Carlos Rodrigo Zapata C. [1]
Una de las tantas falacias que el régimen de Evo
Morales en Bolivia le ha vendido al país y al mundo tiene que ver con el
crecimiento económico que ha sido presentado como producto de una extraña
mezcla de actos de “nacionalización” de hidrocarburos y estatización de algunas
empresas “estratégicas”, participación ciudadana, intervencionismo en la
gestión de los recursos naturales renovables, gestión macroeconómica
equilibrada (gracias a inmensos flujos de ingresos derivados del súper ciclo de
los precios de las materias primas) y un manejo supuestamente extraordinario
del mercado interno que habría sustituido a las exportaciones o cuando menos
las habría complementado como motor del crecimiento, único caso conocido de una
economía que con una matriz productiva de intercambios interindustriales tan
pobre, es decir, con tan bajos grados de división del trabajo, especialización
y complementariedad entre sus sectores productivos, pudiera tener tal
incidencia interna para impulsar el crecimiento. Sostener que la inversión
pública y la política de redistribución de ingresos son los factores que
propulsan el crecimiento de la demanda interna equivale no solo a desconocer
nuestra magra matriz productiva, sino además a pasar por alto una serie de
fuentes ilegales e insostenibles de ingresos. Al finalizar estas notas
tendremos un panorama mucho más amplio y completo de factores que han contribuido
significativamente al crecimiento.
INTRODUCCIÓN
“Los resultados hablan por sí mismos”, suele
destacar incansablemente el ministro del ramo, con lo que trata de aportar la
prueba maestra que su sopa de intervenciones sería capaz de arrojar: las tasas
de crecimiento económico más altas de la región en los últimos años. Si bien se
trata de tasas mayores que las que se observa en el vecindario, repleto de
recesiones y colapsos económicos, son francamente magras, especialmente si consideramos
las tasas que han alcanzado economías con ingresos inferiores a Bolivia que han
sobrepasado holgadamente el 10% durante periodos significativos. [2]
No obstante, esta “prueba” nos da la pista para
buscar justamente en las bases y condiciones que hacen posible ese crecimiento.
Pues bien, si no es así como se lo ha relatado
incontables veces hasta producir lo que se llama "the only tale in
town" (el único relato en el pueblo), entonces ¿cómo se explica los
"éxitos" del "modelo" boliviano?, porque al final del día
alguna explicación habrá de haber.
Está claro que de principio surge una duda
paralogizante: ¿cómo es posible que un modelo supuestamente tan exitoso y celebrado en el
mundo, presentado y expuesto en las universidades más destacadas del mundo, no
haya encontrado todavía ningún imitador ni por asomo?
Antes de iniciar la exposición sobre los factores
reales del crecimiento impulsado por el masismo en los últimos 13 años, es
oportuno efectuar unas breves aclaraciones conceptuales.
La intención de estas reflexiones es contribuir a desmitificar lo que se
nos ha contado innumerables veces estos años sobre el crecimiento económico.
Esto significa poner al descubierto todas las causas que permiten llegar a un determinado
resultado y no solo unas cuantas escogidas intencionalmente con la finalidad de
construir una historia que permita contar un relato fantástico. Al proceder de
este modo, podemos valorar en qué medida es cierta o bajo qué condiciones es
posible o imaginable lo que se nos ha contado por años y qué es todo lo que se
ha mantenido oculto o lejos de la atención y la mirada pública. De esta forma es
posible poner al descubierto tramas ocultas que sostienen desde la sombra
relatos inverosímiles, al mismo tiempo que les permite a quienes aman la
libertad comprender el grado y la medida en que están siendo objeto de grandes maniobras
de manipulación y hacia dónde conducen las cosas, de seguir como están.
Todo ello tiene que ver con desmitificar, eliminar mitos, quimeras,
cuentos chinos, pues es la única manera de mirar la realidad de frente sin artificios
ni mentiras y de liberarse de falsas concepciones, rumbos equivocados y de identificar
vías para enderezar las cosas. Mientras antes mejor. Los pueblos pierden su
libertad por desinformación, desidia o simple claudicación. Si el pueblo boliviano
se halla en alguna de esas categorías, entonces debe tener la certeza que está
labrando su propio sometimiento y esclavitud.
Empecemos con una aclaración: ¿qué es crecimiento? Es el incremento
anual del Producto Interno Bruto (PIB) de un país en términos reales, es decir,
sin tomar en cuenta los precios corrientes en su determinación. Eso significa simplemente
el incremento neto respecto del año anterior de la cantidad de bienes y
servicios finales que produce una economía.
Si se
efectúa un análisis de los factores que contribuyen al crecimiento podremos
apreciar que es el resultado de trabajo, capital y tecnología. Dicho análisis
arroja a su vez dos resultados. Por un lado está el crecimiento generado por
incrementos en las cantidades de trabajo y capital. Por otro lado está el
crecimiento como consecuencia del incremento de la productividad que resulta de
la combinación de esos factores gracias a la tecnología aplicada o de nuevos
métodos o formas de trabajo y por lo general es el resultado de profundizar la
división del trabajo y la especialización de los factores que intervienen.
En este
marco, una fracción del crecimiento se debe al incremento del trabajo. Eso
significa que a mayor crecimiento poblacional, mayor crecimiento económico. Se
estima de modo general que el crecimiento de la población contribuye
aproximadamente en igual proporción al crecimiento del PIB que su tasa de
crecimiento. Dado que la población de Bolivia crece a un ritmo de 1,5% anual, se
puede señalar que el factor trabajo contribuye en esa proporción al crecimiento.
Por otra parte, se estima que la contribución de la productividad no pasa del
1%. Si asumimos una tasa de 4% anual, el aporte del capital al crecimiento
podría estar en torno al 1,5% anual para sumar entre todos esos factores ese 4%.
En las últimas seis décadas, la economía boliviana ha tenido un crecimiento
promedio del 3%, escasamente superior al promedio del crecimiento poblacional
del 2% en dicho periodo. En el actual periodo el crecimiento medio anual se
halla en 4,9%. [3]
Esta es una forma tradicional de caracterizar el concepto del crecimiento,
pero resulta insuficiente para comprender el fenómeno del crecimiento en un marco
más apropiado. [4]
Una definición más amplia de crecimiento debe tomar en cuenta no solo el
incremento neto de la cantidad de bienes y servicios finales que produce una
economía anualmente, sino además los procesos que hacen posible la producción
de todos estos bienes y servicios finales e incluso los intermedios (como los insumos,
equipos y materias primas necesarios para producir los bienes finales) y, en
particular, si dichos procesos respetan los marcos legales vigentes y si los mismos
son de naturaleza sostenible. Esto significa que dejamos la idea de que vale
cualquier crecimiento y centramos la atención en un crecimiento que cumpla con condiciones
mínimas indispensables, tales como si el crecimiento promueve el orden legal
establecido o tiende a alterarlo y destruirlo, y si el crecimiento está en
línea con el uso y aprovechamiento sostenible de los recursos o se desentiende
de este precepto cada vez más determinante en la vida económica, mucho más hoy
en día en que la humanidad ya está sufriendo los primeros embates de una
catástrofe climática incontrolable.
Como veremos, sin un sistema de contabilidad integral y un adecuado
clasificador de partidas que asigne entradas a todos los elementos que
concurren a generar el crecimiento, puede ocurrir que crecimiento sea igual a
destrucción, degradación y burda expoliación, sin tomar en cuenta los costos y
tiempos de reposición de los bienes de la naturaleza, la reproducción digna de
las familias o la defensa de la soberanía de una nación.
Este enfoque cobra cada vez más importancia porque el crecimiento en el mundo se ha desentendido de modo extremo y
agresivo de la imperiosa necesidad de tomar en cuenta de modo integral los
procesos de producción de todos los recursos que emplea en sus procesos
productivos, muchos de los cuales son materias primas o medios (agua, oxígeno)
que nos provee la naturaleza.
Dicho en breve, nada es gratis, por lo que no puede hablarse de crecimiento allí donde hay una producción de bienes y servicios que no toma en cuenta los costos e impactos ocasionados por dichos insumos, ni el agotamiento de sus fuentes o reservas y tampoco si dichas fuentes son legales o ilegales, en el sentido si las mismas son admitidas por el ordenamiento legal vigente o no. De otro modo significaría que estamos en el país de la abundancia eterna, donde cada quien puede hacer lo que se le antoje y todo se reproduce mágicamente, sin costo para la sociedad ni para el medio ambiente natural, por lo que no importaría cómo se obtuvieron dichos insumos.
