Los
conflictos en Irak han puesto al borde de un caos generalizado a toda la
región del Medio Oriente. A la nueva embestida de ISIS -que ahora se
autodenomina Califato Islámico- se van sumando varias fuerzas y presiones
de toda índole, desde las proclamas de independencia del Kurdistán iraquí,
hasta la movilización de tropas en Jordania y Arabia Saudita, sin dejar de mencionar
los atentado y amenazas contra el Líbano.
El
artículo que se presenta a continuación, en español y alemán, ha sido tomado de
la revista Die Zeit, que nos brinda una explicación sucinta de las causas que
han conducido a este gran desastre humano. Los graves yerros en la conducción
de la política exterior norteamericana habrían debilitado la crucial función de
Irak como zona de amortiguamiento
entre el Oriente Medio y el Asia Occidental. Ello estaría ocasionando que los equilibrios frágiles existentes en la región
sean profundamente alterados, al punto de dar lugar a la emergencia de
movimientos de ocupación de gran envergadura y dotados de muchos recursos. Lo
más grave y preocupante es que se trata de movimientos extremadamente
violentos, cuya principal respuesta es la liquidación de sus adversarios.
Siembra
vientos y cosecharás tormentas, dice el refrán, tormentas que ahora el mundo
empieza a desentrañar y a comprender en su inmensa peligrosidad, pues vienen a
atizar un mundo ya convulso, repleto de conflictos, odios y revanchismos. Si
este era el presente griego que EE.UU. quería entregarle al mundo, pues lo ha
logrado, ya que cada vez más seres humanos se ven obligados a huir de sus hogares y más países se
ven envueltos en guerras intestinas.
¿Qué
respuesta está dando la comunidad internacional de Naciones, qué respuestas
tienen todos esos poderes que pugnan por ocupar más y más espacios de poder, pero a
la hora de las horas no atinan más que a atizar el fuego?
La irresponsabilidad y el cinismo son los signos
de nuestros tiempos
Carlos Rodrigo Zapata C.
CLARABOYA
@delamadridtoday
Impresionante programa. No es el fin de la civilización en Iraq? https://t.co/jSewSyzF4f Qué
ocurrirá a continuación?
— CarlosRodrigo Zapata
(@CharlsZapata) junio
16, 2014
@delamadridtoday
Con mucho gusto Roberto. Me impresionó mucho el reportaje sobre esta
nueva toma salvaje de Iraq. Qué dice el mundo?
Saludos
— CarlosRodrigo Zapata (@CharlsZapata) junio
16, 2014
DIE ZEIT
Conflicto con ISIS
Los EE.UU. han provocado la nueva crisis de Irak
El vacío de poder en Irak es llenado por fuerzas radicales porque los EE.UU. con su campaña contra Irak han destruido el equilibrio regional. Y los guerreristas de entonces no muestran ningún remordimiento.
Stephan Richter, Washington
es jefe de redacción deThe Globalist con sede en Washington
@theglobalist
27 de junio 2014
Voluntarios chiítas que
apoyan al ejército iraquí en la lucha
contra Isis, en un desfile
militar en Canaán, Iraq | ©
Stringer / Reuters |
Hace unas semanas, casi nadie conocía el grupo terrorista islamista radical ISIS, que ahora está en boca de todos: sus éxitos militares tienen a Irak al borde de una guerra de creencias entre sunitas y chiítas, y por tanto, en grave peligro de existencia.
Frenéticamente buscan los
EE.UU. una solución
una vez más. Como una nueva maravillosa arma, en principio ya no excluyen incluso una alianza
con Irán. No obstante, sobre todo
la política errónea
de los estadounidenses ha desestabilizado toda la región.
La invasión de Irak ha dejado una sociedad destrozada, incluyendo un vacío de poder que ahora, luego de la
retirada de las tropas de los EE.UU. - nada sorprendente – es llenada por fuerzas radicales. Como primer
ministro con la gracia (norte)americana, Nuri al-Maliki ha hecho
todo para agravar las profundas divisiones entre los diferentes
grupos religiosos. El "Iranisación" de Irak, que él ha impulsado, es un regalo de EE.UU. A la larga, esto puede ser entendido como lo que realmente es: tal
vez el mayor autogol de la historia actual.
No se puede pasar por alto a ISIS, incluso si el grupo representa
la punta de lanza contra la Iranisación de Irak.
Washington simplifica demasiado al
declararla como nuevo Belcebú. Los mismos americanos han hecho implícitamente posible su ascenso: que
Isis también sea apoyado por los
saudíes, muestra la estupidez
completa de la estrategia estadounidense
para la región.
La nueva crisis era predecible. Sin embargo, los EE.UU. responden una vez más reactivamente: con un activismo que linda en el pánico y con una amplia gama de atribuciones de culpa que quieren distraer la atención de su propio fracaso. Esta es una tradición fatal – e indigna un supuesto poder supremo.
