01 febrero 2020

FORMAS DE UNIR AL PAÍS Y LOS PELIGROS DE NO HACERLO


¿Qué hacer ante la fiebre de presidenciables?

Carlos Rodrigo Zapata C.

Dado que la consciencia de los políticos no funciona y la ley no limita la cantidad de partidos o frentes (está claro que las restricciones y sanciones existentes no son desincentivos suficientes para limitar su proliferación), la pregunta es cómo unir al electorado, de modo que se puedan reducir los efectos negativos derivados de la avalancha de candidatos.



Lo bueno del asunto es que hay salidas, como veremos a continuación.

Lo primero es identificar los peligros que enfrenta el país, de modo claro y desembozado. Sin ello, podríamos creer que las cosas no son tan patéticas como se las pinta y que en el camino ya se arreglarán las cargas o que bastaría con unirse en la segunda vuelta. Lo segundo es identificar las vías y alternativas que existen para enfrentar esta circunstancia, además ya probadas en nuestro medio.


LOS PELIGROS

El mayor peligro es que el usurpador insaciable, que instruyó toda clase de desmanes para convulsionar del país, pueda volver al poder, sea por interpósita persona o desde algún espacio clave desde el que pueda manejar el país o incidir fuertemente en su conducción.

En el primero de estos casos sostenemos que una victoria del MAS sería destructiva para la nación boliviana, simplemente porque el MAS no apunta a la construcción nacional, sino a la división del país, a la confrontación fratricida, pues no tiene ningún discurso, respuesta ni propuesta para unificar el país que al mismo tiempo les permita seguir al mando del país. Si lo tuvieran, seguro que serían grandes animadores de la unidad nacional y no los sembradores de odio que han demostrado ser. En este marco, el usurpador podría asumir un grado tal de poder que definitivamente sería el amo y señor del país. Me imagino en este escenario que el señor Arce Catacora podría dedicarse a viajar por el mundo y dar charlas sobre su fabuloso modelo.

En el segundo caso el panorama es un poco más complicado, pero no menos efectivo. El usurpador de marras se postula a senador (tal como ya lo ha anticipado y algunos constitucionalistas dicen que no tendría ningún obstáculo, aunque otros lo niegan) y gana la mayoría o incluso dos tercios de la cámara. Esta opción sería pan comido para este personaje gracias principalmente  a la oposición que parece empeñada en dividir el voto de modo indecible, por lo que le será muy fácil al MAS acaparar la mayoría de escaños en dicha cámara. Bastaría con la primera mayoría de votos de los senadores para que el usurpador pueda ser elegido presidente del Senado, y por tanto responsable de aprobar las leyes. 

En este marco, el gobierno que salga elegido tendrá demasiadas dificultades para gobernar. Se vería orillado a gobernar a punta de decretos y a actuar cada vez más de modo autocrático, lo cual significaría para el MAS una campaña gratuita durante los siguientes 5 años, de modo que el usurpador y sus secuaces podrían reasumir el poder el 2025 para encabezar las celebraciones de nuestros 200 años de independencia, poniendo de este modo en el gobierno al partido que más sañudamente nos ha entregado a toda clase de fuerzas extrañas. ¡Grandioso aniversario!

Los peligros suman y siguen. También podría ocurrir que la oposición quede tan fragmentada que sea casi imposible articular algún consenso. En este caso, sin hacer nada, el MAS tendría la llave de la gobernabilidad, pues incluso podría hacer un pacto con el frente ganador para cogobernar. De modo que sea por la puerta, la ventana o el sótano el MAS se inmiscuirá en la gestión gubernamental, nos guste o no, como forma de preparar su retorno a más tardar en 5 años.

¿Más peligros? Si, lamentablemente, muchos más. Una situación de ingobernabilidad llevará a acentuar los fraccionamientos y disputas sociales, al extremo de avivar confrontaciones y profundizar las diferencias que han vuelto a aflorar con gran fuerza. No olvidemos que el racismo, la discriminación y las desavenencias sociales tienden a multiplicarse cuando existe inestabilidad gubernamental.

Una fuerza omnipresente, que al mismo tiempo se niega a dialogar y construir consensos, que se ocupa de boicotear todos los días la gestión gubernamental y que está ahíta de copar espacios e imponer su voluntad, ¿estará interesada en construir un destino compartido, elegir objetivos y metas comunes y trabajar conjuntamente por alcanzarlos? Ni en sueños, al menos mientras la dirigencia que ha estado al frente del MAS en los últimos 14 años siga ocupando esas esferas. Si se quiere tener un retrato completo de cómo este tipo de fuerzas destructoras del devenir nacional suelen actuar, es oportuno revisar la experiencia de Nicaragua y de cómo el clan Ortega-Murillo planeó y ejecutó su programa de recaptura del poder.  


El mayor peligro

El peligro más acuciante proviene de una combinación absolutamente nefasta para la democracia y la estabilidad del país compuesta por sesgos electorales, la división del voto y el parcial abandono de la proporcionalidad por parte de la ley electoral. Veamos brevemente cada uno de estos puntos. Los sesgos tienen que ver con el hecho que el voto en unas circunscripciones vale mucho más que en otras debido al muy distinto tamaño de sus poblaciones electorales.  