Dicho en breve, nada es gratis, por lo que no puede hablarse de crecimiento allí donde hay una producción de bienes y servicios que no toma en cuenta los costos e impactos ocasionados por dichos insumos, ni el agotamiento de sus fuentes o reservas y tampoco si dichas fuentes son legales o ilegales, en el sentido si las mismas son admitidas por el ordenamiento legal vigente o no. De otro modo significaría que estamos en el país de la abundancia eterna, donde cada quien puede hacer lo que se le antoje y todo se reproduce mágicamente, sin costo para la sociedad ni para el medio ambiente natural, por lo que no importaría cómo se obtuvieron dichos insumos.
Cuando observamos que los ríos, acuíferos, glaciares, suelos y
biodiversidad están siendo afectados, contaminados, envenenados por acción de empresas
piratas que actúan al margen de la ley o que los bosques están siendo
diezmados, saqueados, degradados y finalmente incendiados, muchas veces con la complicidad
activa o por omisión de autoridades y directos responsables de controlar estas
áreas, comprendemos que ignorar esos impactos que generan actividades como el
lavado de oro, la extracción de madera, la producción de cocaína u otras operaciones
que alteran equilibrios ecológicos establecidos al cabo de miles o cientos de
miles de años, significa atentar directamente contra la vida, contra las bases
de subsistencia de la nación boliviana. Un crecimiento de estas características
es depredador, empobrecedor, envilecedor, desestructurador, es decir, lo
contrario de lo que usualmente se entiende con la idea de crecimiento como algo
positivo, aunque en el mundo el crecimiento es visto cada vez más como una amenaza
o un atentado a las bases de vida de la humanidad. En Bolivia, no es solo una amenaza.
El crecimiento ya se convirtió en una catástrofe para nuestro futuro que ya
estamos pagando aunque sin haber tomado suficiente conciencia hasta el presente
de la magnitud e intensidad de daños que está ocasionando.
Como podremos advertir, aquí se cumple inexorablemente una sentencia de
Marx: las condiciones de la producción son las condiciones de la reproducción,
lo cual significa que para cumplir un nuevo ciclo o proceso productivo tendemos
a repetir los pasos que inicialmente hicieron posible su producción. Si el proceso
de producción siguió un curso legal y sostenible, su reproducción de igual modo.
En cambio, si siguió un curso ilegal e insostenible, su proceso de reproducción
también tenderá a seguir el mismo curso con las consecuencias e impactos
acumulativos que generan dichos procesos, tanto sobre el orden y la
institucionalidad en la sociedad, como sobre el patrimonio natural del país.
FACTORES DEL CRECIMIENTO
IMPULSADO POR EL MAS
En contra posición a lo enunciado repetidamente
por el actual régimen, el crecimiento en Bolivia se explica en parte
significativa por una combinación altamente problemática, inviable e
insostenible de los siguientes elementos:
- EXTRACTIVISMO
- INFORMALIDAD
- LAVADO DE CAPITALES
- LLUVIA DE MANÁ
- CONTABILIDAD SESGADA DEL PIB
Veamos cada uno de ellos brevemente. Al final,
presentamos unas conclusiones.
EXTRACTIVISMO
Entendemos por extractivismo la extracción de materias
primas, primordialmente minerales y gas, y su venta a mercados externos, según
el molde impuesto hace ya más de 450 años en nuestro país. Tres rasgos son
significativos: el predominio de productos provenientes de estos sectores en la
composición de las exportaciones, el hecho que no están destinados a su
aprovechamiento interno o solo en menor escala y los altos impactos ambientales
que ocasionan su explotación.
En el concepto ingresa también el sector
agropecuario y forestal, debido al modo muchas veces depredador o no sostenible
de uso o aprovechamiento de los bienes de la naturaleza. Rasgos concomitantes son
los cambios abruptos o extremos del uso del suelo, sin consideración de
criterios agroecológicos ni la aptitud de uso del suelo, la degradación o directamente
la destrucción de bosques, la contaminación de aguas, la desertificación de
suelos, la reducción de áreas protegidas para destinarlas a estas actividades, la
paulatina pérdida de biodiversidad y la entrega de áreas protegidas al uso de
plantaciones de cocales o al capital extractivista nacional e internacional.
Todo ello significa unos ritmos de extracción y expoliación de los bienes de la
naturaleza sin precedentes en la misma historia de Bolivia que ha vivido siempre
de la extracción de materias primas para su comercialización externa y solo en
menor grado para su aprovechamiento interno. Como veremos, los productos
derivados de este extractivismo descontrolado ingresan en los circuitos económicos
nacionales tanto por la vía legal de la producción y las exportaciones
registradas, como por las vías de la explotación pirata o ilegal y del contrabando,
y su inclusión en la economía nacional mediante su transformación y venta
interna y el lavado de capitales (una modalidad propia de “trickle down” ilegal
o goteo ilegal).
Como también veremos, en la contabilidad de PIB
se incluyen los ingresos derivados de todo ello, pero no la reducción de las
reservas, menos los costos, ni los pasivos ambientales, obteniéndose con este
tipo de explotación de los bienes de la naturaleza solo ingresos netos, sin
costos que los disminuyan. Así, todo queda debidamente empatado y encubierto y
la evidencia que Bolivia vive en una suerte de paraíso, donde todos los
recursos se reponen y renuevan solos de modo automático, todo gracias a la
magia de un modelo que ha descubierto la forma de aprovechar -¡al fin!- ese
paraíso perdido.
¿Cómo así contribuye el extractivismo a nuestro
“crecimiento”? Echando mano de todo recurso ansiado en el mundo que nosotros
poseemos en cantidades y no se hallan debidamente resguardados ni protegidos.
La lista es corta, los impactos y efectos son inmensos: Oro, madera, cocaína,
fauna silvestre, yacimientos mineros, etc.
Como no existe información detallada, resulta muy
difícil hacerse un cuadro de los volúmenes y valores en juego. Se trata de
miles de millones de dólares anuales, de una danza que acontece en los márgenes
de la economía legal, formal, oficial, pero ingresa de lleno en dicha economía.
Veamos algunos datos para orientarnos.
Uno de los pocos servicios que debemos agradecer a la ABT es habernos proporcionado algunas cifras sobre los volúmenes de madera explotada ilegalmente y los precios a los que se transan. El resultado es escalofriante: son 4 millones de metros cúbicos de madera extraídos ilegalmente el 2018, que de ser exportados en su totalidad, darían un valor de 3100 millones de dólares, en base a los datos publicados por esta misma institución. Para mover esa montaña de madera se requeriría un total de 190174 camiones y se requeriría un total de 630 operativos de gran envergadura para poder controlar semejante volumen de madera. [5]
En
el caso de la cocaína, y asumiendo
que la mitad de la producción de hoja de coca -que según las estimaciones de la
UNODC sería de 21000 TM el 2018- se destina a la elaboración de cocaína,
Bolivia estaría produciendo 70 toneladas métricas de cocaína.
A los precios predominantes en Argentina se
obtendría por ese volumen 630 millones
de dólares y a precios de España un total de 2800 millones de dólares.
Si en cambio asumimos que los volúmenes de hoja
de coca destinados a la producción de cocaína son al menos el doble de la cifra
anterior, entonces estaríamos hablando cuando menos de 1260 a 5600 millones de
dólares. ¿De dónde saldría ese milagroso incremento de la hoja de coca
destinada al narcotráfico? Del hecho que los rendimientos en Perú y particularmente
en Colombia llegan a ser hasta 4 veces mayores que los reportados en Bolivia,
de modo que esa duplicación del volumen viene a ser una estimación conservadora.
La UNODC hace dos décadas que no hace un estudio
a fondo de los rendimientos en Bolivia y sigue usando estimaciones
completamente caducas. Sería oportuno tener una clara explicación de este
organismo para comprender porqué no las ha actualizado. [6]
En el caso
del oro solo se tiene los valores del oro recuperado por el Banco Central,
capturado en las cuentas nacionales, y exportado. Anualmente Bolivia exporta
1200 millones de dólares (NABANDINA 7108120000 Formas de oro en bruto), pero se
estima que un monto considerablemente mayor sale del país, retornando algunos
capitales que son reinsertados en la economía para continuar con el mismo
negocio. La súbita aparición de decenas de dragas y operaciones de explotación
de oro en los ríos del norte boliviano, nos muestran la gran extracción de
recursos que significa este negocio y la muy escasa presencia del Estado en el
control y supervisión de todos esos recursos, yacimientos y zonas del país. Los
reportes sobre operaciones de extracción de oro con fuerte presencia de
ciudadanos chinos y colombianos tanto en el norte del Beni, como en la región
de Apolobamba e Inquisivi en La Paz se multiplican. Dichas operaciones de
explotación de oro, que usualmente se valen de la forma de cooperativas
auríferas, controlan el territorio de tal modo que llegan a impedir el ingreso
incluso de comisiones de fiscalización. Los impactos medio ambientales que tales
operaciones generan son devastadores y la opinión pública no tiene mayor
información sobre su alcance, daños y repercusiones sobre la salud humana y su
afectación sobre la flora y fauna. Se estima que Bolivia es el país más
contaminador con mercurio en la región sudamericana. [7]
En el caso de la fauna silvestre y de especies en peligro de extinción es aún más difícil
obtener datos sobre montos y valores que ello significa. La captura de algunos ciudadanos
chinos en plena labor depredadora en nuestro país nos da una pauta de ello. Se estima
que han cazado ya más de cien jaguares que en el mercado chino, vendidas sus
partes en detalle, se llega a obtener por ellos más de 1 millón de dólares por
cada uno.
