20 agosto 2022

POSIBLES FORMAS DE VIOLAR EL PADRÓN ELECTORAL

Las vulnerabilidades del Padrón electoral


Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

Gran parte de la opinión pública del país tiene la clara impresión que la seguidilla de triunfos electorales del MAS por mayoría absoluta que incluso han llegado a depararle dos tercios de los escaños, ha sido producto de fraudes electorales, quirúrgicos o monumentales.

Esta impresión ha llevado como ninguna otra a polarizar al país, al punto que el propio proceso democrático es puesto en duda debido a que el último eslabón o soporte de un régimen que todavía pueda considerarse democrático, esto es, el voto del ciudadano sin intromisiones ni manipulaciones, ha quedado gravemente en entredicho.

En este marco, es imprescindible inventariar todas las vulnerabilidades posibles en la construcción de un Padrón electoral, las mismas que permitirían violar el registro de ciudadanos con derecho a votar en sus respectivas circunscripciones electorales y de este modo producir un fraude electoral de mayor o menor cuantía, que de igual modo puede alterar la voluntad general de modo esencial.


La finalidad de este recuento es mostrar todas las aristas en las que el Padrón es vulnerable y las ocasiones que pueden ser explotadas desde las esferas oficiales, sin que exista la oportunidad ni la ocasión de poder controlar las mismas desde la sociedad civil y desde instancias objetivas y neutrales. Verificar en qué casos y circunstancias se han preparado las condiciones para manipular la voluntad soberana, es una tarea que todas las fuerzas democráticas vivas deben procurar desentrañar, ya que no es admisible desde ningún punto de vista que una fracción de la sociedad se apodere de los destinos del país sin su expreso consentimiento.

Pero vamos al inventario de las vulnerabilidades del Padrón electoral.

Lo primero que debemos entender es que el Padrón es el registro de los ciudadanos con derecho a votar. Dicho Padrón exige que los ciudadanos se registren, por lo que no necesariamente habrá una igualdad entre el total de la población en edad de votar registrada en cada circunscripción y el total de la población en edad de votar establecida en un Censo de población. Si el número de personas habilitadas para votar en una determinada circunscripción supera a la cantidad de personas identificadas en el Censo, eso sí sería señal de un posible fraude electoral.

De modo que la base primordial del Padrón es el Censo que establece los límites del propio Padrón.

Para analizar estas vulnerabilidades es oportuno tomar en cuenta dos conjuntos de datos, indispensables para construir el Padrón electoral: estos son, los Censos de población y la construcción del mismo Padrón.

En el caso del Censo, es indispensable tomar en cuenta los elementos que explican la dinámica poblacional, es decir, los cambios que se establecen en el transcurso del tiempo en la cantidad, composición por edades y lugar de residencia de la población. Para ello es necesario tomar en cuenta el Balance Poblacional basado en el Crecimiento Vegetativo y el Saldo Migratorio. En el primer caso se debe tomar en cuenta las tasas de natalidad y mortalidad, y en el segundo las tasas de emigración e inmigración de la población.

Como se podrá observar, el Censo es como un foto-finish del estado de la población en un momento determinado, resultado de todas las variables mencionadas. De modo que, si se quiere alterar el Padrón, una vía es empezar por falsificar la información demográfica que se obtiene en un Censo. Se puede incrementar o reducir los nacimientos, defunciones, la migración y la inmigración o no registrarlos. De modo que existen muchas formas de hacer ”cuadrar” un Padrón electoral con los datos de un Censo, motivo por el cual es crucial no limitarse a los números fríos del Censo, sino que es indispensable cruzar la información con los registros que corresponden a nacimientos, defunciones, emigrantes e inmigrantes que son las variables clave que explican el tamaño de una población, así como su composición y lugar de residencia.

De modo que la construcción del Padrón empieza con todos estos registros y continua por el mismo registro ciudadano que da lugar al Padrón electoral, propiamente dicho.

En el caso del Padrón electoral se han podido observar múltiples manipulaciones, como ser:

·         - Dobles registros

·         - Muertos que votan

·         - Traslado de población entre circunscripciones

·         - Dirección no actualizada.

Veamos brevemente cada uno.

·         Dobles registros: En muchos casos se ha observado que un mismo número de documento de identificación ha sido asignado a varias personas. No se ha verificado si se debe a un error administrativo o a una acción fraudulenta. Tampoco el número de personas con doble identificación, ni si han votado, tampoco si tienen su registro de nacimiento en regla. Sólo en este caso o tipo de violación de los registros es posible establecer múltiples fuentes de fraude. Tampoco en estos casos existe la posibilidad de efectuar un control por parte de instancias idóneas.

·   Muertos que votan: Se ha podido constatar en diversas ocasiones este extremo, situación que demuestra una intencionalidad aviesa por alterar la voluntad ciudadana. Que no se haya depurado el Padrón de las personas fallecidas, puede ser un error administrativo, pero que lleguen a votar, es un acto criminal.

·     Traslado de población entre circunscripciones: Se ha identificado casos en que el organismo oficial encargado del Padrón electoral, el SERECI, ha registrado ciudadanos en una circunscripción para que voten en otra. Esta es una forma de manipular la voluntad ciudadana con directa participación oficial, inflando artificial y fraudulentamente el número de electores en determinadas circunscripciones.

