La crisis profunda de Bolivia es producto del intento de consolidar un régimen político sin tener un régimen económico viable y sostenible. Dicha situación está llevando a la desestructuración del país y al fraude electoral como recurso indispensable para mantenerse en el poder.
Carlos Rodrigo Zapata C. (*)
Todo indica que Bolivia ha retrocedido en su posibilidad y en su capacidad de construir una nación, es decir, una sociedad capaz de brindar a todos sus miembros posibilidades iguales de realización de sus proyectos de vida personal.
Si antes de la irrupción del MAS en la vida nacional las posibilidades de construcción de una nación eran reducidas, hoy tendríamos que decir que luego de crear el Estado plurinacional y de los innumerables desencuentros habidos en la sociedad, usualmente construidos desde el Estado, debemos decir que las posibilidades se han reducido al extremo que los bolivianos más parecen inquilinos de su propio suelo. (1)Las últimas confrontaciones, en especial todas las relacionadas con el desemboque de 2019-2020 y las que al presente se vienen dando en torno al Censo de población y vivienda, han sacado a relucir las inmensas diferencias y contraposiciones que anidan en el país.
Queda claro que al eje contrapuesto en oriente y occidente del país se ha sumado un eje de carácter ideológico entre una corriente populista con tintes fascistas llamada MAS y otra corriente que es la suma de diversas tendencias entre las que se puede destacar corrientes nacionalistas, de izquierda respetuosa de los DDHH, republicanas, oligárquicas, empresariales y también racistas y de extrema derecha.
Lo que más llama la atención es que entre estos enjambres opuestos de corrientes no haya vasos comunicantes y muy pocos al interior de las fuerzas de oposición. Es como si las fuerzas sociales en Bolivia hubieran decidido retornar a sus cuarteles de invierno, a esa diversidad de centros poblados en todos los confines del país, y que hubieran escogido vivir en su propio aislamiento ya inveterado y sólo hacer fuerza para imponer ciertas exigencias o para resistir a ellas.
Bolivia es un país que no conversa, que no tiene intercambios sobre su futuro. De niños recuerdo que teníamos la costumbre de contarnos nuestros sueños fantasiosos con mis hermanos, como una forma de participar en las aventuras que forjábamos en nuestra imaginación. Hoy no hay ni asomo de algo así en nuestro país, simplemente porque vivimos en mundos muy distintos, en especial por las diferencias culturales, de formación, de experiencia y vivencias, también producto de la inmensas desigualdades materiales prevalecientes.
Pese a que se trata de múltiples planos y niveles en que se puede apreciar en vivo y en directo nuestra ya célebre pluri-multidiversidad o heterogeneidad étnico-cultural, estas diferencias me preocupan definitivamente menos, pues al fin y al cabo responden a procesos históricos tan distintos y diversos que es muy difícil pensar en implantar una sociedad más o menos uniforme sobre valores, normas y principios similares. La heterogeneidad está omnipresente en todas nuestras estructuras.
Las diferencias que verdaderamente me preocupan y que se
sienten cada día más a diestra y siniestra de los ejes señalados son esos
desencuentros construidos, fabricados, porque hay intereses que sacan provecho
de esas diferencias y de innumerables rencillas, disputas y desavenencias.
Según lo que puede advertirse con más claridad -sin descartar
otros posibles escenarios- esos desencuentros son artificiales y construidos principalmente
por el MAS y por las corrientes que le son afines. Es crucial identificar estas
corrientes e intercambiar profusamente sobre todo ello, ya que es en este tipo
de desencuentros y diferencias donde se está jugando el destino nacional, es
decir, el destino de Bolivia como nación y como país. No se trata de ningún juego
ni de ninguna reflexión meramente intelectual. Estamos hablando de la suerte de
la patria.
El MAS ha llegado a la vida nacional sin ningún norte claro. Si el MAS ganaba las elecciones del 2001 no hubiera tenido ni jota que decir, pues no tenía ni un programa ni el más mínimo personal para asumir responsabilidades. Y casi gana. Cuatro años después ese panorama no había cambiado mucho y ganó por mayoría absoluta.