Las autoridades han logrado incautar un total de
380 colmillos en dos años y medio. La degradación de la fauna silvestre introduce
nuevos desequilibrios en los ecosistemas. [8]
De acuerdo a la información conocida, solo en
este caso estaríamos hablando de más de 200 millones de dólares. A ello hay que
sumar diversas especies como caimanes, lagartos, víboras, parabas, monos, peces,
otras aves diversas y una gran variedad de plantas. En todos los casos generan
pingües ganancias, forman capitales que en buena parte se van al exterior y en
parte retornan y se inserten en la economía nacional. Mediante el lavado de
esos fondos, sea como capital de operaciones para continuar con esos negocios o
como inversiones en ampliación de las capacidades instaladas, en la compra de tierras
e inmuebles y por supuesto en la omnipresente corrupción, el eslabón básico de
todas estas cadenas de depredación y expoliación de nuestros recursos, se logra
reinsertar dichos recursos en la economía oficial, legal o formal,
contribuyendo de este modo al crecimiento depredador y degradador que impulsan
estos procesos.
En el caso de yacimientos mineros se ha estimado,
por ejemplo, en el caso del indio,
un mineral raro con un presencia muy limitada en yacimientos de plomo y zinc,
que Bolivia pierde anualmente alrededor de 140 millones de dólares por no
controlar la salida de aprox. 200 TM de ese mineral, como parte de operaciones
de exportación de empresas mineras que trabajan en dichos rubros. El precio del
indio superó los 900 dólares por kg. el año 2006, justamente cuando inició
operaciones la empresa San Cristóbal que exporta aprox. el 80% del zinc
boliviano en forma de concentrados. Por supuesto que es posible controlar la composición
de los concentrados que se explotan y exportan. Basta con unos análisis exhaustivos
de laboratorio de muestras de las exportaciones. [9]
También se ha conocido de explotaciones de
piedras semipreciosas y de otros yacimientos, aunque no se tiene información
sobre volúmenes y valores.
Estos datos “a mano alzada” nos dan una idea de la
variedad de productos extraídos ilegalmente, así como de los volúmenes y
valores que se mueven en esa economía que danza como si se hallara en un
universo paralelo al lado de la economía formal, legal u oficial. Esta es una
fuente esencial del “crecimiento” boliviano, puesto que aun quedando en el país
una fracción de esas cifras colosales o retornando a él tan solo una parte de
las mismas, ya da como para generar un ritmo de crecimiento mucho mayor al que
el vetusto, desarticulado y reducido aparato productivo del país es capaz de
generar por sus propios medios.
Es más, dichos ingresos resultan a su vez esenciales
para dicho aparato, pues de ese modo ingresan divisas que son nada más y nada menos
que el elixir con el que se mueve y mantiene
la economía, absolutamente dependiente de mercados externos para sus productos y
altamente desarticulada internamente, por lo que requiere una enorme gama de
productos importados para poder funcionar. ¡Y es con estas condiciones externas
y capacidades internas que el “modelo” conseguiría que sea justamente la
demanda interna la que lograría dinamizar el crecimiento! ¡Vaya ocurrencia! [10]
En relación a la
demanda interna se ha observado una reducción de la remuneración al trabajo y
una caída correspondiente en el gasto en consumo de los hogares, lo que a su
vez sería producto del incremento en la presión tributaria y el crecimiento de
la inversión pública. Eso significa una participación cada vez más magra de los
hogares en la demanda interna que resulta ajena a las familias y al mismo
aparato productivo interno. [11]
De este modo podemos comprender que debido a que
no podemos vestirnos gracias a nuestra propia industria textil, nos vemos
obligados a recurrir a la ropa usada e incluso a la de contrabando para poder
hacerlo, de igual modo el aparato productivo pobremente articulado internamente
requiere del inminente auxilio de las importaciones, ya que sin ellas no podría
vivir. Es la historia de las vías férreas en Bolivia, que conectan a las distintas
regiones del país con los países vecinos, pero no logran interconectar al país internamente,
entre este y oeste, sur y norte. Tanto las partes como el todo de la estructura
productiva necesitan su universo paralelo para poder subsistir y reproducir sus
condiciones de existencia.
En síntesis, el extractivismo con todas sus características
destructivas y violadoras de todo marco legal e institucional, con rasgos
muchas veces mafiosos, se nutre de una concepción prebendal del poder, de una
estrategia de desarrollo caduca y de la falta de ideas, voluntad e interés de
cambiar dichas condiciones. [12]
Por todo ello y mucho más, el extractivismo se ha
convertido en parte orgánica de las estructuras productivas obsoletas del país,
indispensable para ayudar a mantener y reproducir nuestro andrajoso aparato productivo,
e incluso hasta para que algún ministro intente lucirse con un crecimiento desestructurador
y depredador que se estaría logrando gracias a un modelo inverosímil, cuyo aparatoso
nombre aún no he logrado memorizar.
INFORMALIDAD
Bolivia ostenta el título de campeón mundial en
materia de informalidad. No existe ningún país que tenga un nivel de
informalidad tan alto como el que se presenta en Bolivia.
¿Qué significa ello? Que la mayor parte de la
fuerza de trabajo en Bolivia, superior al 70%, debe inventarse su propia fuente
de trabajo, razón por la que sus niveles de productividad e ingresos son muy
exiguos, lo que obliga a dicho sector a operar al margen de múltiples
regulaciones. Entre ellas suelen no ser tenidos en cuenta o aplicados los
contratos de trabajo, el pago de impuestos (o hallarse sujetos a diversas formas
de excepción), el seguro de salud, seguro de jubilación, siendo completamente
inexistente algo así como un seguro de desempleo. [13]
A ello se añade un hecho que ya se ha
naturalizado en tal medida que ya ni es motivo de análisis: gran parte de las
fuentes de ingresos o de los puestos de trabajo que se inventan los
trabajadores informales están íntimamente relacionados con diversas
violaciones a las normas establecidas. Entre ellas cabe mencionar el omnipresente contrabando, la
piratería de productos importados, la participación en diversos eslabones de la
cadena de valor del narcotráfico, la participación en diversas organizaciones
de tipo criminal, como trata y tráfico, explotación de bosques, de minas y
canteras al margen de toda ley, usurpación de propiedades, lo que además
incluye todas la formas de vinculación entre extractivismo e informalidad,
producto a su vez de la precariedad laboral y la ausencia de oportunidades
laborales.
Otra forma cada vez más frecuente de acceder a
oportunidades de ingreso o empleo en el sector informal es recurriendo a las prebendas
estatales y por ende al clientelismo político. Quién administra y reparte
estas oportunidades es por cierto el Estado que ha convertido la subasta de
prebendas en una continua feria, al punto que ha reformateado el Estado, al
convertirlo en una suerte de Estado Matrioshka, en analogía a las muñequitas
rusas, es decir, en un Estado compuesto de mil Estados, uno para cada sector
económico y social para atender sus demandas, repartir prebendas y exigir
lealtad y sumisión incondicional. De esta manera se asegura el Estado de tener
todas las riendas al alcance de la mano para perpetuarse en el poder, sin
importar el grado de desinstitucionalización y de violación de normas que ello
implique o de depredación de los recursos que ello traiga consigo.
Los casos en que se ha observado la repartija de
prebendas, facilidades y dádivas es inmensa, y el común de los ciudadanos tiene
en mente varias de ellas.
Los casos paradigmáticos están relacionados con
los cooperativistas mineros y los cocaleros que se han convertido en los mimados
del régimen. Hemos sido testigos de casos extremos de violencia, como el
asesinato del Viceministro Rodolfo Illanes por los cooperativistas que exigían
hasta el derecho de contaminar aguas, subvención en el servicio de energía
eléctrica y hasta encubrir a empresas transnacionales, así como la incursión al
TIPNIS por parte de los cocaleros, sin ninguna contemplación por áreas protegidas
ni por las comunidades indígenas que allí tienen su hábitat.
