05 enero 2009

Defensa de la libertad de prensa: patrimonio de los medios de difusión?


Bien amigos, heme aquí de vuelta, esta vez para empezar a poner algunos acentos sobre las íes.

Me espanta la facilidad con que una parte considerable de la gente que trabaja en medios de difusión se desentiende de su propia corresponsabilidad con el fondo y la forma de administrar la libertad de prensa en Bolivia. Es como si supusieran que hagan lo que hagan, ellos siempre salen por los fueros de la defensa de la libertad de prensa y que el gobierno, principalmente, hace exactamente lo contrario. ¿De donde pueden sacarse semejante idea? Me imagino que del supuesto que la prensa, los medios de difusión, por "default" defienden la libertad de prensa.

Pero bien pueden mencionarse muchos casos y situaciones tipo que apuntan a lo contrario de lo que pretenden. Muchas veces la "línea editorial" de los medios de difusión no es otra cosa que imponer unas restricciones a las opiniones que discrepan con estas líneas que más se asemejan a formas de censurar la libertad de expresión y opinión. Los encargados de vigilar el estricto cumplimiento de la "línea editorial", que nos recuerdan a los inquisidores de todos los tiempos, representan una forma de cercenar la libertad de expresión incluso de los mismos comunicadores del medio de prensa, que entregan su cuota de notas del día, pero sólo se publican aquellas que van a tono con la "línea" del medio. También la aversión a publicar sobre determinadas temáticas, porque para los intereses de los propietarios de los medios es preferible que dichas temáticas sean invisibilizadas o desaparecidas del interés del público, se constituye en otra forma de trabajar en medios de difusión y no necesariamente en favor de la libertad de expresión. En fin, seguramente usted amigo lector podrá mencionar alguna que otra forma de hacer ambas cosas a la vez y de mostrar que la libertad de prensa no es patrimonio de los medios de difusión ni de quienes trabajan en ellos. Al menos no por definición.

Un segundo aspecto que me importa mucho destacar es que, más allá de un interés específico por tratar de mezclar ambos aspectos sin razonar sobre ellos, existe una comprensión cuando menos confusa, si no manifiestamente errada acerca de lo que debemos entender por libertad de prensa. La idea que criticar y denunciar es libertad de prensa, sin duda que cubre un espectro importante de temáticas y asuntos que son de interés e incumbencia ciudadana. No obstante, en el mundo actual, en constante ebullición, donde la velocidad del cambio es cada vez mayor, y muchos los rezagados, los que se quedan a medio camino, lo que el ciudadano requiere es información para conocer y seguirle la pista a las cosas, argumentos y razones para comprender y clarificación de marcos y contextos para aceptar. Ahí los medios parecen por lo común y general ajenos a todas estas inquietudes, simplemente distantes del interés y necesidad colectiva.

Un tercer aspecto que aún es indispensable señalar se refiere a la idea comúnmente aceptada que la gestión pública es asunto del gobierno y que los medios de difusión no tendrían nada que ver con ello, excepto informar lo básico de las políticas públicas y luego dedicarse a buscar sus vacíos e insuficiencias. Aquí también se puede percibir un gran vacío en la comprensión de lo que debe entenderse por libertad de prensa, de lo que es el ejercicio de la libertad de prensa. La prensa tiene con el gobierno y el conjunto de la sociedad la común empresa de hacer accesible la gestión pública a los ciudadanos, unos formulando políticas públicas coherentes, los otros informando idóneamente sobre ellas y los otros haciendo también el esfuerzo por informarse, pues sin información, comprensión y aceptación de las políticas públicas es poco lo que un gobierno puede hacer, ya que sin el concurso, peor con la oposición de la ciudadanía, no es posible impulsar una buena gestión pública, aún cuando se cuente con excelentes propuestas. La gestión pública es una tarea conjunta y compartida que debe ser asumida por todas las fuerzas vivas de una sociedad para poder implementarse exitosamente.

Bien, hasta aquí llego. Creo en mi fuero más íntimo que la libertad de prensa es un gran legado de la cultura y la civilización humanas, que nos ha ayudado a reemplazar garrotes por plumas, confrontaciones por formas dialogadas de convivencia y a dejar constancia plausible del empeño de la especie humana por humanizarse. Por ello, la libertad de prensa debe ser defendida por encima de todo, pues debe poder ser siempre y en todo momento la voz del pueblo que en materia humana es la voz de Dios. De otro modo, el pueblo terminará hablando por boca ajena y no tendrá otro remedio que tragarse esas palabras. Por todo ello y por mucho más, debemos cuidar y preservar su rol y su función, poniéndola siempre al servicio de la sociedad, en cada momento de su azarosa vida.

Desde La Paz, Bolivia, les envío mis cordiales saludos.

Carlos Rodrigo Zapata