abril 2, 2010 a 10:46 pm
Carlos Rodrigo Zapata C.
En el principio estuvieron la mecanización, la maquinización y el carbón. Luego vino el motor a explosión y el petróleo. Todo ello y otras causas, generaron el CO2, dióxido de carbono, y todos los gases de efecto invernadero y envenenaron la atmósfera y sobretodo la ozonósfera.
Posiblemente sus efectos no habrían alcanzado los valores que ahora tienen, de no haber sido por la masificación y los ritmos de crecimiento. Ello se debe a su vez al crecimiento poblacional y a la angurria, al deseo de tener y poseer cada vez más, a la exacerbación de todos los sistemas, el incremento sin par de la productividad, etc. De modo que es la combinación de sistemas de producción no compatibles con el medio ambiente y su empleo masivo y sostenido por siglos lo que nos ha llevado al colapso.
Qué hacer? Pues parar esa maquinaria de la muerte planetaria. Reconversión industrial, tecnologías limpias, reducir el ritmo de extracción y sobreexplotación, reducir el crecimiento demográfico, distribuir los recursos más equitativamente.
Pero esas demandas sólo podrán ser posibles cuando:
- la humanidad tome plena conciencia que nos hallamos ante los últimos estertores de la vida en el planeta;
- cuando se pueda vencer y superar a los poderes que nos han conducido a esta catástrofe mundial;
- cuando se pueda contar en todos los pueblos del mundo con gobiernos que representen la vida, esto es, los intereses de la Pachamama y del “vivir bien” de toda la humanidad;
- cuando dichos gobiernos sean capaces de dotarse de los medios, recursos y estrategias para revertir ese camino de muerte; y finalmente,
- cuando pongamos en marcha todas las medidas, empleemos todos los recursos, compartamos todas las cargas, con la única finalidad que la Pachamama pueda seguir cobijándonos en su seno, para hacer que la aventura de la vida continúe por siempre.
Lo más importante: tenemos la oportunidad, posiblemente la última, para salvar la vida, para hacer que la vida continúe, para salir por los fueros de la alondra y el alacrán, del ispi y la tortuga, del ser humano y de las descendencias de todos los seres vivos.
¡Unámonos, no reneguemos a la vida antes de haber dado por ella hasta nuestro último hálito de vida!!
(Texto enviado a: Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Construyendo el Movimiento Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra, en abril 2, 2010 a 10:46 pm)