¿Cómo ha resuelto el MAS su orfandad de horizontes, su falta
de visión, su incomprensión de la problemática estructural de Bolivia en múltiples
planos y horizontes? Según lo que hemos podido apreciar hasta la saciedad, se
ha refugiado en un conjunto de muletas que están destruyendo el país a pasos
acelerados. Esas muletas son: atizar diferencias, extractivismo, prebendas y
desinstitucionalización del país. Veamos cada una de ellas brevemente.
ATIZAR DIFERENCIAS. La primera pregunta es, cómo atraes
seguidores. En Bolivia es indispensable dirigirte esencialmente al estómago de
la gente, a sus objetivos inmediatos, a resultados rápidamente plasmables, al
corto plazo. Lo demás es paja, simplemente porque nadie vive de promesas, ni de
planes, ni de visiones de futuro. Así es como el común de nuestros congéneres ven
el país. En este punto el MAS ha recurrido a una mezcla bizarra, cruel, que se
ocupa de sepultar todo futuro armónico: se ha ocupado de abrir viejas heridas, aplicar
discursos de odio, en pocas palabras de alentar el espíritu herido del pasado,
producto de múltiples ofensas y formas de marginación de las mayorías
nacionales. Esas viejas heridas han sido mezcladas con extractivismo y prebendas,
las formas más viles de ganar adeptos y destruir futuros. Luego dedicamos unas
reflexiones a estos temas.
El MAS sabía que se movía en terreno abonado por la historia
y que era cuestión de remover cenizas para hallar aquí y allá viejos rescoldos
que vuelvan a encender las llamas del odio y la ira. Y claro que lo ha logrado.
Desgraciadamente en la sociedad andina, más en el mundo aymara que en el
quechua o en las otras naciones que habitan nuestro país, no existen consejos
de sabios, de personas particularmente ilustradas que reflexionen
constantemente sobre el devenir de estas naciones y que puedan brindar consejo,
orientación, sopesar las reacciones. El
drama en este plano es que son dirigentes locales improvisados, sin ningún pergamino
más que su “turno”, los que asumen las riendas de grandes grupos humanos y los
conducen, de acuerdo a sus intereses, pasiones e inclinaciones muchos más que
según su saber y entender. El resultado es que la “reserva moral” de la que
tanto habló el MAS ha quedado profundamente comprometida, así como todos sus
principios, normas, ética y moral, desde el momento en que se han sumado a una
orgía de despedazamiento del país.
EXTRACTIVISMO. ¿Qué es? Es explotar los recursos naturales
sin conmiseración de su daño o deterioro, y sin prever las consecuencias de su
agotamiento futuro. En pocas palabras es esquilmar sus bienes a la madre
naturaleza, sin llegar a conformar o configurar una base de vida digna y un sustento
sostenible, es decir, capaz de reproducirse y generar nuevos valores, sin tener
que depredar ni dañar otros recursos. El MAS ha sido en este campo también muy
prolífico. No ha tenido empacho alguno en disponer todas las medidas que fueran
necesarias para ampliar la frontera agrícola, incluso en áreas no aptas para ello.
Ha dado rienda suelta a las petroleras sin asco para que identifiquen
yacimientos sin respetar ningún área protegida ni tierras de los pueblos
indígenas, supuestamente protegidos por ese Estado plurinacional. Ha permitido
y alentado el asalto de los yacimientos mineros contaminando las aguas de ríos
y atentando inmisericordemente contra la vida y los derechos de los pueblos
indígenas y de la madre naturaleza. La destrucción de bosques centenarios y los
incendios en el oriente del país han sido la culminación de esa maquinaria
destructora, todo justificado con el derecho que tiene todos de “vivir bien”,
una idea que no se entiende y que en ningún plano o ámbito ha dejado alguna
huella, un ejemplo o una guía digna de mención. La economía plural nunca paso
de ser un verso y un cuento chino.
Es asunto es que el MAS se aprovechó de toda esa riqueza para
facilitar medios de vida y enriquecimiento a sus seguidores. Que se requería
distribuir tierras y nuevas oportunidades de vida, no cabe duda alguna. Que se la
haya realizado de forma tan depredadora, destructiva, sin respetar derechos y
sin construir bases sostenibles para el futuro, ahí radica el atentado contra
el país.
