la inflación y el desempleo, este último también en países de fuera de la zona del euro.

El escenario positivo está a mi juicio ligado a una estrategia de crecimiento inteligente. Sin ello, lo único que Europa estaría haciendo es tapar huecos, con tal de limitar mayores males circunstanciales sin haber previsto un escenario para una futuro post crisis. El mundo se halla en una fase extraordinariamente crítica, producto de la conjunción de las crisis económica, social, ambiental y moral. Si todo el esfuerzo europeo va a servir únicamente para el corto plazo y para evitar el estallido de otros conflictos, se estaría perdiendo una oportunidad única para producir las tecnologías y los bienes y servicios públicos globales que nos permitan multiplicar las capacidades de respuesta frente a esta crisis cuádruple. 

El lanzamiento de esta medida por cuenta y riesgo del BCE podría significar que no se ha construido una estrategia europea conjunta y coordinada que apunte a dicho crecimiento inteligente. Ello no significa que no se pueda o que sea tarde para ello. 

El asunto es articular todas las fuerzas, potencialidades y capacidades europeas que son muy diversas y potentes para aprovecharlas al máximo y construir respuestas que vayan más allá del aquí y ahora europeos y piensen en los problemas y desafíos globales que enfrenta la humanidad y que deberá solucionar en los próximos años sin ninguna mora.

En este punto puede apreciarse que la naturaleza no será un cobrador amable, ni podrá contar con la ayuda ni con las sutilezas de un Draghi.

(*) Economista, analista político 
carlosrodrigozapata@gmail.com

Una actualización (febrero 2015):
http://elpais.com/elpais/2014/01/03/media/1388782459_294295.html














01 agosto 2012

¿Podemos anticiparnos al futuro? Formas de combatir la incertidumbre


Carlos Rodrigo Zapata C.

Una de las características del tiempo actual es la incertidumbre creciente en todos los órdenes de la vida humana, la que actúa como una fuerza que socava la confianza en nuestras propias energías y en nuestras instituciones, pero al mismo tiempo también nos obliga a introducir profundas transformaciones en nuestros comportamientos. 

¿De dónde viene esa sensación de creciente incertidumbre? Principalmente de la multiplicidad de cambios que acaecen en todas las escalas y dimensiones en que se gesta la vida humana, así como de la velocidad de ese proceso de cambio que arrasa a su paso con todo aquello que no se ajusta a su dinámica. A mayor cambio mayor incertidumbre, simplemente porque las viejas respuestas responden cada vez menos a las nuevas cuestiones, motivo por el que cada vez nos sentimos más huérfanos de auxilio, como si todas nuestras previsiones, alarmas y sistemas de alerta hubieran dejado de funcionar simultáneamente y fueran incapaces de advertirnos de los peligros y vulnerabilidades que por doquier se ciernen en nuestro entorno.

Pero la creciente incertidumbre no sólo es producto de la dinámica y la velocidad del cambio, sino del hecho de que nuestras instituciones y nuestras prácticas han sido construidas sobre la base de la previsibilidad, la estabilidad, razón por la que tienden a ser poco permeables al cambio, a anquilosarse y esclerotizarse. Dicho en breve, estamos tratando de afrontar el presente y el futuro con instrumentos que ya no responden a la dinámica real de nuestra vida, acosada por la incertidumbre. 

¿Qué hacer? La única forma es identificar todos aquellos medios que sean capaces de ayudarnos a introducir el futuro en nuestras construcciones actuales, en una palabra, que nos permitan lidiar con las incertidumbres y anticiparnos al futuro. Veamos a continuación algunas formas de hacerlo.

Educación

Edgar Morin, filósofo y pensador francés, centra su reflexión sobre la incertidumbre en la educación. “La educación es la fuerza del futuro, porque ella constituye uno de los instrumentos más poderosos para realizar el cambio”. La educación debe ayudarnos a “aprender a navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certeza”.

Reforma institucional

Otra forma de enfrentar la incertidumbre es desarrollar nuestra disposición a reformar las instituciones, cuantas veces sea necesario. Oliver Williamson, uno de los economistas más connotados (y entretanto Premio Nobel de Economía), nos dice que la limitada capacidad humana para resolver problemas complejos no nos permite tomar en cuenta los eventos futuros de una vez y para siempre, simplemente porque no podemos conocerlos. Ello exige que nos deshagamos de la idea de formular soluciones definitivas a nuestros problemas y que las reemplacemos por una organización interna que permite adaptaciones secuenciales a las circunstancias cambiantes. De este modo, “en lugar de tratar de anticipar todas las contingencias posibles desde el principio, se permite que el futuro ocurra”. Así, gracias a nuestra capacidad de adaptación, conseguimos superar nuestras limitaciones y la misma incertidumbre.

