Una respuesta a las reflexiones de la historiadora Loreto Correa
Carlos Rodrigo Zapata C. (*)
El primer desafío que debe resolver toda persona que desea encarar cualquier tarea es comprender el problema que pretende resolver y entender el escenario al que se enfrenta. Sin solucionar razonablemente estos dos elementos centrales de toda problemática, no son buenas las chances de salir airoso en su cometido.
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Luis Fernando Camacho, Gobernador del Departamento de Santa Cruz, Bolivia
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Dicho esto, es indispensable caracterizar el problema tan precisamente como sea posible, de modo tal que interlocutores y eventuales interesados tengan claro, de qué se habla. Del mismo modo, es crucial describir y caracterizar el escenario o contexto en que se halla inserto el problema, el otro ingrediente fundamental de toda problemática.
El problema actual en Santa Cruz tiene que ver tanto con la idea dominante en la sociedad cruceña, ya incubada en el siglo XIX, de gobernarse por sí misma, como con la idea que el territorio cruceño es pletórico de riquezas aprovechables, incluso por el pueblo pobre, con escasas oportunidades de vida.
Seguro que podríamos darle vueltas y revueltas a esta misma caracterización y resaltar otros aspectos, pero estos rasgos son portadores de la mayor parte del peso que caracteriza la problemática actual.
Partiendo de estos rasgos clave, veamos cómo esos elementos convierten al oriente boliviano, en particular al solar cruceño, en centro de diversas clases de apetitos encontrados, de discrepancias y de muy probables confrontaciones.
‘Gobernarse por sí misma’ significa lograr niveles de autonomía o de autogobierno que van mucho más allá de los que hasta el presente ha sido posible alcanzar, sea porque quedaron confinados a la letra muerta del papel o porque en los hechos nunca llegaron a precisarse tan ampliamente como se pretendía.
Eso ha significado chocar de frente no sólo con la misma legislación existente, sino con la institucionalidad, las prácticas y las mentalidades predominantes en un país históricamente apartado del mundanal ruido, demasiado incrustado en su propio pasado.
El otro rasgo, el de las riquezas pletóricas, tiene dos elementos que es preciso identificar. El uno se refiere al hecho mismo de la abundancia de riquezas, tanto naturales renovables como las no renovables, pero especialmente las primeras, por sus tierras, bosques y praderas. El otro se refiere a que se trata de riquezas que pueden ser aprovechadas o explotadas por el común de la gente, sin necesariamente tener grandes medios o factores de producción complementarios para hacerlo, como capital, tecnología, know how, etc.
Este tipo de riqueza se diferencia inmensamente de esos otros tipos de riquezas que también abundan en el país, pero que no pueden ser explotadas por el común de la gente porque se requiere mucha tecnología, grandes capitales, infraestructuras especializadas, etc. Basta pensar en el litio del Salar de Uyuni, el hierro del Mutún o todas las ingentes riquezas mineras e hidrocarburíferas existentes, todas ellas posibles de explotar sólo con un uso intensivo de capital y diversos otros factores, pero a la vez escasamente generadoras de oportunidades de empleo.
En cambio, los recursos renovables del Oriente, en especial sus tierras, permiten “democratizar” el aprovechamiento de los recursos naturales. Esa es al menos la idea que tiene mucha gente, sin percatarse de las limitaciones que tienen los suelos orientales, de los que se cree que, porque en ellos crecen bosques y vegetación frondosa, éstos serían extremadamente fértiles, lo que es una falacia, porque las tierras cruceñas, más allá de la zona integrada, tienen muy limitadas aptitudes agrícolas. De otro modo, la producción de los principales monocultivos (soya, caña, maíz) ya hubiera alcanzado y superado hace décadas los 3 millones de hectáreas.
Estos dos ingredientes de la problemática son portadores de una carga explosiva que pueden ocasionar altos grados de conflictividad, pues muestran las miradas distintas que se entrecruzan en la región cruceña.
Veamos ahora el contexto predominante, ya que el mismo puede acentuar o reducir la conflictividad latente, acelerar su explosión o incluso hacerla superflua. Esa es la magia del contexto.
