06 abril 2016

Evo, El Principito, el vínculo y la esperanza


Hace una década, cuando las esperanzas brotaban a borbotones.....


Carlos Rodrigo Zapata C.*




 Por: Carlos Rodrigo Zapata C. [i]

Los franceses festejan el 2006, 60 años de la publicación de “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry, el icono de la literatura francesa, portador de un mensaje de extraordinaria actualidad: la filosofía del vínculo. Cuando en dicha obra, la rosa del Principito se siente única entre millones de otras rosas o el zorro siente que ya no puede ser ignorado por el Principito por haber sido domesticado por él, encontramos estampas extraordinarias de la importancia del vínculo entre todas las especies, entre todos los seres: somos, en tanto y en cuanto somos percibidos y reconocidos.

Evo, con el triunfo logrado en las elecciones del 18 de diciembre ha abierto una ruta a la esperanza de millones de seres humanos en todo el mundo. Nunca antes ningún apache, mapuche, kurdo o tamil había imaginado la posibilidad cierta de contar con un gobierno de su propia estirpe, de su propio pueblo o nación. A partir del triunfo de Evo, el mundo puede empezar a creer que existen sorpresas milagrosas, que no todo está perdido, que la historia continúa, que aún los pueblos más olvidados de la tierra tienen la oportunidad, la posibilidad de salir de sus abismos de pobreza.

Qué haríamos sin vínculo y qué haríamos sin esperanza. No hay duda que ambos, conjuncionados y refundidos, constituyen la base misma de la energía humana. El triunfo de Evo Morales ha permitido reunir ambos elementos de forma extraordinaria, pues no se ha tratado de un vínculo más, sino del consenso social más extraordinario, único de la historia boliviana: la mayoría absoluta de los electores bolivianos ha elegido a Evo Morales como la fuerza que deberá liderar los cambios y transformaciones que deben darse en nuestro país en los próximos años. Pero más allá de ello, el pueblo boliviano en todas sus clases sociales, en un acto de contrición, de protesta y rebeldía, pero también de reconocimiento de las fortalezas de los pueblos indígenas y originarios que pueblan nuestra patria, ha decidido dar ese reconocimiento, ese respaldo, y abrir ancho cauce a todos los olvidados, a todos los despreciados de nuestra tierra.

Bolivia siempre ha aportado motivos de zozobra al mundo y ha figurado en las crónicas rojas de los medios informativos. Pero esta vez Bolivia está produciendo un mensaje de esperanza para todo el mundo, esta vez los bolivianos encabezados por Evo Morales y el MAS estamos asumiendo la responsabilidad ante el mundo de darle contenido a la esperanza que ha nacido de nuestras entrañas, de nuestra luchas y confrontaciones, de nuestras ansias de un mundo mejor para todos.

Así como el Principito, brindándole atención especial a su rosa, la convirtió en la rosa más exclusiva del universo, del mismo modo los bolivianos hemos mostrado al mundo que el cambio es posible, que es bueno cuidar la diversidad cultural, que es bueno respetar los derechos humanos, que es sano optar por la democracia, que es digno luchar por lo que ansiamos y consideramos nuestro derecho, que es indispensable ser consecuentes con nuestras cunas y orígenes ancestrales, que no es bueno seguir recetas o someterse a poderes ajenos a nuestra propia vida, pues podríamos distorsionar nuestras raíces, nuestra propia manera de encarar los avatares e incertidumbres de la vida.

De aquí en adelante lo más importante es comprender la trascendencia del hecho que hemos producido los bolivianos, y poner todo nuestro empeño para hacer que la esperanza que esta vez nació en tierras bolivianas se mantenga y renueve permanentemente.



[i] Economista. E-mail: czapata@acelerate.com

Escribí el presente artículo días después del triunfo electoral de Evo Morales, en diciembre de 2005. Intenté publicarlo en mi columna CLARABOYA en La Razón, pero no fue incluido, motivo por el cual desistí de seguir publicando mi columna en dicho medio. En enero 2006 lo publiqué en el medio digital BOLPRESS. Ahora lo vuelvo a publicar. Ya pasan 10 años de ese momento. La dirección de los vientos nunca soplaron en  la dirección esperada. Esta forma de celebrar ese triunfo da cuenta de ello. 

[Referencia: http://www.bolpress.com -  Actualizado el 2006-01-26 a horas: 08:03:43]

http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2006012608