Carlos Rodrigo Zapata C. (*)
Prolegómenos
El Estado de derecho y la democracia en Bolivia
están siendo objeto de un ataque frontal. Luego de décadas de inestabilidad
política, el país logró en 1982 iniciar un proceso democrático que le ha dado
las bases para organizar su propio proceso de convivencia.
Hoy todo ello está siendo tirado por la borda
de modo absolutamente irresponsable por la ambición de un gobierno que se cree
indispensable, pero está demostrando no tener un juicio sano, menos crítico,
para evaluar su propia gestión y comprender que Bolivia se aleja peligrosamente de una senda de respeto al
orden constitucional y de progreso sostenible.
Bolivia nunca tuvo la fastuosa cantidad de
divisas que le cayó milagrosamente al actual gobierno durante más de una
década, situación que le permitió derrochar recursos sin contemplaciones, al
punto de creer y hacer creer que con un “modelo” atrabiliario es posible lograr
resultados significativos, pese a estar asentado sobre múltiples falacias y no
tener ni el menor tinte de viabilidad y sostenibilidad. Esto es justamente lo
que acontece con las políticas que aplica el gobierno, que apuntan a
profundizar la hecatombe económica y social a la que estamos siendo conducidos.
Desgraciadamente el actual gobierno no ha
entendido eso y ha creído que siempre fue así, que por aquí siempre llovió
maná, solo que los muy infames neoliberales, derechistas y otros vividores se
quedaron con él, olvidando así de paso que
en Bolivia a lo largo de su historia ha habido muchos momentos de lucha y reivindicación,
también de medidas transformadoras y de momentos revolucionarios que han
sentado las bases de lo que ahora somos. ¡Qué fácil es creerse indispensables, ignorando
los logros y esfuerzos del pasado, alentando odios viscerales e inventando enemigos
en cada esquina, pero viviendo de una
gran lluvia de maná!
La arremetida arrogante contra el país no se
ha limitado a ello. La violación de nuestro Estado de derecho ha sido múltiple
y reiterada, acometida con un grado de alevosía y descaro propio de gobernantes
a los que solo les importa el poder y desprecian el orden y las reglas de juego
que se ha conferido el mismo pueblo. Todo empieza por ignorar el resultado del
Referendo vinculante del 21 de febrero de 2016 que rechazó la posibilidad de
modificar la Constitución para permitir una reelección más. Luego se violó la
Constitución que restringe la repostulación consecutiva a una sola, al recurrir
a una interpretación antojadiza de un convenio internacional, la Carta de San
José sobre los derechos humanos, para justificar la violación de todo el ordenamiento
interno y basarse en dicho instrumento para autorizar ya no una más, sino la
postulación indefinida del autócrata, pese a que instancias internacionales
competentes (como la Comisión de Venecia) han dado su veredicto, rechazando
esta interpretación del TCP.
Ahora hemos llegado a una encrucijada en la
vida nacional: estamos entre patria o entreguismo, sostenibilidad o
extractivismo, respeto o engaño. En este sentido, son innumerables los letreros
opuestos que cuelgan en este cruce de caminos entre los que tenemos que
decidir, ya que las oportunidades de vida de un pueblo y de cada ciudadano no
pueden ni deben quedar en manos de un conjunto de oportunistas que se atribuyen
el derecho de hacerse cargo del destino de los bolivianos como si se tratara de
ganado al que se puede arrear y conducir como mejor se les antoje.
Estos son apenas algunos rasgos que nos
impelen a comprender la gravedad de la hora que estamos atravesando, el peligro
que acecha a los hogares bolivianos, el atentado incalificable que se está
produciendo contra todos nosotros.
En las siguientes líneas presento brevemente el
panorama que enfrenta la nación boliviana de cara a las próximas elecciones de
octubre de este año, es decir, en 4 meses. Es indispensable que el pueblo
boliviano esté enterado de las condiciones y circunstancias en que está
arribando a ese cruce de caminos en el que debemos decidir qué dirección tomar.
