23 enero 2012

La Cámara del Futuro

La Cámara del Futuro: 
Para organizar la reconstrucción de la economía mundial para hacer frente al cambio climático


En un ensayo muy promisorio, Dirk Messner, Director del Instituto Alemán de Política para el Desarrollo, ha presentado un enfoque muy ambicioso y positivo sobre las posibilidades de la civilización humana de hacer frente al cambio climático de modo exitoso. Más adelante se reproduce su ensayo, tanto en alemán como en español. A continuación, unos breves comentarios sobre este ensayo.

La catástrofe nuclear en Fukushima, Japón, ocasionada por una combinación de terremoto, tsunami y un inadecuado emplazamiento para una central nuclear, ha desatado los peores temores, especialmente en Alemania, un país que ya desde hace décadas vive intensamente una disputa social entre usar la energía nuclear o abandonarla. Justamente a raíz de dicho acontecimiento, los partidos políticos de todo color coinciden en la necesidad de impulsar el cambio radical de la matriz energética (abandonar las energías fósiles y nuclear) y basarse en el uso masivo de las energías renovables (en particular, la energía solar y eólica), una decisión que puede mostrar la ruta a la humanidad para hacer frente al cambio climático de modo decidido. Messner sostiene optimistamente que ya el 2050 la provisión de energía podría hallarse libre de emisiones (tóxicas) lo cual equivaldría al invento de la máquina de vapor que hizo posible la revolución industrial hace más de dos siglos o a la introducción de la producción en línea por Ford en la fabricación de vehículos hace un siglo, que hizo posible la producción en masa.

En su ensayo describe los cambios que tendrán que darse y destaca, por ejemplo, la función de los edificios, que actualmente son responsables por una gran parte de la demanda de energía, pero que en el futuro próximo deberán constituirse en parte de un gran parque descentralizado de usinas para la generación de energía. Esa referencia resulta particularmente impresionante si se tiene en cuenta que en las próximas dos décadas (hasta 2030) la población urbana del Asia se duplicará, por lo que si se continua con el actual patrón de generación y consumo de energía en la construcción de los nuevos albergues para semejante población (estimada en 1500 millones de nuevos pobladores urbanos en Asia), simplemente se habrá perdido la oportunidad de detener el cambio climático.

Messner cita un estudio reciente del Consejo Científico del Gobierno federal alemán para Cambios Globales del Medio Ambiente (Der Wissenschaftliche Beirat der Bundesregierung Globale Umweltveränderungen, WBGU) que señala que el cambio de matriz energética es indispensable, ya que de continuar del mismo modo con el patrón actual de energía el planeta llegaría a sus límites sin lugar a dudas en el curso del presente siglo – una advertencia más podría decirse, pero esta vez viene acompañada de propuestas, muy exigentes, pero aparentemente realizables.

De modo asombroso, el informe de la WGBU propone la creación de una Cámara del Futuro, complementaria al Parlamento Federal Alemán y al Consejo Federal, que son las principales instancias legislativas del sistema democrático alemán. ¿Cuál es la idea de esta Cámara? Aguzar la atención de la política a los efectos de largo plazo de sus propias acciones, a fin de evitar el tener que aprender de las mismas crisis.

Esta propuesta que parece salida de alguna Utopia, de algún esbozo de construcción de una civilización ideal del futuro, se halla en un documento científico de altísima respetabilidad.

La razón de ello: la historia humana nos enseña que las grandes catástrofes han sido nuestras grandes maestras. No existe ley ni institución en el orbe sobre los temas de prevención de riesgos y atención de desastres que no haya sido producto de grandes catástrofes. El problema es que ahora ya hemos llegado a tales límites que ya no tendremos ocasión de repetir el ensayo. El ensayo y error, esa madre costosa de nuestro aprendizaje, ha llegado a su fin.

Pero se pueden advertir otras razones más en esa propuesta, y que se la puede resumir en la Metáfora del Copiloto (ver en este mismo blog dicha metáfora) que consiste en incluir el futuro en todas nuestras acciones presentes. Sin duda, la Cámara del Futuro que propone el WGBU deberá convertirse a breve plazo en instancia obligada de reflexión, planificación y decisión de todas las instituciones del mundo que tocan el destino de las personas.

