17 junio 2019

UNIDAD O CONTINUISMO. LA LÓGICA DE LAS ELECCIONES 2019


Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

Prolegómenos
El Estado de derecho y la democracia en Bolivia están siendo objeto de un ataque frontal. Luego de décadas de inestabilidad política, el país logró en 1982 iniciar un proceso democrático que le ha dado las bases para organizar su propio proceso de convivencia.

Hoy todo ello está siendo tirado por la borda de modo absolutamente irresponsable por la ambición de un gobierno que se cree indispensable, pero está demostrando no tener un juicio sano, menos crítico, para evaluar su propia gestión y comprender que Bolivia se aleja  peligrosamente de una senda de respeto al orden constitucional y de progreso sostenible.
Bolivia nunca tuvo la fastuosa cantidad de divisas que le cayó milagrosamente al actual gobierno durante más de una década, situación que le permitió derrochar recursos sin contemplaciones, al punto de creer y hacer creer que con un “modelo” atrabiliario es posible lograr resultados significativos, pese a estar asentado sobre múltiples falacias y no tener ni el menor tinte de viabilidad y sostenibilidad. Esto es justamente lo que acontece con las políticas que aplica el gobierno, que apuntan a profundizar la hecatombe económica y social a la que estamos siendo conducidos.
Desgraciadamente el actual gobierno no ha entendido eso y ha creído que siempre fue así, que por aquí siempre llovió maná, solo que los muy infames neoliberales, derechistas y otros vividores se quedaron con  él, olvidando así de paso que en Bolivia a lo largo de su historia ha habido muchos momentos de lucha y reivindicación, también de medidas transformadoras y de momentos revolucionarios que han sentado las bases de lo que ahora somos. ¡Qué fácil es creerse indispensables, ignorando los logros y esfuerzos del pasado, alentando odios viscerales e inventando enemigos en  cada esquina, pero viviendo de una gran lluvia de maná!
La arremetida arrogante contra el país no se ha limitado a ello. La violación de nuestro Estado de derecho ha sido múltiple y reiterada, acometida con un grado de alevosía y descaro propio de gobernantes a los que solo les importa el poder y desprecian el orden y las reglas de juego que se ha conferido el mismo pueblo. Todo empieza por ignorar el resultado del Referendo vinculante del 21 de febrero de 2016 que rechazó la posibilidad de modificar la Constitución para permitir una reelección más. Luego se violó la Constitución que restringe la repostulación consecutiva a una sola, al recurrir a una interpretación antojadiza de un convenio internacional, la Carta de San José sobre los derechos humanos, para justificar la violación de todo el ordenamiento interno y basarse en dicho instrumento para autorizar ya no una más, sino la postulación indefinida del autócrata, pese a que instancias internacionales competentes (como la Comisión de Venecia) han dado su veredicto, rechazando esta interpretación del TCP.
Ahora hemos llegado a una encrucijada en la vida nacional: estamos entre patria o entreguismo, sostenibilidad o extractivismo, respeto o engaño. En este sentido, son innumerables los letreros opuestos que cuelgan en este cruce de caminos entre los que tenemos que decidir, ya que las oportunidades de vida de un pueblo y de cada ciudadano no pueden ni deben quedar en manos de un conjunto de oportunistas que se atribuyen el derecho de hacerse cargo del destino de los bolivianos como si se tratara de ganado al que se puede arrear y conducir como mejor se les antoje.
Estos son apenas algunos rasgos que nos impelen a comprender la gravedad de la hora que estamos atravesando, el peligro que acecha a los hogares bolivianos, el atentado incalificable que se está produciendo contra todos nosotros.
En las siguientes líneas presento brevemente el panorama que enfrenta la nación boliviana de cara a las próximas elecciones de octubre de este año, es decir, en 4 meses. Es indispensable que el pueblo boliviano esté enterado de las condiciones y circunstancias en que está arribando a ese cruce de caminos en el que debemos decidir qué dirección tomar.
Lo primero que debemos anotar es que encrucijada significa que hay un punto en que se encuentran o cruzan caminos que conducen hacia horizontes muy distintos. Si dichos horizontes fueran comparables entre sí, si nos diera lo mismo el uno que el otro, entonces no habría necesidad de preocuparse muy intensamente por la dirección que tomemos en el próximo futuro.
Desgraciadamente este no es el caso. Nos hallamos entre opciones de vida muy distintas, entre horizontes muy opuestos, razón por la que es indispensable elegir aquel camino que nos aleje de los graves peligros que nos acechan si seguimos por la misma vía, pero que al mismo tiempo también pueda acercarnos hacia el valle de nuestra propia felicidad.
A continuación veremos las principales condiciones que ya están operando en nuestro medio y aquellas otras que imperiosamente debemos crear o producir ya en las próximas semanas, so pena que terminemos tomando un camino que no queremos, que rechazamos profundamente por hallarse en contra de lo que indispensablemente requerimos, así como de nuestras oportunidades y objetivos.
Primero presentaremos las bases de la lógica que está operando en el país, es decir, cómo se están organizando las fuerzas del oficialismo y la oposición para esta confrontación. Luego veremos los principales escenarios que han surgido para enfrentar a este oficialismo violador de nuestra normativa y conculcador de nuestros derechos, cada uno de ellos con sus objetivos y alcances, sus riesgos y promesas. Al fin y al cabo, estos escenarios serán determinantes a la hora de elegir el camino que habremos de tomar. Si es el menos riesgoso, qué bueno para la nación boliviana, pero si es el que más nos aleja de la satisfacción de nuestras necesidades, de nuestros sueños y esperanzas, entonces qué espanto solo pensar que tendremos otros años más por delante para sufrir ese tormento.
Por ello, ahora es cuando la nación bolivianatiene que tomar conciencia del momento en que nos hallamos para tomar y asumir undecisión seria y responsable con nuestro propio futuro. En la última parte de este escrito revisaremos algunas consecuencias que podrían derivarse de los escenarios presentados, de modo que podamos imaginarnos ya viajando por uno de esos caminos que resultan de esta encrucijada, producida y generada por la irresponsabilidad de unos pocos.