Lo primero que debemos anotar es que
encrucijada significa que hay un punto en que se encuentran o cruzan caminos
que conducen hacia horizontes muy distintos. Si dichos horizontes fueran
comparables entre sí, si nos diera lo mismo el uno que el otro, entonces no
habría necesidad de preocuparse muy intensamente por la dirección que tomemos
en el próximo futuro.
Desgraciadamente este no es el caso. Nos
hallamos entre opciones de vida muy distintas, entre horizontes muy opuestos,
razón por la que es indispensable elegir aquel camino que nos aleje de los
graves peligros que nos acechan si seguimos por la misma vía, pero que al mismo
tiempo también pueda acercarnos hacia el valle de nuestra propia felicidad.
A continuación veremos las principales
condiciones que ya están operando en nuestro medio y aquellas otras que imperiosamente
debemos crear o producir ya en las próximas semanas, so pena que terminemos
tomando un camino que no queremos, que rechazamos profundamente por hallarse en
contra de lo que indispensablemente requerimos, así como de nuestras
oportunidades y objetivos.
Primero presentaremos las bases de la
lógica que está operando en el país, es decir, cómo se están organizando
las fuerzas del oficialismo y la oposición para esta confrontación. Luego
veremos los principales escenarios que han surgido para enfrentar a este
oficialismo violador de nuestra normativa y conculcador de nuestros derechos,
cada uno de ellos con sus objetivos y alcances, sus riesgos y promesas. Al fin
y al cabo, estos escenarios serán determinantes a la hora de elegir el camino
que habremos de tomar. Si es el menos riesgoso, qué bueno para la nación
boliviana, pero si es el que más nos aleja de la satisfacción de nuestras
necesidades, de nuestros sueños y esperanzas, entonces qué espanto solo pensar
que tendremos otros años más por delante para sufrir ese tormento.
Por ello, ahora es cuando la nación bolivianatiene que tomar conciencia del momento en que nos hallamos para tomar y asumir undecisión seria y responsable con nuestro propio futuro. En la última parte de
este escrito revisaremos algunas consecuencias que podrían derivarse de
los escenarios presentados, de modo que podamos imaginarnos ya viajando por uno
de esos caminos que resultan de esta encrucijada, producida y generada por la irresponsabilidad
de unos pocos.
La bases de la lógica electoral
Contexto: La
situación del país se caracteriza por diversos hechos, irreconciliables entre
sí. En el plano político, por la demanda de respeto al Estado de derecho
y la democracia que busca resguardar las bases de la convivencia acordada en el
marco constitucional versus la violación múltiple de ese marco de
convivencia que por ahora ha culminado en la habilitación indefinida del binomio oficialista para que
pueda postularse a cuantas elecciones quiera. En el plano económico, por
el enfoque oficialista que considera que se está generando un crecimiento
económico y social excepcional para el país versus la opinión sostenida
por amplios sectores de la oposición que cuestionan dicho enfoque por estar
centrado en el extractivismo, la informalidad y la lluvia de maná, todos elementos
inviables e insostenibles.
Este marco general ha perfilado tres escenarios:
el oficialista, el oligárquico y el transformador. Cada uno de ellos tiene sus
actores, objetivos, estrategias, requerimientos y también sus alcances.
Actores: Los
actores fundamentales de la actual contienda electoral son:
· el MAS representado por el binomio gubernamental actualmente en
funciones, habilitado en abierto desprecio y desafío al voto soberano;
· la oligarquía que se ha propuesto incursionar políticamente y
· la oposición que busca sustituir al actual esquema de gobierno para encarar
un proceso de transformaciones indispensables.
Las elecciones son la ocasión para que cada
uno de dichos actores intente hacer prevalecer su propia visión.
Objetivos:
· Los objetivos generales del oficialismo a apuntan a demostrar que no es una
condición indispensable respetar las reglas de juego establecidas en la
Constitución y las leyes que regulan la democracia y el Estado de derecho,
siempre y cuando los diversos sectores sociales consideren que se están
atendiendo sus demandas.