Pero la lista incluye a muchos sectores: los transportistas
que han internado al país cientos de miles de vehículos, muchos usados y de
contrabando; los gremiales que defienden a brazo partido la internación legal,
pero generalmente por la vía de contrabando de toneladas de ropa usada,
haciendo imposible toda industria textil en el país, y que han llegado al extremo
de atacar las oficinas del municipio de El Alto donde han muerto 6 funcionarios
y dejado 35 heridos. En la lista están también los fabriles y su Ley 1055 de
Empresas Sociales vigente desde 2018 destinada a legalizar la toma de empresas,
los petroleros y sus jugosas remuneraciones, los campesinos y la repartija a
sus dirigentes de recursos del FONDIOC, la COB con sus cargos en las Cámaras
como Diputados o Senadores, los interculturales y la entrega de tierras para
fines agrícolas, pero incompatibles con las aptitudes de uso de las tierras
recibidas, los empresarios agropecuarios y su pedido de desmontar 1 millón de
hectáreas anuales para ampliar la frontera agrícola en tierras que no tienen
aptitud agrícola, como han establecido los Planes de Uso del Suelo (PLUS) de
las diversas regiones del país. Los incendios de la Chiquitanía son el corolario de estas políticas de depredación basadas en la angurria y la ignorancia, pues los suelos del bosque seco chiquitano, de transición entre el Chaco y la Amazonía, conformados sobre el escudo brasilero, no son aptos para agricultura, y convertir esas áreas boscosas en campos de pastoreo resulta un uso depredador y destructivo sin nombre, mucho más si comprendemos que la ganadería es otra fuente de calentamiento global. En suma, el nuevo Estado masista ha montado
un sistema de distribución de prebendas al servicio de los diversos sectores sociales, los
unos seguramente más urgidos que otros, cuyos dirigentes empero están cada vez más
enriquecidos, aunque a costa del país, sus recursos, su ordenamiento y del
respeto que todo deben tener por su futuro. [14]
Si algún argumento positivo tiene la concepción liberal-republicana
del Estado y la economía, basada en la Constitución, en la clara separación de
poderes, en elecciones libres e incluso en impuestos relativamente bajos, es justamente
éste: evitar que la angurria de poder se apodere de los medios que permitan dar
rienda suelta a las tendencias autocráticas para reproducir su poder sin el
consenso, la aprobación y la legitimación de la mayoría del pueblo, el
verdadero soberano de una nación.
En Bolivia se han quebrado gravemente estos
fundamentos, lo cual también es una condición indispensable para asegurar el
funcionamiento del artificioso “modelo” de crecimiento y para asegurar el control de
las condiciones de reproducción del poder autoritario.
La historia del extractivismo en nuestro país nos
ha dado ya muestras claras que siempre va de la mano de tendencias oligárquicas
y autocráticas, así como de comportamientos prebendales y de corrupción y, por
supuesto, de depredación y degradación de los bienes de la naturaleza, y por
cierto de aprovechamiento no sostenible de dichos bienes. De modo que luchar
por evitar el uso no sostenible de estos bienes es una condición indispensable
para desalentar estas tendencias tan adversas a la democracia y al Estado de
derecho.
Otra muestra del proceso de desmantelamiento de
todo centro, instancia o autoridad que pueda ejercer libre y responsablemente
sus funciones de acuerdo a sus atribuciones y competencias se relaciona con los
cargos interinos en las más importantes instituciones del Estado durante ya más
de una década. La única razón que explica este extremo es tener la opción de
despedir a cualquier funcionario de alto nivel en el momento que pueda
constituirse en un estorbo para el manejo discrecional del aparato del Estado.
En este marco es indispensable intentar explicar brevemente
las razones de surgimiento del sector
informal, de ese ejército de trabajadores desprovistos de muchos medios que
tienen que ingeniárselas para subsistir. Un ingrediente crucial y fundamental
que se halla en el fondo mismo de todo ello -aquí se halla la idea de la formación
abigarrada de Zavaleta- , tiene que ver con nuestro famoso “capitalismo” que ha
mostrado a lo largo de sus dos siglos de presencia en nuestra formación social
su inclinación por el extractivismo y el rentismo, no así por un desarrollo de
las fuerzas productivas en base a las ciencias, la investigación, la tecnología,
la educación.
La historia de los malabarismos que ha hecho
nuestra sociedad y sigue haciendo para subsistir en una país donde los
propietarios de los medios de producción no han asumido la función social y ambiental
de la propiedad privada, es decir, el deber de los propietarios de proveer
suficientes puestos de trabajo y velar por el cuidado ambiental, aún no ha sido
escrita, pero su esqueleto se puede ver en la estructura de clases que ha surgido,
donde la mayor parte de los trabajadores no son poseedores de medios de
producción o solo en escasa y precaria medida, por lo que tienen que inventarse
las formas más bizarras de subsistencia. También se puede ver en la variedad de
sectores productivos, muchos de ellos simples recicladores de productos y
valores ya producidos en otras economías, en las interminables jornadas de
trabajo, en fin, en toda la policromía y diversidad de condiciones, formas de remuneración
o compensación, etc. que pueblan nuestro espacio económico, produciendo una heterogeneidad
estructural tal de condiciones que permiten que convivan o coexistan las más
diversas condiciones técnicas de producción, pero a la vez hacen muy difícil
poder regular ese conjunto con leyes “iguales para todos” cuando todo es
desigual para muchos. [15]
Estas reflexiones apuntan a un objetivo muy
concreto: mostrar que el sector informal es incomprendido en relación a sus
orígenes estructurales, ha sido completamente desatendido en sus requerimientos
y es usado para los fines que le interesa al régimen en funciones, tanto como fuerza
de trabajo dispuesta a usar y aprovechar los productos del extractivismo
depredador, tanto el “legal” como el pirata, pero también como clientela
política siempre atenta a recibir dádivas y prebendas del Estado. El hecho que
se haya optado por no distraer recursos del excedente económico -generado
gracias a los altos precios de las materias primas- en favor del sector
informal, es sin duda un muestra evidente de la forma despótica con que ha sido
tratado este sector en todos estos años, tal como ha sido revelado públicamente
por aliados ideológicos del régimen. [16]
El sector informal es el pagano del pato de este
modelo extractivista-informal, ya que al haber sido excluido de participar de
los beneficios que le podía traer el excedente económico –por no haber sido
considerado un “sector estratégico” de la economía- se ha mantenido ampliamente
en las mismas condiciones de precariedad y rezago de siempre, como si por estas
tierras no hubiera pasado un tren cargado de oro, producto de la lluvia de
divisas que cayó por estos lares durante más de una década.
Esta política de excluir al sector informal de
los recursos recibidos es un grave error, ya que documenta la incapacidad del
actual régimen para generar alguna propuesta o alguna visión de lo que desesperadamente
requiere el sector informal, el mayor reservorio de pobres, pero ansioso de
superar sus mayores limitaciones y estrecheces. Para decirlo en pocas palabras:
necesita urgentemente un gran plan de
provisión de bienes y servicios públicos y colectivos que a millones de
trabajadores de este sector les permita acceder a recursos y facilidades
complementarias a los propios recursos que disponen. Los informales suelen
contar con algunos recursos, aunque por lo general son precarios, insuficientes
y diversos, por lo que resulta esencial poner a disposición facilidades y
servicios complementarios a la composición de recursos y capacidades que
disponen. De haber procedido de esa manera y no con un programa improvisado y
anquilosado de crecimiento como el que se ha impulsado, hoy podríamos tener un
sector con una importantes bases de crecimiento, con capacidades instaladas
para incursionar claramente en las nuevas revoluciones tecnológicas y con un
desarrollo muy amplio de sus propias capacidades y con disposición al
emprendimiento innovador, creador, con una gran y creciente incorporación de
nuevas soluciones tecnológicas. Pero todo ello es parte de todo lo que el
viento se llevó por el uso dispendioso, derrochador e improvisado de esa montaña
de recursos que los mercados internacionales derramaron sobre nuestro país
durante los últimos 13 años. [17]
LAVADO DE CAPITALES
Cuando se quiebran las reglas de juego imperantes
en una sociedad, aquellas expresamente acordadas y aprobadas por todos sus miembros,
como son la Constitución Política, las leyes, los referendos, se abren las compuertas
para toda clase de distorsiones.