Moral

Enfrentar la incertidumbre exige como premisa básica y fundamental una actitud y una disposición al cambio. Pero no a cualquier cambio, sino a uno que responda a las coyunturas y circunstancias cambiantes, pero que lo haga sobre la base de valores, principios y comportamientos éticamente aceptables, puesto que la moral – en palabras de la filósofa Adela Cortina- “es una forma de anticipar el futuro”, por lo que la moral necesariamente también debe estar en el centro de las preocupaciones del cambio institucional y de la construcción de una “ética ciudadana” como bases para enfrentar la incertidumbre.

Estrategia

Morin nos dice que la estrategia es una de las formas de enfrentar la incertidumbre. “La estrategia elabora un escenario de acción examinando las certezas y las incertidumbres de la situación”. El escenario puede y debe ser modificado según las informaciones recogidas, los contratiempos y oportunidades encontradas en el curso del camino. “Para todo aquello que se efectúe en un entorno inestable e incierto, se impone la estrategia; ésta debe privilegiar tanto la prudencia como la audacia y si es posible las dos a la vez. La estrategia puede y debe efectuar compromisos con frecuencia”.

Sostenibilidad

¿Qué duda puede caber en torno a que una de las formas más directas de hacer frente a la incertidumbre es ocuparnos de todo aquello que debe perdurar a través del tiempo, que es indispensable para la vida humana en el planeta? Si la conservación de los elementos naturales en su estado más puro –menos contaminado, menos intervenido, menos afectado- es una condición básica para ello, entonces es indispensable ocuparse de proteger y cuidar estos elementos y los recursos relacionados, procurando actividades inocuas para los mismos. El cambio climático, la muestra más nefasta de ignorar esta regla básica, está generando más desastres e incertidumbres que muchas guerras juntas. Morin dice que “debemos asegurarnos de que la noción de “durabilidad” sea la base de nuestra manera de vivir, de dirigir nuestras naciones y nuestras comunidades y de interactuar a escala global”.

Visión

Podemos sostener con Federico Mayor que “la independencia personal y colectiva dependerá de la capacidad de mirar hacia adelante, de tener constante “memoria del futuro”, de ser vigías capaces de anticipar y de concebir nuevas ideas frente a los nuevos desafíos”. ¿Qué significa ello? Que otro modo de hacer frente a la incertidumbre es construyendo visiones compartidas de futuro tan claras y ajustadas a las mega tendencias en curso, que la incertidumbre quede en el marco de leyes de movimiento más previsibles. Si nos ajustamos a dichas visiones y actuamos desde nuestro escenario futuro como vigías del presente, sin duda que ello también contribuirá a mantener la incertidumbre en el marco de límites más manejables.

Gestión de riesgos

Qué duda cabe que sin una política y una práctica adecuadas para hacer frente a los riesgos de desastres, sean naturales, ocasionados por la acción humana, financieros o de otra índole, no tendremos oportunidad de superar las enormes dificultades que nos depara la vida. Los riesgos no aparecen por arte de magia, sino que son el producto lógico e irrebatible de una cadena de omisiones y falencias sociales e institucionales que los seres humanos hemos ido construyendo meticulosamente a través del tiempo. Los riesgos no son más que la radiografía de todos los errores cometidos en la gestión de nuestro espacio natural y de nuestros espacios construidos, mientras que los desastres son un recordatorio abrupto y cruel de la pervivencia de esas cadenas de omisiones y falencias. Sin poner a la previsión en el corazón mismo de la gestión de riesgos, continuamos sembrando la probabilidad de futuros desastres. Por ello, no hay mejor remedio para la incertidumbre que procurar anticiparnos a los hechos y movilizar nuestra sabiduría y experiencia para hacer de la prevención nuestra primera y principal arma de defensa. Los tiempos para el ensayo y error, para aprender a costa del sufrimiento de muchos, se ha reducido a su mínima expresión, ello en razón de la fragilidad del mundo actual.