La bases de la lógica electoral
Contexto: La situación del país se caracteriza por diversos hechos, irreconciliables entre sí. En el plano político, por la demanda de respeto al Estado de derecho y la democracia que busca resguardar las bases de la convivencia acordada en el marco constitucional versus la violación múltiple de ese marco de convivencia que por ahora ha culminado en la habilitación  indefinida del binomio oficialista para que pueda postularse a cuantas elecciones quiera. En el plano económico, por el enfoque oficialista que considera que se está generando un crecimiento económico y social excepcional para el país versus la opinión sostenida por amplios sectores de la oposición que cuestionan dicho enfoque por estar centrado en el extractivismo, la informalidad y la lluvia de maná, todos elementos inviables e insostenibles.
Este marco general ha perfilado tres escenarios: el oficialista, el oligárquico y el transformador. Cada uno de ellos tiene sus actores, objetivos, estrategias, requerimientos y también sus alcances.
Actores: Los actores fundamentales de la actual contienda electoral son:
·  el MAS representado por el binomio gubernamental actualmente en funciones, habilitado en abierto desprecio y desafío al voto soberano;
·  la oligarquía que se ha propuesto incursionar políticamente y
· la oposición que busca sustituir al actual esquema de gobierno para encarar un proceso de transformaciones indispensables.
Las elecciones son la ocasión para que cada uno de dichos actores intente hacer prevalecer su propia visión.
Objetivos:
·  Los objetivos generales del oficialismo a apuntan a demostrar que no es una condición indispensable respetar las reglas de juego establecidas en la Constitución y las leyes que regulan la democracia y el Estado de derecho, siempre y cuando los diversos sectores sociales consideren que se están atendiendo sus demandas.
·  En cambio los objetivos de la oposición aparecen claramente diferenciados entre:
o aquel sector que está muy preocupado porque sus objetivos sectoriales no están siendo suficientemente tomados en cuenta, como es el caso de los sectores ligados más directamente a la oligarquía, y
o aquellos otros sectores, sustentados por diversas tiendas políticas opositoras, que consideran que el actual proceso está violentando el Estado de derecho y se asienta sobre bases económicas insostenibles que están poniendo en grave riesgo la viabilidad nacional, por lo que tienen que ser urgentemente modificadas y superadas.
Dado este marco general, veamos los escenarios que plantean estas distintas opciones.

