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Carlos Rodrigo Zapata C.
El fin del régimen
usurpador de Evo Morales ha traído un nuevo aire de libertad, en el que la
creencia que todo está a disposición parece ser la nota dominante.
Súbitamente se han
multiplicado los candidatos. A los de antes, se han sumado los que emergieron,
los que volvieron y los que quieren probar suerte. Un enjambre bullicioso,
donde es el ruido lo que predomina, no hay melodía, no hay diagnósticos claros
de la realidad nacional, tampoco visiones de futuro posible y deseable. Aún no
podemos imaginarnos ese futuro.
A juzgar por los anuncios
de candidaturas o intenciones de candidaturas, ya andamos por las diez, pero
por la dinámica que ha adquirido el juego político en las últimas horas está
claro que varias deberán integrarse en otras fórmulas o simplemente desistir,
ya que su final será igual o más lamentable que el que habrían sufrido en las
últimas elecciones, de no haber sido por el fraude que evitó que nadie pierda
la cara, excepto el pretendiente a dictador eterno.
De lo que se trata ahora,
es establecer qué candidaturas logran concretarse. Este viernes 24, día del
Ekeko que llega con regalitos de todo tipo, vence el plazo para las alianzas,
lo que significa que los frentes principales en la nueva contienda electoral
serán definidos en las horas que siguen. A ellas se sumarían otros partidos que
decidan participar en las elecciones sin ninguna alianza.
Las posibles postulaciones
de la presidenta Jeanine Añez y de Luis Fernando Camacho son las que están
polarizando el ambiente político. El problema es que ambas postulaciones tienen
al electorado cruceño como su principal sostén. En caso que ambos candidatos
postulen, se dividirá ese electorado, lo que podría dejar la puerta abierta a
que un tercero pueda lograr el segundo puesto en la primera vuelta, y con ello
constituirse en el frente político que deba dirimir con el MAS el resultado
final, ya que la dispersión que se puede anticipar facilitará que el MAS se
alce con el primer lugar en la primera vuelta, pero lejos del 40% que es la
cifra mágica para ganar en estas elecciones, ya que los demás frentes deberán
conformarse con cifras menores al 30%.
Los dados parecen estar
cargados para que ese sea el resultado. En horas lo sabremos. Lo que ocurre es que
con la llegada del ex líder cívico Branco Marinkovich se ha encendido una
hoguera en un momento muy delicado. Se ha puesto de manifiesto una clara
divergencia de criterios y posiciones entre Marinkovich y Rubén Costas, el
gobernador cruceño. Las acusaciones van desde traición, hasta haberse entregado
al MAS de un lado, y del otro se sostiene que por el mandato del pueblo
“preferí quedarme aquí para luchar por Santa Cruz”.
El hecho concreto es que
ante esa arremetida de hace apenas 8 días, los Demócratas encabezados por
Costas empezaron a poner a Jeanine Añez en la discusión como posible candidata.
Ello se debe al hecho que por circunstancias históricas, este partido es el que
se ha hecho con el gobierno, ya que sus senadores y personas de confianza de ese
partido son las que primordialmente han ocupado las carteras de Estado.
A partir de ahí, las cosas
han empezado a cambiar. Añez dejó de hablar súbitamente de unidad y de convocar
a una gran reunión para reflexionar a los políticos sobre la necesidad de unidad,
a la par que sostenía que su tarea y su misión estaban concentradas en lograr
un proceso de transición adecuado, con pacificación, elecciones limpias y
entrega puntual el poder entre junio y julio. En su alocución del 22 de enero,
la presidenta ya no tocó el tema de la unidad y sus referencias al proceso
electoral se restringieron al voto resguardado y las medidas aplicadas para
encaminarlas. En cambio ha insistido en los esfuerzos realizados para promover
el consenso y la pacificación del país.
A consecuencia de ello se
dio una segunda movida, completamente inesperada en el tablero: a estas horas
en que escribo estas líneas es muy posible que la alianza entre SOL.BO de Luis
Revilla, Alcalde de La Paz, y Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana, haya quedado
cancelada. ¿Razón? La de fondo y la verdadera, para habilitar a Revilla como
acompañante de fórmula de Jeanine Añez.
