Carlos Rodrigo Zapata C.
El Presidente Evo Morales ha dado a
conocer que “el Gobierno gestiona un encuentro con expertos de organismos
internacionales para proyectar una estrategia para que Bolivia enfrente la baja
en el precio del petróleo”, según consigna La Razón, sin entrecomillar (ver La Razón, 14 de enero de 2016). A dicho encuentro
se estaría convocando a expertos de diversos organismos internacionales,
concretamente a la CEPAL, BID y CAF. En este marco, el Presidente también ha señalado
que una forma de enfrentar la situación derivada de la baja del precio del
petróleo es, precisamente, el fortalecimiento del mercado interno y regional,
por lo que una futura adquisición de aceleradores lineales de la Argentina(para el tratamiento del cáncer) sería una forma de coadyuvar a la economía
regional.
Estos anuncios muestran una vez más el
curso errático que está siguiendo el país, que depende siempre de la última
coyuntura y del sol que mejor alumbra a cada paso. Ayer nomás el Presidente
sostenía que la economía boliviana está blindada, y hoy habla de llamar a
consulta a expertos de diversos organismos regionales para “proyectar una
estrategia para que Bolivia enfrente la baja en el precio del petróleo”.
También
llama la atención que en dicha lista corta de organismos no se hallen otros muy
significativos, como el Banco Mundial, y tampoco todos los organismos regionales
existentes y creados en los últimos años, como son Mercosur, Comunidad Andina,
CELAC, UNASUR, etc. ¿A qué puede deberse esta forma extraña y curiosa de
seleccionar organismos?
Por otra parte, la idea de usar el
intercambio comercial como forma de apoyarse mutuamente entre diversas economías
en momentos de crisis tampoco es muy original, ni muy prometedora, ya que en
todo caso será visto como una forma de proteccionismo que alienta producciones
poco competitivas y con escasa posibilidad de llegar al mercado internacional,
lo cual podría ocasionar que los propios consumidores adquieran productos caros
y por esta vía contribuyan a sostener
productos poco desarrollados.
UNAS SUGERENCIAS: INTERCAMBIO COMERCIAL CON ALMA
¿Qué aspectos deberían tomarse en cuenta, de modo tal que el intercambio comercial redunde en beneficio de todos y se constituya incluso en un modelo que pueda ser replicado a escala internacional? Aquí me permito esbozar unas sugerencias que nos ayuden a salir de la idea súbita de un mero intercambio comercial regional como solución para algo.
A fin de comprometer a las contrapartes en una acción colectiva de carácter regional dirigida a la consecución de determinados objetivos y metas compartidas, se requeriría, por ejemplo, una moneda regional común que asegure que cada uno de los países de la región destinará, digamos, no menos del 50% de sus recursos para importaciones de bienes de inversión y de consumo a ser adquiridas en los países contraparte. Si bien dicha moneda se constituiría en una forma de proteger la propia industria y mercado regional, permitiría a su vez alentar un proceso amplio y dinámico de innovaciones y transformaciones productivas, como se señala a continuación. El otro 50% se destinaría a otros mercados. Ello también permitiría asegurar un cierto grado de competencia y competitividad, no vaya a ser que terminemos comprando productos de una calidad muy inferior, solo por comprar a los vecinos.
Más importante que un simple esquema comercial de compras mutuas garantizadas (lo cual puede ser muy bueno para alentar la ineficiencia y la baja productividad), es sentar bases comunes para encaminar la región hacia proyectos y esquemas de desarrollo compartido.
Cuando pensamos en el cambio climático inmediatamente surgen dos imperativos, el de la descarbonización de la economía y la necesidad de adaptarse al cambio climático, dimensiones que muestran que el mundo tiene un inmenso desafío que en nuestro caso debería ser abordado también de modo colectivo, aprovechando plenamente los inmensos recursos de América Latina relacionados sobre todo con nuestra común pertenencia a una misma trama cultural, a una misma historia y sin duda orientados a un mismo provenir. Dicho sea de paso, el mundo se cae a pedazos justamente por la supina incapacidad que se siente y respira en muchos rincones del planeta para entenderse, para comunicarse, para hablar y dialogar con los vecinos. Nuestras ventajas competitivas en este campo son inmensas, pero debemos aprender a aprovecharlas, y de un modo eficiente.