El escenario oficialista

Su característica principal radica en usar todos los medios estatales a su alcance para prorrogarse en el poder violando el Estado de derecho lo cual incluye:
·  ignorar  los resultados del referendo vinculante del 21/6/2016 que rechazó mayoritariamente una nueva repostulación del binomio oficialista, 
·  violar la Constitución,
 ·  interpretar antojadizamente un tratado internacional y

· quebrantar aviesamente el sistema de independencia y coordinación entre los poderes del Estado, indispensable para el funcionamiento de toda democracia
·  organizar un fraude electoral que les asegure un nivel muy alto de votación y que en lo posible permita reproducir los dos tercios en la ALP. 

Todo este conjunto de agresiones contra el sistema de convivencia adoptado por los bolivianos ha producido un profundo distanciamiento entre el oficialismo y la oposición, especialmente con aquellas fuerzas que rechazan categóricamente la conculcación de los derechos de los bolivianos de vivir al margen de las reglas establecidas entre ellos y no están preocupadas solamente por sus beneficios.

Los actores clave de este escenario son Evo Morales, el MAS, las capas de dirigentes de diferentes organizaciones sociales (llamadas en la jerga oficialista “movimientos sociales”) que interactúan con el oficialismo mediante una red de formas de intercambio de prebendas y favores por apoyo político, y todos los poderes del Estado. 

Los objetivos dominantes en este escenario consisten en perpetuarse en el poder y en liquidar sistemáticamente a la oposición, lo cual pasa por toda clase de persecuciones y restricciones que le impiden poder desenvolverse con tranquilidad en el marco de las garantías que ofrecen la ley, el respeto y el trato civilizado.

Su estrategia fundamental pasa por comprometer a los diversos sectores sociales con la línea que representa el oficialismo, para lo cual se vale de prometer diversos cambios y repartir algunas dádivas, independientemente de su sostenibilidad en el tiempo, así como de amedrentar a adversarios y usar a discreción todos los recursos del Estado y el sistema nacional de medios de comunicación que mediante censuras, autocensuras, premios y castigos ha logrado prácticamente acallar la diversidad de voces existentes en el país, a fin de lograr que solo sea su versión, su relato de la historia acontecida en los últimos años, la que llegue a oídos del público, dentro y fuera del país. También cuenta con el aparato del Estado para todo efecto, incluida la posibilidad de fraude electoral que puede producirse por diversas vías, desde el uso del padrón electoral y el software empleado, hasta la falta de depuración de personas fallecidas, dobles registros, inscripciones fraudulentas y, principalmente, mediante la manipulación electoral durante el día de la votación, opciones que resultan mucho más preocupantes aún en vista a la escasa o ya nula credibilidad en los integrantes del máximo órgano encargado de velar por la celebración de comicios electorales justos, el OEP.

 También cuenta con el apoyo incondicional de países de matriz autoritaria o dictatorial que están secundando su accionar con personal dedicado a apoyar las labores que socaban el orden interno y a nivel internacional con agentes que favorecen su curso de acción siendo el más notable el actual Secretario General de la OEA, así como la Corte Interamericana  de Derechos Humanos. Los apoyos de esos países son a cambio de diversos favores relacionados particularmente con el acceso a nuestros recursos naturales, nuestro territorio y soberanía que han sido puestos a disposición de los mismos, situación que muestra que el país va perdiendo su libertad, soberanía y autonomía para tomar sus propias decisiones.