[Para elecciones anteriores puede observarse estos extremos en: ¿Democracia oligárquica o democracia responsable? http://www.bolpress.net/art.php?Cod=2009041306; ¿Otra vez por las huellas de la “democracia oligárquica”? https://yapukamani.blogspot.com/2009/04/otra-vez-por-las-huellas-de-la.html; Democracia: ¿Caballo de Troya contra los pueblos? https://yapukamani.blogspot.com/search?q=democracia+olig%C3%A1rquica&max-results=20&by-date=false ]

Por ejemplo, en la CU 63 de Pando bastaron 5790 votos para ganar un escaño, mientras que en la CU 11 de La Paz se necesitó 73.846  votos para ganar otro escaño similar. La diferencia son 12 veces entre una y otra CU, lo cual significa demeritar y degradar el peso y el valor del voto de una gran parte del electorado. Si tomamos en cuenta la circunscripción especial de Oruro, donde se obtuvo un escaño con 368 votos, la diferencia respecto de la CU 11 de La Paz llega a ser de 200 veces. Eso significa que con pocos votos estratégicamente obtenidos –a eso se debían los traslados de población, por ejemplo– se puede lograr una gran cosecha de diputados. 

La dispersión del voto permite a su vez que la fuerza más votada obtenga un rédito o renta electoral extraordinaria, gracias a la división de las demás fuerzas. Recalculando la votación para la gestión 2014 hemos mostrado que la división de las fuerzas de oposición al AS permitió que ese partido obtenga los dos tercios de escaños en ambas cámaras, lo que le dio alas para hacer y deshacer nuestro país a su regalado antojo. 

[Ver: CÓMO LA DIVISIÓN DE LA OPOSICIÓN LE REGALÓ LOS 2/3 AL MAS EN LAS ELECCIONES 2014, https://yapukamani.blogspot.com/2019/07/recalculando-los-resultados-de-las.html

 

Eso ocurrió “gracias” a dos partidos que superaron la valla del 3%. Me pregunto qué sucederá ahora con 8 o 9 frentes en disputa. 

Si tomamos en conjunto ambos extremos, es decir, tanto el sesgo electoral como el voto disperso, estimamos que con aprox. 30% de los votos se puede lograr la mayoría en ambas cámaras. Teóricamente sería posible lograr ese resultado con un porcentaje aún menor de votos. Eso significaría aprovechar al máximo todos los sesgos existentes, lo cual en la práctica es muy difícil que suceda.


El tercer factor mencionado es la ley electoral. Desgraciadamente la ley electoral ha roto con el esquema de proporcionalidad al permitir que un partido que obtiene más diputados uninominales que los que la proporcionalidad le permite, puede retener dichos escaños. De esta manera se rompe con esa regla, de modo que por ejemplo si un partido obtiene el 30% de los votos, aprovechando de esta regla podría lograr más del 50% de los escaños en ambas cámaras. 

El artículo clave se halla en la  Ley 026 del Régimen Electoral, Artículo 59. (ASIGNACIÓN DE ESCAÑOS PLURINOMINALES).

¿Unirse en segunda vuelta?

Equivale a intentar apagar el fuego cuando la casa ya está en llamas o tratar de reducir los riesgos o contener las amenazas cuando el desastre ya se desató. Demasiado tarde. El daño, posiblemente irreparable, ya estará hecho.

El problema es que actuando cada frente político de modo aislado e independiente, sin tomar en cuenta la coyuntura, se debilita cada participante y el conjunto de ellos frente al común adversario, ansioso por retomar el poder. Dado que en la primera vuelta se define el peso que cada frente político tendrá en la Asamblea Legislativa y que la segunda vuelta solo es para elegir el nuevo gobierno, éste deberá ver cómo vive o convive con la composición de escaños que le ha tocado. A más tardar en ese instante el nuevo gobierno comprenderá que está con las manos amarradas y está en poder del mAS que con mucha probabilidad obtendrá la primera mayoría en ambas cámaras.

Por lo señalado, la unión de fuerzas políticas tiene que darse antes e concurrir a la primera vuelta. No se trata de que el nuevo gobierno pueda subsistir, sino que pueda gobernar plenamente sin tener que dedicar demasiadas energías a contener y morigerar a adversarios feroces, que solo piensan en sus propios beneficios. Si para producir esa unidad se recurre a alianzas, pactos, compromisos o a renuncias antes de la primera vuelta, no es lo determinante. El asunto es actuar a tiempo. Todo el esfuerzo que el electorado nacional pueda hacer a posteriori será de contención parcial, pero la gobernabilidad quedará seriamente comprometida.

Más peligros

También es indispensable señalar que existen muy pocos indicios sobre la posibilidad que emerja un MAS democrático, capaz de apegarse a las leyes, que respete la independencia y equilibrio de poderes, que se desmarque claramente del narcotráfico y que no apunte al extractivismo y las prebendas. No tiene ningún plan ni propuesta seria para el desarrollo del país, menos para resolver sus graves problemas. Si los tuviera, en 14 años seguramente los habríamos conocido. 