En este marco es donde deben centrarse los recursos, los compromisos de compra mutua, de modo que pasemos de un mero intercambio comercial solidario a un intercambio solidario capaz de alentar el desarrollo de nuevas bases para el futuro.
En este marco es imprescindible pensar en los bienes públicos regionales, concepto e iniciativa que viene siendo impulsada con gran éxito por el BID. Pero deben ampliarse mucho más sus alcances y señalarse esferas y ámbitos prioritarios de interés regional, como los ya señalados, vinculados por ejemplo al cambio climático (desde la descarbonización de la economía hasta la adaptación al cambio climático). Ampliar significa priorizar tanto bienes como servicios, tanto públicos como colectivos, puesto que denotan diversos alcances, tanto territoriales como sectoriales, a fin de poder responder con diseños y soluciones a la gran diversidad de condiciones ambientales y sociales que poseemos en nuestra región, de modo tal que en todos los ámbitos y rincones de la geografía y la sociedad latinoamericanas se puedan impulsar soluciones colectivas que alienten el cambio tecnológico, la innovación, la respuesta al Cambio Climático, y que todo ello también pueda ser favorecido por el intercambio comercial.
Dicho en breve: INTERCAMBIO REGIONAL SOLIDARIO SÍ, PERO CENTRADO EN POLÍTICAS Y PROGRAMAS QUE IMPULSEN EL CAMBIO TECNOLÓGICO Y LA INNOVACIÓN, Y APROVECHANDO NUESTRA CAPACIDAD REGIONAL DE ENTENDIMIENTO MUTUO, DEN RESPUESTA EFECTIVA A LOS DESAFÍOS MAYORES QUE ENFRENTA EL PLANETA ENTERO, ES DECIR, LA MADRE TIERRA JUNTO A TODOS SUS VÁSTAGOS. ELLO NOS EXIGE HACER FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO, DESCARBONIZANDO LA ECONOMÍA TANTO COMO SE PUEDA, ADAPTÁNDONOS TANTO CUANTO SEA INDISPENSABLE Y PRESERVANDO Y PROTEGIENDO TODOS LOS VALORES Y FUNCIONES AMBIENTALES QUE AUN NO HAN CAÍDO BAJO LA SALVAJE ACOMETIDA CAPITALISTA.
Ojala podamos encarar procesos, respuestas y soluciones de amplio alcance, no centrados en respuestas y soluciones coyunturales y oportunistas a la grave problemática que atraviesa el planeta en general y nuestra economía y sociedad en particular, pues el mundo deja irremisiblemente atrás a todos quienes ignoran la prevención y la anticipación y no proponen respuestas ni soluciones capaces de ir más allá del presente inmediato.
¿Qué aspectos deberían tomarse en cuenta, de modo tal que el intercambio comercial redunde en beneficio de todos y se constituya incluso en un modelo que pueda ser replicado a escala internacional? Aquí me permito esbozar unas sugerencias que nos ayuden a salir de la idea súbita de un mero intercambio comercial regional como solución para algo.
A fin de comprometer a las contrapartes en una acción colectiva de carácter regional dirigida a la consecución de determinados objetivos y metas compartidas, se requeriría, por ejemplo, una moneda regional común que asegure que cada uno de los países de la región destinará, digamos, no menos del 50% de sus recursos para importaciones de bienes de inversión y de consumo a ser adquiridas en los países contraparte. Si bien dicha moneda se constituiría en una forma de proteger la propia industria y mercado regional, permitiría a su vez alentar un proceso amplio y dinámico de innovaciones y transformaciones productivas, como se señala a continuación. El otro 50% se destinaría a otros mercados. Ello también permitiría asegurar un cierto grado de competencia y competitividad, no vaya a ser que terminemos comprando productos de una calidad muy inferior, solo por comprar a los vecinos.