Sus posibilidades de éxito están íntimamente ligadas a la presión que los dirigentes de las diversas organizaciones sociales logren ejercer sobre sus respectivas bases, a que la estabilidad económica mantenga su apariencia, a que los casos de corrupción y de vinculación de personas relacionadas con el narcotráfico no afecten a los candidatos y a que la población electoral en general considere que los “logros” actuales pesan mucho más que la violación del Estado de derecho y que por tanto es posible admitir que un conjunto de oportunistas pueden disponer a su antojo de los derechos de los bolivianos. 

El escenario oligárquico

El actor central de este escenario es la  oligarquía agropecuaria-forestal-minero-financiera (en adelante, la oligarquía) y su objetivo fundamental son las rentas extraordinarias que espera obtener en los próximos años, cuando menos defender y sostener los actuales niveles de renta alcanzados, únicos en la historia nacional.
El rasgo característico de la oligarquía es su naturaleza rentista y extractivista, alejada de la diversificación de la matriz productiva, del perfeccionamiento de las fuerzas productivas, la innovación, el incremento de la productividad y la competitividad, aspectos miserablemente desarrollados en nuestro país, así como de todo enfoque de desarrollo sostenibles y de preservación de los recursos naturales, y de protección y cuidado de las funciones ambientales.
La oligarquía ha tenido años de oro con el gobierno Morales, gracias primordialmente al súper ciclo de los precios de las materias primas, pero también a múltiples facilidades, concesiones y autorizaciones que ha recibido del gobierno (autorización para desbosques grotescos, uso de OGM, subvenciones de hidrocarburos, falta de control de la función económico-social, puesta a disposición de las áreas protegidas para exploración y explotación de hidrocarburos, etc.), y ve con preocupación que la bonanza de los pasados años ya no volverá y que por tanto ya no tendrá la holgura suficiente para tolerar las políticas impuestas por el actual régimen (que incluye incrementos salariales, dobles aguinaldo, restricciones a las exportaciones, control de precios, etc.). En suma, quiere asegurar su flujo de ingresos y tratar de acrecentarlo.
En este marco, la oligarquía ve que una reedición del régimen actual podría constituir un peligro para sus pretensiones. Por ello ha decidido actuar del modo más directo posible: limitar el poder del que dispone el oficialismo, ya que por otro lado tampoco cuenta con los medios políticos suficientes como para impedir su continuidad en el poder.
Dicho en breve: no apunta a vencer en las urnas a Morales, sino a reducirle su poder omnímodo que también se basa en sus dos tercios en la ALP que es otro instrumento que le permite imponer sus ocurrencias y le da un lustre de legalidad y legitimidad.
¿Cómo pretende lograrlo la oligarquía? Apunta a desarrollar una doble estrategia consistente en liquidar las posibilidades de unidad de la oposición y al mismo tiempo debilitar al régimen de Morales en la Asamblea Legislativa.
Para movilizar el voto ciudadano en su favor apunta a explotar las mismas fuentes de las que el actual régimen ya viene abrevando desde sus mismos inicios: la repartija de favores y prebendas de todo tipo a cambio de apoyo político. Procediendo así, la oligarquía apunta a que algunas fracciones de diversos sectores sociales ("movimientos sociales") se desmarquen del mismo y puedan así influir sobre algunos sectores del electorado.
Esto puede ocurrir perfectamente gracias a diversos factores que se han ido estableciendo en nuestra formación social: las siempre urgentes necesidades de todos los sectores sociales, el trueque ya habitual de prebendas por apoyo político, los recursos que la oligarquía puede movilizar, en particular en las regiones y sectores donde es más fuerte económica y políticamente.
Esa cultura de intercambio de prebendas por apoyo político se origina en la heterogeneidad estructural que ha generado un sector social muy amplio sin acceso a medios de producción y que además no ha encontrado oportunidades de empleo formal asalariado en los marcos del modo de producción capitalista. Estos sectores sociales históricamente han tenido que inventarse formas de subsistencia, las que actualmente han producido el sector informal, con una gama diversa de respuestas, todas en mayor o menor grado en proceso de estructuración  e institucionalización, situación que los hacen extremadamente dependientes de favores políticos y proclives a encontrar sus condiciones de producción, reproducción y acumulación ampliada fuera de los marcos legales (como en el contrabando, el narcotráfico, la piratería, etc.). Por ello, es crucial comprender el origen del clientelismo y la prebenda en Bolivia, a fin no solo de evitar juicios subjetivos a priori, sino diseñar políticas públicas de gran alcance y proyección que apunten justamente a superar la causa madre de todas estas desviaciones y aberraciones –la heterogeneidad estructural- que nos impiden desarrollar una institucionalidad sólida, capaz de proyectarnos a nuevos niveles de vida y de gestión responsable y sostenible de nuestros recursos.
Por cierto que la oligarquía procurará que sus promesas y ofrecimientos queden sujetos a resultados electorales y a canalizarlos por la vía local y regional, es decir, comprometiendo también las futuras gestiones de alcaldes y gobernadores.
Lo fundamental es impedir que la oposición se una, para lo cual debe exigir lo imposible y al mismo tiempo impulsar a algún candidato completamente afín a sus pretensiones y de su natural confianza, que haya sido fabricado en sus propios hornos. En el escenario actual no hay otro actor posible para la oligarquía que Óscar Ortiz y su "Bolivia Dice NO", BdNO.
Por lo señalado hasta aquí, puede anticiparse que Ortiz no se "bajará" de su candidatura en ningún caso, pues sería la ficha de la oligarquía para hacer imposible la unidad de toda la oposición y al mismo tiempo para debilitar a Morales en el poder, buscando convertirse en el fiel de la balanza, es decir, el factor de poder que viabiliza lo que les conviene a Morales y la oligarquía. De esta forma surgiría una coalición fáctica de gobierno, útil para todos aquellos menesteres que requieran dos tercios de la Asamblea y para efectuar un control estructural de toda la bancada opositora.
En síntesis, la oligarquía ha comprendido que quiere y tiene que ser un actor de primer orden en la contienda política, apuntando a ganar la cabeza de la oposición, lugar desde el que a futuro se ocupará de ordenar y controlar a la misma oposición, con la aún todavía lejana pretensión, pero cada vez menos difusa, de convertirse en la heredera del régimen masista en algún momento.
En suma, las fuerzas más retardatarias del cambio y el progreso real son las que están consolidando esta alianza fáctica y funesta para el futuro nacional.

