Carlos Rodrigo Zapata C.
Han concluido los XVII Juegos Bolivarianos celebrados en Trujillo, Perú.
La buena noticia es que Bolivia ha contado en sus filas con algunos destacados
y meritorios atletas que han ganado medallas de oro, plata y bronce. Mis más
cálidas felicitaciones a todos ellos.
La mala noticia es que Bolivia ha quedado antepenúltima en la lista de
11 naciones, a juzgar por el medallero de los juegos. El país ganador,
Colombia, ha obtenido 165 preseas de oro y un total de 412 medallas. Bolivia ha
obtenido 7 medallas de oro y un total de 32 medallas.
La pésima noticia es que un análisis más
detenido nos muestra que Bolivia como conjunto ha terminado última en los
juegos. En base a algunos indicadores complementarios puede extractarse
dicha conclusión. En el link adjunto se presenta una tabla dondepueden verse dichos indicadores.
https://docs.google.com/document/d/1oGEaMICtxjy3UyaiF5JB34fvt66CBks0W0hJuynq6kc/edit
Los indicadores incluidos son:
- Atletas participantes (Atletas)
- Deportes en los que se participó (Deportes)
- Atletas por deporte (Atl/Dep)
- Atletas por medalla (Atl/Med)
- Medallas por deporte (Med/Dep)
- Total de oportunidades = Atletas x Disciplinas (TTOport)
- Oportunidades por medalla (TTOp/Med)
De lo que se trata en este breve análisis es de tomar en consideración
no sólo el número de medallas alcanzado, sino también la efectividad y el
rendimiento de los atletas. Ello significa tomar en cuenta adicionalmente
tanto el tamaño de las delegaciones, como también el número de deportes
en los que se ha participado, pues existen países con hasta 8 veces más
deportistas que otros (Venezuela en comparación con Paraguay), que además
han participado en muchas más disciplinas deportivas que otros (Perú en 53
disciplinas en contraste con Panamá que participó en 19).
A partir de dichos indicadores se puede observar, por ejemplo, que Colombia
ha requerido en promedio 1,25 atletas para obtener cada medalla, mientras que
Bolivia ha necesitado 11,09 deportistas para el mismo logro, es decir cerca de
9 veces más atletas por medalla. Otro tanto se puede apreciar al observar
la cantidad de medallas obtenidas por deporte. Nuevamente Colombia muestra el
mejor resultado con 9,16 medallas por disciplina, mientras que Bolivia obtiene
0,91 medallas en promedio por deporte.
Dadas las muy diversas magnitudes de las delegaciones, resultaba
necesario trata de comparar sus oportunidades de obtener medallas. Para ello se
ha multiplicado el número de atletas por el número de deportes en los que se ha
participado como una forma de obtener el total de oportunidades de medallas, y
luego se ha obtenido el indicador de la cantidad de oportunidades
requeridas en promedio para obtener una medalla. El resultado es bastante
elocuente: Colombia en un extremo ha requerido 56,25 oportunidades para lograr
una medalla, mientras que Bolivia ha necesitado 388,28 oportunidades por
medalla, una diferencia de 7 veces entre ambos países.
Todos los indicadores empleados han sido convertidos a valores
comparables ordenados de acuerdo a la eficiencia con que cada indicador
contribuye a un mejor rendimiento de cada país. Luego se ha sumado los
parciales y se ha reclasificado a los países participantes y se ha obtenido la
POSICIÓN 2 (ver cuadro adjunto).
El resultado: Colombia mantiene indiscutible su triunfo, aun después de considerar los indicadores descritos. Luego sigue Panamá, una gran sorpresa resultante del modesto tamaño de su delegación, pero de la alta eficiencia de sus atletas. También llama poderosamente la atención que la República Dominicana se apodere del tercer lugar en nuestra tabla final. En los últimos puestos quedan Guatemala, Perú y Bolivia. El caso de Perú sin duda llama la atención, ya que en el medallero ocupa el 4to lugar, pero en nuestra tabla el 10mo, siendo el país que más cae por la valoración de su rendimiento. En estos tres países se puede observar que frondosas delegaciones relativas no garantizan un nivel de rendimiento satisfactorio.