¿Qué tal? De este modo la
nueva alianza pretende patear al mismo tiempo los escenarios sobre los que se
han venido construyendo dos frentes políticos: el de Camacho y Pumari, y al
mismo tiempo el de Carlos Mesa, ya que ambas candidaturas se debilitarían
frente a la emergencia de la opción Añez-Revilla. Una jugada interesante, que
hace inviables varios de los supuestos sobre los que se venían construyendo
esas candidaturas: que la presidenta se ocupa exclusivamente de la transición,
que Camacho se queda de dueño de Santa Cruz y que Mesa no tiene nada que
cambiar para repetir su segundo lugar en las elecciones anuladas.
¿Qué ocurre con los demás
candidatos? Pues van quedando a la deriva. La jugada de la nueva alianza en
ciernes que ha quedado en evidencia en las últimas horas, limita grandemente el
juego de cintura de los demás candidatos que ya no tienen tiempo para intentar
alianzas novedosas o prometedoras.
Tuto Quiroga parece que va
en alianza con el MNR (o, más claro aún, el MNR tendrá a Tuto como candidato),
una imagen que seguramente no será del agrado de los amantes de la revolución
nacional. Si sumamos el 9% de Tuto el 2013 con el resultado último del MNR
podríamos decir que no llegarían a 10%.
Samuel Doria Medina de UN,
Félix Patzi de MTS y Chi Hyun Chung de algún partido aún no habido, no han dado
ninguna muestra de constituir una alianza. Mi pronóstico para las horas
venideras es que UN se sumará a uno de los dos principales frentes en
construcción, muy probablemente al frente de Camacho, mientras que Patzi y Chi
quedarían a expensas de si mismos y muy probablemente al final decidan no
participar. Dado el arraigo que ha logrado Chi en sectores cristianos, es muy
probable que sea integrado en el frente de Camacho con la zanahoria de una
buena bancada.
Las movidas finales podrían
darse en torno a Mesa que es quien tiene que mover ficha para no quedar en una
posición bloqueada por las otras dos alianzas. ¿Qué puede hacer? Unirse con
Doria Medina o con Tuto. No obstante, ambos posibles candidatos parecen
encontrar mayor afinidad política con Camacho, con quien el MNR ya suscribió
una alianza, de modo que todo indica que al final Camacho logrará aglutinar a
la mayor cantidad de dirigentes políticos. Mesa quedaría a expensas del
electorado que ha dado muestras de mucho criterio en las elecciones pasadas, ya
que sin grandes propuestas y sin haber agotado las posibilidades de alianzas y
acuerdos con diversos frentes, el electorado se decidió por Mesa como la fuerza
política que debía enfrentar al usurpador.
En el escenario que hemos
expuesto no da la impresión que Mesa pueda atravesar el muro que las alianzas
en torno a Camacho y Pumari y a Añez y Revilla han erigido. Al final todo
indica que las candidaturas en ciernes quedarán reducidas a tres alianzas
opositoras al MAS.
Todo este conjunto de
alianzas se construye sobre algunos supuestos fundamentales: el MAS no logrará
cumplir la regla del 40/10, se deja la decisión final al electorado en segunda
vuelta y se espera que un frente opositor al MAS ganará la contienda electoral
en segunda vuelta. Todo ello supone que el MAS se mantenga dividido, que su
núcleo duro se ablande, que una tormenta de mensajes manipuladores no asole
nuestro espacio electoral, etc.
En síntesis, tendremos unas
elecciones con una clara tendencia a tener un presidente o una presidenta que
proviene de las tierras bajas, con una clara filiación hacia la economía de
mercado y fuerte incidencia empresarial. Los aspectos sociales y ambientales
podrían quedar muy rápidamente pospuestos.
Dado que se tratará de una
alianza partidaria, nos recuerda a las mega-coaliciones que sin duda fueron uno
de los factores críticos para que Morales fuera elegido el 2005 con el 54% de
los votos. Esperemos no reeditar ese pasado que facilitó el accenso al poder de
un oportunista que aprovechó nuestras propias debilidades e insuficiencias
democráticas.