05 enero 2023

¿Ha caído Bolivia? Todavía no.

Una respuesta a las reflexiones de la historiadora Loreto Correa


Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

El primer desafío que debe resolver toda persona que desea encarar cualquier tarea es comprender el problema que pretende resolver y entender el escenario al que se enfrenta. Sin solucionar razonablemente estos dos elementos centrales de toda problemática, no son buenas las chances de salir airoso en su cometido.

Luis Fernando Camacho, Gobernador del
Departamento de Santa Cruz, Bolivia

Dicho esto, es indispensable caracterizar el problema tan precisamente como sea posible, de modo tal que interlocutores y eventuales interesados tengan claro, de qué se habla. Del mismo  modo, es crucial describir y caracterizar el escenario o contexto en que se halla inserto el problema, el otro ingrediente fundamental de toda problemática.

El problema actual en Santa Cruz tiene que ver tanto con la idea dominante en la sociedad cruceña, ya incubada en el siglo XIX, de gobernarse por sí misma, como con la idea que el territorio cruceño es pletórico de riquezas aprovechables, incluso por el pueblo pobre, con escasas oportunidades de vida.

Seguro que podríamos darle vueltas y revueltas a esta misma caracterización y resaltar otros aspectos, pero estos rasgos son portadores de la mayor parte del peso que caracteriza la problemática actual.

Partiendo de estos rasgos clave, veamos cómo esos elementos convierten al oriente boliviano, en particular al solar cruceño, en centro de diversas clases de apetitos encontrados, de discrepancias y de muy probables confrontaciones.

‘Gobernarse por sí misma’ significa lograr niveles de autonomía o de autogobierno que van mucho más allá de los que hasta el presente ha sido posible alcanzar, sea porque quedaron confinados a la letra muerta del papel o porque en los hechos nunca llegaron a precisarse tan ampliamente como se pretendía. 

Eso ha significado chocar de frente no sólo con la misma legislación existente, sino con la institucionalidad, las prácticas y las mentalidades predominantes en un país históricamente apartado del mundanal ruido, demasiado incrustado en su propio pasado.

El otro rasgo, el de las riquezas pletóricas, tiene dos elementos que es preciso identificar. El uno se refiere al hecho mismo de la abundancia de riquezas, tanto naturales renovables como las no renovables, pero especialmente las primeras, por sus tierras, bosques y praderas. El otro se refiere a que se trata de riquezas que pueden ser aprovechadas o explotadas por el común de la gente, sin necesariamente tener grandes medios o factores de producción complementarios para hacerlo, como capital, tecnología, know how, etc. 

Este tipo de riqueza se diferencia inmensamente de esos otros tipos de riquezas que también abundan en el país, pero que no pueden ser explotadas por el común de la gente porque se requiere mucha tecnología, grandes capitales, infraestructuras especializadas, etc. Basta pensar en el litio del Salar de Uyuni, el hierro del Mutún o todas las ingentes riquezas mineras e hidrocarburíferas existentes, todas ellas posibles de explotar sólo con un uso intensivo de capital y diversos otros factores, pero a la vez escasamente generadoras de oportunidades de empleo. 

En cambio, los recursos renovables del Oriente, en especial sus tierras, permiten “democratizar” el aprovechamiento de los recursos naturales. Esa es al menos la idea que tiene mucha gente, sin percatarse de las limitaciones que tienen los suelos orientales, de los que se cree que, porque en ellos crecen bosques y vegetación frondosa, éstos serían extremadamente fértiles, lo que es una falacia, porque las tierras cruceñas, más allá de la zona integrada, tienen  muy limitadas aptitudes agrícolas. De otro modo, la producción de los principales monocultivos (soya, caña, maíz) ya hubiera alcanzado y superado hace décadas los 3 millones de hectáreas.

Estos dos ingredientes de la problemática son portadores de una carga explosiva que pueden ocasionar altos grados de conflictividad, pues muestran las miradas distintas que se entrecruzan en la región cruceña.

Veamos ahora el contexto predominante, ya que el mismo puede acentuar o reducir la conflictividad latente, acelerar su explosión o incluso hacerla superflua. Esa es la magia del contexto.