Al presente el contexto está dominado por las presiones que ejercen el masismo y el régimen actual sobre el espacio cruceño. Esas presiones apuntan a controlar el gobierno de la región y controlar las tierras orientales. De todo ello no hay ni puede caber duda alguna. La expansión de la frontera "agrícola", los incendios de bosques y praderas y el avasallamiento de propiedades agropecuarias en producción, amén del creciente traslado de comunidades enteras, de la ocupación de áreas protegidas y de la protección por parte de la “justicia” a quienes perpetran diversos actos reñidos con las leyes, dan fe de ello.
Controlar el gobierno de la región significa controlar las organizaciones que la gobiernan. Gobernación, gobiernos municipales, organizaciones sectoriales, tanto empresariales como sociales, son las más significativas. Todas estas instancias son al presente objeto de grandes disputas. Los motivos van desde el afán del masismo por controlar estas organizaciones, hasta los intereses por lograr diversas prebendas y concesiones a través de ellas (tierras, contratos, licencias, etc.). El hecho observable en todos los frentes es que el masismo avanza a paso firme y las organizaciones cruceñistas van siendo paulatinamente superadas. De no tener pisada en Santa Cruz a lograr controlar la mayor parte de los municipios y las organizaciones sociales, y quedar segundos en las elecciones departamentales, el MAS ya ha dado grandes saltos. Y eso no es todo. También ha logrado acuerdos con organizaciones empresariales interesadas en diversas gangas y facilidades, como ampliar la frontera “agrícola”, mantener las subvenciones a los combustibles, postergar el control de la FES, introducir nuevos transgénicos u OGMs y otros.
Todos estos aspectos son conocidos por todos, aquí no hay secretos ni misterios insondables. La pregunta del millón es, ¿a qué podría deberse que no sean tomados en cuenta? ¿Son inocentes los cruceños, por qué no se estarían percatando de lo que está ocurriendo en su territorio?
Aquí creo que la respuesta es muy distinta a la que nos brinda Loreto Correa, cuyo punto de vista se adjunta al final de estas reflexiones.
Mi punto es que es preciso diferenciar entre lo que piensa o cree el común de los cruceños y lo que está haciendo una pequeña célula dirigencial. Tengo la impresión que los cruceños tienen claro lo que quieren, pero no cómo conseguirlo y tampoco consiguen sopesar suficientemente las conveniencias o inconveniencias de diversos desarrollos para sus propios fines. En cambio, esa pequeña célula comprende muy bien lo que está en juego, pero no revela los medios que está utilizando para la consecución de sus objetivos.
En breve: lo que puede apreciarse es que dicha célula, que forma parte de las organizaciones de gobierno regional, aún controladas por el cruceñismo, apunta a generar un ambiente propicio para acelerar la consecución de ese autogobierno añorado desde antaño.
Veamos algunos hechos recientes.
- Candidatura presidencial de Camacho. En circunstancias en que se caía de maduro que la única opción para enfrentar al masismo era una gran unidad de la oposición, Camacho decidió apartarse y lanzar su propia candidatura, situación que le dio al masismo mucho más espacio para su propio triunfo. Ese paso fue completamente insensato desde la perspectiva de una Bolivia unida.
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Luis F Camacho y Marco Pumari, candidatos a la presidencia y vicepresidencia el 2020
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- Censo. Paro de los 36 días. La cruceñidad formuló demandas regionales (recursos y escaños) y exigió apoyo nacional, cuando se sabía que muchos departamentos se verían afectados por dichas demandas. Sólo por la insistencia de las redes sociales los dirigentes del Comité Interinstitucional de Santa Cruz mencionaron el tema del Padrón electoral, cuando a todas luces este tema, junto con el censo y la reforma del régimen electoral, son los aspectos capitales para defender la unidad de Bolivia. Una Bolivia sin justicia y sin democracia, ese sí ya es un Estado fallido de cabo a rabo. ¿Eso es lo que no logra comprender esa dirigencia cruceña o eso es lo que también busca?