Sintetizando podemos decir que la incertidumbre corroe nuestras vidas, desalienta nuestras expectativas, nos roba el futuro. Una sociedad que haga caso omiso de ella, que no busque por todos los medios hacerle frente de los modos más efectivos y precisos posible, es una sociedad que se condena a sí misma a vivir postergada, relegada, sujeta a todos los demonios de la incertidumbre. Una vida en una sociedad así no es vida, es temeridad.

(*) Originalmente publicado en El Diario (Bolivia), el 14 de enero de 2007. Aquí se reproduce con algunas complementaciones.

17 julio 2012

¿Cuál es la función primordial de los medios de comunicación?



Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

“….una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre”
CIDH Consultiva, 1985


Una de las conquistas más formidables de las sociedades humanas ha consistido en la creación de sistemas de medios de comunicación, que les permiten acceder a información básica para articular sus planes de vida, condición esencial para una convivencia humana pacífica. De ahí que velar por el adecuado funcionamiento de dichos sistemas es una tarea fundamental en toda sociedad empeñada en preservar los valores de la libertad, la igualdad, el respeto, el diálogo y la participación.

El asunto clave es, ¿qué deben hacer los medios de comunicación para cumplir adecuadamente su misión? Ahí se plantea las preguntas por la función que les corresponde desempeñar a los medios y por la mejor forma de hacerlo.

Si examinamos la forma en que los medios de comunicación en Bolivia cumplen su función, descubrimos algunos rasgos peculiares que impregnan su carácter. Por un lado se observa una actitud, excesivamente moralizante, consistente en saber siempre y de antemano lo que es bueno para la sociedad, así como en asumir roles y representatividades que no les corresponde a los medios de comunicación. Por otro lado,  se aprecia una tendencia a redundar en los mismos temas, a considerar que la crítica a la gestión gubernamental, por ejemplo, ya permite cumplir dicha función. Sin duda es fundamental someter a continua observación y fiscalización a la gestión pública, ya que se constituye en uno de los eslabones cruciales de organización de la vida en sociedad. El problema es que la concentración en ello ha conducido a desentenderse y descuidar muchos temas y asuntos de importancia significativa para la sociedad.
A fin de comprender mejor cómo asumen su tarea los medios de comunicación en Bolivia, veamos algunos temas fundamentales, completamente descuidados por los medios de comunicación.

·        Ética mínima: ¿Cómo puede entenderse una sociedad pluricultural, donde coexisten diversas culturas que deben realizar grandes esfuerzos para poder engranar entre si y hacer de dicha diversidad un motor del desarrollo y de la cohesión social? Una forma de hacerlo es la de priorizar un conjunto mínimo de valores fundamentales (la ética mínima de A. Cortina) que puedan ser comúnmente aceptados por dicha diversidad cultural, ya que dicho conjunto se constituye en la base de la convivencia y además no implica ni exige que nadie renuncie a sus propios valores.[1] Pregunta: ¿en qué medida y de qué manera los medios nos han ayudado a discernir en torno a estos asuntos, han dado la atención que merecen estas cuestiones, han formulado ideas o sugerencias? Este es sin duda uno de los asuntos capitales de la viabilidad nacional: ¿cómo superamos nuestro archipiélago cultural boliviano, cómo logramos reconocernos mutuamente, valorarnos y respetarnos? 

·         Los fundamentos de la democracia: ¿Cómo hacer un seguimiento al grado y la medida en que la democracia se afianza en Bolivia o, por el contrario, se va aguando y convirtiendo en un mero ritual electoral? Existen esquemas muy importantes como para hacer ese seguimiento, que toman en cuenta diversas características de la democracia, como el ofrecido por Robert Dahl sobre la poliarquía. Aquí no se trata de tomar este esquema al pie de la letra, sino de considerar diversos enfoques como para valorar y apreciar, cómo vamos en el desarrollo de nuestro sistema democrático, pues sin democracia o con una democracia desvirtuada, como es la democracia oligárquica heredada del pasado, no podemos pretender que se tomen en cuenta las demandas ciudadanas de modo orgánico y oportuno. “Necesitamos la democracia como el aire para respirar”, decía Gorbatschov.