Al presente el contexto está dominado por las presiones que ejercen el masismo y el régimen actual sobre el espacio cruceño. Esas presiones apuntan a controlar el gobierno de la región y controlar las tierras orientales. De todo ello no hay ni puede caber duda alguna. La expansión de la frontera "agrícola", los incendios de bosques y praderas y el avasallamiento de propiedades agropecuarias en producción, amén del creciente traslado de comunidades enteras, de la ocupación de áreas protegidas y de la protección por parte de la “justicia” a quienes perpetran diversos actos reñidos con las leyes, dan fe de ello.

Controlar el gobierno de la región significa controlar las organizaciones que la gobiernan. Gobernación, gobiernos municipales, organizaciones sectoriales, tanto empresariales como sociales, son las más significativas. Todas estas instancias son al presente objeto de grandes disputas. Los motivos van desde el afán del masismo por controlar estas organizaciones, hasta los intereses por lograr diversas prebendas y concesiones a través de ellas (tierras, contratos, licencias, etc.). El hecho observable en todos los frentes es que el masismo avanza a paso firme y las organizaciones cruceñistas van siendo paulatinamente superadas. De no tener pisada en Santa Cruz a lograr controlar la mayor parte de los municipios y las organizaciones sociales, y quedar segundos en las elecciones departamentales, el MAS ya ha dado grandes saltos. Y eso no es todo. También ha logrado acuerdos con organizaciones empresariales interesadas en diversas gangas y facilidades, como ampliar la frontera “agrícola”, mantener las subvenciones a los combustibles, postergar el control de la FES, introducir nuevos transgénicos u OGMs y otros.

Todos estos aspectos son conocidos por todos, aquí no hay secretos ni misterios insondables. La pregunta del millón es, ¿a qué podría deberse que no sean tomados en cuenta? ¿Son inocentes los cruceños, por qué no se estarían percatando de lo que está ocurriendo en su territorio?

Aquí creo que la respuesta es muy distinta a la que nos brinda Loreto Correa, cuyo punto de vista se adjunta al final de estas reflexiones.

Mi punto es que es preciso diferenciar entre lo que piensa o cree el común de los cruceños y lo que está haciendo una pequeña célula dirigencial. Tengo la impresión que los cruceños tienen claro lo que quieren, pero no cómo conseguirlo y tampoco consiguen sopesar suficientemente las conveniencias o inconveniencias de diversos desarrollos para sus propios fines. En cambio, esa pequeña célula comprende muy bien lo que está en juego, pero no revela los medios que está utilizando para la consecución de sus objetivos. 

En breve: lo que puede apreciarse es que dicha célula, que forma parte de las organizaciones de gobierno regional, aún controladas por el cruceñismo, apunta a generar un ambiente propicio para acelerar la consecución de ese autogobierno añorado desde antaño.

Veamos algunos hechos recientes.

- Candidatura presidencial de Camacho. En circunstancias en que se caía de maduro que la única opción para enfrentar al masismo era una gran unidad de la oposición, Camacho decidió apartarse y lanzar su propia candidatura, situación que le dio al masismo mucho más espacio para su propio triunfo. Ese paso fue completamente insensato desde la perspectiva de una Bolivia unida.

Luis F Camacho y Marco Pumari, candidatos a la presidencia y vicepresidencia el 2020



Censo. Paro de los 36 días. La cruceñidad formuló demandas regionales (recursos y escaños) y exigió apoyo nacional, cuando se sabía que muchos departamentos se verían afectados por dichas demandas. Sólo por la insistencia de las redes sociales los dirigentes del Comité Interinstitucional de Santa Cruz mencionaron el tema del Padrón electoral, cuando a todas luces este tema, junto con el censo y la reforma del régimen electoral, son los aspectos capitales para defender la unidad de Bolivia. Una Bolivia sin justicia y sin democracia, ese sí ya es un Estado fallido de cabo a rabo. ¿Eso es lo que no logra comprender esa dirigencia cruceña o eso es lo que también busca?