El escenario transformador
La emergencia de este escenario está íntimamente relacionada al menos con 3 hechos:
·   el fracaso de la política económica aplicada que, lejos de encarar los problemas estructurales de la economía y la sociedad bolivianas, se orientó a un esquema extractivista y depredador de los recursos naturales, explotó las debilidades y urgencias de los trabajadores en el sector informal, intercambiando favores por apoyo político, pero manteniendo las condiciones indignas y precarias en que trabaja y vive la mayor parte, y dilapidó la mayor corriente de ingresos que ha tenido el país en toda su historia proveniente del incremento extraordinario de los precios internacionales de las materias primas y alimentos. Por su naturaleza todos estos factores son inviables e insostenibles y mantienen a Bolivia en condiciones precarias e inciertas de vida;
·  la reiterada violación del Estado de derecho relacionado con la Constitución, el Referendo del 21 de febrero y la interpretación antojadiza de la Convención Interamericana de DDHH usada para postular a Morales de modo indefinido a nuevos mandatos, así como la quiebra de la independencia de los poderes del Estado;
·  la creciente injerencia de otros países en las decisiones del país, en los proyectos y programas que encara, en su dependencia de los recursos de algunos de ellos y en la dirección en que se induce al país, cada vez más alejado de esquemas democráticos y cada vez más próximos de esquemas autocráticos y autoritarios, muy alejados del espíritu cooperativo y solidario de las diversas culturas existentes en Bolivia. 