·      Las fuentes de la riqueza de las naciones: No recuerdo haber encontrado en los medios de comunicación, análisis referentes a la forma de medir nuestra riqueza de modo integral, donde la figura del PIB (Producto Interno Bruto) sigue siendo el indicador fundamental. Rara vez se toma en cuenta otros indicadores (como los de desarrollo humano) y prácticamente nunca sobre el estado de los recursos naturales. De ese modo puede dar la impresión que desde el punto de vista de una contabilidad parcial, Bolivia presenta algunos avances, cuando desde la perspectiva de una contabilidad más integral de nuestros recursos el resultado puede ser muy distinto, tal como lo ha destacado un estudio del Banco Mundial intitulado, Where is the Wealth of Nations? (¿Dónde se encuentra la riqueza de las Naciones?). [2]
 
·         La gestión pública: La gestión pública no es posible sin la participación de la prensa, pues los medios de comunicación tienen en su poder un eslabón clave de la misma, que consiste en informar oportunamente a los destinatarios de dicha gestión. Debido a las continuas reyertas entre medios y gobierno y a la inadecuada cobertura de la gestión pública por parte de ellos -independientemente de las críticas que pueda merecer la misma- el Gobierno ha optado por construir su propio sistema de medios, lo cual ha afectado la capacidad de la sociedad de mejorar sus bases de convivencia. ¿Cuándo, en qué medida y con qué frecuencia esta temática ha sido un asunto de preocupación de nuestros medios? La respuesta la tiene usted, amigo lector.[3]

·  Bienes públicos y colectivos: Una de las condiciones indispensables para el desarrollo económico, social y ambiental es la producción de bienes públicos y colectivos, sin los cuales la misma producción de bienes privados se ve impedida u obstaculizada. No conozco que en los medios de difusión se hubiera consignado esta temática como una de las fundamentales a tener en cuenta. Lo mismo sucede con los bienes comunes y los bienes públicos globales, por citar sólo otros casos de realidades y categorías de pensamiento fundamentales para organizar nuestra convivencia. Aquí vale la pena recordar la sentencia: “Pensamos con conceptos” (Rubinstein) y si no los tenemos, no podemos reflexionar sobre todo ello. [4]

·      Cultura ciudadana: Cómo crecer y educarnos de modo integral, cómo poner al alcance del ciudadano nuevos esquemas de actuación, nuevas categorías de reflexión, nuevos estilos de convivencia, si ni siquiera los proponemos. Aquí me parece fundamental recordar los planteamientos de Antanas Mockus, ex Alcalde de Bogotá, quien ha propuesto un sistema integral para el ejercicio de la cultura ciudadana, orientado a superar el divorcio de los tres principales ejes que regulan la conducta ciudadana, esto es, el legal, el moral y el cultural, valiéndose para ello de la comunicación (que él llama “interacción intensificada”). [5] De cuanto beneficio sería para la sociedad conocer en detalle todo ese esquema, que seguramente nos permitiría mejorar nuestros propios estilos y formas de convivencia, sólo podrá saberse cuando nos atrevamos a hacerlo y contemos con un aliado clave para avanzar sólidamente en un proceso de transformación serio y maduro: la prensa.

·      Los cambios en diversos asuntos: Más allá de las temáticas desatendidas o superficialmente tratadas, puede advertirse otro rasgo de los medios de comunicación, consistente en no reflejar adecuadamente los cambios que se van suscitando en el país. Este asunto es de trascendental importancia, ya que la sociedad requiere continuamente modificar sus pautas y criterios para ajustar sus propios planes de vida, pero ello exige información, un sistema de comunicación capaz de reconocer y registrar los cambios fundamentales que acaecen continuamente. Seguramente una afirmación de este tipo es muy general, pero es necesario reflexionar sobre esta cuestión seriamente. Un ejemplo: La temática de riesgos, luego de décadas de desastres, sigue siendo tratada casi exclusivamente desde la perspectiva del desastre y casi nunca desde la perspectiva de la prevención, porque tampoco se ha difundido suficientemente el hecho que los desastres son esencialmente producto de la obra humana, por lo que si el ser humano puede construir el riesgo que suele convertirse en desastre, también puede desactivarlo oportunamente con políticas de prevención. Pero de todo ello casi no se encuentra nada en los medios de comunicación que descuidan muchos temas y asuntos, y tampoco registran de modo oportuno los cambios que acontecen.