El asunto es que no podías atraer a grandes sectores de
población, sea con promesas de respeto a los pueblos indígenas en unos casos o
con discursos de odio en otros, si no tenías nada que ofrecer. Puso la riqueza
de todos los bolivianos a disposición de sus seguidores y adherente, incluidas
todas las posibilidades que ofrece el Estado, con lo cual abrió la posibilidad
de cumplir sus promesas, la que fuere, a todos sus seguidores. Pero eso no era
gratis, había que ganarse el derecho de acceder al extractivismo depredador a
mordiscos. Ahí entraron en acción las prebendas y el clientelismo.
PREBENDALISMO. El MAS no dio puntada sin hilo en su labor de conquistar y someter a grandes contingentes de la población boliviana. Repartió prebendas, privilegios y granjerías como mote, porque sabía que la única manera de tener seguidores incondicionales radicaba en canjear lealtad por prebendas. Se ocupó de organizar un sistema de distribución de favores y facilidades que no excluía a nadie. He usado le expresión de Estado Matrioshka para graficar el tipo de Estado que creó el masismo. Al igual que las muñequitas rusas que caben muchas dentro de la más grande, el Estado masista fabricó una parcela para cada sector, creo mil Estados dentro de ese Estado, a fin que todos sepan que cuentan con su parcela o tajada dentro de ese Estado.
Por supuesto que la tarea de distribuir prebendas a mansalva
tiene sus costos y sus bemoles. El primer costo es que el Estado de derecho
queda en entredicho o simplemente es anulado. Eso está pasando con las áreas protegidas,
con los derechos de propietarios de tierras, con los derechos de la población
indígena que no es consultada ni para hacer una carretera ni para iniciar operaciones
mineras. Otro costo es todo el deterioro del medio ambiente, la depredación de
los bienes de la naturaleza, la destrucción de las funciones ambientales. El
colmo de la irracionalidad masista es que el deterioro del medio ambiente y la
multiplicación de pasivos ambientales, como por ejemplo la quema de millones de
hectáreas de bosques y pastizales y la matanza de millones de animales, no
ocasiona ninguna merma o reducción del crecimiento. Bolivia crece contra viento
y marea, y pese a toda la destrucción que ocasiona su sistema de explotación a
mansalva. Este discurso del “modelo” y el “crecimiento” es un pequeño aditamento
destinado a todos los depredadores para que no se sientan mal con sus hazañas
depredadoras. En lugar de aprender a cuidar los bienes de la madre naturaleza,
el masismo ha hecho gala de la destrucción y el saqueo de dichos bienes,
situación que será muy difícil detener y revertir. Todo por las prebendas, todo
con tal de asegurar lealtad incondicional.
DESINSTITUCIONALIZACIÓN DEL PAÍS. Una de las consecuencias
más graves es que tanto el Estado de derecho como las instituciones se
convierten en una traba, en un obstáculo para esa repartija irresponsable de
los recursos. Esta cuestión tiene muchas aristas que van desde nombrar responsables
interinos de las diversas instituciones, siguen por hacer la vista gorda ante
muchas aberraciones y llegan hasta la omisión y complicidad con muchas otras
acciones e intervenciones.
Una de las consecuencias más claras y evidentes de estas
políticas sistemáticas de expoliación de los recursos se puede apreciar en que
instituciones esenciales para el buen manejo de los bienes naturales han
quedado prácticamente liquidadas. SERNAP, AJAM, ABT, son solo un pequeño
listado de instituciones clave que han sido anuladas. Otras dimensiones tienen
que ver con el crecimiento del narcotráfico y el contrabando, lo que muestra
que la estructura institucional ha quedado desbordada, inutilizada y se
requiere otros ámbitos. Son puntales
esenciales de este modelo depredador-prebendal, ya que ambos son indispensables
tanto para acceder a capitales por la vía del lavado de fondos sin un origen legalmente
establecido, como para facilitar empleo precario o de subsistencia a millones
de informales. En un ambiente donde las leyes y normas, empezando por la
constitución, no se respetan, es imposible imaginarse que puedan arribar
capitales a nuestro país que no vengan atados a favores y una serie de ventajas
y condicionalidades previamente negociadas. El hecho es que la casi totalidad de
emprendimientos que abandonan el país, terminan acudiendo a estrados judiciales
internacionales, donde obtienen extraordinarias indemnizaciones. El
narcotráfico va penetrando todos los ámbitos del país, al punto que cuando se
trató de dictar una norma para controlar el origen de las ganancias, el sector
que más se movilizó fue el informal -compuesto por chuteros, contrabandistas,
gremiales, cocaleros- porque se sentían doblemente amenazados, no solo por no
poder explicar el origen de sus propios ingresos y patrimonios, sino también
por el riesgo de tener que poner en evidencia los vínculos que mantienen con
fuentes oscuras de capitales y recursos que por lo general provienen del
narcotráfico y de todas las formas de extractivismo y expoliación de los
recursos del país.