Advertencias y sugerencias que pueden ayudar a transformar la conciencia universal. Unas reflexiones que es imprescindible tomar y tener en cuenta, pues el “countdown” planetario no sólo que ya empezó, sino que va aproximándose a su final.

Carlos Rodrigo Zapata C.



Cambio Climático: Cómo puede tener éxito la reconstrucción de la economía mundial 
Dirk Messner*

Tomado de: Die Zeit, Alemania
28 de Abril 2011

El argumento de que la transición a las energías renovables es demasiado cara, es absurdo. La trayectoria de crecimiento basado en energías fósiles nos lleva directamente a la crisis climática. Ensayo de analista invitado

Después de Fukushima, se aceleró en Alemania el cambio en la matriz energética a un ritmo vertiginoso. Para todos los partidos ahora el objetivo consiste en encarar la transición a fuentes de energía renovables lo más rápidamente posible. Alemania podría ser el primer país industrializado en el mundo, que encare seriamente el establecimiento de un sistema energético respetuoso con el clima. Para el año 2050 el suministro de energía podría estar libre de emisiones. Este giro no es poca cosa. Podría ser para el futuro desarrollo de la economía global tan importante, como lo fue la difusión de los motores de vapor, que ayudó a generar la revolución industrial, o la introducción de la producción en serie por el fabricante de automóviles Ford en los EE.UU. casi exactamente hace 100 años, anunciando la era de la producción en masa . La conversión a fuentes de energía renovable representa el inicio de un nuevo sistema industrial, que por sobre todo debe apuntar al incremento radical en la eficiencia.

Vehículos eléctricos y nuevos sistemas de movilidad van a cambiar las ciudades. Los edificios que hoy son causantes de una gran parte de la demanda de energía, serán en el futuro centros de reserva de energía y con ello, componentes de un parque de usinas descentralizadas de generación energética. Nuevas técnicas sistémicas inteligentes y de conducción interconectarán las fuentes de energía renovable de toda Europa y, posiblemente, del norte de África con el usuario final. Este cambio radical sólo puede tener éxito sobre la base de la innovación tecnológica y social, la creatividad y visión de futuro: ingenieros, arquitectos, planificadores urbanos, municipios, ejecutivos de empresas, instituciones de investigación, y los consumidores están convocados. Actualmente sólo hay un lugar en el mundo, en el que se invierte en dimensiones significantes similares en soluciones de energía renovable: China.

El Consejo Científico Asesor del Gobierno Federal Alemán sobre el Cambio del Medio Ambiente Global (WBGU) ha entregado a principios de abril un informe a los Ministros Federales Schavan y Röttgen, que muestra, como puede tener lugar una gran transformación hacia la economía mundial respetuosa con el clima. Alemania podría ser una importante pieza de dominó en esta transición. El WBGU describe la salida del sistema industrial fósil- nuclear como una necesidad económica, pero también como requerido normativamente. Debido a que el modelo económico mundial basado en el carbono, pone en peligro la estabilidad del sistema climático y con ello la subsistencia de las generaciones futuras, la transformación hacia un modelo compatible con el clima es moralmente indicada como lo fue la abolición de la esclavitud y la prohibición del trabajo infantil.

Económicamente es necesario el cambio hacia una economía mundial no basada en combustibles fósiles y capaz de emplear eficientemente los recursos, porque la continuación del patrón de crecimiento establecido en un mundo con casi nueve mil millones de personas, rápida urbanización, personas con bienestar creciente en países en desarrollo y emergentes conducirán en el curso de este siglo, sin duda, a los límites del sistema terráqueo. La opción de "business as usual" es una negación de la realidad, lo que conduce a un callejón sin salida. El argumento de que el sistema energético establecido es rentable y que el cambio a renovables demasiado caro, es absurdo, si se considera que la senda de crecimiento basado en combustibles fósiles conduce directamente a la crisis climática - con daños irreversibles y costos secuenciales incalculables para las generaciones futuras.