En este marco, es indispensable formular algunos lineamientos básicos que deberían ser considerados por los medios de comunicación, ya que reflejan necesidades cada vez más sentidas. El primero y fundamental es comprender plenamente la misión, el rol, la función esencial que tienen los medios de comunicación para organizar los sistemas de vida, aprovechar mejor las oportunidades y responder convenientemente a los cambios.

En este sentido, los medios de comunicación tienen un poder extraordinario para orientara a la sociedad en torno a esquemas de convivencia humana particularmente pertinentes para nuestra formación social. ¿Cuáles son las teorías, prácticas, encuadramientos, modos de organización de la acción colectiva que verdaderamente son eficaces para orientar, organizar, encaminar la acción de la sociedad sobre sí misma? Ese es el tema de fondo para reestructurar la función o rol de los medios de comunicación en una sociedad abierta, democrática, con amplia y creciente participación ciudadana. Y el primer peldaño de esa tarea radica en no descuidar temas y asuntos críticos para el país, para la sociedad, para el devenir nacional.

El sistema de medios de comunicación que deseamos es uno que refleje nuestras oportunidades, potencialidades y dificultades, así como nuestras luchas e incomprensiones, pero también nos ayude a perfilar y vislumbrar soluciones adecuadas. Por sobretodo, que sea partidario inclaudicable de la paz, pertinaz y constante en el seguimiento de los hechos que acontecen en el país, aliado incondicional de soluciones y estructuras sostenibles, provocador en materia de ideas y nuevas sendas. ¡Basta de enfoques moralizantes, cansinos, repetitivos, faltos de ideas y de propuestas! Sabemos que los medios de comunicación no son responsables de todo ni son los únicos actores en la sociedad, pero tienen un rol vital particularmente en materia de construcción de visiones, de integración de miradas y perspectivas, de concentración de esfuerzos. 

¡Atrevámonos a tener un sistema de medios de comunicación a la altura de lo que somos y aspiramos!

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(*) Economista y planificador regional. Este artículo es una continuación natural del intercambio que  tuve con Javier Darío Restrepo, Director del Consultorio Ético de la FUNDACIÓN NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO (FNPI), dirigida por el célebre escritor Gabriel García Márquez, en torno al papel de los medios de comunicación. Dicho intercambio puede verse en el siguiente link:   https://yapukamani.blogspot.com/search?q=rol+de+los+medios







[1] Véase: http://es.scribd.com/doc/93495708/Adela-Cortina-Etica-Minima
[2]  Véase: http://blogs.worldbank.org/developmenttalk/where-is-the-wealth-of-nations
[3]  Véase: http://yapukamani.blogspot.com/2009/05/gestion-publica-legitimidad-y-prensa.html
[4]  Véase: http://www.fmbolivia.com.bo/noticia47451-leyes-de-la-gravedad-en-la-economia-y-estrategia-de-desarrollo.html
[5]  Véase: http://www.eldiario.net/noticias/2008/2008_07/nt080712/1_01opn.php


18 junio 2012

Nuevos medios para viejos fines: la mercantilización de la naturaleza y la destrucción planetaria



Carlos Rodrigo Zapata C.

Hoy como ayer, en 2012 como en 1992, con o sin grandes cumbres ambientales, continuamos con el mismo desdén y desprecio hacia el medio ambiente, la fuerzas de la naturaleza o la Madre Tierra, como solemos llamarla ahora, aunque con algunas variantes en los medios, mientras que en los fines últimos continuamos enfilando imperturbables hacia las mismas metas: la explotación irracional de todas las fuerzas naturales planetarias.

Mientras que en 1992 se usaban diversos lugares “apartados” del globo como depósitos de toda clase de desechos industriales, químicos y atómicos con tal de posponer la toma de una diversidad de medidas de reconversión industrial que eviten la destrucción planetaria, hoy en el 2012, asistimos a formas más sofisticadas de seguir haciendo lo mismo: los bonos de carbono.

Mientras que hace dos décadas se procuraba hacer desaparecer de la faz de la tierra todos esos residuos y desechos letales, vertiéndolos en cualquier cuerpo de agua o enterrándolos en algún oculto confín terráqueo, hoy se procura conjugar dos extremos: áreas polucionadas y degradadas coexistiendo y conviviendo al lado de otras áreas prístinas y relativamente intocadas, con la finalidad de explotar al máximo sus funciones ambientales, tales como el secuestro del dióxido de carbono.