· En cambio los objetivos de la oposición aparecen claramente diferenciados
entre:
o aquel sector que está muy preocupado porque sus objetivos sectoriales no
están siendo suficientemente tomados en cuenta, como es el caso de los sectores
ligados más directamente a la oligarquía, y
o aquellos otros sectores, sustentados por diversas tiendas políticas
opositoras, que consideran que el actual proceso está violentando el Estado de
derecho y se asienta sobre bases económicas insostenibles que están poniendo en
grave riesgo la viabilidad nacional, por lo que tienen que ser urgentemente
modificadas y superadas.
Dado este marco general, veamos los
escenarios que plantean estas distintas opciones.
El escenario oficialista
Su característica principal radica en usar
todos los medios estatales a su alcance para prorrogarse en el poder violando
el Estado de derecho lo cual incluye:
· ignorar los resultados del referendo vinculante del
21/6/2016 que rechazó mayoritariamente una nueva repostulación del binomio oficialista,
· violar la Constitución,
· interpretar antojadizamente
un tratado internacional y
· quebrantar aviesamente el
sistema de independencia y coordinación entre los poderes del Estado, indispensable
para el funcionamiento de toda democracia
· organizar un fraude
electoral que les asegure un nivel muy alto de votación y que en lo posible
permita reproducir los dos tercios en la ALP.
Todo este conjunto de agresiones contra el
sistema de convivencia adoptado por los bolivianos ha producido un profundo
distanciamiento entre el oficialismo y la oposición, especialmente con aquellas
fuerzas que rechazan categóricamente la conculcación de los derechos de los
bolivianos de vivir al margen de las reglas establecidas entre ellos y no están
preocupadas solamente por sus beneficios.
Los actores clave de este escenario son Evo
Morales, el MAS, las capas de dirigentes de diferentes organizaciones sociales
(llamadas en la jerga oficialista “movimientos sociales”) que interactúan con
el oficialismo mediante una red de formas de intercambio de prebendas y favores
por apoyo político, y todos los poderes del Estado.
Los objetivos dominantes en este escenario
consisten en perpetuarse en el poder y en liquidar sistemáticamente a la
oposición, lo cual pasa por toda clase de persecuciones y restricciones que le
impiden poder desenvolverse con tranquilidad en el marco de las garantías que
ofrecen la ley, el respeto y el trato civilizado.
Su estrategia fundamental pasa por
comprometer a los diversos sectores sociales con la línea que representa el
oficialismo, para lo cual se vale de prometer diversos cambios y repartir algunas
dádivas, independientemente de su sostenibilidad en el tiempo, así como de
amedrentar a adversarios y usar a discreción todos los recursos del Estado y el
sistema nacional de medios de comunicación que mediante censuras, autocensuras,
premios y castigos ha logrado prácticamente acallar la diversidad de voces
existentes en el país, a fin de lograr que solo sea su versión, su relato de la
historia acontecida en los últimos años, la que llegue a oídos del público,
dentro y fuera del país. También cuenta con el aparato del Estado para todo
efecto, incluida la posibilidad de fraude electoral que puede producirse por
diversas vías, desde el uso del padrón electoral y el software empleado, hasta
la falta de depuración de personas fallecidas, dobles registros, inscripciones
fraudulentas y, principalmente, mediante la manipulación electoral durante el
día de la votación, opciones que resultan mucho más preocupantes aún en vista a
la escasa o ya nula credibilidad en los integrantes del máximo órgano encargado
de velar por la celebración de comicios electorales justos, el OEP.
También cuenta con el apoyo incondicional de
países de matriz autoritaria o dictatorial que están secundando su accionar con
personal dedicado a apoyar las labores que socaban el orden interno y a nivel
internacional con agentes que favorecen su curso de acción siendo el más
notable el actual Secretario General de la OEA, así como la Corte Interamericana
de Derechos Humanos. Los apoyos de esos
países son a cambio de diversos favores relacionados particularmente con el acceso
a nuestros recursos naturales, nuestro territorio y soberanía que han sido
puestos a disposición de los mismos, situación que muestra que el país va
perdiendo su libertad, soberanía y autonomía para tomar sus propias decisiones.
