14 noviembre 2014

BOLIVIA. APODERÁNDOSE DE LA OPOSICIÓN. UN ESTILO INQUIETANTE DE BLOQUEAR SU ASCENSO

Carlos Rodrigo Zapata C.


Ahora que se tiene fechas para las contiendas electorales municipales y departamentales, han empezado a aflorar señales muy llamativas por parte de la cabeza de la oposición.

¿Qué está ocurriendo? Pues simplemente que la actual cabeza de la oposición, es decir, la UN, pretende imponer a los candidatos plausibles de la oposición, esto es, a aquellos que tendrían alguna oportunidad de vencer a los candidatos oficialistas, una serie de condiciones, a fin de no presentar candidatos propios, lo cual en buen verso significa amenazar con hacer inviable toda elección de opositores que no pasen por las manos de este frente opositor.

Esta forma de presión sorprende, tanto por la forma desembozada de presentarse, como por la novedad que representa, pues nunca antes en nuestra dilatada historia se había dado la figura que la cabeza de la oposición se halle empeñada en boicotear al resto de la oposición con tal de mantener su primacía, que por otro lado, no corta ni pincha en el acontecer nacional, aunque podría tener algún papel en los ámbitos subnacionales a corto plazo.

¿De dónde sale este entuerto tan extraño, tan difícil de digerir? Por lo visto, la cabeza de la oposición se ha propuesto jugar un papel no solo destructor en vista a la posibilidad de construir alternativas viables de recambio futuro, sino además funcional a los intereses de la fracción gobernante. ¿Por qué? Pues seguramente por un afán de rentabilidad política. La inversión efectuada para lograr obtener una bancada de 42 diputados y senadores, equivalente al 24% del total de legisladores, no puede quedar sin un retorno adecuado. Por ello, nadie que crea que su esfuerzo, tiempo y recursos valen algo, podrá atreverse a pasar de largo ante los jerarcas de la UN sin rendirles pleitesía y dejar su tributo. 

El caso de la ciudad de La Paz y del candidato Luis Revilla que pretende postularse por un frente en construcción, es absolutamente revelador y paradigmático. La UN le pide a Revilla que desista de sus empeños de presentarse con su propia sigla, que declare públicamente que es opositor al MAS y que concurra al acto electoral con la sigla de la UN, lo cual dejaría en manos de este frente a Revilla y sus acompañantes que se hayan atrevido a someterse a semejante enjuague. Resultado: Revilla, posiblemente la única estrella ascendente en el oscuro firmamento opositor, rechazará categóricamente semejante chantaje (acaba de hacerlo) y la UN seguramente terminará presentando su propia candidatura, con el resultado altamente previsible incluso en este caso, que un candidato oficialista se alzará con el triunfo. Aquí se pueden vislumbrar varias aristas complicadas y peligrosas. 

La primera es que todo frente opositor que no logre hacer superflua a la UN (por ejemplo, logrando que pierda su personería por falta de votos), está condenado a fracasar, pues lo más probable es que perderá en las elecciones. No sólo tendrá que luchar contra el candidato oficialista –que por lo general llevará las de ganar, eso está claro- sino que además deberá superar la merma de votos, que eventualmente se dirigirán a dicho frente, empeñado en obstaculizar la formación de todo frente político alternativo viable para el país, así sea en varios lustros. Por lo que estamos viendo, da la impresión que la UN, en vista a la imposibilidad de ganar el sillón presidencial en las elecciones nacionales de octubre, concurrió a dicho evento con el objetivo de apoderarse de la oposición, pese a quien pese. Por lo visto, ya empezó a ejecutar esta fase de su plan. Para ello recurrió a Carlos Cordero que no logró concretar su candidatura.
 
La segunda, es que el régimen electoral en Bolivia, en vista al avasallador poder electoral del MAS, apunta a la conformación de un régimen binominal (que por otra parte, es muy deseado por el partido gobernante), que consiste en el dominio absoluto de dos y solo dos frentes en el legislativo. De lo que se trata ahora es presentar a los demás frentes tan reducidas posibilidades de éxito, en caso que pretendan incursionar nuevamente en elecciones, que preferirán quedarse en casa o sumarse a la oposición, aunque en ese caso seguramente preferirán sumarse al oficialismo, que anda con las puertas abiertas de par en par.


La tercera, señala que quien está detrás de todos estos entuertos cree a pie juntillas que es dueño absoluto de la cabeza de la oposición, sin alternativa posible de cambio, o ha quedado tan resentido con los resultados de las elecciones nacionales que se ha propuesto hacer la vida aún más difícil a quien pretenda levantar cabeza, mucho menos sin su permiso. 

Ni a los estrategas del MAS se les habrá ocurrido que podrían contar con semejante ayuco de campaña. Pero es sabido que hay varias formas de destacarse: una es creciendo, la otra hundiendo a los competidores.