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Comité Interinstitucional de Santa Cruz, coordinó el paro indefinido en demanda del Censo de Población
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- No presentarse a declarar. El ultimo toque a estas batallas fue no presentarse a declarar. Bolivia no ha debatido suficientemente y, más que todo, no ha resuelto el cuento del "golpe del Estado". A nombre de dicho "golpe" se ha acusado a gente, se la ha procesado y sentenciado, sin que hasta el presente hayamos puesto los puntos sobre las íes. Se llega al extremo que hay gente relacionada con el ejercicio gubernamental de la ex presidente Añez, en particular en el Legislativo dominado por el masismo, que no ha sido objeto de imputación alguna. Así como el masismo se inventa delitos, también se inventa pruebas o las pone en el contexto que se le antoja para justificar su punto de vista, cuando se aprecia que su único afán es encubrir sus propias fechorías (reiteradas violaciones a la Constitución, fraude electoral, etc.). En este contexto, da la impresión que Camacho estaba dispuesto a desafiar el poder masista, a fin de multiplicar las razones y justificaciones que muevan al pueblo cruceño a hacer realidad cuanto antes su sueño de antaño: gobernarse a sí mismo.
En conclusión, podemos decir que existe una célula dirigencial muy consciente de sus actos que busca profundizar las contradicciones existentes y acelerar procesos que en otras circunstancias durarían mucho más o, quién sabe, se pospondrían para las calendas griegas.
Por lo que decía algún comentarista político, el Comité Cívico de Santa Cruz ya no se atreve a convocar a Cabildos porque ya no podrá hacer prevalecer sus puntos de vista, y eso es precisamente lo que no quiere que ocurra. Pero también se percibe esto: hay cruceños que quieren gobernarse a sí mismos sin que ello signifique pensar en un quiebre con Bolivia.
En este marco, es oportuno finalmente preguntarse, ¿qué contexto podría cambiar la dinámica desbocada actual que apunta a la demolición de Bolivia? Uno en el que Santa Cruz, y el país todo, por cierto, cuente con una capa dirigente que sea capaz de tomar en cuenta a todo el país, pensar en el corto, mediano y largo plazo, y sepa respaldar ese pensamiento con políticas y proyectos de gran trascendencia. Hoy, Bolivia no cuenta con dicha capa, está extraviada, huérfana de un norte grande, no tiene ninguna visión de desarrollo factible y deseable, menos de construcción de una nación.
Sólo ocupándonos de construir esa capa, como misión y tarea nacional, que vendría a ser como el gran punto de encuentro entre nuestro presente pesado y dudoso, y un futuro promisorio, inclusivo y sostenible, es imaginable girar el curso de la historia que, hoy por hoy, se desliza hacia un quiebre nacional y una confrontación de grandes proporciones. Es hora de pisar el freno de todas esas tendencias suicidas y, al mismo tiempo, el acelerador para construir esa capa dirigente, que deberá guiar al país rumbo a su añorada felicidad.
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(*) Economista, experto en planificación territorial. Coautor de varios PLUS departamentales, catedrático de Desarrollo del Capitalismo, analista político y económico.
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Bolivia ha caído
Loreto Correa Vera
2 de enero de 2023
Suelo escribir desde las convicciones del conocimiento. Suelo hacerlo, pensando
en que lo que diga no es personal. Sin embargo, esta columna la escribo no como
historiadora nacida en Chile, sino como historiadora formada en Bolivia.
Escribo porque viví en Bolivia, y porque tengo una hija cruceña. Escribo desde
la convicción de saber que, para volver a pisar tierra camba, pasará tiempo. Sé
que no soy la única que piensa así. Tengo a muchos de mis exalumnos en el
exilio. Forzado o no, muchos están fuera de Bolivia a causa del deterioro de la
convivencia social en el país y porque las oportunidades que tenía Bolivia a
principios de los 2000, ya no existen.
Amigos del alma están en
distintos países, viendo este infierno. Familias enteras fracturadas.
Permítanme desde esta tribuna y con todo el respeto que se merecen decirles lo
que se ve claro como el agua.
El socialismo del siglo XXI sigue
recetas distintas al socialismo del siglo XX. Su anclaje no es el clásico.
Donde sea que aplique la receta, empieza más o menos por lo mismo. La
instalación de una Constitución llena de derechos para la galería, pero que no
se respetan. La utilización de los pueblos indígenas invocando injusticias
ancestrales, la creación de una mayoría parlamentaria a prueba de todos los entuertos
y ligues posibles, gente con escasa educación cívica y manipulable. Siguen, la
penetración del poder político del partido revolucionario en las más altas
esferas del Estado. Eso lo primero.