Todo este encadenamiento de factores ha precarizado la vida
nacional en extremo, al punto que hoy en día Bolivia no cuenta con ninguna visión
de desarrollo del país, como si viviera a control remoto o como si los bienes
naturales fueran una fuente eterna de medios de vida.
EL PADRÓN ELECTORAL. Por si fuera poco todo lo señalado, es
indispensable destacar que la madre del cordero o la fuente de reproducción más
significativa que ha encontrado el MAS para perpetuarse en el poder radica en el
régimen electoral, y dentro de éste, en el padrón electoral.
Dicho muy en breve, el MAS se ha encargado de perfeccionar el
régimen electoral heredado que ya era portador de una diversidad de
distorsiones y medidas que habían alejado a Bolivia de un sistema proporcional
de votación, es decir, de un sistema donde la regla de conversión de votos en
escaños es igual o solo ligeramente diferente para todos. En Bolivia existe un
enjambre de circunscripciones de todo tamaño, lo cual ocasiona que el valor del
voto en circunscripciones pequeñas sea mucho mayor que en las grandes. Si
además dichas circunscripciones pequeñas son diseñadas en áreas o regiones
donde el MAS tiene mayorías, ocurre que gana escaños de modo desproporcionado
en relación a su fuerza. Pero este es apenas un aspecto del régimen electoral
vigente que le ha dado al MAS una seguidilla de triunfos por mayoría absoluta e
incluso dos tercios de los escaños parlamentarios en las ultimas 4 contiendas
electorales. Otros aspectos tienen que ver con las circunscripciones especiales
destinadas a minorías indígenas que han sido acaparadas por el MAS en todas las
elecciones por no existir condiciones iguales de acceso para todos los
partidos. A ello se suman los cambios en el diseño de las circunscripciones
para favorecerse con la nueva distribución geográfica de los electores. Pero
eso no es todo, pues aquí entra en escena el padrón electoral, la verdadera
gallina de los huevos de oro de la reproducción del poder masista.
¿Cuál es el problema con el padrón? En realidad, deberíamos
preguntar en plural, cuáles son esos problemas. Lo primero es que hasta el
presente nunca se despejó plenamente el tema de los muertos que votan y los
carnets duplicados. Este tema sigue en veremos, pese a las explicaciones que se
han dado del TSE y que explican un crecimiento desmesurado del número de electores.
Otro problema es que al votar no se utiliza el registro biométrico, sino se
emplea una lista impresa que los jurados de mesa deben usar para confirmar la
identidad de cada elector. En un mundo digitalizado, es muy fácil que los jurados
de mesa cuenten con toda la información digital a la mano a fin de comprobar o
corroborar la identidad de los electores. En un ambiente proclive a fraudes,
esta medida es esencial, pero no se aplica.
Mas allá de estos temas y asuntos, que no son menores, se
halla el problema de fondo del padrón. Usando el padrón y la infraestructura
disponibles es posible trasladar electores de una circunscripción a otra de
modo legal. ¿Cómo es posible? Simplemente inscribiéndose en la circunscripción
en la que se quiere votar, sin por ello tener que cambiar de domicilio. Eso no impide
que se cambie el registro y se señale una nueva dirección en la nueva circunscripción,
ya que este hecho no es objeto de verificación ni sanción y nadie se ocupará de
verificar si el ciudadano realmente radica donde dice. En el mundo la situación
es completamente distinta. En toda ciudad existen registros ciudadanos, donde
cada estante y habitante tiene la obligación de registrarse y señalar su
dirección actualizada en plazos perentorios (que usualmente no exceden de dos
semanas), la que debe ser confirmada y corroborada por el propietario del
inmueble o por vecinos, sujeto a otras inspecciones y sanciones. En Bolivia no
existe nada de eso, de modo tal que cada uno puede decidir libremente donde
votar a conveniencia circunstancial. En un país en que se ha hecho del fraude y
el engaño el modo de reproducirse “democráticamente” en el poder, está claro
que toda esta infraestructura legal es la forma de garantizar que el fraude sucederá
entre gallos y medianoche.