Sus posibilidades de éxito están íntimamente
ligadas a la presión que los dirigentes de las diversas organizaciones sociales
logren ejercer sobre sus respectivas bases, a que la estabilidad económica
mantenga su apariencia, a que los casos de corrupción y de vinculación de personas
relacionadas con el narcotráfico no afecten a los candidatos y a que la
población electoral en general considere que los “logros” actuales pesan mucho
más que la violación del Estado de derecho y que por tanto es posible admitir
que un conjunto de oportunistas pueden disponer a su antojo de los derechos de
los bolivianos.
El escenario oligárquico
El actor central de este escenario es la oligarquía agropecuaria-forestal-minero-financiera
(en adelante, la oligarquía) y su objetivo fundamental son las rentas
extraordinarias que espera obtener en los próximos años, cuando menos defender
y sostener los actuales niveles de renta alcanzados, únicos en la historia
nacional.
El rasgo característico de la oligarquía es
su naturaleza rentista y extractivista, alejada de la diversificación de la
matriz productiva, del perfeccionamiento de las fuerzas productivas, la
innovación, el incremento de la productividad y la competitividad, aspectos miserablemente
desarrollados en nuestro país, así como de todo enfoque de desarrollo sostenibles
y de preservación de los recursos naturales, y de protección y cuidado de las
funciones ambientales.
La oligarquía ha tenido años de oro con el
gobierno Morales, gracias primordialmente al súper ciclo de los precios de las
materias primas, pero también a múltiples facilidades, concesiones y
autorizaciones que ha recibido del gobierno (autorización para desbosques
grotescos, uso de OGM, subvenciones de hidrocarburos, falta de control de la función
económico-social, puesta a disposición de las áreas protegidas para exploración
y explotación de hidrocarburos, etc.), y ve con preocupación que la bonanza de
los pasados años ya no volverá y que por tanto ya no tendrá la holgura
suficiente para tolerar las políticas impuestas por el actual régimen (que
incluye incrementos salariales, dobles aguinaldo, restricciones a las exportaciones,
control de precios, etc.). En suma, quiere asegurar su flujo de ingresos y tratar
de acrecentarlo.
En este marco, la oligarquía ve que una
reedición del régimen actual podría constituir un peligro para sus
pretensiones. Por ello ha decidido actuar del modo más directo posible: limitar
el poder del que dispone el oficialismo, ya que por otro lado tampoco cuenta
con los medios políticos suficientes como para impedir su continuidad en el
poder.
Dicho en breve: no apunta a vencer en las
urnas a Morales, sino a reducirle su poder omnímodo que también se basa en sus
dos tercios en la ALP que es otro instrumento que le permite imponer sus
ocurrencias y le da un lustre de legalidad y legitimidad.
¿Cómo pretende lograrlo la oligarquía? Apunta
a desarrollar una doble estrategia consistente en liquidar las posibilidades de
unidad de la oposición y al mismo tiempo debilitar al régimen de Morales en la
Asamblea Legislativa.
Para movilizar el voto ciudadano en su favor
apunta a explotar las mismas fuentes de las que el actual régimen ya viene
abrevando desde sus mismos inicios: la repartija de favores y prebendas de todo
tipo a cambio de apoyo político. Procediendo así, la oligarquía apunta a que
algunas fracciones de diversos sectores sociales ("movimientos sociales")
se desmarquen del mismo y puedan así influir sobre algunos sectores del
electorado.
Esto puede ocurrir perfectamente gracias a diversos
factores que se han ido estableciendo en nuestra formación social: las siempre
urgentes necesidades de todos los sectores sociales, el trueque ya habitual de
prebendas por apoyo político, los recursos que la oligarquía puede movilizar,
en particular en las regiones y sectores donde es más fuerte económica y
políticamente.
Esa cultura de intercambio de prebendas por
apoyo político se origina en la heterogeneidad estructural que ha generado un
sector social muy amplio sin acceso a medios de producción y que además no ha encontrado
oportunidades de empleo formal asalariado en los marcos del modo de producción capitalista.