A continuación, viene una segunda
fase. Procede la desinstitucionalización de los mecanismos de control
electoral, la tuición de los medios de comunicación estatales, la instalación
de vocerías de gobierno a prueba de balas argumentativas y la creación de
liderazgos absolutamente incondicionales al poder político. Uso de los jóvenes
que, con un claro e idealista interés en la política, se sumergen en la
ideología del cambio, como si fueran absorbidos por un mantra. Allí están gente
más formada, incluso con postgrado en países de la órbita socialista, convencidos
que todo lo pueden en la convicción de que el modelo económico y el derecho
internacional están o han de estar al servicio de los pobres. Pobres, que en
realidad no se trata de gente sin recursos, sino gente sin poder.
Así, se suman al poder político,
que conciben como una vía para obtener lo que, por la vía de los méritos, no
obtendrían ni en esta vida o en la otra. Hombres y mujeres que salen de la nada
y que, andando en la militancia, consiguen riquezas y poder gracias a su
participación en la política. Gente que se arregla para vivir de los demás,
verdaderas sanguijuelas.
En una primera línea y hablaré
desde lo que he visto, dirigentes vociferantes, en la segunda, líderes
construidos desde la ideología, gente descartable, reciclable y corrupta, no porque
piensen distinto a uno, sino porque cobran dinero por estar donde están. En el
tiempo, años, se desgastan unos y continúan los otros.
En los países que adoptan este
socialismo del siglo XXI, se forman cúpulas de gestión que crean formas de
comportamiento, formas de silenciación, de cancelación y de alejamiento de la
crítica. Escuelas de pensamiento, logias de intelectuales, feministas
recalcitrantes, indigenistas radicales, adivinen guiados por quién…
Personajes que no debaten,
imponen y crean realidad. Si no eres progresista eres neoliberal, si no eres
feminista o indigenista estás con los ricos, con la cultura patriarcal, con los
opresores de las mujeres. Esquemas donde se honra la fragmentación, la ruptura,
la cancelación. Nada de bueno obedece a los logros del siglo XX y la gente
mayor. Fuera con ellos.
Los primeros años del MAS han
sido esto. Pero no es todo. La violencia que supone, pero se normaliza, se
acompaña de descalificación, ruptura de las élites, desprestigio permanente de
cualquier cosa que no sea el control del Estado y en Bolivia, además, de
terrorismo de Estado. Entonces la gente “bien” comienza a marcharse. Se van los
capitales, las grandes riquezas huyen y llegan los chinos. Los chinos que se lo
llevan todo y negocian con ese socialismo radicalizado. En lo internacional, el
establishment se deja acompañar de determinados amigos y un odio parido a los
Estados Unidos; fuente de todos los males y destino de todos los dardos. Sin
embargo, el ingrediente que lo sepulta todo es la penetración de “esos amigos”
en las fuerzas armadas. ¿Se olvidaron de la salida de miles de cubanos y
venezolanos cuando huyó Morales?
Este largo preámbulo, sin
cuestiones nuevas asumo, es para contarles lo que viene, porque tal parece que
Bolivia no se percata en lo que está metida y está en una lucha callejera que
no llevará a nada.
Hace unas semanas, nos espantamos
todos de lo ocurrido con el presidente Castillo en Perú. Nos espantamos porque
su declaración era de otra época, de otro mundo. Era un golpe de Estado. Uno en
el que se pensaba que todo era blanco y negro y que las instituciones del
Estado estaban al servicio de un presidente de un populismo exacerbado. Causas
en su contra, parentela inmiscuida en líos de dinero, confesiones ministeriales
de soborno salieron a la luz y definieron que el Congreso asumiera su papel.
Pues bien, el Perú este 2022 ha
demostrado que la crisis de la clase política, así como la corrupción tiene
límites. Bien por el Perú, y esperemos que la actual presidenta interina logre
sofocar a las masas que pugnan por el establecimiento de un socialismo del
siglo XXI que claramente ha sucumbido en un Perú que solo pretende no perder
sus logros. ¿Bolivia intentó hacer algo así el 2019? No. Todos se hicieron humo
hasta llegar a Jeanine Añez. Aquí vemos la primera diferencia, quizás algo
tempranamente dirán algunos. En Bolivia, el poder legislativo no funciona desde
entonces, pero la acusación de una Lidia Patty tiene gente presa.