Ello sucede con mucha mayor fuerza cuando la ley
no es comprendida como el producto del pacto social establecido entre todos los
ciudadanos, sino como una imposición o una simple manera de obstruir las
actividades privadas. Esta distorsión hace imposible construir un tejido social
estable, ya que constantemente se cuestionan los fundamentos que deben hacer posible
la convivencia pacífica. Las leyes no solo son la expresión más acabada del
pacto social, sino que tienen la función o destino de ser aplicadas, incluso compulsivamente
por la autoridad. Ese es el mandato que se deriva del pacto social y de las
leyes. No es otro. Pero las autoridades que se ocupan de ganar adeptas en base
a prebendas no tienen nada de eso en mente, sino de favorecer a clientelas
potenciales, lo cual pasa casi indefectiblemente por hacer la vista gorda ante
un sinnúmero de leyes que disponen otra
cosa.
En este marco, el lavado de capitales aparece como
un delito más de los muchos que las autoridades por conveniencia y los informales
por necesidad socapan a diario. No obstante, se trata de un delito con graves
repercusiones, pues se alienta a su vez la violación de muchas leyes, constituyendo
en conjunto cada actividad relacionada con el lavado de capitales un verdadero
atentado a las posibilidades de convivencia pacífica de una sociedad y de velar
por su patrimonio adecuadamente.
El lavado de capitales, siempre de origen oscuro,
en muchos casos es producto del narcotráfico, pero también de la extracción
ilegal de recursos naturales, de operaciones de corrupción significativas o
como forma de dar cobijo a dineros negros provenientes del exterior. Dicho de
modo general, el lavado de capitales significa la inserción de recursos mal
habidos en la economía legal u oficial (oro, madera, drogas, etc.).
Todos estos bienes y flujos financieros indudablemente
contribuyen al cálculo final del PIB, a incrementar las cantidades de bienes y
servicios, pero como producto de operaciones fraudulentas que son incorporadas
en el país mediante vías y canales oscuros, que buscan y encuentran las maneras
de aparecer como recién lavados. Todo ello lleva a distorsionar la realidad, pues
se da por bueno el resultado, sin tomar en cuenta los factores o elementos que
ingresan a ese resultado.
De modo que el resultado final es una mezcla de economía
legal con ilegal, de dineros bien habidos con dineros mal habidos, de
operaciones que cuidan y preservan la capacidad de reproducción de los recursos
con aquellas que destruyen dicha capacidad, creando un mundo de apariencias que
se vende como una gran verdad, como si solo fuera producto y resultado de una
de dichas partes –la buena por supuesto, la legal, la oficial- pero que también
es producto de muchas operaciones fuera del control, la legalidad o la permisividad
que una sociedad que se respete puede permitirse.
El lavado de capitales es la forma de incorporar recursos
provenientes de operaciones oscuras o fraudulentas en actividades muchas veces
lesivas a la naturaleza y los intereses de largo plazo de la economía de un
país. La razón es muy simple: dado que las condiciones de producción son
usualmente las mismas condiciones de reproducción, ello implica que la
incorporación de dichos recursos oscuros apuntarán a mantener o reproducir las
condiciones y actividades que los originaron. El resultado será la perpetuación
de actividades atentatorias a la convivencia pacífica y los intereses
verdaderamente estratégicos del país, como son cuidar el patrimonio natural,
promover el bienestar social y defender la soberanía nacional.
Por estos elementos decir que gracias al “modelo”
la demanda interna es impulsora del crecimiento o presentarlo como el caso más
exitoso de crecimiento de la región, es una burla y una estafa al sentido común.
Si así fuera, nos preguntamos nuevamente, ¿por qué nadie aplica el modelo
boliviano? Simplemente porque es insostenible y está construido sobre bases inviables,
pues nadie tiene un paraíso de recursos que se renueven solos ni ningún país
tiene una economía paralela que le permita tanta holgura, flexibilidad y acceso
a recursos gratuitos en base a la depredación y el despilfarro.
Como todavía veremos, uno de los secretos de toda
esta tramoya consiste en no tener una contabilidad integral, lo cual ha
conducido a anotar los ingresos, pero no los costos, los beneficios pero no los
impactos, la producción, pero no el agotamiento de reservas, los ingresos
derivados del narcotráficos, el oro, las maderas preciosas producidas ilegal y
criminalmente, pero no la depredación ambiental, la contaminación de ríos y
suelos, la degradación o destrucción de bosques, así como de sus capacidades de
reproducción y de los servicios ambientales que prestan. Claro, teniendo muchos
recursos naturales a disposición y actuando de este modo es fácil aparecer como
país con grandes habilidades para crecer. Eso no significa que solo en Bolivia
se manejan las cosas tan irresponsablemente. Significa solamente que aquí se lo
hace de modo relativamente mucho más pronunciado y acentuado que en otras
partes y en los últimos años de modo aún mucho más acentuado y desembozado que
en cualquier otro periodo.
LLUVIA DE MANÁ
La lluvia de maná, es decir, el incremento
espectacular y único en nuestra historia de los ingresos obtenidos por el país
por nuestras exportaciones ha quedado indeleblemente unido a una diversidad de
records históricos: los incrementos de las exportaciones, las importaciones, el
presupuesto, la inversión pública y los términos de intercambio. El más
impactante de dichos records es sin duda que en los últimos 13 años Bolivia ha
obtenido por exportaciones tantos ingresos como en toda su vida económica
anterior y ello sin despeinarse, es decir, gracias al incremento espectacular
de los precios internacionales de las materias primas y alimentos, pero sin que
haya habido incrementos significativos en los volúmenes de exportaciones. En la
fase de declive de dichos ingresos a partir del 2015 se ha percibido un cierto
incremento de volúmenes de minerales, pero de declive de gas y petróleo.
Ningún país de América Latina ha multiplicado
tanto sus exportaciones como Bolivia en esta fase, aunque también se ha
beneficiado con el súper ciclo de los precios internacionales de las materias
primas. Bolivia ha llegado a multiplicar el 2014 por 9 sus exportaciones en
relación al promedio de exportaciones del periodo neoliberal, mientras que Brasil
y Chile lograron como máximo cuadruplicar sus exportaciones el año 2011 respecto
al año 2000, mientras que Venezuela llegó a triplicar sus exportaciones en el
año 2010 y Argentina logró lo mismo el 2011. El promedio de incremento de las
exportaciones bolivianas durante todos estos años bordea los 9000 millones de
dólares por año, es decir, 6 veces el promedio del periodo anterior. Sabemos
que no hay magia en economía y menos en el intercambio comercial, pero sin duda
este periodo único en la historia económica se asemeja mucho a ello.[18]
Como consecuencia de lo antedicho, los fondos “anticíclicos”
se han formado por exceso de ingresos y de divisas, no por previsiones
previstas o planeadas, pero también por limitaciones de la propia economía relacionadas
con su limitada capacidad de absorción de inversiones, razón por la que miles
de millones de dólares han quedado tristemente parqueados en cuentas de ahorro
particulares, simplemente porque para el común de sus titulares más vale pájaro
en mano que ciento volando, es decir, no tiene la confianza en la economía para
invertir, ni observa una gama más o menos amplia de oportunidades, ni cuenta
con las habilidades para arriesgarse a incursionar en la actividad empresarial.
Solo casos como construcción y compra-venta de inmuebles han contado con
recursos provenientes de estos sectores, ya que responden ampliamente a la mentalidad
rentista predominante en la sociedad.
De modo que la lluvia de maná tuvo innumerables
efectos y consecuencias muy reveladoras sobre el carácter de nuestra formación
social, que paso a destacar:
- El gobierno se convirtió de la noche a la mañana en un
gran malabarista de la economía, capaz de introducir unos insumos extraños en
una caja oscura y obtener unos resultados extraordinarios, sin que nadie se
detenga a ver cómo se producía dicha transformación. La cortina de humo denso
que tendió la lluvia de maná entre los ojos hipnotizados del público y los
malabarismos gubernamentales, nos cegó a todo análisis detallado y
pormenorizado.
- La oposición se fue a dormir a su casa. Se desentendió
de la economía, del análisis crítico, de formular propuestas, de construir
visiones, de hacer el seguimiento meticuloso que exigían las circunstancias. Y
cuando salió, fue solo para tentar fortuna en las elecciones, pero lo único que
consiguió fue no solo legitimar dichos procesos, incluso el de 2014 a la sombra
de la primera violación de la Constitución, sino además regalarle los 2/3 de la Asamblea al actual
régimen, que han contribuido notablemente a construir esa gran angurria de
poder.
- Los ganadores se ocuparon de ganar cuanto pudieron,
llegando al punto de sumarse sin remilgos ni dubitaciones a las huestes gubernamentales.