Estos factores han sido el detonante principal para oponerse a la continuidad del actual régimen. Al calor electoral se han conformado precipitadamente 7 fuerzas políticas, además de la oficialista y la oligárquica, para disputarle el poder a Morales, una de las cuales (la de Jaime Paz) acaba de retirarse de la contienda electoral.
Dada la correlación de fuerzas existentes resulta más que obvio que con dicha dispersión de fuerzas de la oposición no será posible derrotar a Morales y su maquinaria de postergación del país, razón por la cual es crucial impulsar una UNIDAD INTEGRAL.
En este punto es crucial destacar los principales factores por los que es imprescindible construir dicha unidad, so pena que Morales y su previsible nuevo aliado, la oligarquía, continúen al mando del país conduciéndolo al desastre. Entre estos factores debemos mencionar:
1)      Factores relacionados con pedir el voto:
·  La dispersión afecta a todo: los recursos, la información, la comunicación, el control, las propuestas, los candidatos, la presencia territorial, etc. Con tiendas políticas a todas luces tan endebles y enclenques, pretender atender todos y cada uno de estos frentes de la batalla electoral, es inimaginable.
·  Costo de la campaña, manejo informativo: actualmente los medios están controlados o condicionados  fuertemente por el oficialismo. Las redes son importantes, pero están aún lejos de ser del dominio exclusivo de la oposición. El oficialismo ha logrado imponer su relato de lo que acontece en el país en gran medida gracias a dicho control, a la repetición cansina y constante de sus mensajes y a la falta de un relato alternativo, reiteradamente compartido. La falta de debates también ha contribuido a mantener todas las leyendas y fantasías que propaga el oficialismo sin mayores réplicas, pero también sin mayor difusión de las réplicas que han habido. Se podría decir que existe un desierto en materia de puntos de vista no oficialistas, tanto fuera como incluso dentro del país. Construir un relato alternativo en pocos meses, donde aún está todo por decirse –diagnóstico, visión, programa, estrategia- resulta una tarea muy difícil, imposible si además se quiere hacerlo polifónicamente, es decir, que cada uno de los partidos improvisados que se ha presentado logre articular su propuesta.
·  Para colmo de colmos, el electorado no está suficientemente informado sobre la forma en que se resolverá la contienda electoral. Muchos saben que la ley electoral prevé dos vueltas, y creen que en la primera vuelta se puede votar por cualquier candidato y solo en la segunda contra Morales. Muy pocoselectores saben que es muy altamente probable que se resuelva la contiendaelectoral ya en la primera vuelta gracias a la regla del 40/10 (al menos 40% delos votos para el primero y 10% o más de diferencia con el segundo),circunstancia que hace aún mucho más inciertos e imprevisibles loscomportamientos electorales de la población.

2)     Factores relacionados con la administración del voto
·  Control absoluto sobre el OEP: La OEP actuará por regla a favor del oficialismo. El cúmulo de denuncias sobre el manejo parcializado y arbitrario del TSE, incluido el registro de ciudadanos en unas circunscripciones para que voten en otras de menor población, en las que bastan unos cuantos de cientos de votos para hacerse de un escaño parlamentario, ya nos pinta ampliamente el panorama fradulento que tenemos encima. Una colección de partidos políticos surgidos al calor de emergencia electoral, obviamente no tendrá la capacidad de hacer frente a estos excesos aisladamente.
·  Manejo del padrón: Ninguna tienda política ha tenido acceso al padrón, por lo que no se tiene ninguna evidencia sobre su transparencia. No queda claro si las observaciones pasadas (carnets duplicados, voto de muertos, registros fantasma) han sido claramente depuradas, excepto por la opinión muy general dada por personeros de  la OEA. En Bolivia no existe un registro de residencia por lo que resulta muy difícil saber si los electores votan donde viven o están siendo acarreados para votar en otra circunscripción distinta.
·  Proceso de selección de jurados electorales: ¿será dejada al azar o está pre-programada para seleccionar a jurados masistas? Existen denuncias que afirman que no habrá una selección limpia y transparente de jurados, lo cual puede ser la mayor vía de fraude electoral.