Ello significa que todos estos sesgos, divisiones, licencias legales y perdidas sustanciales de proporcionalidad que se han ido introduciendo maliciosamente en nuestra legislación y en nuestras prácticas electorales, se han convertido en una gran amenaza a la estabilidad y tranquilidad del pueblo boliviano, ya que al frente se ha instalado un enemigo de nuestro futuro. Por ello, no es posible hacer ningún tipo de concesión y cada boliviano debe constituirse en un garante y un baluarte en la defensa de nuestra heredad nacional.

En suma, toda concesión al enemigo declarado de Bolivia, el usurpador angurriento y su banda, es un atentado directo a nuestro futuro, a la posibilidad de construir un destino común y compartido. No entenderlo de este modo sería simplemente una gran intransigencia o una vil traición a la patria boliviana.


FORMAS ALTERNATIVAS DE UNIDAD

La desconfianza en la democracia representativa –que se basa en elegir a representantes que hablen por el pueblo– en nuestro país es de vieja data. No obstante, los pueblos siempre se dan formas de encarar las cosas, a fin de poder subsistir ante soluciones inadecuadas o ineficientes. Veamos las formas que han surgido en nuestro medio.

Usar la democracia como los ayllus y comunidades aymaras

La solución es muy simple, pero efectiva. Las organizaciones locales o regionales más osadas buscan acuerdos con partidos políticos que les permitan poner de candidato a su dirigente en la lista del respectivo partido. En caso que lo logren, el respectivo dirigente se inscribe en el partido y todos los miembros del ayllu, provincias o municipios, según sea el ámbito territorial de agregación, votan por el partido respectivo. De ese modo logran contar con su representante y aseguran su presencia en los niveles de toma de decisiones del país. Al menos les sirve para que no los olviden.

Esta misma lógica, aunque con menor alcance la ejercen y practican los sindicatos, imponiendo el voto consigna. Este mecanismo también se utiliza en la dirección contraria, es decir, es el partido el que impone acuerdos y controla el voto uniforme por el candidato que haya sido acordado, aunque muchas veces también es impuesto por el partido. Esta modalidad es la que ha usado el MAS en muchas regiones, ejemplarmente en el Chapare.

Dado que existe el antecedente que en algunas ocasiones los ayllus y otras organizaciones territoriales han recurrido a este mecanismo, es imaginable que se puedan establecer dichos acuerdos. Dado que los tiempos ya no dan para largas negociaciones  y acuerdos que incluyan a sus dirigentes o representantes, los acuerdos serán en torno a obras muy concretas. También podría darse en base a apoyar al candidato que mejor se perfile en las primeras semanas de campaña. Pero mejor acuerdos previos, que intenciones meramente voluntaristas.

El voto consciente

Otro mecanismo que se puso de manifiesto en las elecciones anuladas de octubre del 2019 ha mostrado que el electorado actuó de modo extremadamente consciente y racional, mucho más que los mismos políticos, al punto que plazas en las que se decía que, por ejemplo, CC no tendría mayor apoyo, terminó ganando, como es el caso de Santa Cruz, claro, siempre que les demos algún crédito a los datos que llegaron a publicarse antes que se ponga de manifiesto el manoseo de la voluntad colectiva. 

Lo electores lograron plasmar en las urnas la unidad que los políticos fueron incapaces de gestar. Esta fue la puesta en escena que hicieron LAS PITITAS antes de salir al escenario, pues ya ahí se puso de manifiesto ese voto consciente y responsable de modo categórico, único en nuestra historia democrática. Si bien se recurrió a la figura del “voto útil”, una idea muy próxima al arreo y la falta de convicciones, el electorado actuó colectivamente de ese modo, pese a que no pocos tuvieron que dejar de lado sus primeras preferencias. Esa es una muestra de las enormes diferencias que existen en el país, pero también de la voluntad existente para tratar de capear los temporales, producto en este caso de esa nefasta combinación de tsunami masista, politiqueros arribistas y peligrosos sesgos electorales.


CONCLUSIÓN

De modo que quedan claramente expuestos y señalados los peligros que enfrenta el país en la actual coyuntura, así como también las vías que se han usado exitosamente en el país –la seguida por los ayllus y otras agregaciones sociales y la del voto consciente-, aunque estas mismas vías han servido para imponer una disciplina electoral que raya en la conculcación del derecho a decidir.

No estamos perdidos, pero estas maniobras probablemente nos permitirán evitar un desastre mayor, cuando en estos momentos, y luego de la experiencia vivida en los últimos 14 años, deberíamos ir a por todo, pero nuestros políticos que se creen todos presidenciables e imprescindibles y no nos pueden ni aclarar siquiera cuál es el fondo de la problemática nacional, prefieren que actuemos como mendigos de nuestras propias posibilidades.


Como siempre y desde siempre, que Dios nos auxilie, porque nosotros solos no nos damos abasto.