Estos sectores sociales históricamente han tenido que inventarse formas de
subsistencia, las que actualmente han producido el sector informal, con una
gama diversa de respuestas, todas en mayor o menor grado en proceso de
estructuración e institucionalización, situación
que los hacen extremadamente dependientes de favores políticos y proclives a
encontrar sus condiciones de producción, reproducción y acumulación ampliada
fuera de los marcos legales (como en el contrabando, el narcotráfico, la piratería,
etc.). Por ello, es crucial comprender el origen del clientelismo y la prebenda
en Bolivia, a fin no solo de evitar juicios subjetivos a priori, sino diseñar
políticas públicas de gran alcance y proyección que apunten justamente a
superar la causa madre de todas estas desviaciones y aberraciones –la heterogeneidad
estructural- que nos impiden desarrollar una institucionalidad sólida, capaz de
proyectarnos a nuevos niveles de vida y de gestión responsable y sostenible de
nuestros recursos.
Por cierto que la oligarquía procurará que
sus promesas y ofrecimientos queden sujetos a resultados electorales y a
canalizarlos por la vía local y regional, es decir, comprometiendo también las
futuras gestiones de alcaldes y gobernadores.
Lo fundamental es impedir que la oposición se
una, para lo cual debe exigir lo imposible y al mismo tiempo impulsar a algún
candidato completamente afín a sus pretensiones y de su natural confianza, que
haya sido fabricado en sus propios hornos. En el escenario actual no hay otro
actor posible para la oligarquía que Óscar Ortiz y su "Bolivia Dice
NO", BdNO.
Por lo señalado hasta aquí, puede anticiparse
que Ortiz no se "bajará" de su candidatura en ningún caso, pues sería
la ficha de la oligarquía para hacer imposible la unidad de toda la oposición y
al mismo tiempo para debilitar a Morales en el poder, buscando convertirse en
el fiel de la balanza, es decir, el factor de poder que viabiliza lo que les
conviene a Morales y la oligarquía. De esta forma surgiría una coalición fáctica
de gobierno, útil para todos aquellos menesteres que requieran dos tercios de
la Asamblea y para efectuar un control estructural de toda la bancada
opositora.
En síntesis, la oligarquía ha comprendido que
quiere y tiene que ser un actor de primer orden en la contienda política,
apuntando a ganar la cabeza de la oposición, lugar desde el que a futuro se
ocupará de ordenar y controlar a la misma oposición, con la aún todavía lejana pretensión,
pero cada vez menos difusa, de convertirse en la heredera del régimen masista
en algún momento.
En suma, las fuerzas más retardatarias del
cambio y el progreso real son las que están consolidando esta alianza fáctica y
funesta para el futuro nacional.
El escenario transformador
La emergencia de este escenario está
íntimamente relacionada al menos con 3 hechos:
· el fracaso de la política económica aplicada que, lejos de encarar los problemas
estructurales de la economía y la sociedad bolivianas, se orientó a un esquema extractivista
y depredador de los recursos naturales, explotó las debilidades y urgencias de los
trabajadores en el sector informal, intercambiando favores por apoyo político,
pero manteniendo las condiciones indignas y precarias en que trabaja y vive la
mayor parte, y dilapidó la mayor corriente de ingresos que ha tenido el país en
toda su historia proveniente del incremento extraordinario de los precios
internacionales de las materias primas y alimentos. Por su naturaleza todos
estos factores son inviables e insostenibles y mantienen a Bolivia en
condiciones precarias e inciertas de vida;
· la reiterada violación del Estado de derecho relacionado con la
Constitución, el Referendo del 21 de febrero y la interpretación antojadiza de
la Convención Interamericana de DDHH usada para postular a Morales de modo
indefinido a nuevos mandatos, así como la quiebra de la independencia de los
poderes del Estado;
· la creciente injerencia de otros países en las decisiones del país, en
los proyectos y programas que encara, en su dependencia de los recursos de
algunos de ellos y en la dirección en que se induce al país, cada vez más
alejado de esquemas democráticos y cada vez más próximos de esquemas
autocráticos y autoritarios, muy alejados del espíritu cooperativo y solidario de
las diversas culturas existentes en Bolivia.
Estos factores han sido el detonante
principal para oponerse a la continuidad del actual régimen. Al calor electoral
se han conformado precipitadamente 7 fuerzas políticas, además de la
oficialista y la oligárquica, para disputarle el poder a Morales, una de las
cuales (la de Jaime Paz) acaba de retirarse de la contienda electoral.