Comité Interinstitucional de Santa Cruz, coordinó el paro indefinido
en demanda del Censo de Población

- No presentarse a declarar. El ultimo toque a estas batallas fue no presentarse a declarar. Bolivia no ha debatido suficientemente y, más que todo, no ha resuelto el cuento del "golpe del Estado". A nombre de dicho "golpe" se ha acusado a gente, se la ha procesado y sentenciado, sin que hasta el presente hayamos puesto los puntos sobre las íes. Se llega al extremo que hay gente relacionada con el ejercicio gubernamental de la ex presidente Añez, en particular en el Legislativo dominado por el masismo, que no ha sido objeto de imputación alguna. Así como el masismo se inventa delitos, también se inventa pruebas o las pone en el contexto que se le antoja para justificar su punto de vista, cuando se aprecia que su único afán es encubrir sus propias fechorías (reiteradas violaciones a la Constitución, fraude electoral, etc.). En este contexto, da la impresión que Camacho estaba dispuesto a desafiar el poder masista, a fin de multiplicar las razones y justificaciones que muevan al pueblo cruceño a hacer realidad cuanto antes su sueño de antaño: gobernarse a sí mismo.

En conclusión, podemos decir que existe una célula dirigencial muy consciente de sus actos que busca profundizar las contradicciones existentes y acelerar procesos que en otras circunstancias durarían mucho más o, quién sabe, se pospondrían para las calendas griegas.

Por lo que decía algún comentarista político, el Comité Cívico de Santa Cruz ya no se atreve a convocar a Cabildos porque ya no podrá hacer prevalecer sus puntos de vista, y eso es precisamente lo que no quiere que ocurra. Pero también se percibe esto: hay cruceños que quieren gobernarse a sí mismos sin que ello signifique pensar en un quiebre con Bolivia.

En este marco, es oportuno finalmente preguntarse, ¿qué contexto podría cambiar la dinámica desbocada actual que apunta a la demolición de Bolivia? Uno en el que Santa Cruz, y el país todo, por cierto, cuente con una capa dirigente que sea capaz de tomar en cuenta a todo el país, pensar en el corto, mediano y largo plazo, y sepa respaldar ese pensamiento con políticas y proyectos de gran trascendencia. Hoy, Bolivia no cuenta con dicha capa, está extraviada, huérfana de un norte grande, no tiene ninguna visión de desarrollo factible y deseable, menos de construcción de una nación.

Sólo ocupándonos de construir esa capa, como misión y tarea nacional, que vendría a ser como el gran punto de encuentro entre nuestro presente pesado y dudoso, y un futuro promisorio, inclusivo y sostenible, es imaginable girar el curso de la historia que, hoy por hoy, se desliza hacia un quiebre nacional y una confrontación de grandes proporciones. Es hora de pisar el freno de todas esas tendencias suicidas y, al mismo tiempo, el acelerador para construir esa capa dirigente, que deberá guiar al país rumbo a su añorada felicidad.

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(*) Economista, experto en planificación territorial. Coautor de varios PLUS departamentales, catedrático de Desarrollo del Capitalismo, analista político y económico.



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Bolivia ha caído

Loreto Correa Vera

2 de enero de 2023


Suelo escribir desde las convicciones del conocimiento. Suelo hacerlo, pensando en que lo que diga no es personal. Sin embargo, esta columna la escribo no como historiadora nacida en Chile, sino como historiadora formada en Bolivia. Escribo porque viví en Bolivia, y porque tengo una hija cruceña. Escribo desde la convicción de saber que, para volver a pisar tierra camba, pasará tiempo. Sé que no soy la única que piensa así. Tengo a muchos de mis exalumnos en el exilio. Forzado o no, muchos están fuera de Bolivia a causa del deterioro de la convivencia social en el país y porque las oportunidades que tenía Bolivia a principios de los 2000, ya no existen.

Amigos del alma están en distintos países, viendo este infierno. Familias enteras fracturadas. Permítanme desde esta tribuna y con todo el respeto que se merecen decirles lo que se ve claro como el agua.

El socialismo del siglo XXI sigue recetas distintas al socialismo del siglo XX. Su anclaje no es el clásico. Donde sea que aplique la receta, empieza más o menos por lo mismo. La instalación de una Constitución llena de derechos para la galería, pero que no se respetan. La utilización de los pueblos indígenas invocando injusticias ancestrales, la creación de una mayoría parlamentaria a prueba de todos los entuertos y ligues posibles, gente con escasa educación cívica y manipulable. Siguen, la penetración del poder político del partido revolucionario en las más altas esferas del Estado. Eso lo primero.