La nueva crisis era predecible. Sin embargo, los EE.UU. responden una vez más reactivamente: con un activismo que linda en el pánico y con una amplia gama de atribuciones de culpa que quieren distraer la atención de su propio fracaso. Esta es una tradición fatal – e indigna un supuesto poder supremo.
Los republicanos estadounidenses pueden voltearse y contornearse como quieran y disfrutar de su deporte favorito, el
poner al descubierto a Barack Obama
como el chico tonto. El tiene todo excepto las manos limpias. Pero a los libros de historia pasarán los
republicanos y la administración Bush II como los
destructores del equilibrio regional siempre frágil de miles de años en el Golfo Pérsico. Irak siempre ha cumplido
allí una función importante de amortiguación.
Despreocupadamente los republicanos ya echan nuevamente aceite a este fuego. Delante de todos marcha como siempre el marcial
senador estadounidense John McCain,
ex candidato presidencial de su partido.
El veterano de Vietnam y ex prisionero de guerra es conocido por jugar con fuego, donde
tan solo le sea posible. Que él pueda
hacer esto sin ser castigado por
el público o
los medios de EE.UU. por sus pecados del pasado, prueba cuán dañados están el
proceso democrático y el pensamiento
responsable en los Estados Unidos de hoy.
Por todo ello tendría que haberle sido claro a cada estratega medianamente
entendido en historia en qué polvorín
se convertiría el Irak después de la caída
de Saddam Hussein. El Asia occidental está
dominado desde hace siglos por el
conflicto eternamente ardiente entre
chiítas y sunitas, que se descarga en sangrientos combates en cada oportunidad.
En este entorno altamente explosivo,
el Irak siempre ha servido como un amortiguador para las ambiciones expansionistas provenientes
de ambas direcciones.
Mucho antes del
Islam, incluso en la época
romana, la antigua Mesopotamia
marcaba la línea divisoria entre el Este
y el Oeste. Los halcones de la administración Bush han convertido a este importante amortiguador
en un infierno - con su expedición
militar amateur, sintomática de la política exterior históricamente ciega de
EE.UU. en la región.
Por otra parte, el drama de Irak pone una vez más de manifiesto el papel
desastroso de los británicos como sirvientes dóciles de los americanos. Una y otra vez busca la Gran Bretaña post-imperial
ser el centro de atención de la escena mundial, por lo general como un socio menor de Estados Unidos. Había en el
caso de Irak cabezas inteligentes en el Foreign Office
británico, que sabían valorar el
papel histórico del país y se
oponían a una guerra. Sin embargo, al parecer, el entonces primer ministro, Tony
Blair, sujeto por un religioso afán de revelación,
estaba demasiado ansioso por complacer a los americanos.
Atrapados en la lógica de la dominación
de Washington
En todo ello habría sido la tarea de un buen aliado
la de expresar sus preocupaciones en voz alta - incluso si los EE.UU. como era de
esperarse las hubiera lanzado al viento. En lugar de ello, fue
el canciller alemán Gerhard Schröder, quien
advirtió de una "aventura en el Irak", y con su posición de rechazo
atrajo hacia sí la ira de la propia
elite política de Washington. Al final tenía razón –
lo que curiosamente no le permitió mejorar su reputación ante los estadounidenses.
Para encarar reformas en la
política también se necesita comprensión madura. Para un cambio de rumbo a veces se necesita incluso una admisión de culpa en los propios
asuntos. Pero el reciente ruido
de sables por McCain y compañía muestra que los
belicistas de antaño no sólo
no muestran remordimiento, sino
que rechazan firmemente el conocimiento
de haber cometido un dramático error con
la invasión de Irak.
Es un cinismo especial de la historia que la administración Obama que ingresó con objetivos pacíficos elevados por la región y se halla atrapado en la frágil lógica de dominación de Washington, no haya desarrollado la fuerza para encontrar con la cabeza clara la salida de este atolladero.
(traducción: Carlos Rodrigo Zapata)
Die Zeit
Isis-KonfliktDie USA haben die neue Irak-Krise selbst ausgelöst
Das Machtvakuum im Irak füllen radikale Kräfte, weil
die USA mit ihrem Feldzug die regionale Balance zerstört haben. Und die
Kriegstreiber von damals zeigen keine Reue.
Ein Gastbeitrag
Noch vor wenigen Wochen kannte kaum jemand die radikal-islamistische Terrorgruppe Isis, die nun in aller Munde ist: Ihre militärischen Erfolge bringen den Irak an den Rand eines sunnitisch-schiitischen Glaubenskrieges und damit in akute Existenzgefahr.
Hektisch suchen nun die USA wieder einmal nach einer Lösung. Als neue Wunderwaffe schließen sie sogar eine Allianz mit dem Iran nicht mehr grundsätzlich aus. Dabei hat vor allem die verfehlte Politik der Amerikaner die gesamte Region destabilisiert.