Notable. Otra prueba más de la
ausencia de Estado de Derecho.
Pero cuando ya acaba el año, el socialismo del siglo XXI, cual viruela del
siglo XIV, ha atravesado en una segunda ronda Los Andes. Incubado por años, hoy
todos los cuerpos del Estado están enfermos de odio en el “Estado
Plurinacional”. Pletóricos de palabrería barata, de mecanismos de control de
los actores políticos, hoy no hay separación de poderes del Estado, hay la
palabra del masismo y punto. Si viene desde Cochabamba o de La Paz, da lo
mismo. Forma parte del show.
Así, daba igual lo que dijera el
abogado de Camacho en la audiencia, como da lo mismo lo que se haga desde Santa
Cruz. Bolivia ha dejado de existir.
Es un territorio donde no se
escucha a la ONU, donde no impera el derecho internacional, donde el sistema
internacional no opera – al igual que en Venezuela, Nicaragua o Cuba-; donde
tampoco se respetan los derechos de las personas o se escuchan otras voces,
como la voz de la Unión Europea, quienes, con la mejor intención, intentan
poner un alto al patio.
Entonces, ¿por qué espantarse por
el arresto de Luis Fernando Camacho? Pues porque los cruceños fueron inocentes.
Pensaron livianamente que el Estado masista no se atrevería a ingresar a Santa
Cruz de la Sierra.
Craso error. El MAS ha seguido la
receta. Faltan los demás actores, pero hay tiempo. Calma, irán a por todos. Inocentes
los cruceños, pensaron en que no se podría hacer nada más en Santa Cruz. Craso
error, porque ya están qué rato en todas partes. En los cargos, en la fiscalía,
en el poder judicial, en los servicios públicos, en la policía, en las fuerzas
armadas. El MAS ha puesto a Santa Cruz a todos a bailar al ritmo del socialismo
del siglo XXI.
Han paralizado el modelo cruceño,
han atacado al núcleo de su fuerza. ¿Qué parte no se entiende que están en el
medio de una revolución y que no han generado partido político nacional y
herramientas que tengan la fuerza para oponerse a una maquinaria como la del
MAS?
Llevan años pensando en que no
los iban a tocar. Pues bien, ya los redujeron. ¿Ahora vendrá la aplicación del
artículo 137 de la CPE sobre los Estados de Excepción? Quizás. Si lo aplican,
se delatan ante la Asamblea. Quizás no lo declaren. ¿Pero a quiénes van a
juzgar con pasamontañas? ¿Quién va a delatar al comando que arrestó al
gobernador de Santa Cruz? ¿Qué juez va a hacer justicia? ¿Dónde?
Pero, qué más da. En Bolivia ha
cesado el Estado de Derecho. Hoy todos los dirigentes cruceños están bajo
amenaza y en Santa Cruz, no hay embajadas donde asilarse. Mañana llegará un
comando y raptará a los cívicos, a cualquiera, de a uno en uno.
¿Lo pensaron? Claro que no lo
pensaron, como tampoco lo previó Luis Fernando Camacho, quien creyó que no se
atreverían con él. En Santa Cruz siguen creyendo que van a salir por las buenas
de todo esto, de forma pacífica, con millones en las calles y con la Cruz en
sus manos. Soy creyente. Profundamente, pero eso no ocurrirá. Ya no ocurrió.
Por favor despierten. El federalismo, que devuelvan a Camacho ya no llegará. La
lucha autonomista forma parte de un pasado que no volverá.
El gobierno del MAS aguardará un
par de semanas y seguirá con la purga. Sí, purga. Aprovecharán carnavales y
seguirán. Será eso, a menos que el país entienda que lo que está en juego son
mucho más que los juicios de Camacho y la brutalidad infringida a Jeanine Añez.
Si los bolivianos no se unen ahora con una mirada nacional y no instrumental,
el MAS arrasará con todo. La Comunidad Internacional no tiene margen.
Están avisados.
Loreto Correa es historiadora