A continuación, viene una segunda fase. Procede la desinstitucionalización de los mecanismos de control electoral, la tuición de los medios de comunicación estatales, la instalación de vocerías de gobierno a prueba de balas argumentativas y la creación de liderazgos absolutamente incondicionales al poder político. Uso de los jóvenes que, con un claro e idealista interés en la política, se sumergen en la ideología del cambio, como si fueran absorbidos por un mantra. Allí están gente más formada, incluso con postgrado en países de la órbita socialista, convencidos que todo lo pueden en la convicción de que el modelo económico y el derecho internacional están o han de estar al servicio de los pobres. Pobres, que en realidad no se trata de gente sin recursos, sino gente sin poder.

Así, se suman al poder político, que conciben como una vía para obtener lo que, por la vía de los méritos, no obtendrían ni en esta vida o en la otra. Hombres y mujeres que salen de la nada y que, andando en la militancia, consiguen riquezas y poder gracias a su participación en la política. Gente que se arregla para vivir de los demás, verdaderas sanguijuelas.

En una primera línea y hablaré desde lo que he visto, dirigentes vociferantes, en la segunda, líderes construidos desde la ideología, gente descartable, reciclable y corrupta, no porque piensen distinto a uno, sino porque cobran dinero por estar donde están. En el tiempo, años, se desgastan unos y continúan los otros.

En los países que adoptan este socialismo del siglo XXI, se forman cúpulas de gestión que crean formas de comportamiento, formas de silenciación, de cancelación y de alejamiento de la crítica. Escuelas de pensamiento, logias de intelectuales, feministas recalcitrantes, indigenistas radicales, adivinen guiados por quién…

Personajes que no debaten, imponen y crean realidad. Si no eres progresista eres neoliberal, si no eres feminista o indigenista estás con los ricos, con la cultura patriarcal, con los opresores de las mujeres. Esquemas donde se honra la fragmentación, la ruptura, la cancelación. Nada de bueno obedece a los logros del siglo XX y la gente mayor. Fuera con ellos.

Los primeros años del MAS han sido esto. Pero no es todo. La violencia que supone, pero se normaliza, se acompaña de descalificación, ruptura de las élites, desprestigio permanente de cualquier cosa que no sea el control del Estado y en Bolivia, además, de terrorismo de Estado. Entonces la gente “bien” comienza a marcharse. Se van los capitales, las grandes riquezas huyen y llegan los chinos. Los chinos que se lo llevan todo y negocian con ese socialismo radicalizado. En lo internacional, el establishment se deja acompañar de determinados amigos y un odio parido a los Estados Unidos; fuente de todos los males y destino de todos los dardos. Sin embargo, el ingrediente que lo sepulta todo es la penetración de “esos amigos” en las fuerzas armadas. ¿Se olvidaron de la salida de miles de cubanos y venezolanos cuando huyó Morales?

Este largo preámbulo, sin cuestiones nuevas asumo, es para contarles lo que viene, porque tal parece que Bolivia no se percata en lo que está metida y está en una lucha callejera que no llevará a nada.

Hace unas semanas, nos espantamos todos de lo ocurrido con el presidente Castillo en Perú. Nos espantamos porque su declaración era de otra época, de otro mundo. Era un golpe de Estado. Uno en el que se pensaba que todo era blanco y negro y que las instituciones del Estado estaban al servicio de un presidente de un populismo exacerbado. Causas en su contra, parentela inmiscuida en líos de dinero, confesiones ministeriales de soborno salieron a la luz y definieron que el Congreso asumiera su papel.

Pues bien, el Perú este 2022 ha demostrado que la crisis de la clase política, así como la corrupción tiene límites. Bien por el Perú, y esperemos que la actual presidenta interina logre sofocar a las masas que pugnan por el establecimiento de un socialismo del siglo XXI que claramente ha sucumbido en un Perú que solo pretende no perder sus logros. ¿Bolivia intentó hacer algo así el 2019? No. Todos se hicieron humo hasta llegar a Jeanine Añez. Aquí vemos la primera diferencia, quizás algo tempranamente dirán algunos. En Bolivia, el poder legislativo no funciona desde entonces, pero la acusación de una Lidia Patty tiene gente presa.