Los casos, ejemplos y situaciones en que se fue estableciendo y consolidando
ese pacto son innumerables. Aquí salieron a relucir dos rasgos profundos de nuestras
elites económicas: prefieren el rentismo y usar los recursos del Estado, o los
propios, siempre que sean generosamente apoyados por muchas prebendas, facilidades,
subvenciones y concesiones. ¿Empresarios, creadores e innovadores, burguesía
con el ánimo y la intención de estructurar el país de acuerdo a su vocación empresarial,
ordenadora y organizadora de circuitos para su propio beneficio final, pero sin dejar librada a su
suerte a la mayor parte de la fuerza de trabajo nacional? Ni por casualidad.
- Las bases sindicales optaron por apoyar a capas
dirigentes que se habían arrimado a los conductores del “proceso de cambio para
vivir bien”, como se ha autodenominado el relato más falso de nuestra historia
que fue creído a pie juntillas y sigue siendo creído por una fracción dura de
la ciudadanía. Con ello se desentendieron del rol esencial de las
organizaciones sociales: ser los vigías de los procesos nacionales, mantenerse
independientes, como la memoria larga de la sociedad, con capacidad de
cuestionar el ejercicio del poder y articular movimientos de protesta como el único
control efectivo en un Estado endeble, mucho más cuando de por medio hay una
lluvia de maná. Prefirieron el pacto, la sumisión y la prebenda y alinearse como
clientela del oficialismo que cumplir su rol histórico y aceptar y tolerar la
división de muchas organizaciones. El control histórico mediante las
organizaciones sociales y el control legal o institucional mediante los poderes
del Estado fueron fagocitados por ese poder que el gobierno se ocupaba de exhibir
como para que hasta el más indiferente se sienta tentado a sumarse a la corte gubernamental.
- La opinión pública internacional quedó absorta con
tantos cantos de sirena, rindiéndose a los pies del presidente indígena elegido
democráticamente, mostrando a todos los despreciados, marginados y
vilipendiados pueblos y minorías de este mundo que sí era posible, que ahí
estaba la prueba, que su propia liberación incluso era posible por canales
legales democráticos de un mundo cada vez más civilizado. A 3 lustros de esos primeros
momentos, recientemente el presidente Bolsonaro ha ponderado este hecho, como
para mostrar las oportunidades que se pierden todos los pueblos indígenas que
prefieren refugiarse en áreas reservadas en medio de la selva y exhibirse como
si fueran animales de un zoológico, ha sostenido. Se refiere a la oportunidad
de que algún indígena que ahora vive en la selva en su país, pueda algún día
ser elegido presidente de todo el Brasil, como ha ocurrido con Evo Morales,
salido de la selva, según Bolsonaro.[19]
- Uno de los pilares del creciente poder omnímodo que fue
adquiriendo el actual régimen se debe justamente a tanto festejo y celebración a
Evo Morales en el exterior. Todos veían los resultados, nadie se ocupaba de las
fuentes, los pilares, los fundamentos, las raíces del crecimiento y de otras
obras y políticas que se fueron aplicando. La historia de todos esos gestos,
apoyos, manifestaciones de admiración por el proceso boliviano aún debe ser
escrita, sobre todo como testimonio de la forma superficial, descomprometida,
ajena que asumen unos gobiernos y diversos círculos intelectuales en el exterior
con tal de tener a quien seguir en un mundo cada vez más uniformemente gris.
- La angurria de poder fue creciendo, no como un bonsái,
que va madurando sin perder la estatura, sino como una planta salvaje que crece
desmesuradamente, como si hubiera perdido todas las proporciones. La primera
violación a la Constitución del 2014 se la dejamos pasar demasiado fácilmente,
porque aún su relato fantástico funcionaba, nadie se ocupaba de comprobar si el
casco de la nave tenía perforaciones. Qué interesaban los locos discursos, las
fantásticas patrañas, si al final del día seguía funcionando la economía. Eran
los años en que los ingresos extraordinarios llegaron a su clímax, entre 2013 y
2014. Gran error no haber puesto mucho más atención. El adormecimiento de la
oposición se generalizó, en circunstancias en que un líder cocalero (¡ni en
ello realmente habíamos deparado!) empezaba a adquirir unas insospechadas dimensiones
angurrientas. La convocatoria al referendo del 21 de febrero de 2016 fue la
hora nona, porque allí se sintió tan empoderado, tan ensoberbecido que juraba
que usando las reglas de juego que él mismo había puesto o determinado podía
salirse con la suya. Pero ahí el pueblo le dijo no, posiblemente más como
intuición que como convencimiento íntimo, pero ello bastó para que salga a
relucir el ansia de poder que había acumulado por años.
No me imaginé que terminaría en estas
disquisiciones al tratar de explicar uno de los factores de este modelo demoledor
de nuestros horizontes y expectativas, pero salta a la vista que ese regalo de
los mercados globalizados nos caló hasta los huesos, introdujo innumerables distorsiones
y fantasías que hoy nos toca aclarar y desentrañar, so pena de seguir amarrados
a unos tótems y mitos fantásticos que ya no podemos ni debemos seguir portando
ni soportando por más tiempo.
El resultado final es que la lluvia de maná reconfiguró
muchos espacios, perspectivas, horizontes, muchas para mal, algunas para bien.
Pero por sobre todo ayudó a mantener vivito y coleando un modelo de crecimiento
económico destructivo, inviable, insostenible, que nos ha traído ahora a
puertas de un cúmulo de desgracias y desafíos muy complejos y problemáticos que
amenazan la suerte misma del país. Al final de estas notas, volveremos sobre
ello, porque al final del día no interesa tanto si el modelo fue malo o pésimo,
subvencionado por el maná o por nuestro desinterés. Lo que interesa es la
viabilidad el país como base para el desarrollo de sus habitantes y como miembro
activo y respetable de un mundo capaz de luchar por su subsistencia con las mejores
arnas que podamos movilizar: nuestra gente, nuestras culturas, nuestros
recursos, con ellos, no contra ellos.
CONTABILIDAD SESGADA DEL PIB
Uno de los instrumentos más exitosos en la
historia de la economía es el PIB, el producto interno bruto. ¿Por qué? Simplemente
porque nos ha permitido saber qué producimos, cuánto producimos, qué consumimos,
cómo distribuimos todo ello, y a partir de ello, cuán eficientemente lo hacemos,
etc. También ha permitido una suerte de clasificación de los países de acuerdo al
tamaño de su PIB y a su rendimiento. Pronto todo eso ha derivado en la obsesión
por el crecimiento. Al perder sentido comparar las magnitudes del PIB por las
enormes diferencias entre unos y otros países, se optó por la tasa de
crecimiento. Así todos se podían seguir sintiendo participes de la misma
carrera desbocada.
El drama del asunto es que cuando se concibieron
las cuentas nacionales, es decir, el sistema de contabilidad necesario para poder
ordenar todo ese inmenso cúmulo de datos de manera inteligible para todos, los
conceptos que se emplearon no tomaban en cuenta muchas cosas que iban más allá
de los criterios de contabilidad relacionados con la economía. En esa contabilidad
no había capital natural, ni capital social ni capital humano, tampoco
sostenibilidad y la idea misma del agotamiento de los recursos, de los límites
del crecimiento, recién fue claramente expuesta hace medio siglo, poco después
que el tema ambiental empezó a tomar cuerpo de la mano de estudios sobre la
contaminación ambiental. [20]
Los recursos naturales no renovables no se agotaban, ni se depreciaban, ni se
perdían. Permanecían eternamente iguales como si se tratara del cuerno de la
abundancia, del que se puede extraer eternamente todo sin sufrir menoscabo
alguno.
Como ahora vamos entendiendo, este es uno de los
errores más gigantescos de la historia humana, pues ha dado lugar a desarrollar
una actitud depredadora, extractivista, despótica hacia la naturaleza, ha alimentado
circuitos y procesos insostenibles que ahora de pronto nos confrontan con la miseria,
pobreza o bajeza de nuestras pasadas decisiones y modos de relacionarnos con la
naturaleza. El mundo interpela a las viejas generaciones actuales como las
principales causantes de ese estado de cosas o en todo caso como las primeras
en comprender todo ello y no hacer lo indispensable para superarlo.
El resultado es que nos hemos acostumbrado a
hacer unas cuentas fantásticas, donde no consideramos el deterioro, destrucción,
daño, depredación o franco agotamiento de los recursos como un costo que
debería disminuir el PIB, del mismo modo en que no se considera el trabajo doméstico
o todo lo que ahora se llama la economía del cuidado.