¿Cuál es la finalidad de este análisis? Mostrar que en Bolivia nos falta mucho para organizar convenientemente nuestra participación en eventos atléticos y deportivos internacionales.
Lo que se puede apreciar de modo muy evidente es que Bolivia logra
medallas casi exclusivamente en deportes en los que el resultado depende del
esfuerzo individual de cada atleta y no de equipos que actúen armónica y
competitivamente. Las disciplinas deportivas en las que se ha obtenido medallas
son un muestrario claro de esta afirmación: tiro, billar, boxeo y racquetbol,
por orden de importancia en el medallero. El caso de la billarista cochabambina
Nataly Camacho es por demás
elocuente, ya que ella sola cosechó 5 medallas, incluidas 2 de oro.
En estas disciplinas se depende completamente del esfuerzo individual,
no se requiere gran organización ni coordinación con equipos, y la
infraestructura requerida es relativamente accesible. En suma, son disciplinas
en las que no se depende de la improvisación, la impuntualidad, de las siempre
omnipresentes disputas entre dirigentes, de diversas fallas de coordinación,
etc.
Víctimas de todas esas fallas, carencias, defectos y desordenes son los deportes de campo, entre ellos el fútbol, la disciplina que goza del fervor más apasionado en nuestro medio, y el que más frustra y decepciona a sus seguidores con sus lamentables resultados, pero que de modo excepcional en estos juegos nos ha dado una medalla de bronce en fútbol femenino, pero cero puntos en varones.
La conclusión es que salimos últimos por nuestra escasa capacidad de
actuar de modo conjunto, de contar con los espacios y los tiempos requeridos
para fraguar y consolidar conjuntos con alta motivación, rendimiento,
preparación y ganas de obtener triunfos colectivos. Sin estos ingredientes y
todos los relacionados con la parte técnica, de infraestructura, de motivación
de los atletas, es poco lo que se puede lograr, muy poco.
El espíritu de triunfo es un elemento importante en la formación
ciudadana, pues nos ayuda a ir más allá de nuestras actuales posibilidades, lo
cual es un factor que contribuye a formar el carácter. También es un acicate
importante para forjar la cooperación y la coordinación de esfuerzos de cara a
determinadas metas y logros esperados.
Más allá de todo lo señalado, también es necesario destacar que Bolivia
en el contexto latinoamericano se caracteriza por ser un país con un alto deseo
de participar y competir en toda clase de eventos deportivos. Por ello resulta
especialmente frustrante cuando los logros que obtenemos son muy parcos o
simplemente inexistentes, como es lo que nos ha venido pasando en todos los
deportes de campo (fútbol, voleybol, basket), simplemente porque aún nos falta
notablemente mucho para construir esas bases esenciales de la cooperación, el
cumplimiento, la disciplina, el orden, la coordinación y reforzar nuestro
espíritu de triunfo.
No me cabe duda alguna que el día que logremos subir significativamente
nuestros rendimientos en todas estas esferas, el pueblo boliviano sentirá una
inmensa satisfacción, pues comprenderá que ello se debe a su más alto nivel de
organización y de empeño alcanzados en estas lides.
Por ahora debemos aprender a sacar las lecciones que más nos puedan
ayudar a superar nuestros actuales niveles de rendimiento. No vale la pena
llorar sobre la leche derramada, pero mucho menos hacer de cuenta que todo va
bien y que ya llegará la soñada camada de atletas que nos sacará de nuestro
letargo y nos traerá toda clase de preseas. Es tiempo simplemente de ponerse a
trabajar con visión, plan, política y buenos proyectos. Lo demás vendrá con el
tiempo.