Más importante que un simple esquema comercial de compras mutuas garantizadas (lo cual puede ser muy bueno para alentar la ineficiencia y la baja productividad), es sentar bases comunes para encaminar la región hacia proyectos y esquemas de desarrollo compartido.
Cuando pensamos en el cambio climático inmediatamente surgen dos imperativos, el de la descarbonización de la economía y la necesidad de adaptarse al cambio climático, dimensiones que muestran que el mundo tiene un inmenso desafío que en nuestro caso debería ser abordado también de modo colectivo, aprovechando plenamente los inmensos recursos de América Latina relacionados sobre todo con nuestra común pertenencia a una misma trama cultural, a una misma historia y sin duda orientados a un mismo provenir. Dicho sea de paso, el mundo se cae a pedazos justamente por la supina incapacidad que se siente y respira en muchos rincones del planeta para entenderse, para comunicarse, para hablar y dialogar con los vecinos. Nuestras ventajas competitivas en este campo son inmensas, pero debemos aprender a aprovecharlas, y de un modo eficiente.
En este marco es donde deben centrarse los recursos, los compromisos de compra mutua, de modo que pasemos de un mero intercambio comercial solidario a un intercambio solidario capaz de alentar el desarrollo de nuevas bases para el futuro.
En este marco es imprescindible pensar en los bienes públicos regionales, concepto e iniciativa que viene siendo impulsada con gran éxito por el BID. Pero deben ampliarse mucho más sus alcances y señalarse esferas y ámbitos prioritarios de interés regional, como los ya señalados, vinculados por ejemplo al cambio climático (desde la descarbonización de la economía hasta la adaptación al cambio climático). Ampliar significa priorizar tanto bienes como servicios, tanto públicos como colectivos, puesto que denotan diversos alcances, tanto territoriales como sectoriales, a fin de poder responder con diseños y soluciones a la gran diversidad de condiciones ambientales y sociales que poseemos en nuestra región, de modo tal que en todos los ámbitos y rincones de la geografía y la sociedad latinoamericanas se puedan impulsar soluciones colectivas que alienten el cambio tecnológico, la innovación, la respuesta al Cambio Climático, y que todo ello también pueda ser favorecido por el intercambio comercial.
Dicho en breve: INTERCAMBIO REGIONAL SOLIDARIO SÍ, PERO CENTRADO EN POLÍTICAS Y PROGRAMAS QUE IMPULSEN EL CAMBIO TECNOLÓGICO Y LA INNOVACIÓN, Y APROVECHANDO NUESTRA CAPACIDAD REGIONAL DE ENTENDIMIENTO MUTUO, DEN RESPUESTA EFECTIVA A LOS DESAFÍOS MAYORES QUE ENFRENTA EL PLANETA ENTERO, ES DECIR, LA MADRE TIERRA JUNTO A TODOS SUS VÁSTAGOS. ELLO NOS EXIGE HACER FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO, DESCARBONIZANDO LA ECONOMÍA TANTO COMO SE PUEDA, ADAPTÁNDONOS TANTO CUANTO SEA INDISPENSABLE Y PRESERVANDO Y PROTEGIENDO TODOS LOS VALORES Y FUNCIONES AMBIENTALES QUE AUN NO HAN CAÍDO BAJO LA SALVAJE ACOMETIDA CAPITALISTA.
Ojala podamos encarar procesos, respuestas y soluciones de amplio alcance, no centrados en respuestas y soluciones coyunturales y oportunistas a la grave problemática que atraviesa el planeta en general y nuestra economía y sociedad en particular, pues el mundo deja irremisiblemente atrás a todos quienes ignoran la prevención y la anticipación y no proponen respuestas ni soluciones capaces de ir más allá del presente inmediato.