Si antes sobraban y bastaban algunos “huecos negros” para hacer desaparecer los residuos industriales letales, tales como mares, ríos y lugares relativamente alejados en los países pobres, hoy se requieren grandes pulmones planetarios, sean los bosques o la flora marina, como si ya nos halláramos al borde mismo de una asfixia global y de una insuficiencia generalizada de oxigeno para regenerar la vida. O sea, los medios han variado para la consecución de los mismos fines, pero las consecuencias son aún más nefastas. Veinte años del proceso de Río nos han deparado un presente griego: el cambio climático, como síntesis de todos los procesos de devastación planetaria.

A continuación se reproducen dos artículos. El primero del teólogo ecologista brasilero Leonardo Boff, uno de los pensadores más críticos y destacables de nuestra América, la del Sur. Allí Boff hace un recuento de las medidas que se pretende implantar, usando a la naturaleza -como siempre- como un medio para los fines de la acumulación capitalista. Interesante y digno de destacar, es la referencia que hace Boff a las reflexiones de nuestro compatriota Pablo Solón en torno a la mercantilización de la naturaleza. Vale la pena recordar en este marco la absoluta soledad en la que quedó Bolivia en el encuentro de Cancún del 2010 organizado para renovar el Protocolo de Kyoto que fenece el 2012, este año, cuando el mundo votó contra Bolivia, 189 a 1, todo por poner en evidencia ese sistema de destrucción complaciente que se ha impuesto en el planeta.

El otro artículo es de mi propia autoría, publicado hace 20 años, en 1992, con motivo de la Cumbre de Río de Janeiro de ese año. En esa nota se muestra las interrelaciones entre debacle ecológica, propiedad privada y corrupción, como el nudo gordiano que impide toda transformación profunda, el punto de fusión de todos los intereses coaligados contra la vida en el planeta, capaz de mantener curso imperturbable hacia la destrucción masiva de las bases de vida.

Sería de desear que al fin, luego de dos décadas de desarrollo sostenible y muchos otros discursos, hayamos tomado conciencia del desastre ambiental global al que inexorablemente nos aproximamos. Pero por todas las noticias que se conocen, hoy, 20 años después, este tampoco será el caso, por lo que la humanidad seguirá jugando a la ruleta rusa como su deporte favorito, el ecocidio, como forma de liquidación de todas las formas de vida.

Los viejos medios mantienen su vigencia
  
Olvidaba destacar que los viejos medios mantienen toda su vigencia. Basta ver el horror de lo que acontece en las costas de Somalia, el país más pobre y miserable del planeta, como para comprender la magnitud de la angurria y el desprecio con que los poderosos tratan a los débiles e indefensos. En este mismo blog, recomiendo ver la tragedia de los mal llamados "piratas" somalíes, como para comprender la magnitud del ecocidio que vamos preparando denodadamente desde hace mucho tiempo. Bajo el tìtulo de Algunas causas de la crisis somalí, incluí en agosto de 2011 un artículo en el que se muestran las causas del agravamiento y profundización de dicha crisis, y adivinen donde se encuentran: ¡en el vertido de desechos nucleares en las costas de Somalia y en la pesca indiscriminada por pesqueros europeos en las aguas continentales de ese país hambriento! 
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Economía Verde vs. Economía Solidaria
Leonardo Boff

 
ALAI AMLATINA, 15/06/2012.- El documento cero de la ONU para la Río +20 todavía es rehén del viejo paradigma de la dominación de la naturaleza para extraer de ella los mayores beneficios posibles para los negocios y para el mercado. A través de él y en él el ser humano busca sus medios de vida y subsistencia. La economía verde radicaliza esta tendencia, pues como escribió el diplomático y ecologista boliviano Pablo Solón «ella busca no sólo mercantilizar la madera de la selva sino también su capacidad de absorción de dióxido de carbono». Todo esto puede transformarse en bonos negociables por el mercado y por los bancos. De esta manera el texto se revela definitivamente antropocéntrico, como si todo se destinase al uso exclusivo de los humanos y la Tierra los hubiese creado solo a ellos y no a otros seres vivos que exigen también la sostenibilidad de las condiciones ecológicas para su permanencia en este planeta.

En resumen: \"el futuro que queremos\", lema central del documento de la ONU, no es otra cosa que la prolongación del presente. Éste se presenta amenazador y niega un futuro de esperanza. En un contexto como este, no avanzar es retroceder y cerrar las puertas a lo nuevo.