Una paradoja es que el conocimiento de esta constelación de problemas es ampliamente aceptado. Pero hasta ahora se está respondiendo muy lentamente - ya que las crisis climáticas se producen recién en el futuro, por lo que los daños deben soportar nuestros hijos y nietos. Es muy lamentable - sin embargo, parece que nuestras sociedades sólo cambian de rumbo cuando las crisis puestas de manifiesto obligan a ello. El colapso de los mercados financieros y el desastre nuclear de Fukushima son ejemplos recientes de esto.

Para que la gran transformación tenga éxito, el sistema de energía de la economía tiene que ser puesto de cabeza. Actualmente, el 80 por ciento de la producción de energía se basa en combustibles fósiles y 20 por ciento en fuentes no fósiles. Hasta el año 2050 esta proporción debe ser invertida para de evitar el peligroso cambio climático. La economía mundial necesita un nuevo fundamento para los negocios. El estudio del WBGU muestra que la transformación es tecnológicamente posible, se podría financiar y las cajas de herramientas están listas para hacer las tareas.

Para reducir el coste del cambio, la demanda global de energía debería estabilizarse en un nivel de alrededor de 400-500 EJ (Exajoule), por lo tanto aumentar sólo ligeramente por encima del nivel actual de 350 EJ. Estrategias de eficiencia energética y estilos de vida responsables son tan importantes como la construcción de fuentes de energía renovables. Si se eliminaran los subsidios de los combustibles fósiles en todo el mundo en el orden de 350 - 800 mil millones de dólares o incluso parcialmente dirigidos hacia infraestructura amigable con el clima, los bloqueos de la transformación podrían ser eliminados.

Para Alemania, el WBGU propone una ley de protección del clima y la creación de una cámara de futuro, complementaria al Parlamento Federal Alemán y al Consejo Federal, la que agudizaría la atención de la política a los efectos de largo plazo de sus propias acciones, a fin de evitar el tener que aprender de las mismas crisis. Se debe prestar especial atención a la orientación mundial de la urbanización. Sólo en Asia, la población urbana se duplicará para el 2030 desde 1,5 hasta 3 mil millones de personas.

Si se construyen las nuevas ciudades según los patrones de consumo intensivo de energía de las áreas urbanas establecidas, es casi inevitable un peligroso cambio climático. En muy corto tiempo deben desarrollarse e implementarse conceptos para ciudades prácticamente libre de emisiones. En definitiva: verdaderas tareas hercúleas tienen que enfrentar las políticas de energía, tecnología, economía, desarrollo y política exterior.

El teórico económico húngaro Karl Polanyi publicó en 1944 un libro sobre la gran transformación de la sociedad industrial en el que mostró que la estabilización y aceptación de dicha sociedad industrial recién pudo lograrse a través de la incorporación de la dinámica descontrolada del mercado en el Estado de Derecho, la democracia y los arreglos posteriores del Estado de bienestar. En la transformación hacia una economía mundial compatible con el clima, la humanidad tiene que aprender ahora a asegurar la prosperidad, la democracia y la seguridad en los límites cada vez más estrechos de los sistemas terráqueo y climático.

Para ello serán necesarios no sólo tecnologías, sino también marcos institucionales, innovaciones sociales, participación social, orientación hacia el futuro, un alto grado de cooperación internacional y no menos importante, la capacidad de liderazgo político. Se busca un Nelson Mandela para liderar la gran transformación hacia la economía mundial compatible con el clima.

*) Dirk Messner, es director del Instituto Alemán de Políticas de Desarrollo (DIE). El DIE es uno de los más importantes institutos de investigación del mundo sobre las problemáticas de la política de desarrollo internacional.

[Traducido por: Carlos Rodrigo Zapata C.]