También se ha reportado dudas sobre determinados
datos sobre los que se estima el crecimiento, en particular en el sector
agrícola y minero, lo cual contribuiría a incrementar la tasa de crecimiento,
un dato crucial y determinante tanto para su política de doble aguinaldo, como
para seguir figurando en lugar destacable en la región.[21]
De modo que la contabilidad que seguimos
utilizando solo suma, no resta. De este modo llegamos al extremo que crecer puede
ser producto –en muchos casos lo es, como lo hemos visto- de destruir, dañar, afectar agotar, etc. ¡Vaya crecimiento,
como si realmente viviéramos en un paraíso de mieles, que se auto reproduce y
recompone solo y está listo al otro año para prestarnos sus mismos servicios de
siempre.
El Banco Mundial publicó ya hace años un estudio muy
revelador sobre todos estos temas y mostró los extremos a los que es posible
llegar. Para su estudio eligió un país paradigmático por su alta dependencia de
los recursos naturales y su tradicional tendencia a no tomar en cuenta una
diversidad de costos e impactos. Ese país es Bolivia.
El estudio muestra que si se toma en cuenta únicamente
el PIB (el estudio se basa en el Ingreso Nacional Bruto) el país crece, pero si
se considera adicionalmente sus inversiones en capital humano y los costos
relacionados con el capital natural y por contaminación, entonces el país
decrece. Si esa conclusión era correcta hace años, hoy lo es mucho más, ya que
todo el modelo actual descansa primordialmente en el saqueo de los recursos
naturales a una escala sin precedentes, y por cierto en la precariedad del
sector informal.
Veamos la síntesis del estudio del Banco Mundial
en el siguiente gráfico, que refleja lo señalado precedentemente.
En el gráfico se puede apreciar que como
consecuencia de la interacción de todos los factores señalados y de la
consideración en las cuentas de capital natural y capital humano, la economía
en lugar de crecer, decrece. Si bien este estudio se halla disponible hace ya 13
años, no ha sido objeto en nuestro país de ninguna atención conocida, ya que
ello iba y va en contra de los enfoques que manejan los conductores de la
economía. Por lo visto el mismo Banco tampoco realizó ningún esfuerzo por
procurar que el país maneje un sistema de cuentas que tome en consideración
todos estos aspectos.
El resultado actual es evidente: crecemos
depredando, liquidando las base del futuro, contribuyendo al calentamiento
global y al cambio climático de modo absolutamente desconsiderado, porque se maneja
la idea que “un poco de depredación” se justifica para combatir la pobreza, ya
que al fin de cuentas, los países altamente industrializados son los
principales responsables de esta debacle climática.
De este modo, en lugar de desarrollar una cultura
de preservación y uso sostenible de los bienes de la naturaleza, hemos tendido
a manejar el medio ambiente despóticamente,
yendo absolutamente en contra de preceptos fundamentales como ese del Derecho
al Medio Ambiente, inscrito en nuestra propia Constitución:
DERECHO AL MEDIO AMBIENTE
Artículo
33. Las personas
tienen derecho a un medio ambiente saludable, protegido y equilibrado. El
ejercicio de este derecho debe permitir a los individuos y colectividades de
las presentes y futuras generaciones, además de otros seres vivos,
desarrollarse de manera normal y permanente.
Artículo 34. Cualquier
persona, a título individual o en representación de una colectividad, está
facultada para ejercitar las acciones legales en defensa del derecho al medio ambiente,
sin perjuicio de la obligación de las instituciones públicas de actuar de
oficio frente a los atentados contra el medio ambiente.
De igual modo, existen muchas violaciones a nuestro ordenamiento que
no son registradas ni tomadas en cuenta en las cuentas nacionales, al punto que
se da una convivencia fluida entre capitales y flujos de intercambios legales e
ilegales, formales e informales, como si todos fueran parte natural del mismo ordenamiento.
Mientras que en el caso de los intercambios legales deben cumplirse un sinfín
de obligaciones, en el caso contrario son omitidos, lo que significa en el común
de los casos lesiones al derecho al medio ambiente sano, contaminaciones,
depredaciones, etc. de calibre muchas veces inimaginable.
Que adicionalmente a todo este sistema de ignorar
todos esos intercambios, de depredación y conculcación de derechos se sume el
hecho que todo ello termina siendo incluido de diversas formas en el PIB y en
el crecimiento económico del país resulta un atentado al sentido común, pero
sobre todo a las bases de vida del país.
Este sistema de contabilidad sesgada del PIB ha permitido
actuar con total impunidad en materia ambiental y se ha constituido en una
suerte de carta blanca para depredar y tomar por asalto los recursos del país,
inclusive avasallar propiedades privadas y de las comunidades.
Por el grado de irresponsabilidad que trasunta
este sistema sesgado de registro de las actividades económicas del país, se ha
constituido en uno de los eslabones de este modelo de crecimiento depredador
del que hace gala el régimen actual.
En este marco puede advertirse que una tarea
crucial para cambiar este modelo radica en tomar en cuenta los estándares más
exigentes que se han ido recomendando en esta materia por parte de estudiosos
del tema desde años. Una referencia es
sin duda la Comisión Stiglitz - Fitoussi que ha planteado una diversidad de aspectos
a considerar. [22]
En la presentación del último informe de dicha comisión
puede leerse:
“Las métricas son importantes para la política
y las políticas son importantes para el bienestar. En este informe, los
copresidentes del Grupo de Expertos de Alto Nivel sobre Medición del Desempeño
Económico y el Progreso Social, organizado por la OCDE, Joseph E. Stiglitz,
Jean-Paul Fitoussi y Martine Durand, muestran cómo la excesiva dependencia del
PIB como criterio del desempeño económico engañó a los responsables políticos
que no vieron venir la crisis de 2008. Cuando la crisis golpeó, concentrarse en
los indicadores equivocados significaba que los gobiernos tomaron decisiones
políticas inadecuadas, con consecuencias severas y duraderas para muchas
personas. Si bien el PIB es el indicador económico más conocido y poderoso, no
puede decirnos todo lo que necesitamos saber sobre la salud de los países y las
sociedades. De hecho, ni siquiera puede decirnos todo lo que necesitamos saber
sobre el desempeño económico. Necesitamos desarrollar paneles de indicadores
que revelen quién se beneficia del crecimiento, si ese crecimiento es
ambientalmente sostenible, cómo se sienten las personas acerca de sus vidas,
qué factores contribuyen al éxito de un individuo o de un país”.
Sin lugar a dudas, resulta un atentado contra el
futuro de una sociedad que sus principales cuentas económicas registren como ingreso,
logro o resultado positivo actividades que fomentan la ilegalidad y la
insostenibilidad. [23]
RESULTADO FINAL
Posiblemente el mayor error colectivo que hemos cometido
en Bolivia ha sido el de permitir que se cuente y difunda una sola versión del
acontecer económico en nuestro país, que penetre en todas esferas públicas y
privadas, así como en diversos centros de pensamiento y foros de reflexión en
el exterior, y que se ignore todo un inmenso cúmulo de insuficiencias, engaños y omisiones.
Se puede entender que muchos de los loas
recibidos por el gobierno Morales durante muchos, demasiados años, sean producto
de informaciones insuficientes y comprensiones erróneas, porque todo lucía aparentemente
bien o coherente. Pero las apariencias engañan, son tenaces para ocultar la
verdad porque usualmente asumimos que las apariencias son expresión de la
verdad, por lo que ya no nos preocupamos por escarbar más a fondo o dudar de lo
que se nos presenta a los sentidos. Pero las formas o apariencias son solo la manifestación
de la esencia, del fondo, no son el núcleo duro de la verdad. Solo la
interacción coherente de ambas, del fondo y la forma, de la esencia y la
apariencia, nos permite llegar a ella. Y eso ocurre recién cuando vemos la
necesidad de comprender de qué manera se articulan ambas. Ahora hemos llegado a
ese punto.
Lo que podemos observar es que el masismo ha
construido un modelo de gestión de la economía y el país en torno a si mismo y
los intereses que lo secundan, que responde perfectamente a sus requerimientos
y exigencias. Tiene a su disposición todas las teclas del poder que son
activadas y puestas en marcha en el momento que es requerido, sin que ley,
valores, compromisos, ética o promesa alguna valgan nada. La historia de
lesiones y atentados a todos los fundamentos que hacen posible la convivencia
pacífica y armónica de nuestra sociedad han sido violados o alterados en los
últimos 13 años con saña y descaro, como nunca antes se había visto.
El resultado de este modelo es que se ha
construido un mundo de piedra, es decir, un conjunto de relaciones y vínculos
entre las partes del mismo que no se puede alterar ni modificar en ningún
sentido, so pena que todo el modelo se venga abajo. Existe un mundo de piedra
cuando por temor al riesgo, por aversión a cualquier transformación profunda se
tenga la íntima convicción que si acaso se cede en algún punto, todo lo demás
se destruirá, por lo que nadie se puede animar a tirar la primera piedra, ni a cambiar
nada por los riesgos y consecuencias que tamaño atrevimiento puede traer
consigo. Ergo, para mantener el control de todo, no haya nada, absolutamente
nada que cambiar.