·       Dirección no actualizada: Otra forma de fabricar traslados de población sin que se traslade nadie permanentemente y sin una participación oficial directa, radica en no verificar la dirección domiciliaria de los electores. Bolivia no cuenta con instancias que controlen el cambio de domicilio de los electores en plazos determinados como sucede en muchos otros países. Eso deja en el limbo el lugar de residencia, situación que puede explotarse para votar en una circunscripción distinta de aquella en la que se radica regularmente. Dado que el SERECI permite cambios de dirección hasta semanas antes de las elecciones, ello da lugar a “movimientos” poblacionales oportunistas, es decir, a inscribirse en el Padrón electoral en una circunscripción distinta a aquella en la que se radica sin necesidad de abandonar el actual lugar de residencia. De este modo, de modo legal, se puede facilitar el traslado de población que altera la voluntad del soberano. Para que este juego fraudulento funcione con más eficacia es muy útil contar con circunscripciones de todo tamaño. En Bolivia existe un enjambre de circunscripciones que van desde 24.000 hasta 198.000 electores. Esa geografía electoral significa que se altera la igualdad del voto, ya que el voto de 1 ciudadano en una circunscripción pequeña llega a valer el voto de 8 ciudadanos de una circunscripción grande. Por el predominio de las pequeñas, en buena parte de las circunscripciones es posible ganar un escaño con movimientos de población menores, todo un incentivo para recurrir a fraudes y montajes que se pueden organizar en breve tiempo y lograr resultados muy impactantes, y hacerlo todo de modo legal.

Todo este conjunto de variables, tanto las que determinan el tamaño de la población como las que influyen en la construcción del Padrón electoral, pueden dar lugar a diversas manipulaciones.

A las anteriores posibilidades de manipular los resultados, debe agregarse otra de las formas que se utilizan para alterar la voluntad ciudadana. Las autoridades del TSE se han ocupado de diseñar circunscripciones electorales que alteran la proporcionalidad de votos. Esto significa que en un mismo departamento llegan a haber distintos pesos electorales entre circunscripciones rurales y urbanas. En el caso del depto. de La Paz, llegan a valer los votos rurales 3 veces los urbanos, otra forma de conculcar los derechos electorales. Este "técnica" de diseñar circunscripciones a capricho de la autoridad electoral se conoce como Gerrymandering, en memoria de una práctica manipuladora en los EUUU que llegó al extremo de trazar los límites de una circunscripción muy similar al perfil de una salamandra a fin de hacerla coincidir con el lugar de residencia de los seguidores de un determinado partido. 

Otra forma de manipular resultados tiene que ver con los escaños destinados a minorías indígenas. Desde que se han institucionalizado estos escaños, la casi totalidad de ellos ha sido acaparado por el MAS, simplemente por las limitaciones para poder efectuar campañas en condiciones iguales. 

Sin una administración pública idónea, transparente y convencida de la importancia de la democracia en todas sus fases y etapas, no es posible esperar que se respeten todos los procesos indispensables para tener un Censo de población preciso y menos un Padrón electoral confiable.

Si a todo este conjunto de variables y, por tanto, de oportunidades de alterar las cifras de modo fraudulento, agregamos las variables propias de la dinámica electoral, como ser la diversidad de circunscripciones, sus tamaños tan distintos –en parte debido al régimen electoral tan ajeno de un régimen de votación proporcional, en parte por el diseño caprichoso de las mismas circunscripciones–, la falta de control de dobles registros y personas fallecidas, las presiones a los electores para que voten de acuerdo a consignas, la falta de uso del Padrón biométrico para comprobar la identidad de los electores al momento de la votación, entre otros, podemos decir que los resultados que se obtienen en las elecciones generales, pero también en las subnacionales, están muy lejos de cumplir los estándares mínimos de seriedad e idoneidad y de respetar todos los procesos que reflejen adecuadamente la voluntad de la población en edad de votar.

La decisión del régimen Arce de impedir la realización del Censo 2022 muestra que se quiere evitar por todos los medios la posibilidad de contar con una radiografía que permita comprobar el grado y la medida en que existe correspondencia entre la población censada y la población electoral. A partir del cúmulo de variables que pueden constituir puertas de entrada al fraude, es obvio sostener que en Bolivia hay fraude electoral y que no es el producto de incontables inconsistencias, errores y omisiones “involuntarias”, sino que se trata de fraudes aviesamente montados y fabricados en torno a diferentes variables en distintos momentos, de tal modo que nadie tenga la posibilidad de rastrear sus fuentes, principalmente por la imposibilidad de acceder a las fuentes de información.

Bolivia continua deslizándose por la senda de una convulsión interna de grandes proporciones, no sólo por los resultados ya previsibles de las elecciones, sino por la previsible permanencia del mismo régimen y sus políticas destructivas relacionadas con la vida de los pueblos indígenas de tierras bajas, el extractivismo, la destrucción de áreas protegidas, la liquidación de las funciones ambientales del bosque, la informalidad que devora todo futuro porque se le niega un futuro decente, la liquidación de la institucionalidad y el permanente fortalecimiento de un Estado prebendal, clientelar y corrupto.

La responsabilidad de la destrucción del tejido social y de las posibilidades de unidad nacional serán, desde luego, del actual régimen. Las consecuencias serán, como siempre, de todo el pueblo, en especial del más desvalido y desprotegido.

(*) Economista, especialista en planificación territorial. Autor de la idea de “democracia oligárquica y autocrática” para el caso de Bolivia.