Notable. Otra prueba más de la ausencia de Estado de Derecho.
Pero cuando ya acaba el año, el socialismo del siglo XXI, cual viruela del siglo XIV, ha atravesado en una segunda ronda Los Andes. Incubado por años, hoy todos los cuerpos del Estado están enfermos de odio en el “Estado Plurinacional”. Pletóricos de palabrería barata, de mecanismos de control de los actores políticos, hoy no hay separación de poderes del Estado, hay la palabra del masismo y punto. Si viene desde Cochabamba o de La Paz, da lo mismo. Forma parte del show.

Así, daba igual lo que dijera el abogado de Camacho en la audiencia, como da lo mismo lo que se haga desde Santa Cruz. Bolivia ha dejado de existir.

Es un territorio donde no se escucha a la ONU, donde no impera el derecho internacional, donde el sistema internacional no opera – al igual que en Venezuela, Nicaragua o Cuba-; donde tampoco se respetan los derechos de las personas o se escuchan otras voces, como la voz de la Unión Europea, quienes, con la mejor intención, intentan poner un alto al patio.

Entonces, ¿por qué espantarse por el arresto de Luis Fernando Camacho? Pues porque los cruceños fueron inocentes. Pensaron livianamente que el Estado masista no se atrevería a ingresar a Santa Cruz de la Sierra.

Craso error. El MAS ha seguido la receta. Faltan los demás actores, pero hay tiempo. Calma, irán a por todos. Inocentes los cruceños, pensaron en que no se podría hacer nada más en Santa Cruz. Craso error, porque ya están qué rato en todas partes. En los cargos, en la fiscalía, en el poder judicial, en los servicios públicos, en la policía, en las fuerzas armadas. El MAS ha puesto a Santa Cruz a todos a bailar al ritmo del socialismo del siglo XXI.

Han paralizado el modelo cruceño, han atacado al núcleo de su fuerza. ¿Qué parte no se entiende que están en el medio de una revolución y que no han generado partido político nacional y herramientas que tengan la fuerza para oponerse a una maquinaria como la del MAS?

Llevan años pensando en que no los iban a tocar. Pues bien, ya los redujeron. ¿Ahora vendrá la aplicación del artículo 137 de la CPE sobre los Estados de Excepción? Quizás. Si lo aplican, se delatan ante la Asamblea. Quizás no lo declaren. ¿Pero a quiénes van a juzgar con pasamontañas? ¿Quién va a delatar al comando que arrestó al gobernador de Santa Cruz? ¿Qué juez va a hacer justicia? ¿Dónde?

Pero, qué más da. En Bolivia ha cesado el Estado de Derecho. Hoy todos los dirigentes cruceños están bajo amenaza y en Santa Cruz, no hay embajadas donde asilarse. Mañana llegará un comando y raptará a los cívicos, a cualquiera, de a uno en uno.

¿Lo pensaron? Claro que no lo pensaron, como tampoco lo previó Luis Fernando Camacho, quien creyó que no se atreverían con él. En Santa Cruz siguen creyendo que van a salir por las buenas de todo esto, de forma pacífica, con millones en las calles y con la Cruz en sus manos. Soy creyente. Profundamente, pero eso no ocurrirá. Ya no ocurrió. Por favor despierten. El federalismo, que devuelvan a Camacho ya no llegará. La lucha autonomista forma parte de un pasado que no volverá.

El gobierno del MAS aguardará un par de semanas y seguirá con la purga. Sí, purga. Aprovecharán carnavales y seguirán. Será eso, a menos que el país entienda que lo que está en juego son mucho más que los juicios de Camacho y la brutalidad infringida a Jeanine Añez. Si los bolivianos no se unen ahora con una mirada nacional y no instrumental, el MAS arrasará con todo. La Comunidad Internacional no tiene margen.

Están avisados.

Loreto Correa es historiadora





01 enero 2023

Las estructuras de la decadencia. LA AMPLIACIÓN DE LA FRONTERA “AGRÍCOLA” Y LOS AVASALLAMIENTOS CRECERÁN ACELERADAMENTE

 

Carlos Rodrigo Zapata C. (1)


Podemos observar que el ritmo de avasallamientos aumentó significativamente por razones estructurales y coyunturales, y no se detendrá mientras no logremos concebir un modelo de desarrollo que brinde genuinas oportunidades para todos y el sustento no se base primordialmente en la depredación de los recursos naturales (extractivismo). ¿Cuáles son esas razones? Veamos un poco.