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Klimawandel
Wie der Umbau der Weltwirtschaft gelingen kann


Dirk Messner
ist Direktor des Deutschen Instituts für Entwicklungspolitik (DIE).
Die Zeit, Alemania


28. April 2011

Das Argument, der Umstieg auf Erneuerbare Energien sei zu teuer, ist absurd. Der fossile Wachstumspfad führt geradewegs in die Klimakrise. Gastbeitrag

Nach Fukushima beschleunigt sich die Energiewende in Deutschland in atemberaubendem Tempo. Parteienübergreifend ist nun das Ziel formuliert, den Umstieg auf die erneuerbaren Energien so schnell wie möglich einzuleiten. Deutschland könnte das erste große Industrieland in der Welt sein, das ernsthaft den Aufbau eines klimaverträglichen Energiesystems angeht. Bis 2050 könnte die Energieversorgung emissionsfrei sein. Diese Wende ist keine Kleinigkeit. Sie könnte für die Fortentwicklung der Weltwirtschaft so bedeutsam werden, wie einst die Verbreitung der Dampfmaschinen, die der industriellen Revolution zum Durchbruch verhalf, oder die Einführung der Fließbandfertigung durch den Autohersteller Ford in den USA vor ziemlich genau 100 Jahren, die das Zeitalter der Massenproduktion einläutete. Denn die Umstellung auf erneuerbare Energieträger ist der Einstieg in ein neues Industriesystem, das vor allem auf radikale Effizienzsteigerung setzen muss.

Elektrofahrzeuge und neue Mobilitätssysteme werden die Städte verändern. Gebäude, die heute für einen großen Teil der Energienachfrage stehen, werden künftig Plus-Energiehäuser und damit Bestandteile eines dezentralen Kraftwerkparks sein. Neue intelligente System- und Steuerungstechniken werden die erneuerbaren Energiequellen aus ganz Europa und möglichst auch Nordafrika sowie die Endabnehmer vernetzen. Dieser Umbruch kann nur auf Grundlage technologischer und sozialer Innovation, Kreativität und Weitsichtigkeit gelingen: Ingenieure, Architekten, Städteplaner, Kommunen, Unternehmensvorstände, Forschungseinrichtungen und Konsumenten sind gefordert. Es gibt derzeit nur einen anderen Ort auf der Welt, an dem in ähnlich signifikanten Größenordnungen in erneuerbare Energielösungen investiert wird: China.

Der Wissenschaftliche Beirat der Bundesregierung Globale Umweltveränderungen (WBGU) hat Anfang April ein Gutachten an die Bundesminister Schavan und Röttgen übergeben, das darstellt, wie eine große Transformation zur klimaverträglichen Weltwirtschaft stattfinden kann. Deutschland könnte ein wichtiger Dominostein in diesem Umbruch sein. Der WBGU beschreibt den Ausstieg aus dem fossil-nuklearen Industriesystem als wirtschaftlich notwendig, aber auch normativ geboten. Weil das kohlenstoffbasierte Weltwirtschaftsmodell die Stabilität des Klimasystems und damit die Existenzgrundlagen künftiger Generationen gefährdet, ist die Transformation zur Klimaverträglichkeit moralisch ebenso angezeigt wie die Abschaffung der Sklaverei und die Ächtung der Kinderarbeit.

Wirtschaftlich notwendig ist der Umstieg in eine nicht-fossilbasierte und ressourceneffiziente Weltwirtschaft, weil die Fortsetzung des etablierten Wachstumsmusters in einer Welt mit bald neun Milliarden Menschen, rasanter Urbanisierung, wohlhabender werdenden Menschen in Entwicklungs- und Schwellenländern im Verlauf dieses Jahrhunderts ohne Zweifel an die Grenzen des Erdsystems führt. Die Option "Weiter so" stellt eine Realitätsverweigerung dar, die absehbar in die Sachgasse führt. Die Argumentation, das etablierte Energiesystem sei kostengünstig, der Umstieg auf Erneuerbare zu teuer, ist geradezu absurd, wenn berücksichtigt wird, dass der fossile Wachstumspfad geradewegs in die Klimakrise führt – mit irreversiblen Schäden und unkalkulierbaren Folgekosten für zukünftige Generationen.
Ein Paradoxon ist, dass das Wissen um diese Problemkonstellation weitgehend akzeptiert ist. Doch reagiert wird bisher viel zu langsam – denn die Klimakrisen treten erst in der Zukunft auf, die Schäden sollen also unsere Kinder und Enkel tragen. Es ist ein Jammer – noch scheinen unsere Gesellschaften erst dann umsteuern zu können, wenn manifeste Krisen dazu zwingen. Der Kollaps der Finanzmärkte und die Atomkatastrophe von Fukushima sind dafür jüngste Beispiele.