3)    Factores relacionados con el proceso de conversión de votos en escaños
·   La regla de conversión de votos en escaños (Sistema D'Hondt, modificado en Bolivia) ha perdido su proporcionalidad por dos factores: por el muy desigual tamaño entre las circunscripciones electorales, especialmente las uninominales, así como entre éstas y las circunscripciones especiales, y por el hecho que es posible que cada tienda política se quede con todas la CU ganadas aunque no correspondan a la proporción de votos obtenidos.  Dicho sistema perjudica sistemáticamente a las formaciones con pocos votos y favorece a aquellas que se valen de caciques locales para ganar en las pequeñas circunscripciones o de inscripciones fraudulentas de electores de otras circunscripciones. El resultado es que las candidaturas fuertes hunden a las otras, quedando prácticamente excluidas de la distribución de escaños, incluso si superan la barrera del 3%. Mejor regalo para un competidor fuerte, peor aún si recurre al fraude, inimaginable.
·  Sesgo en las circunscripciones electorales: permite ganar relativamente más escaños con menos votos en las circunscripciones de menor población electoral y en las especiales, las que han sido ganadas casi en su totalidad por el MAS en las pasadas elecciones, situación que le ha permitido controlar la ALP con dos tercios de los escaños. Las diferencias en el tamaño de población electoral entre circunscripciones del mismo departamento, especialmente entre las áreas urbanas y rurales, es otra modalidad de conculcación del voto ciudadano. Existen diferencias muy acentuadas entre unas circunscripciones y otras en materia de peso del voto de hasta 10 veces entre CUs (por ejemplo, entre la CU 63 en Pando con 17.130 electores y la CU 11 en El Alto con 176.680 electores) y de hasta 137 veces (por ejemplo, entre la CU 11 en El Alto y la CE (Cbba.) con 1287 electores), rompiéndose de este modo la fórmula: un ciudadano, un voto, igual peso electoral. El MAS ganó 6 de las 7 CEspeciales con un promedio de 3500 votos cada una en las elecciones del 2014.

Todos estos y otros factores deben ser tenidos en cuenta y suficientemente controlados por cada tienda política como para pensar en tener alguna oportunidad de vencer al usurpador de los derechos de los bolivianos. Está claro que ninguna tienda política tiene los medios para enfrentar semejante maquinaria, que proviene del tiempo de las megacoaliciones –lo que ha dado lugar a la ‘democracia oligárquica’- y luego cayó en manos del MAS, pero fue perfeccionada en los últimos 13 años para eternizarse en el poder.
En este marco, la UNIDAD INTEGRAL tiene necesariamente que consistir en una unidad de acuerdos con todas las demás fuerzas de la oposición, unidad en las urnas con todo el electorado (“voto útil”) y unidad de defensa y vigilancia férrea del voto ciudadano, sin lo cual la unidad basada solo en acuerdos y votos sería insuficiente.
Para ser más precisos, es indispensable crear una suerte de OEP paralelo, con la capacidad de vigilar todo el proceso electoral, ya que una oposición dispersa está completamente incapacitada de ejercer un control riguroso de cada mesa, de seguir el voto de cada elector, de controlar el recuento y asegurar las actas de votación de todas las más de 28000 mesas a nivel nacional. En este marco, la convocatoria a toda la ciudadanía para que vote y defienda su voto es crucial, pero insuficiente si no se cuenta con un contingente de observadores entrenados y sistemas de información y comunicación que permitan controlar los desbordes y denunciarlos en el acto.
De ahí que sin la unidad integral no será posible producir el bien público democracia y respeto al voto soberano, dejando abierta la posibilidad para que el oficialismo manipule los resultados de la votación a su antojo, ya que al no haber una marcación estricta a cada jurado electoral y un seguimiento a cada elector en todo el país, algo antes nunca visto con el nivel de detalle que ahora se requiere, el resultado será inevitablemente a favor del oficialismo (y de su aliado). En este marco, la convocatoria a todos los partidos de la oposición es crucial.
También está completamente claro que la única candidatura que tendría opciones de vencer al postulante oficialista y al representante de la oligarquía es aquella que goza de la mayor preferencia en las encuestas de opinión, posición que al presente y desde que se han iniciado estas consultas al electorado hace meses, viene siendo claramente encabezada por Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana, de modo que el peso principal y la responsabilidad de construir dicha unidad integral de la oposición recae en sus manos.