Hay además un agravante: todo el texto gira en torno a la economía. La pintemos de verde o de marrón, ella guarda siempre su lógica interna que se formula en esta pregunta: ¿cuánto puedo ganar en el menor tiempo, con la menor inversión posible, manteniendo una fuerte competitividad? No seamos ingenuos: el negocio de la economía vigente es el negocio. Ella no propone una nueva relación con la naturaleza sintiéndose parte de ella y responsable de su vitalidad e integridad. Muy al contrario, le hace una guerra total como denuncia el filósofo de la ecología Michel Serres. En esta guerra no tenemos ninguna posibilidad de vencer. Ella ignora nuestros intentos, sigue su curso incluso sin nuestra presencia. Tarea de la inteligencia es descifrar lo que ella nos quiere decir (por los eventos extremos, por los tsunamis, etc), defendernos de los efectos perjudiciales y poner sus energías a nuestro favor. Ella nos ofrece informaciones pero no nos dicta comportamientos. Estos debemos inventarlos nosotros mismos. Solamente serán buenos si están en conformidad con sus ritmos y ciclos.

Como alternativa a esta economía de devastación, si queremos tener futuro, necesitamos oponerle otro paradigma de economía de preservación, conservación y sostenimiento de toda la vida. Necesitamos producir, sí, pero a partir de los bienes y servicios que la naturaleza nos ofrece gratuitamente, respetando el alcance y los límites de cada biorregión, distribuyendo con equidad los frutos alcanzados, pensando en los derechos de las generaciones futuras y en los demás seres de la comunidad de vida. Ella adquiere hoy cuerpo a través de la economía biocentrada, solidaria, agroecológica, familiar y orgánica. En ella cada comunidad busca garantizar su soberanía alimentaria: Produce lo que consume, articulando a productores y consumidores en una verdadera democracia alimentaria.

La Río 92 consagró el concepto antropocéntrico y reduccionista de desarrollo sostenible, elaborado por el informe Brundland de 1987 de la ONU. Se transformó en un dogma profesado por los documentos oficiales, por los estados y empresas sin ser nunca sometido a una crítica seria. Secuestró la sostenibilidad sólo para su campo y así distorsionó las relaciones con la naturaleza. Los desastres que causaba en ella eran vistos como externalidades que no cabía considerar. Pero ocurre que estos se volvieron amenazadores, capaces de destruir las bases fisicoquímicas que sustentan la vida humana y gran parte de la biosfera. Esto no ha sido superado por la economía verde. Esta configura una trampa de los países ricos, especialmente de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) que produjo el texto teórico del PNUMA, Iniciativa de la Economía Verde. Con esto descartan astutamente la discusión sobre la sostenibilidad, la justicia social y psicológica, el calentamiento global, el modelo económico fracasado y el cambio de punto de vista, una mirada distinta sobre el planeta que pueda proyectar un futuro real para la humanidad y para la Tierra.

Junto con la Río +20 sería muy positivo rescatar también la Estocolmo+40. En esta primera conferencia mundial de la ONU realizada del 5 al 15 julio de 1972 en Estocolmo (Suecia) sobre el Ambiente humano, el foco central no era el desarrollo sino el cuidado y la responsabilidad colectiva por todo lo que nos rodea y que está en acelerado proceso de degradación, afectando a todos y especialmente a los países pobres. Era una perspectiva humanística y generosa, que se perdió con la carpeta cerrada del desarrollo sostenible y, ahora, con la economía verde.

- Leonardo Boff es Teólogo/Filósofo, autor de “Sustentabilidade: o que é e o que não é”, Vozes 2012. Fuente: http://servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=492
URL de este artículo: www.alainet.org/active/55664



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Claraboya
DEBACLE ECOLÓGICA,PROPIEDAD PRIVADA Y CORRUPCIÓN

Carlos Rodrigo Zapata C.

Las últimas víctimas de un prolongado proceso civilizatorio basado en la consigna de conquistar la naturaleza ya se encuentran en el patíbulo. Esta vez los afectados no son pueblos, culturas, razas u olvidadas minorías, esta vez son los fundamentos de la vida humana los que nos aprestamos a someter definitivamente. El aire, el agua, los bosques y selvas y las tierras cultivables son las víctimas, condenadas sin tribunal y a punto de ser ejecutadas sin apelación.