Dada la correlación de fuerzas existentes
resulta más que obvio que con dicha dispersión de fuerzas de la oposición no será
posible derrotar a Morales y su maquinaria de postergación del país, razón por
la cual es crucial impulsar una UNIDAD INTEGRAL.
En este punto es crucial destacar los principales
factores por los que es imprescindible construir dicha unidad, so pena que
Morales y su previsible nuevo aliado, la oligarquía, continúen al mando del
país conduciéndolo al desastre. Entre estos factores debemos mencionar:
1)
Factores relacionados con pedir el voto:
· La dispersión afecta a todo: los recursos, la información, la
comunicación, el control, las propuestas, los candidatos, la presencia
territorial, etc. Con tiendas políticas a todas luces tan endebles y enclenques,
pretender atender todos y cada uno de estos frentes de la batalla electoral, es
inimaginable.
· Costo de la campaña, manejo informativo: actualmente los medios están
controlados o condicionados fuertemente
por el oficialismo. Las redes son importantes, pero están aún lejos de ser del
dominio exclusivo de la oposición. El oficialismo ha logrado imponer su relato
de lo que acontece en el país en gran medida gracias a dicho control, a la
repetición cansina y constante de sus mensajes y a la falta de un relato
alternativo, reiteradamente compartido. La falta de debates también ha
contribuido a mantener todas las leyendas y fantasías que propaga el oficialismo
sin mayores réplicas, pero también sin mayor difusión de las réplicas que han
habido. Se podría decir que existe un desierto en materia de puntos de vista no
oficialistas, tanto fuera como incluso dentro del país. Construir un relato
alternativo en pocos meses, donde aún está todo por decirse –diagnóstico,
visión, programa, estrategia- resulta una tarea muy difícil, imposible si
además se quiere hacerlo polifónicamente, es decir, que cada uno de los
partidos improvisados que se ha presentado logre articular su propuesta.
·
Para colmo de colmos, el electorado no está suficientemente informado
sobre la forma en que se resolverá la contienda electoral. Muchos saben que la
ley electoral prevé dos vueltas, y creen que en la primera vuelta se puede
votar por cualquier candidato y solo en la segunda contra Morales. Muy pocoselectores saben que es muy altamente probable que se resuelva la contiendaelectoral ya en la primera vuelta gracias a la regla del 40/10 (al menos 40% delos votos para el primero y 10% o más de diferencia con el segundo),circunstancia que hace aún mucho más inciertos e imprevisibles loscomportamientos electorales de la población.
2) Factores relacionados con la administración
del voto
· Control absoluto sobre el OEP: La OEP actuará por regla a favor del
oficialismo. El cúmulo de denuncias sobre el manejo parcializado y arbitrario
del TSE, incluido el registro de ciudadanos en unas circunscripciones para que
voten en otras de menor población, en las que bastan unos cuantos de cientos de
votos para hacerse de un escaño parlamentario, ya nos pinta ampliamente el
panorama fradulento que tenemos encima. Una colección de partidos políticos
surgidos al calor de emergencia electoral, obviamente no tendrá la capacidad de
hacer frente a estos excesos aisladamente.
· Manejo del padrón: Ninguna tienda política ha tenido acceso al padrón,
por lo que no se tiene ninguna evidencia sobre su transparencia. No queda claro
si las observaciones pasadas (carnets duplicados, voto de muertos, registros fantasma)
han sido claramente depuradas, excepto por la opinión muy general dada por
personeros de la OEA. En Bolivia no
existe un registro de residencia por lo que resulta muy difícil saber si los
electores votan donde viven o están siendo acarreados para votar en otra
circunscripción distinta.
· Proceso de selección de jurados electorales: ¿será dejada al azar o está
pre-programada para seleccionar a jurados masistas? Existen denuncias que
afirman que no habrá una selección limpia y transparente de jurados, lo cual
puede ser la mayor vía de fraude electoral.