De este modo el mundo de piedra se caracteriza
por ser un mundo petrificado, anquilosado, y a la vez un mundo en perfecto
equilibrio, ya que responde exactamente a los intereses de quienes se han ocupado
de construir ese mundo y ese modelo a su regalado antojo.
Si observamos los fundamentos o los factores que
hacen posible este mundo de piedra al servicio de intereses creados y ajenos al
país, comprendemos que no podemos continuar con el mismo o porque representa un
atentado a las bases mismas de sustento y de convivencia pacífica de los
bolivianos.
El extractivismo a ultranza, de carácter depredador
y degradador, la informalidad que se la mantiene como un recurso aprovechable políticamente
y explotable por parte de esa economía pirata paralela, el lavado de capitales íntimamente
unido a una diversidad de formas de arrasar con los recursos naturales y violar
todo el ordenamiento legal del país, que además significa la conformación de poderes
fácticos por encima de los organismos creados para preservar el orden y la
seguridad nacionales, la lluvia de maná, un hecho fortuito que ha otorgado un poder
sin precedentes a una capa de funcionarios públicos que nunca se había ocupado
a fondo por comprender las raíces y fundamentos de nuestro rezago económico y
que al calor de esa lluvia de divisas se les ocurre encarar proyectos fantásticos,
completamente alejados de los requerimientos histórico-estructurales del país,
y finalmente un manejo de las cuentas nacionales que se ocupa de cerrar los
ojos a múltiples licencias, omisiones y errores que termina vendiéndonos la
idea que hay crecimiento cuando se depredan los recursos, se los contamina, se destruye
nuestras bases de vida, son el conjunto de factores que han hecho posible unas
tasas de crecimiento a costa de desordenar nuestra vida nacional y depredar nuestros
recursos, factores que cuestionan severamente
las bases de nuestro futuro nacional.
En suma, puede decirse que los fundamentos de nuestro
rezago no han sido tocados, la inmensa cantidad de recursos que nos cayó no ha sido
aprovechada responsablemente, las oportunidades de vida, progreso y desarrollo
de los bolivianos son tan magros o insuficientes como siempre. No tenemos ni
una comprensión clara de nuestra problemática nacional, menos una visión que
nos permita construir un futuro promisorio para todos y mucho menos políticas
que pudieran conectar lo uno con lo otro. Hemos sido víctimas de discursos
ideológicos que han perdido de vista los marcos y contextos del mediano y largo
plazo, así como de la improvisación, la casuística, el antojo, porque lo que en
el fondo interesaba es que los depredadores del país, de sus recursos, de su
orgullo, de su soberanía tengan el espacio y las oportunidades que requieren
para hacer lo que se les antoja. Para el resto del país solo caben juegos de
luces y sombras, un deporte altamente desarrollado en estos 13 años de profundo
extravío nacional, que debían ser años de reencuentro, de superación de viejos resentimientos,
de inclusión y apertura. Hemos llegado al final de esta etapa. Ya no hay nada
nuevo que descubrir o encontrar.
Es hora de despertar. El cuento ha terminado. ¡Viva la libertad!
[1] Economista, Experto
en Planificación Regional. Catedrático de “Desarrollo del Capitalismo”.
[3] Cfr.: L. Serrudo, C. Machicado,
J Biruet. El Progreso Social en Bolivia: Un Análisis Departamental https://www.inesad.edu.bo/2019/09/23/el-progreso-social-en-bolivia-un-analisis-departamental/?fbclid=IwAR3yrFdlQJICQMAj04Pf7973H6FXOgbMHcW5FG8XS_AitA4vtTkAum-cZbY;
A. Ibañez, M. Gavincha, M. Llapaco. Crecimiento económico,
cambio estructural y diversificación: el caso de Bolivia https://ideas.repec.org/a/blv/journl/v24y2016i1p49-114.html
Arévalo Luna, G. (2016). Economía y
política del modelo boliviano 2006-2014: evaluación preliminar. Apuntes Del
CENES, 35(61), 147-174. https://doi.org/10.19053/22565779.4152
[6] Cfr.:
[11] Cfr.: Ensayos de
INASET. Enrique Velasco https://brujuladigital.net/inaset/los-contradictorios-rasgos-estructurales-del-crecimiento
https://yapukamani.blogspot.com/2016/01/evo-morales-la-economia-del-pais-se.html; para una vista de las principales omisiones y
atentados que comete el Estado en relación al medio ambiente y los derechos de
los pueblos indígenas, cfr. https://cedib.org/wp-content/uploads/2019/10/Infome-EPU-Espan%CC%83ol-4Pags.pdf
[13] Cfr: M. Hassan, F.
Schneider. Size and Development of the Shadow Economies of 157 Countries
Worldwide: Updated and New Measures from 1999 to 2013 http://ftp.iza.org/dp10281.pdf
[15] Es oportuno señalar
que la historia de Bolivia está signada por muy escasos auges en las exportaciones
y en los precios de las materias primas, pero también por una administración poco
eficiente de dichos momentos. La Fundación Konrad Adenauer ha publicado dos tomos
sobre la historia económica boliviana que nos dan una clara muestra de ello. Cfr.:
https://www.kas.de/veranstaltungsberichte/detail/-/content/un-siglo-de-economia-en-bolivia-1900-2015-tomo-i;
https://www.kas.de/veranstaltungsberichte/detail/-/content/un-siglo-de-economia-en-bolivia-1900-2015-tomo-ii
El caso de
Bolivia es atípico.
[20] En particular son importantes los libros pioneros de Rachel Carson, La primavera silenciosa (1962), y luego
Los límites del crecimiento económico
del Club de Roa (1973).
[21] En el caso del sector minero se ha
señalado un contraste pronunciado entre el crecimiento de los volúmenes de
producción y exportación de concentrado de minerales, cuando se sabe que dicha
producción solo tiene sentido si es exportada, por lo que “producción” sin
exportación es equivalente a “alquimia económica”. Cfr.: Juan
Carlos Zuleta. ¿ALQUIMIA ECONÓMICA EN EL MEFP? https://www.noticiasfides.com/opinion/juan-carlos-zuleta/alquimia-economica-en-el-mefp-4180
En el caso del sector
agrícola se ha observado inconsistencia en los datos, ya que se duda de la
contribución de la agricultura no industrial al
crecimiento del año 2016 debido a que el comportamiento de dicho sector “rompe
inexplicablemente con las tendencias establecidas por los datos acumulados
desde hace 35 años sobre los volúmenes de producción, la superficie cultivada y
los rendimientos (productividad) de la agricultura no industrial”. Cfr.: Ensayos de INASET Enrique Velasco https://brujuladigital.net/inaset/hay-bases-para-dudar-del-461-de-crecimiento-del-pib
[22] Cfr.: J. Stiglitz, A. Sen, J-P. Fitoussi,
Informe de la Comisión sobre la Medición del Desarrollo Económico y del
Progreso Social https://www.palermo.edu/Archivos_content/2015/derecho/pobreza_multidimensional/bibliografia/Biblio_adic5.pdf
J. Stiglitz,
J-P. Fitoussi, M. Durand (2018) Measuring What Counts for Economic and Social
Performance http://www.oecd.org/social/beyond-gdp-9789264307292-en.htm?fbclid=IwAR1uxtH7ma-eI2a1KYtFOQG9aGoWGtxf4U3lPOBl9tdwlbuNZfKuBZ2SS6w
J. Stiglitz (2018) Beyond GDP https://www.project-syndicate.org/commentary/new-metrics-of-wellbeing-not-just-gdp-by-joseph-e-stiglitz-2018-12/spanish?barrier=accesspaylog
[23] NOTA. Esta referencia recientemente añadida [febrero, 2021]se refiere con mucha pertinencia a esta misma problemática de los bienes de la naturaleza depredados o degradados que nos son tomados en cuenta en el cálculo del PIB. Ver: https://www.project-syndicate.org/commentary/making-nature-part-of-economic-analysis-and-policy-by-diane-coyle-2021-02?a_la=english&a_d=6023b9b6ec7e413770d10cb0&a_m=&a_a=click&a_s=&a_p=%2Fcolumnist%2Fdiane-coyle&a_li=making-nature-part-of-economic-analysis-and-policy-by-diane-coyle-2021-02&a_pa=columnist-commentaries&a_ps=&a_ms=&a_r=