Die Irak-Invasion hat eine zerrüttete Gesellschaft samt eines Machtvakuums hinterlassen, das nun nach dem Truppenabzug der USA – alles andere als überraschend – von radikalen Kräften gefüllt wird. Als Premier von amerikanischen Gnaden hat Nuri al-Maliki alles getan, die tiefen Gräben zwischen den Glaubensgruppen weiter zu verschärfen. Die "Iranisierung" des Irak, die er betrieben hat, ist ein Geschenk Amerikas. Auf lange Sicht mag dies als das verstanden werden, was es wirklich ist: das vielleicht größte Eigentor der Gegenwartsgeschichte.
Isis ist nicht zu beschönigen, auch wenn die Gruppe die Speerspitze gegen die Iranisierung des Irak repräsentiert. Washington macht es sich zu einfach, sie als neuen Beelzebub zu deklarieren. Ihren Aufstieg haben die Amerikaner implizit selbst möglich gemacht: Dass Isis von den Saudis mit unterstützt wird, belegt die komplette Kopflosigkeit der amerikanischen Strategie für die Region.
Stephan Richter
© Privat
Die US-Republikaner mögen sich wenden und drehen, wie sie wollen, und ihrem Lieblingssport nachgehen, Barack Obama als dummen Jungen auszumachen. Der hat alles andere als saubere Hände. In die Geschichtsbücher aber werden die Republikaner und die Bush-II-Regierung eingehen als die Zerstörer einer Jahrtausende währenden, wenn auch stets fragilen regionalen Balance am Persischen Golf. Der Irak hat dort stets eine wichtige Pufferfunktion erfüllt.
Dessen ungeachtet gießen die Republikaner schon wieder fleißig Öl in dieses Feuer. Allen voran schreitet dabei wie immer der martialische US-Senator John McCain, früherer Präsidentschaftskandidat seiner Partei. Der Vietnam-Veteran und ehemalige Kriegsgefangene ist bekannt dafür, zu zündeln, wo er nur kann. Dass er dies tun kann, ohne von der US-Öffentlichkeit oder den US-Medien für seine Sünden der Vergangenheit abgestraft zu werden, belegt wie zerrüttet der demokratische Prozess und das Verantwortungsdenken im heutigen Amerika sind.
Dabei hätte jedem halbwegs historisch bewanderten Strategen klar sein müssen, zu welchem Pulverfass der Irak nach dem Sturz von Saddam Hussein werden würde. Das westliche Asien ist seit Jahrhunderten vom ewig schwelenden Konflikt zwischen Schiiten und Sunniten geprägt, der sich bei jeder Gelegenheit in blutigen Kämpfen entlädt. In dieser hoch explosiven Umgebung diente der Irak seit jeher als Prellbock für die Expansionsgelüste aus beiden Richtungen. Schon lange vor dem Islam, noch zu Römerzeiten, markierte das damalige Mesopotamien die Trennlinie zwischen Ost und West. Diesen wichtigen Puffer haben die Falken der Bush-Regierung in ein Inferno verwandelt – mit ihrem amateurhaften Feldzug, der symptomatisch ist für die geschichtsblinde US-Außenpolitik in der Region.
Im Übrigen offenbart das Irak-Drama einmal mehr die desaströse Rolle der Briten als willfährige Erfüllungsgehilfen der Amerikaner. Immer wieder sucht das postimperiale Großbritannien das Rampenlicht der Weltbühne, meist als Juniorpartner der USA. Zwar gab es im Fall Irak sehr wohl kluge Köpfe im britischen Außenministerium, die die historische Rolle des Landes einzuschätzen wussten und einem Krieg ablehnend gegenüberstanden. Aber offenbar war der damalige Premier Tony Blair, obendrein von religiösem Offenbarungseifer erfasst, zu sehr darauf bedacht, den Amerikanern zu gefallen.
Gefangen in der Herrschaftslogik Washingtons
Dabei wäre es die Aufgabe eines guten Verbündeten gewesen, seine Bedenken laut zu äußern – selbst wenn die USA diese erwartungsgemäß in den Wind geschlagen hätten. Stattdessen war es der deutsche Kanzler Gerhard Schröder, der vor einem "Irak-Abenteuer" warnte und mit seiner Verweigerungshaltung den Zorn der Washingtoner Polit-Elite auf sich zog. Am Ende sollte er Recht behalten – was ihn kurioserweise im Ansehen der Amerikaner nicht gerade steigen ließ.In der Politik braucht es für Reformen auch gewachsene Einsicht. Manchmal bedarf es für einen Kurswechsel sogar eines Schuldeingeständnisses in eigener Sache. Das neuerliche Säbelrasseln von McCain und Co. aber zeigt, dass die Kriegstreiber von damals nicht nur keine Reue zeigen, sondern sich standhaft der Erkenntnis verweigern, mit der Irak-Invasion einen dramatischen Fehler begangen zu haben.
Es ist ein besonderer Zynismus der Geschichte, dass die mit hehren Friedenszielen für die Region angetretene Obama-Regierung, gefangen in der tönernen Herrschaftslogik Washingtons, nicht die Kraft aufgebracht hat, mit klarem Kopf aus dieser Sackgasse herauszufinden.