3)
Factores relacionados con el proceso de
conversión de votos en escaños
· La regla de conversión de votos en escaños (Sistema D'Hondt, modificado en Bolivia) ha perdido su
proporcionalidad por dos factores: por el muy desigual tamaño entre las
circunscripciones electorales, especialmente las uninominales, así como entre
éstas y las circunscripciones especiales, y por el hecho que es posible que
cada tienda política se quede con todas la CU ganadas aunque no correspondan a
la proporción de votos obtenidos. Dicho
sistema perjudica sistemáticamente a las formaciones con pocos votos y favorece
a aquellas que se valen de caciques locales para ganar en las pequeñas
circunscripciones o de inscripciones fraudulentas de electores de otras circunscripciones.
El resultado es que las candidaturas
fuertes hunden a las otras, quedando prácticamente excluidas de la distribución
de escaños, incluso si superan la barrera del 3%. Mejor regalo para un
competidor fuerte, peor aún si recurre al fraude, inimaginable.
· Sesgo en las circunscripciones electorales: permite ganar relativamente
más escaños con menos votos en las circunscripciones de menor población
electoral y en las especiales, las que han sido ganadas casi en su totalidad
por el MAS en las pasadas elecciones, situación que le ha permitido controlar
la ALP con dos tercios de los escaños. Las diferencias en el tamaño de
población electoral entre circunscripciones del mismo departamento,
especialmente entre las áreas urbanas y rurales, es otra modalidad de
conculcación del voto ciudadano. Existen diferencias muy acentuadas entre unas
circunscripciones y otras en materia de peso del voto de hasta 10 veces entre
CUs (por ejemplo, entre la CU 63 en Pando con 17.130 electores y la CU 11 en El
Alto con 176.680 electores) y de hasta 137 veces (por ejemplo, entre la CU 11 en
El Alto y la CE (Cbba.) con 1287 electores), rompiéndose de este modo la fórmula:
un ciudadano, un voto, igual peso electoral.
El MAS ganó 6 de las 7 CEspeciales con un promedio de 3500 votos cada una en
las elecciones del 2014.
Todos estos y otros factores deben ser
tenidos en cuenta y suficientemente controlados por cada tienda política como
para pensar en tener alguna oportunidad de vencer al usurpador de los derechos
de los bolivianos. Está claro que ninguna tienda política tiene los medios para
enfrentar semejante maquinaria, que proviene del tiempo de las megacoaliciones –lo
que ha dado lugar a la ‘democracia oligárquica’- y luego cayó en manos del MAS,
pero fue perfeccionada en los últimos 13 años para eternizarse en el poder.
En este marco, la UNIDAD INTEGRAL tiene
necesariamente que consistir en una unidad
de acuerdos con todas las demás fuerzas de la oposición, unidad en las urnas
con todo el electorado (“voto útil”) y unidad de defensa y vigilancia férrea del
voto ciudadano, sin lo cual la unidad basada solo en acuerdos y votos sería
insuficiente.
Para ser más precisos, es indispensable crear
una suerte de OEP paralelo, con la
capacidad de vigilar todo el proceso electoral, ya que una oposición dispersa
está completamente incapacitada de ejercer un control riguroso de cada mesa, de
seguir el voto de cada elector, de controlar el recuento y asegurar las actas
de votación de todas las más de 28000 mesas a nivel nacional. En este marco, la
convocatoria a toda la ciudadanía para que vote y defienda su voto es crucial,
pero insuficiente si no se cuenta con un contingente de observadores entrenados
y sistemas de información y comunicación que permitan controlar los desbordes y
denunciarlos en el acto.
De ahí que sin la unidad integral no será
posible producir el bien público democracia y respeto al voto soberano, dejando
abierta la posibilidad para que el oficialismo manipule los resultados de la
votación a su antojo, ya que al no haber una marcación estricta a cada jurado
electoral y un seguimiento a cada elector en todo el país, algo antes nunca
visto con el nivel de detalle que ahora se requiere, el resultado será
inevitablemente a favor del oficialismo (y de su aliado). En este marco, la
convocatoria a todos los partidos de la oposición es crucial.
