10 mayo 2016

La quiebra de los partidos políticos moderados



Carlos Rodrigo Zapata C.
 
La crisis tiene muchas causas, pero muchas más secuelas, que se cuelan por todos los intersticios de la vida y los quehaceres ciudadanos.

Algunas de ellas, que no son menores ni de poca importancia, son las que afectan a los partidos políticos en todas partes del mundo. 

El problema común o general es que los unos se atienen o ajustan a viejas recetas e interpretaciones de la problemática subyacente, mientras que los otros no saben a qué atenerse y se pasan el tiempo en ensayos que no conducen a ninguna parte, al menos de modo coherente y sistemático.

El resultado común es que unos pecan por exceso y otros por omisión, pero unos y otros solo contribuyen a profundizar esa sensación de fracaso generalizado de los partidos políticos, que se ven a su vez cada vez más arrinconados por nuevas fuerzas políticas, algunas prometedoras, pero por ahora una caja de sorpresas, pero también por fuerzas extremistas, especialmente en el espectro de la derecha neofascista que va ganando cada vez más espacio, como si por ese lado del espectro político hubiera algún tipo de respuesta y solución que no sea por la vía del desastre.

El artículo que se adjunta a continuación es un primer avance de un ajuste de cuentas con la socialdemocracia europea elaborado por Hans Flassbeck, un connotado economista alemán, con una intensa labor de análisis y discusión de asuntos económicos y políticos.

La culpa de la quiebra de la socialdemocracia la encuentra en su extremo apego al neoliberalismo, en su incapacidad para formular otras respuestas y plantear otras opciones.

Los problemas que detecta Flassbeck para la socialdemocracia alemana y austriaca, seguro que pueden extenderse a discreción a la socialdemocracia europea que va haciendo aguas por doquier, justamente por no haber invertido fuertemente en la regeneración del pensamiento crítico y en la formulación de nuevos instrumentos de política económica. El caso de la socialdemocracia española revela que el problema es profundo, afecta a todos, cunde la desorientación y empieza a substituirse por el temor y por reacciones cada vez más desesperadas. 

No hay duda que el peor tóxico para los grandes partidos ha sido su larga permanencia en el poder, su participación en sistemas bipartidistas que les asignaban un tiempo de gobierno y otro de descanso, como si eso estuviera ya así determinado. Mucha holgura, mucha comodidad, que los mantuvo en su zona de confort por demasiado tiempo, tanto que las fuerzas que pugnan por desplazarlas ya están aquí y llegaron en tropel, para bien, ojala, o para mal.

Pero no se ve bien, cuando se otea en los horizontes, sea porque los unos se niegan a abandonar el poder, profundizando su propio desconcierto e incapacidad de plantear soluciones (el caso del PP en España, o el de Maduro en Venezuela), sea porque otros pretenden arrimarse al poder apelando a los instintos más primitivos del ser humano (como se presenta el caso de Trump en EE.UU.).

La discusión en torno a partidos políticos capaces de enfrentar las nuevas circunstancias de este siglo tan convulso, imprevisible y angustioso, ni siquiera ha empezado, lo cual nos muestra que tomará aún varios años el ponerse a tono con los desafíos existentes sobre la mesa. Serán años muy duros, donde la urgencia de respuestas y la pobre capacidad de hacerlo, se enfrentarán cara a cara.

Es tiempo de mucha reflexión, compromiso y coraje.

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 Socialdemócratas en vía muerta

10 de mayo de 2016 

Heiner Flassbeck 

Sobre la renuncia del uno se especula, pero el otro renuncia rápidamente cuando la crítica hacia su persona también en su propio partido es cada vez más fuerte. Estamos hablando de los presidentes de los partidos socialdemócratas en Alemania y Austria. El que corresponde a Austria, de nombre Werner Faymann, también era canciller federal.

Esto no es casualidad. Los socialdemócratas son conducidos en toda Europa a una vía muerta, de la que ya no salen. Esta vía muerta (empleada para aparcar trenes que ya no circulan, CZ) tiene un nombre: se llama neoliberalismo. Los socialdemócratas han sido conducidos a esta vía muerta, porque con muy pocas excepciones, nunca se han atrevido a cuestionar una ideología económica que a pesar de hacer escarnio de todos los valores e ideales socialdemócratas, es vendida por la opinión económica prevaleciente como sin alternativa.
 

En un recientemente evento en Austria he manifestado mi asombro que el canciller austríaco de pronto realmente puede hablar de una vez. En la cuestión de los refugiados de repente el hombre era capaz de abrir la boca - algo que antes nunca se le ocurrió en los diez años de crisis europea. Incluso podía criticar a Alemania porque él quería adelantarse a la derecha. Si él hubiese criticado a  Alemania durante la crisis del euro alguna vez, se lo habría podido considerar un hombre de verdad.

 El momento que tal vez se declare en cien años como el momento definitorio de la socialdemocracia europea, fue el 13 de julio de 2015. Entonces un gran grupo de gobiernos socialdemócratas y de otros gobiernos en los que participan los socialdemócratas, le quebró la espina dorsal a un gobierno de izquierda de un pequeño país europeo al obligar a este gobierno contra la voluntad explícita del pueblo, a implementar un programa neoliberal brutal y extremadamente tonto. El siguiente acto de este drama inenarrable lo vemos justamente ahora y nuevamente los griegos son humillados y obligados a arrodillarse.

 El clima político que ha surgido, en el que Faymann dimite y Gabriel [Sigmar Gabriel es el Presidente del SPD de Alemania, CZ] es afectado casi todos los días con algunos rumores e historias, es responsabilidad exclusiva de los socialdemócratas. Los que participan en cada locura neoliberal, no deben sorprenderse de que ya no sea tomado en serio desde el principio. Aquellos que, como los socialdemócratas alemanes, huyen a todo conflicto serio con el socio de la coalición como si se tratara de la peste, no debe sorprenderse de que los votantes se escapen en masa. La gente recuerda muy bien que muchas cosas van mal, pero también se da cuenta cada día de que la socialdemocracia no es el partido y tampoco quiere serlo que encara los problemas con seriedad y coraje.

Un punto crucial aquí es la deuda - y estrechamente vinculada con ella, las pensiones. Que los partidos socialdemócratas han sido engañados en este tema por los conservadores, es obvio. Darle rango constitucional a un freno al endeudamiento en Alemania sin siquiera hacer el intento de entender qué significado tendrá esto para Europa y para todas las formas de política progresista en el futuro, fue escandaloso y debería conducir ya hoy a la renuncia a todos sus cargos de quienes las aprobaron entonces. Que a continuación, repitan algo similar para Europa, simplemente porque en su pánico no procesan la crisis financiera y los responsables no son llamados a rendir cuentas, es aún peor y totalmente injustificable. Debido a que nunca han entendido todo el complejo de ahorro e inversión, han fallado incluso en el campo socialdemócrata más propio, el que protege a los seres humanos contra la pobreza en la vejez, de una manera que te quita el aliento. Sobre todo ello habrá más en el curso de la semana.

Tomado de: http://www.flassbeck-economics.de/sozialdemokraten-auf-dem-abstellgleis/


[Traducido por: C.R. Zapata]