Carlos Rodrigo Zapata C.
La crisis tiene muchas causas, pero muchas más secuelas, que
se cuelan por todos los intersticios de la vida y los quehaceres ciudadanos.
Algunas de ellas, que no son menores ni de poca importancia,
son las que afectan a los partidos políticos en todas partes del mundo.
El problema común o general es que los unos se atienen o ajustan
a viejas recetas e interpretaciones de la problemática subyacente, mientras que
los otros no saben a qué atenerse y se pasan el tiempo en ensayos que no
conducen a ninguna parte, al menos de modo coherente y sistemático.
El resultado común es que unos pecan por exceso y otros por
omisión, pero unos y otros solo contribuyen a profundizar esa sensación de
fracaso generalizado de los partidos políticos, que se ven a su vez cada vez más
arrinconados por nuevas fuerzas políticas, algunas prometedoras, pero por ahora una caja de sorpresas, pero también por fuerzas extremistas, especialmente en el espectro de
la derecha neofascista que va ganando cada vez más espacio, como si por ese
lado del espectro político hubiera algún tipo de respuesta y solución que no
sea por la vía del desastre.
El artículo que se adjunta a continuación es un primer
avance de un ajuste de cuentas con la socialdemocracia europea elaborado por Hans
Flassbeck, un connotado economista alemán, con una intensa labor de análisis y
discusión de asuntos económicos y políticos.
La culpa de la quiebra de la socialdemocracia la encuentra
en su extremo apego al neoliberalismo, en su incapacidad para formular otras
respuestas y plantear otras opciones.
Los problemas que detecta Flassbeck para la socialdemocracia
alemana y austriaca, seguro que pueden extenderse a discreción a la socialdemocracia
europea que va haciendo aguas por doquier, justamente por no haber invertido
fuertemente en la regeneración del pensamiento crítico y en la formulación de nuevos
instrumentos de política económica. El caso de la socialdemocracia española
revela que el problema es profundo, afecta a todos, cunde la desorientación y empieza
a substituirse por el temor y por reacciones cada vez más desesperadas.
No hay duda que el peor tóxico para los grandes partidos ha
sido su larga permanencia en el poder, su participación en sistemas
bipartidistas que les asignaban un tiempo de gobierno y otro de descanso, como
si eso estuviera ya así determinado. Mucha holgura, mucha comodidad, que los
mantuvo en su zona de confort por demasiado tiempo, tanto que las fuerzas que pugnan
por desplazarlas ya están aquí y llegaron en tropel, para bien, ojala, o para
mal.
Pero no se ve bien, cuando se otea en los horizontes, sea porque
los unos se niegan a abandonar el poder, profundizando su propio desconcierto e
incapacidad de plantear soluciones (el caso del PP en España, o el de Maduro en Venezuela), sea porque otros pretenden arrimarse al
poder apelando a los instintos más primitivos del ser humano (como se presenta el caso de Trump en EE.UU.).
La discusión en torno a partidos políticos capaces de enfrentar
las nuevas circunstancias de este siglo tan convulso, imprevisible y angustioso,
ni siquiera ha empezado, lo cual nos muestra que tomará aún varios años el ponerse
a tono con los desafíos existentes sobre la mesa. Serán años muy duros, donde
la urgencia de respuestas y la pobre capacidad de hacerlo, se enfrentarán cara
a cara.
Es tiempo de mucha reflexión, compromiso y coraje.
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Socialdemócratas en vía muerta
10 de mayo de
2016
Heiner Flassbeck
Sobre la renuncia
del uno se especula, pero el otro renuncia rápidamente cuando la crítica hacia
su persona también en su propio partido es cada vez más fuerte. Estamos
hablando de los presidentes de los partidos socialdemócratas en Alemania y
Austria. El que corresponde a Austria, de nombre Werner Faymann, también era
canciller federal.
Esto no es casualidad. Los socialdemócratas son conducidos en toda Europa a una vía muerta, de la que ya no salen. Esta vía muerta (empleada para aparcar trenes que ya no circulan, CZ) tiene un nombre: se llama neoliberalismo. Los socialdemócratas han sido conducidos a esta vía muerta, porque con muy pocas excepciones, nunca se han atrevido a cuestionar una ideología económica que a pesar de hacer escarnio de todos los valores e ideales socialdemócratas, es vendida por la opinión económica prevaleciente como sin alternativa.
En un recientemente
evento en Austria he manifestado mi asombro que el canciller austríaco de
pronto realmente puede hablar de una vez. En la cuestión de los refugiados de
repente el hombre era capaz de abrir la boca - algo que antes nunca se le
ocurrió en los diez años de crisis europea. Incluso podía criticar a Alemania
porque él quería adelantarse a la derecha. Si él hubiese criticado a Alemania durante la crisis del euro alguna vez,
se lo habría podido considerar un hombre de verdad.
El momento que tal vez se declare en cien años como el momento definitorio de
la socialdemocracia europea, fue el 13 de julio de 2015. Entonces un gran grupo
de gobiernos socialdemócratas y de otros gobiernos en los que participan los
socialdemócratas, le quebró la espina dorsal a un gobierno de izquierda de un
pequeño país europeo al obligar a este gobierno contra la voluntad explícita
del pueblo, a implementar un programa neoliberal brutal y extremadamente tonto.
El siguiente acto de este drama inenarrable lo vemos justamente ahora y
nuevamente los griegos son humillados y obligados a arrodillarse.
El clima político que ha surgido, en el que Faymann dimite y Gabriel [Sigmar
Gabriel es el Presidente del SPD de Alemania, CZ] es afectado casi todos los
días con algunos rumores e historias, es responsabilidad exclusiva de los
socialdemócratas. Los que participan en cada locura neoliberal, no deben
sorprenderse de que ya no sea tomado en serio desde el principio. Aquellos que,
como los socialdemócratas alemanes, huyen a todo conflicto serio con el socio
de la coalición como si se tratara de la peste, no debe sorprenderse de que los
votantes se escapen en masa. La gente recuerda muy bien que muchas cosas van
mal, pero también se da cuenta cada día de que la socialdemocracia no es el
partido y tampoco quiere serlo que encara los problemas con seriedad y coraje.
Un punto crucial aquí es la deuda - y estrechamente vinculada con ella, las pensiones.
Que los partidos socialdemócratas han sido engañados en este tema por los
conservadores, es obvio. Darle rango constitucional a un freno al endeudamiento
en Alemania sin siquiera hacer el intento de entender qué significado tendrá esto
para Europa y para todas las formas de política progresista en el futuro, fue escandaloso
y debería conducir ya hoy a la renuncia a todos sus cargos de quienes las
aprobaron entonces. Que a continuación, repitan algo similar para Europa,
simplemente porque en su pánico no procesan la crisis financiera y los
responsables no son llamados a rendir cuentas, es aún peor y totalmente
injustificable. Debido a que nunca han entendido todo el complejo de ahorro e
inversión, han fallado incluso en el campo socialdemócrata más propio, el que protege
a los seres humanos contra la pobreza en la vejez, de una manera que te quita
el aliento. Sobre todo ello habrá más en el curso de la semana.
Tomado de: http://www.flassbeck-economics.de/sozialdemokraten-auf-dem-abstellgleis/