CONSECUENCIAS
A partir de las coordenadas señaladas precedentemente y suponiendo que la oligarquía logra cumplir su cometido del mejor modo que le es posible, puede esbozarse el futuro en Bolivia en los próximos años. Continuará el masismo en funciones de gobierno como la primera fuerza en la ALP, sin descartar que tenga mayoría absoluta. La oposición quedará con 2 bancadas principales, la de CC de Mesa y la de BdNO de Ortiz. No se descarta unos escaños en favor de Cárdenas (UCS) y Patzi (MTS), lo que significa que superarían el 3% y que incluso en ese caso solo tendrían oportunidades de ganar escaños en La Paz y Santa Cruz.  Las demás fuerzas quedarían excluidas. También está claro que el MAS ganaría en primera vuelta, según como hasta aquí y hasta ahora marchan las cosas.
En caso que la oposición pueda unirse en torno a Mesa, obviamente sin el concurso de Ortiz que iría con el apoyo de la oligarquía, este resultado todavía podría alterarse, siempre y cuando el rechazo a este enjuague de la oligarquía sea contundente por parte del electorado. Ello pasa por evitar que Morales gane en primera vuelta, lo que significa que Mesa no quede situado en ningún caso a 10% o más de Morales y/o que éste no llegue a 40% de los votos.
Para hacer posible ese resultado extremadamente difícil, es imprescindible que Mesa se  abra a acuerdos programáticos y de gestión gubernamental con todos los partidos en liza. Sin ello, tampoco habrá interés en construir dicha UNIDAD INTEGRAL.
Dicho de modo más rotundo: La base decisiva del triunfo de la oposición dependerá de la voluntad de los partidos de unirse mediante acuerdos programáticos y gubernamentales en torno a Mesa y de organizar meticulosamente la defensa de su voto. Pero la condición suficiente del triunfo vendrá de la mano del electorado, el que con su voto podrá hacer posible la transformación nacional.
Esta dialéctica de base decisiva y condición suficiente es crucial, ya que los acuerdos interpartidarios y el sistema de defensa del voto le mostrarán al elector que no se trata de una empresa aislada de unos pocos que se contentan con restarle algún poder al oficialismo continuista y conculcador de derechos, sino que los partidos en un acto de madurez y conciencia patriótica han decidido actuar de manera conjunta por una opción seria y de transformación, empresa en la que el voto del electorado es la condición suficiente esencial para poner en marcha todo ese conjunto de acuerdos. Sin dicho marco de acuerdos y actuaciones preparatorias, la convocatoria al electorado no tendrá el efecto esperado.
La pelea en este momento está centrada entre un esquema antinacional retardatario del desarrollo de las fuerzas productivas y de transformación de las relaciones de producción apoyado por diversas fuerzas ajenas a Bolivia, y un esquema de fuerzas nacionales interesadas en promover el cambio y la superación de obstáculos estructurales, sin lo cual estaremos sujetos  al extractivismo, la prebenda y el favor político, restringidos y limitados en nuestra capacidad de avanzar mucho más allá de lo que nunca antes habíamos imaginado,.
Por todo lo señalado, esta disputa se definirá en torno a la dignidad ciudadana y al futuro deseado. Dependerá de modo directo y estricto cómo los ciudadanos nos posesionemos en torno a estas dos cuestiones para decidir nuestro voto: dignos de qué dignidad somos y qué futuro va acorde con dicha dignidad, pues eso es lo que al final de cuentas deberemos  introducir en las ánforas el momento de votar. 
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(*) Economista, especialista en planificación regional, docente ("Desarrollo del Capitalismo", 2017), analista político. Twitter: @CharlsZapata. Ha acuñado el concepto de la "democracia oligárquica" para el caso boliviano.