Damit die große Transformation gelingt, muss das Energiesystem der Weltwirtschaft auf den Kopf gestellt werden. Derzeit basieren 80 Prozent der Energieversorgung auf fossilen Energieträgern, 20 Prozent auf nicht-fossilen Quellen. Bis 2050 muss dieses Verhältnis umgedreht werden, um gefährlichen Klimawandel zu vermeiden. Die Weltwirtschaft braucht also eine neue Geschäftsgrundlage. Die WBGU-Studie zeigt, dass die Transformation technologisch möglich ist, finanziert werden kann und die Instrumentenkästen bereitstehen, um die Aufgaben zu bewältigen.

Um die Kosten des Umbruchs zu reduzieren, sollte die weltweite Energienachfrage auf einem Niveau von etwa 400-500 EJ (Exajoule) stabilisiert werden, also nur noch geringfügig über das heutige Niveau von 350 EJ steigen. Energieeffizienzstrategien und verantwortliche Lebensstile sind deshalb ebenso wichtig, wie der Aufbau erneuerbarer Energieträger. Würden die weltweiten Subventionen für fossile Energieträger in der Größenordnung von 350 – 800 Milliarden Dollar abgebaut oder gar teilweise in klimaverträgliche Infrastrukturen umgelenkt, könnten Blockaden der Transformation beseitigt werden.

Für Deutschland schlägt der WBGU ein Klimaschutzgesetz und die Schaffung einer Zukunftskammer vor, als Ergänzung zu Bundestag und Bundesrat, die den Blick der Politik für Langfristwirkungen ihres Handels schärfen soll, um nicht erst durch Krisen lernen zu müssen. Besondere Aufmerksamkeit muss dem weltweiten Urbanisierungsschub gewidmet werden. Allein in Asien verdoppelt sich die urbane Bevölkerung bis 2030 von 1,5 auf 3 Milliarden Menschen. Werden die neuen Städte nach dem energieintensiven Muster der etablierten urbanen Räume gebaut, ist ein gefährlicher Klimawandel kaum noch zu vermeiden. In sehr schneller Zeit müssen also Konzepte für nahezu emissionsfreie Städte entwickelt und umgesetzt werden. Alles in allem: Lauter Herkulesaufgaben, denen sich die Energie-, Technologie-, Wirtschafts-, Entwicklungs- und Außenpolitiken stellen müssen.

Der ungarische Wirtschaftstheoretiker Karl Polanyi hat 1944 ein Buch über die große Transformation zur Industriegesellschaft veröffentlicht, in dem er zeigte, dass deren Stabilisierung und Akzeptanz erst durch die Einbettung der ungesteuerten Marktdynamiken in Rechtsstaat, Demokratie und später wohlfahrtsstaatliche Arrangements gelang. In der Transformation zur klimaverträglichen Weltwirtschaft muss die Menschheit nun lernen, Wohlstand, Demokratie und Sicherheit in den enger werdenden Grenzen des Erd- und Klimasystems zu sichern. Dazu werden nicht nur Technologien, sondern auch institutionelle Leitplanken, soziale Innovationen, gesellschaftliche Teilhabe, Zukunftsorientierung, ein hohes Maß internationaler Kooperation und nicht zuletzt politische Führungsfähigkeit notwendig sein. Gesucht wird ein Nelson Mandela für die große Transformation zur klimaverträglichen Weltwirtschaft.

Dirk Messner
ist Direktor des Deutschen Instituts für Entwicklungspolitik (DIE). Das DIE zählt weltweit zu den führenden Forschungsinstituten zu Fragen internationaler Entwicklungspolitik.