02 noviembre 2019

BOLIVIA: DISPERSIÓN, IRRESPONSABILIDAD, INMADUREZ: ¿HACIA DÓNDE VA EL MOVIMIENTO DE DEFENSA DE LA DEMOCRACIA?



Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

Resulta francamente indignante la dispersión de criterios que reina en las fuerzas opositoras al MAS, cada una apoyando salidas convenientes a sus intereses, independientemente de los costos sociales y humanos que podrían exigir esas salidas que postulan y de los votos que puedan lograr en caso de darse una nueva elección. 

No aprendieron nada del desastre que estuvieron a punto de ocasionar por dividir el voto y negarse a apoyar al candidato que desde el inicio de este largo año electoral estuvo a la cabeza de la oposición en todos los sondeos: Comunidad Ciudadana.




Los planteamientos actuales muestran una gran dispersión que va desde echar a Evo, hasta nuevas elecciones y segunda vuelta. Son escenarios muy diversos que exigen correlaciones de fuerzas muy distintas.

En lugar de establecer las reglas y condiciones apropiadas que garanticen un resultado que refleje la voluntad del soberano del mejor modo posible, cada actor se dedica a plantear su propia opción, independientemente de su capacidad de lograr esa salida. 

Lo mínimo que tendrían que aceptar las fuerzas de oposición que quedaron fuera de una segunda vuelta es que no gozan del apoyo del electorado y que no cambiará para ellos nada esencial en caso de repetirse las elecciones. La idea que el fraude del masismo se hizo justamente a costa de los miles y miles de votos que habrían logrado en sus reductos cautivos –como ya lo hizo MTS- es un cuento que no se lo cree nadie. Las encuestas de opinión de todo cuño así lo mostraron a través de meses.

Los Comités Cívicos tienen un protagonismo innegable, pero no pueden traducirlo en votos en su favor porque no participan directamente en las elecciones. Las únicas organizaciones políticas capaces de conformar y ejercer los poderes públicos en el ámbito nacional son los partidos políticos, de modo que su exigencia de nuevas elecciones responde más a su afán de apoyar a partidos de oposición que en la primera ronda ya fracasaron estrepitosamente. 

El costo de la movilización nacional es enorme, por lo que es indispensable aclarar qué es lo que se quiere: realizar un esfuerzo conjunto y concertado para asegurarnos de derrotar democráticamente al usurpador o tan solo una nueva oportunidad para ver cómo las mismas fuerzas opositores se traban entre sí y vuelven a hundirse y fracasar.

La irresponsabilidad que se percibe es extrema. La inmadurez de los actores políticos estremece, mientras el país, y en particular su juventud, están poniendo las fuerzas, las energías y el coraje para enfrentar a las hordas violentistas que muestran un desprecio inmenso a toda norma de convivencia y a sus propios derechos y libertades.

Basta de jugar con nuestro destino. Es hora de apoyar la única opción viable de la oposición. No basta con desistir teatralmente de las propias propuestas. Es necesario además contribuir resueltamente a hacer posible la única opción transitable que nos queda. 

¡Qué Dios nos proteja, iluminándonos!



(*) Publicado originalmente en Facebook. La dinámica de los acontecimientos ha modificado notablemente en pocos días varios de los presupuestos sobre los que se elaboró esta reflexión. Los cambios más importantes son dos: i) los alcance del convenio entre la OEA y el régimen de Morales; ii) la demanda ya generalizada de nuevas elecciones. El primero inviabilizó la auditoría electoral como salida posible a la crisis llevada al extremo por todas las informaciones relativas a un fraude electoral masivo. El segundo eliminó la posibilidad de una segunda vuelta, dado que el proceso electoral en su conjunto no tiene ninguna credibilidad en la sociedad boliviana.

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