También está completamente claro que la única
candidatura que tendría opciones de vencer al postulante oficialista y al
representante de la oligarquía es aquella que goza de la mayor preferencia en
las encuestas de opinión, posición que al presente y desde que se han iniciado
estas consultas al electorado hace meses, viene siendo claramente encabezada por
Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana, de
modo que el peso principal y la responsabilidad de construir dicha unidad integral
de la oposición recae en sus manos.
CONSECUENCIAS
A partir de las coordenadas señaladas
precedentemente y suponiendo que la oligarquía logra cumplir su cometido del
mejor modo que le es posible, puede esbozarse el futuro en Bolivia en los
próximos años. Continuará el masismo en funciones de gobierno como la primera
fuerza en la ALP, sin descartar que tenga mayoría absoluta. La oposición
quedará con 2 bancadas principales, la de CC de Mesa y la de BdNO de Ortiz. No
se descarta unos escaños en favor de Cárdenas (UCS) y Patzi (MTS), lo que
significa que superarían el 3% y que incluso en ese caso solo tendrían
oportunidades de ganar escaños en La Paz y Santa Cruz. Las demás fuerzas quedarían excluidas. También
está claro que el MAS ganaría en primera vuelta, según como hasta aquí y hasta
ahora marchan las cosas.
En caso que la oposición pueda unirse en
torno a Mesa, obviamente sin el concurso de Ortiz que iría con el apoyo de la oligarquía,
este resultado todavía podría alterarse, siempre y cuando el rechazo a este
enjuague de la oligarquía sea contundente por parte del electorado. Ello pasa
por evitar que Morales gane en primera vuelta, lo que significa que Mesa no
quede situado en ningún caso a 10% o más de Morales y/o que éste no llegue a
40% de los votos.
Para hacer posible ese resultado extremadamente
difícil, es imprescindible que Mesa se abra
a acuerdos programáticos y de gestión gubernamental con todos los partidos en
liza. Sin ello, tampoco habrá interés en construir dicha UNIDAD INTEGRAL.
Dicho de modo más rotundo: La base
decisiva del triunfo de la oposición dependerá de la voluntad de los
partidos de unirse mediante acuerdos programáticos y gubernamentales en torno a
Mesa y de organizar meticulosamente la defensa de su voto. Pero la condición
suficiente del triunfo vendrá de la mano del electorado, el que con su voto
podrá hacer posible la transformación nacional.
Esta dialéctica de base decisiva y
condición suficiente es crucial, ya que los acuerdos interpartidarios y el
sistema de defensa del voto le mostrarán al elector que no se trata de una
empresa aislada de unos pocos que se contentan con restarle algún poder al
oficialismo continuista y conculcador de derechos, sino que los partidos en un
acto de madurez y conciencia patriótica han decidido actuar de manera conjunta
por una opción seria y de transformación, empresa en la que el voto del
electorado es la condición suficiente esencial para poner en marcha todo ese
conjunto de acuerdos. Sin dicho marco de acuerdos y actuaciones preparatorias,
la convocatoria al electorado no tendrá el efecto esperado.
La pelea en este momento está centrada entre un
esquema antinacional retardatario del desarrollo de las fuerzas productivas y
de transformación de las relaciones de producción apoyado por diversas fuerzas
ajenas a Bolivia, y un esquema de fuerzas nacionales interesadas en promover el
cambio y la superación de obstáculos estructurales, sin lo cual estaremos
sujetos al extractivismo, la prebenda y
el favor político, restringidos y limitados en nuestra capacidad de avanzar mucho
más allá de lo que nunca antes habíamos imaginado,.
Por todo lo señalado, esta disputa se
definirá en torno a la dignidad ciudadana y al futuro deseado. Dependerá de modo
directo y estricto cómo los ciudadanos nos posesionemos en torno a estas dos
cuestiones para decidir nuestro voto: dignos de qué dignidad somos y qué futuro
va acorde con dicha dignidad, pues eso es lo que al final de cuentas deberemos introducir en las ánforas el momento de votar.
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(*) Economista, especialista en planificación regional, docente ("Desarrollo del Capitalismo", 2017), analista político. Twitter: @CharlsZapata. Ha acuñado el concepto de la "democracia oligárquica" para el caso boliviano.