17 marzo 2013

Hacia un “Juancito Pinto” para los lustras


Carlos Rodrigo Zapata C.


Hace unos años, venía regularmente un lustra a la oficina. Casi siempre le pedía que me lustre los calzados, en parte por comodidad, en parte por ayudarlo. Con el tiempo, lo fui conociendo cada vez mejor, enterándome de su vida, de sus quehaceres, de su familia. Sabía que estudiaba en las tardes en El Alto, que estaba en el último año de colegio, que trabajaba desde la 7 a.m. en la ciudad de La Paz y se subía a El Alto como a la 13:00 horas para preparase e irse al colegio.
 
También sabía cuánto ganaba durante el día, en qué gastaba, cuánto tiempo dedicaba a cada actividad, y también sabía que estaba preocupado por los estudios, pues debía dedicar más tiempo y no sabía de dónde sacarlo. Un día le hice una pregunta: si te quedas en tu casa, digamos dos o tres días a la semana, estudiando y preparándote para tu bachillerato, tendrías el tiempo suficiente para los estudios? Me dijo, claro que si, así podría hacer mis tareas a tiempo, leer más y estaría más descansado. Le pregunté, cuánto dinero necesitaría para poder quedarse en su casa sin tener que trabajar y cumplir con todo lo que necesitaba cada día, me dijo que en ese caso ya no necesitaba cubrir sus pasajes de ida y vuelta y que con 30 Bs. cada día podía quedarse en casa y cubrir sus requerimientos, que incluía apoyar con algo de dinero en su casa. Le dije, yo te voy a facilitar por un espacio de 4 meses 60 Bs. semanales, con tal que tengas más tiempo para completar tus estudios. Al principio no me creyó mucho, pero cada semana se fue verificando la oferta. 

Pasaron los meses y se completó el periodo de apoyo ofrecido y cumplido, y un día, después de varias semanas que no venía mi amigo lustra, se apareció sonriente en la oficina trayendo su libreta de notas y una foto. La libreta mostraba que había concluido sus estudios satisfactoriamente y con buenas calificaciones. En la foto se lo veía a mi amigo lustra junto a un torete, que según me explicó, había ganado junto con sus compañeros de colegio en un campeonato de fútbol en El Alto. Después de esa ocasión no volvimos a vernos, seguramente también debido a que cambié de oficina.

Presento el relato de este caso con el ánimo de mostrar posibles nuevas vías y caminos para apoyar a nuestros jóvenes en Bolivia, que en no pocos casos logran concluir sus estudios con grandes sacrificios, con una gran convicción que lo lograrán, y no escatiman esfuerzos para alcanzar su cometido. Con ayudas puntuales, sin la pretensión de cambiarles abruptamente su propio tren de vida, pienso que se puede dar un apoyo que puede ser muy útil y requerido en el momento oportuno.

En Bolivia nos falta un sistema que garantice a cada joven oportunidades para continuar con su vida y sus actividades una vez concluido el colegio. A qué dedicarse, qué profesión estudiar, qué oficio prender, dónde, a qué costos, cómo financiarse, son algunas de las preguntas que atormentan a los jóvenes, algunos de los cuales terminan enredándose en pandillas, con drogas o convirtiéndose en una carga para sus familias y la sociedad. Existen modelos y sistemas que permiten encarar y resolver todos estos asuntos, a condición de ponerle el empeño y dedicarse a construirlos y desarrollarlos en nuestro propio medio. 

Me refiero por ejemplo al sistema dual alemán, una combinación de estudio y trabajo, un gran pacto social entre gobierno, municipios, empresarios, jóvenes y muchas otras instancias que contribuyen a garantizar un puesto de estudio-trabajo a cada joven, perspectivas ciertas de empleo a los que se destaquen, en suma, todo un sistema de construcción de ciudadanía y responsabilidad compartida en pro del futuro de nuestros jóvenes.

El mejor futuro del joven es aquel que se construye cada día y no se deja absolutamente nada para mañana. Esa debería ser la idea fuerza de todos y cada uno de los actores que deben involucrarse en esta gran empresa orientada a forjar las bases y condiciones de ese futuro amable, digno, cierto y confiable que requieren nuestros jóvenes, pues ahí con ellos empieza y continua nuestra patria.