03 septiembre 2018

EL PUEBLO PERMITE QUE “PASE LO QUE OCURRE"


Carlos Rodrigo Zapata C.

En un ensayo intitulado “Pretensión de legitimación y poder, la ecuación imposible. Psicología del comportamiento crápula”, Raúl Prada nos presenta una tipología interesante de perfiles de actores políticos  (llamados romántico, predestinado y oportunista), así como diversas formas de interrelación entre ellos, todo ello indispensable para lograr resolver la ecuación que plantea entre legitimación y poder. 



Dicho en breve, sin dichos actores que ponen de manifiesto un comportamiento “crápula”, no sería posible resolver la ecuación mencionada. Señala que el “comportamiento crápula” justifica “las más deleznables prácticas políticas, los más perversos usos del monopolio de la violencia institucionalizada, los más recalcitrantes conservadurismos; lo peor, la recurrencia a las más descaradas transferencias de los recursos naturales al centro cambiante del sistema-mundo capitalista”

Debe entenderse que para que dichos actores puedan explayarse y valerse de sus distintas inclinaciones, es esencial que el pueblo, “la clave del ejercicio del poder”, se halle dispuesto a tolerarlos o incluso a alentarlos.

En la forma de analizar la interrelación entre pueblo y estos perfiles políticos de agentes gubernamentales, considero que hay algunas dificultades que es oportuno destacar. Cito: el pueblo “no son los que aparecen encumbrados y privilegiados por el ejercicio del poder, no son los que monopolizan, de una u otra manera los votos, tampoco los que disponen de las fuerzas congregadas del Estado, sino los que permiten que pase lo que ocurre”.

Al atribuirle al pueblo el papel de "permitir que pase lo que ocurre" y sostener que "cuando se rebela el pueblo, en un santiamén derriba los castillos de naipes del poder", se está trasladando al pueblo una tarea que no se sabe si estará dispuesto a asumirla.

Sin explicar cómo así se le atribuye al pueblo sin más una determinada tarea, el análisis queda a medio camino. ¿Cómo se sale de este intríngulis? A mi juicio, incorporando la dimensión estructural que no es otra que la sistemática acumulación de capas históricas que configuran marcos de acción, muchas veces extremadamente deterministas que restringen nuestra libertad de acción (los famosos obstáculos estructurales), y en ocasiones generan oportunidades para poder desplegar diversas iniciativas y emprendimientos. Pienso en las ondas de larga y media duración de Braudel o en el materialismo histórico o en la heterogeneidad estructural como para destacar que esa variable siempre juega un papel crucial en la definición de marcos de acción.




A partir de ello, podríamos llegar a conclusiones muy distintas y sin duda muy problemáticas, dependiendo de la comprensión e interpretación que tengamos de las estructuras reinantes. Entiendo que el pueblo facilitará que los perfiles señalados puedan surgir e instalarse muy orondos en el ejercicio del poder porque estarían representando y canalizando lo que el pueblo espera, por lo menos una buena parte de él. Dicho en breve: el pueblo apoyará esos comportamientos extremos porque de algunas maneras está recibiendo apoyo, se le está facilitando su diaria subsistencia y, en otros casos, inclusive se está permitiendo una acumulación en gran escala (como se puede apreciar en el caso de la ropa usada entre mayoristas y detallistas o la inserción variable en la cadena de valor del narcotráfico, etc.). Ergo, el pueblo nos decepcionará siempre que no consideremos de manera muy clara y explícita las coordenadas en las que está obligado a moverse.

Por lo señalado, los perfiles propuestos deben a su vez hallarse claramente anclados en esa dimensión estructural. En el caso de Bolivia y en medida variable en todos los países dependientes, no existe una clase capitalista capaz de crear suficientes empleos, razón por la que históricamente cada sector social ha tenido que ver cómo se las arregla para subsistir. Ello ha dado lugar a una profunda heterogeneidad estructural y a la coexistencia de los más distintos sectores productivos y de servicios. Y este es justamente el caldo de cultivo que usan los agentes gubernamentales para explotar a su antojo las debilidades esructurales, la incapacidad congénita de la sociedad de generar empleos dignos, sin recurrir a formas lesivas y denigrantes de ganarse el sustento. En este contexto, se podría decir que los mejores vasos comunicantes que pueden encontrar entre los agentes gubernamentales y el pueblo es justamente esa heterogeneidad estructural que los hace mutuamente indispensables, así sea para desgracia nacional.

Es decir, sin considerar los marcos más precisos de la estructura económica productiva, su magnitud (más del 70% del empleo es generado en el sector informal) y profundidad, resulta muy difícil asignar papeles que requieren y exigen otros marcos de actuación. El pueblo está aprovechando la oportunidad que se le ha presentado, aunque ello está conduciendo a acentuar las estructuras económicas "productivas" inviables e insostenibles (como ser, informalidad, contrabando, piratería, participación en la narco economía, etc.) porque esa es la oportunidad que han encontrado o que hasta aquí las estructuras y las élites les han ofrecido. Pensar que el pueblo estará dispuesto a impedir que "pase lo que ocurre", dependerá también de plantear una visión, una estrategia y un programa que les permita mayor certidumbre que la infame certidumbre que ahora tienen.

Aterrizando en la Bolivia de Morales, en este gobierno se conjugan perfectamente ambos extremos: dar facilidades inéditas para reproducir esos diversos sectores productivos urgidos de crear sus propios empleos (vía un “comportamiento de crápula”, recurriendo al extractivismo, el rentismo, etc.), situación que a su vez hace imposible la instalación de estructuras viables y sostenibles (por ejemplo, vía diversificación de la matriz productiva). Esa mezcla, corporizada en el gobernante, de dar facilidades para reproducir más de lo mism y al mismo tiempo profundizar los obstáculos estructurales, no la habíamos tenido antes, en particular por la forma descarada con que se administra el Estado, donde cada sector social tiene su parcela (su mini estado) con la que puede hacer lo que desee (basta pensar en todas las dádivas que los diversos sectores sociales reciben del gobierno). Pero esto ya es tema que requiere mayor desarrollo y fundamentación.

En síntesis, mientras no consideremos la dimensión estructural, será muy difícil comprender las razones del comportamiento del pueblo, especialmente de sus estamentos más vulnerables y dependientes de auxilio estatal.