Concentrémonos en las razones estructurales, ya que las coyunturales se arman u organizan en torno a las estructurales.

La primordial razón estructural tiene que ver con las particularidades de los procesos de meteorización de los suelos que en el caso de la llanura oriental se expresan en la pobreza de sus suelos, no aptos para usos agrícolas intensivos y sólo aptos, con limitaciones, para usos extensivos. ¿Qué significa ello? Que sus rendimientos no son comparables con los que se hallan en el pie de monte, en la llamada área integrada, allí donde Los Andes han depositado por millones de años ricos sedimentos que les han dado a esos suelos una riqueza inmejorable. El PLUS del depto. de Santa Cruz lo confirma.

Es crucial comprender la importancia trascendental de este hecho. Gracias a ese generoso aporte de la naturaleza, ocurre que aprox. el 70% de los mejores suelos de Bolivia se halla en la región integrada de Santa Cruz. El restante 30% de suelos de calidad semejante se halla en el resto del país, usualmente al pie de las últimas estribaciones de Los Andes. Y un dato más. Todos estos suelos de primera calidad no representan más del 5% del territorio nacional, es decir, 6 millones de hectáreas. Ese es el capital agrícola nacional en materia de tierras de primera calidad, aptas para todo uso, ampliamente concentrado en el departamento de Santa Cruz, como se puede ver. Dicho en breve: como país, estamos a enorme distancia de la cantidad y calidad de los suelos que posee la Argentina, por ejemplo. 

En el transcurso del tiempo, los predios en el área integrada han sido ya ocupados y se hallan generalmente en producción. Para ampliar la frontera “agrícola” con la tecnología actualmente disponible en el medio boliviano -que aún no ha logrado desarrollar plantaciones en suelos muy pobres con rendimientos destacables- se habilita nuevas tierras, lo cual significa cambiar el uso actual del suelo, lo que se traduce en tumbar el bosque y habilitar esas tierras para uso agrícola. El problema es que se trata de suelos poco aptos, no convenientes para monocultivos a gran escala, como señalábamos anteriormente.

Una vez que entran en producción dichos suelos no tardan en ponerse de manifiesto sus limitaciones, lo cual muestra que el negocio de la eventual compra o habilitación de las tierras no devolvió la renta esperada, motivo por el cual se prepara un nuevo asalto a la naturaleza, es decir, habilitar nuevos predios. Esta lógica se va acelerando en la medida que los predios se alejan cada vez más de la zona rica en sedimentos, lo cual acorta aún más los periodos en que se puede obtener rendimientos pasables.

Este mismo proceso está sucediendo con los avasallamientos. Lo que se puede advertir es que el ritmo de los avasallamientos también está aumentando y por las mismas razones que señalábamos anteriormente: los rendimientos son menores, el periodo de vida útil de las tierras sin suministro adicional de nutrientes o descanso prolongado es también cada vez menor. Esto también explica que los avasallamientos ocurran más frecuentemente en zonas con tierras todavía ricas en sedimentos.

Lo señalado hasta aquí es la razón estructural que explica el creciente ritmo de avasallamientos de tierras que van a la par del creciente ritmo de habilitaciones de nuevas tierras, eufemísticamente llamadas expansión de la frontera "agrícola”, cuando debería decirse, expansión de la depredación de recursos naturales, por hallarse cada vez más alejadas del núcleo rico de tierras fértiles.

Para que suceda todo esto del modo señalado, también se requiere de razones coyunturales. ¿Cuáles son las principales? Supuesta disponibilidad de abundantes tierras fértiles, creciente población sin oportunidades de trabajo y sustento, un sistema judicial que no protege la propiedad, un Estado clientelar que fomenta el prebendalismo y que, además, es incapaz de concebir un modelo de desarrollo no destructivo, que sea capaz de aprovechar los recursos existentes sin depredarlos ni degradarlos.

Con todos estos ingredientes, diversos grupos apoyados por distintas instancias estatales –“el Estado es masista”– dirigen la mirada a las tierras cruceñas por el hecho que da la impresión que son muy fértiles y no tienen limitaciones evidentes, como es el caso de la llanura beniana, más propensa a inundaciones y al anegamiento. 

En la confluencia de las razones estructurales y coyunturales señaladas juegan dos aspectos un rol crítico: la ignorancia y la demagogia.