“The point of non return” parece haber sido alcanzado, ese umbral más allá del cual la especie humana y las otras especies vivientes tienen poca o ninguna chance más de supervivencia. La devastación de estos recursos a escala mundial no tiene freno ni medida, tampoco parece suficiente la diaria amenaza de la supervivencia planetaria  para emprender acciones a escala mundial para hacer frente a este desastre, ni qué hablar de la capacidad humana de diálogo y concertación para encontrar soluciones.

La a toda luces ilimitada capacidad humana  de liquidación de los fundamentos de su propia vida está estrechamente ligada a la idea que los recursos naturales  son bienes libres por existir en abundancia, idea no revisada hasta el presente.

Ya desde los albores de la civilización humana, todas las generaciones no han hecho otra cosa que procurar sacar el máximo provecho de los recursos naturales sin considerar los daños y perjuicios que puedan causarles a su propia capacidad de regeneración. Importa que el agua utilizada sea pura y cristalina, mas no los residuos y deshechos que contenga una vez  aprovechada; el aire debe ser purificado y en lo posible liberado de todo germen cuando ingresa en un proceso productivo, pero liberado a “su” suerte con todas las emanaciones nocivas y residuos venenosos que haya adquirido en ese proceso, y así sucesivamente con los otros candidatos al patíbulo.

Disputamos la propiedad de los recursos naturales como medio de generación de “riqueza”, pero no nos responsabilizamos por “su” destino como si fuera algo externo a la especie humana, como si la capacidad de regeneración de la naturaleza fuera ilimitada. Por ello no llama la atención que los predios de las grandes fábricas químicas, centrales de energía y otros centros que contribuyen a la devastación de los fundamentos de la vida humana se hallen extremadamente protegidos y resguardados, pero los mares, lagos, ríos, atmósfera y otros lugares del planeta más bien parezcan tierra de nadie, huecos negros donde se acumulan los desechos industriales. Aquí nadie es ni se siente propietario, pues estos huecos negros son funcionales a la propiedad privada.

¿Qué sería de gran parte de esa industria que se pavonea de sus más sofisticados productos si no existieran esos huecos negros? La paradoja de la institución de la propiedad privada que nos plantea la devastación del planeta es simple: para reafirmarla y sustentarla, es necesario al mismo tiempo negarla. Para satisfacer las disposiciones de las autoridades ecológicas en los países más industrializados, las empresas no dudan en intentar despachar sus cargas de residuos letales químicos, atómicos y otros a cualquier lugar “apartado” del globo. Aquí si que no es posible descubrir la idea intensamente difundida por los movimientos ecologistas de que todos nos hallamos en el mismo bote, próximo a naufragar. Los países del Tercer Mundo son otro de esos huecos negros necesarios para la pervivencia de la institución de la propiedad privada.

Todo ese tráfico de cargas ecológicas sólo es posible gracias  a convenios internacionales que dejan las puertas abiertas a estos atentados contra la existencia humana (como el Convenio de Basilea de 1989 contra el tráfico de residuos industriales nocivos, en el que no se aceptó la oposición de los países del Tercer Mundo, que pedían una prohibición expresa de ese tráfico y se impuso la sustentada por los países industrializados de firmar convenios bilaterales, caso por caso, para prohibir dicho tráfico) y a intermediarios vinculados con grandes industrias, empeñados en corromper a autoridades donde sea posible a fin de satisfacer las normas industriales en sus propios países. No pocas industrias deben hacer millonarias inversiones para reconvertir sus plantas industriales y hacerlas compatibles con  el medio ambiente. Un medio de evitar o postergar dichas inversiones consiste en despachar sus desechos industriales a cualquiera de los huecos negros que se han formado en el planeta, muchos de los cuales existen gracias a gigantescas maniobras de corrupción. Los medios para ello vienen justamente del rédito que obtienen estas industrias por posponer sus millonarias inversiones  de reconversión industrial. Esas industrias atentatorias contra la ecología, que requieren de los huecos negros para reafirmar su propiedad, son a su vez centros de la corrupción a escala mundial.

Por ello, la Cumbre ecológica de Río, más que el intento por presentar soluciones de emergencia a una naturaleza en crisis, es y debe ser un profundo examen de conciencia de la cultura y civilización humanas aferradas a los mitos del progreso material y el crecimiento económico.

(*) Publicado en: Periódico Ultima Hora, La Paz, Bolivia, 12 de junio de 1992.