Todo ello significa que todas las cartas están echadas de tal
modo que el MAS ganará por acción, error u omisión, por la ley de la gravedad o
por accidente todas las elecciones. En Bolivia se han anulado los derechos
electorales, pues ya no existe democracia representativa.
Esta es la razón de fondo de la disputa en torno al censo,
pues es el último eslabón que le queda a la ciudadanía para evitar que el país
se deslice por la senda de la confrontación y la violencia. El censo permitirá
confrontar los datos de la población total y en edad de votar en cada circunscripción
del país con los datos del padrón electoral. Por todo lo que se ha denunciado
ya desde hace años, puede advertirse que el padrón en muchas circunscripciones
tiene más población en edad de votar que la que registre el censo. Este hecho
es de extrema gravedad, ya que quedaría en evidencia que a la labor de
destrucción del MAS se han sumado fraudes verdaderamente monumentales que han alterado
completamente la voluntad del soberano. Por ello, es crucial un censo técnicamente
impecable que no deje afuera a nadie y que sea realizado de modo oportuno, de
tal manera que todas las observaciones que tiene la ciudadanía en relación al
padrón y al régimen electoral puedan ser despejas de una vez y para siempre y
que dicha información se halle disponible oportunamente para definir el
operativo de las elecciones 2025. Es inadmisible que además de la labor de
destrucción de la nación y del futuro del país tengamos que tolerar este
avasallamiento descarado de los derechos ciudadanos. Esta es la oportunidad de
despejar estas dudas y mostrar absoluta voluntad de llevar adelante un censo
pleno y transparente y procesos electorales que ya no estén viciados de dudas.
En conclusión, podemos decir que la nación se nos está yendo
por el caño, que la posibilidad de compartir una ley, un estado y una autoridad
con el beneplácito de todos se ha evaporado, razón por la que se está
recurriendo a estas formas de destrucción de todos los fundamentos de la vida nacional
y además se está recurriendo al fraude por la imposibilidad de lograr mayorías
estables frente a la extrema fragmentación y polarización prevaleciente en todos
los frentes y órdenes del país.
El actual conflicto está desnudando estos extremos y por las reacciones
del oficialismo podemos colegir que no comprende o no acepta el grado y la
medida en que está jugando con el futuro del país, por lo que está intentando
evitar que se pueda confrontar la información censal con la del padrón electoral.
El asunto es que esta escalada del conflicto no se detendrá
si no se aclara este cuadro. Qué sentido tiene apuntar a una redistribución de
recursos y escaños, cuando el dueño de la pelota puede hacer lo que quiera.
El oficialismo está entre la espada y la pared. No puede ser
tan infinitamente irresponsable como para no dar la cara y hacer frente a estos
extremos. Es ahora que debe hacerlo, pues más tarde puede ser demasiado tarde y
desastroso. Bolivia está apunto de
perder no solo la posibilidad de construir una nación y su futuro por tanta
depredación y destrucción, sino la última posibilidad de reencuentro entre
todos. Sólo la verdad nos hará libres, no hay otro camino de retorno a la
heredad nacional compartida.
Que nadie diga que no sabía las posibles consecuencias que
puede traer consigo una decisión torpe, apresurada, irresponsable en relación
al censo, que no se halle profundamente comprometida con la verdad.
Los últimos dados aún no han sido echados.
(1) Ver: Fernando Mires, "Ha nacido una nueva nación europea: Ucrania". Este artículo del Prof. Mires toca el tema del Estado Plurinacional justamente como una forma de negar o hacer imposible la construcción de la nación o el Estado-Nación, situación que habría sido una de las razones por las que el electorado chileno habría rechazado el proyecto de constitución, debido a que la ciudadanía chilena se halla más adelantada que la dirigencia política. Más allá de este punto, el artículo muestra los diferentes tipos de nación que han surgido en el mundo, ninguno de los cuáles habría logrado establecerse o consolidarse claramente en el Bolivia, según mi apreciación. https://talcualdigital.com/ha-nacido-una-nueva-nacion-europea-ucrania-por-fernando-mires/
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(*) Economista, especialista en planificación territorial, catedrático de Desarrollo del Capitalismo.