La ignorancia lleva a suponer que porque en un suelo hay bosques también puede haber grandes sembradíos, lo cual es una gran falacia que lleva a profundos engaños. Es lo que se conoce como una falsa correlación: si hay árboles e incluso una abundante vegetación que cubre el suelo, entonces éste debe ser muy rico en nutrientes y, por tanto, apto para toda clase de usos. Lo que se desconoce es la dinámica histórica de desarrollo de esa vegetación relativamente abundante. Ocurre que los suelos amazónicos y chiquitanos se retroalimentan en gran medida de su propia vegetación que cuando muere, abona el mismo suelo en que ha crecido, permitiendo que el bosque y la vegetación se puedan renovar y reproducir continuamente. Entonces, ¿qué pasa cuando se corta el bosque y se elimina la cobertura vegetal? Se interrumpe ese ciclo que ha logrado poblar de verde inmensas extensiones. Se inicia un proceso de degradación del bosque y con ello se inicia un proceso de desertificación. Al desmontar el bosque y la vegetación se inicia un proceso de pérdida irreversible del recurso suelo, ya que éste ya no servirá para sostener el bosque, el bosque desaparece y la actividad agrícola sólo puede desarrollarse pocos años, al igual que la ganadería, dejando al final un suelo inerte.

La demagogia consiste en prometer tierras que no son aptas para los usos que se las está ofreciendo, lo que lleva concretar ofrecimientos imposibles de cumplir, sin recurrir a todos estos engaños y maniobras de destrucción.

De modo que sin cambiar las razones o condiciones estructurales y coyunturales que explican este crecimiento absurdo de la frontera “agrícola” y este proceso creciente y acelerado de avasallamientos, estos procesos continuarán, generando todas las condiciones para la depredación más absurda e inmisericorde de los bienes de la naturaleza -es decir, el bosque y la vegetación existente, lo que incluye sus funciones ambientales y la biodiversidad, así como múltiples oportunidades de aprovechar esos recursos sosteniblemente- sólo porque no hemos sido capaces de concebir procesos de desarrollo sostenible, compatibles con el equilibrio ecológico que no destruyan el recurso, sino que lo conserven y aprovechen. Estos procesos ahondarán a su vez aún más la inseguridad jurídica de la propiedad.

Es necesario tener claro que no es posible cambiar las condiciones estructurales por lo que sólo queda adaptarse a las limitaciones que estas representan. Ello implica conocer y desarrollar cadenas tróficas* que permitan el aprovechamiento del bosque y la biodiversidad, preservando las funciones ambientales de la Madre Naturaleza. Ello exige una nueva forma de relacionarse con el bosque, conocer dinámicas y sus frutos, y sus mejores modos de aprovecharlos, sin destruirlos.

También exige superar la demagogia. Para un manejo sostenible del bosque es altamente probable que se requiera por familia superficies mayores que las que actualmente se distribuyen sin tomar en cuenta las aptitudes de uso del suelo ni los potenciales de los bosques y vegetación existente. Las condiciones en el Chaco son por ejemplo completamente distintas a las de la Llanura. 

Todas estas condiciones exigen que se plantee metas y objetivos mucho más ambiciosos que los actualmente dominan la escena en Bolivia. Tendremos que hacer enormes esfuerzos, no sólo para evitar la liquidación de nuestro patrimonio en materia de bosques, biodiversidad y riquezas naturales, sino también para efectuar un aprovechamiento sostenible de dichos bienes naturales. 

El tiempo apremia, no solo por los grados de depredación y degradación que vienen sufriendo los bienes naturales, sino por las estructuras delictivas y atentatorias contra el futuro del país que se van afianzando y fortaleciendo, constituyéndose en nuevas trabas y obstáculos estructurales al desarrollo nacional.

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(1) Economista, experto en planificación territorial. Coautor de los PLUS de los departamentos de Chuquisaca, Potosí, Pando y Tarija y la Zonificación agroecológica y socioeconómica del Altiplano de La Paz.

*Cadenas tróficas: se refiere a la diversidad de formas de producción y aprovechamiento de los productos y frutos del bosque, entre los que se puede mencionar, castañas, nueces, mieles, resinas, colorantes, etc. Los eslabones de las cadenas tróficas se retroalimentan entre sí, generando una diversidad de externalidades mutuamente benéficas.