Carlos Rodrigo Zapata C. (*)
El bloqueo de caminos se ha
convertido en una práctica rutinaria en Bolivia a la que se recurre en toda
circunstancia, sea para asuntos locales, regionales o nacionales. Simplemente
se ha convertido en parte usual de los instrumentos a los que recurre la
sociedad, muchas veces cansada por la falta de respuesta y reacción por parte
de las instancias públicas, pero también como forma de llamar la atención para
otro tipo de finalidades que van desde promover a una persona o grupo como
dirigente en cualquier nivel del Estado hasta evitar la impresión que no se
hizo nada durante dilatadas gestiones.
Considero que es esencial tener en
claro cuáles son las características propias de los bloqueos y las
consecuencias que suele provocar. También es indispensable señalar los factores
que contribuyen a provocarlos y las medidas que corresponde utilizar para
superar su empleo. Este instrumento se ha convertido en una forma
extremadamente perversa de exigir atención inmediata a asuntos grupales que no
tienen por qué afectar a la sociedad entera. Lastimosamente no tenemos estudios
que nos digan si al final del día sirvieron dichos bloqueos para satisfacer las
demandas por las cuales fueron impuestos, si eran legítimos y cuál es el
balance final de costos y beneficios para los bloqueadores y los afectados.
Características de los bloqueos de caminos ¿Por qué son tan efectivos?
Los bloqueos de caminos son una
táctica poderosa por varias razones:
• Naturaleza distribuida: Al estar
dispersos en múltiples puntos, los bloqueos son difíciles de eliminar de forma
simultánea, incluso con fuerzas móviles.
• Adaptabilidad a diferentes
contextos: Los bloqueos pueden ser organizados en cualquier lugar y con pocos
recursos, lo que los hace difíciles de predecir y contener.
• Interrupción de la cadena de
suministro: Al obstruir las rutas de transporte, se bloquea el intercambio de
bienes y servicios esenciales, afectando la producción, distribución y consumo.
Cuando los bloqueos durante semanas, dicha situación ocasiona a su vez la
perdida de bienes perecibles, la perdida de contratos de suministro, el
desempleo de la fuerza de trabajo, etc.
• Impacto psicológico: Los bloqueos
generan incertidumbre, lo que puede ocasionar o intensificar la escasez de
productos, el aumento de precios y profundizar la desconfianza en las instituciones.
La angustia se generaliza debido a la incertidumbre acerca de su duración y a
los costos y consecuencias relacionadas con la intervención de dichos bloqueos.
• Atención de los medios: Los bloqueos suelen
atraer la atención de los medios, lo que amplifica el mensaje de los
manifestantes y genera presión adicional sobre las instancias gubernamentales.
• Costo político: Los gobiernos afectados
por bloqueos suelen enfrentar presiones para superarlos rápidamente, ya que
pueden generar inestabilidad social y afectar su legitimidad, mucho más cuando
ya existe una crisis económica en marcha.
¿Qué significa todo ello? Que
incluso un pequeño grupo de la sociedad puede causar enorme daño recurriendo al
bloqueo de caminos ya que por las características señaladas es difícil retomar
los puntos bloqueados, mantener controlados dichos puntos, evitar nuevos puntos
de bloqueo, sabiendo que, en casos extremos, vistos en Bolivia, los
bloqueadores llegan a destruir tramos de los caminos para así multiplicar aún
más su presencia dañina.
¿Por qué los bloqueos son tan difíciles de superar?
• Movilidad y dispersión de los
bloqueadores: Los manifestantes pueden moverse rápidamente y establecer
bloqueos en diferentes puntos, dificultando la respuesta de las fuerzas del
orden.
• Apoyo popular: Si los bloqueos
cuentan con un amplio respaldo social, las fuerzas del orden pueden enfrentar
resistencia y dificultades para despejar las vías.
• Costos humanos: El uso de la
fuerza para dispersar a los manifestantes puede generar víctimas y agravar la
situación, situación que los bloqueadores tratan de provocar para ganar la
batalla de la opinión pública.
• Complejidad de la red vial: Mientras
más extensa e interconectada es una red, mayor es la dificultad de controlar todos
los puntos de bloqueo. Los nudos en esa red, es decir, los puntos de
interacción entre carreteras troncales, se constituyen sin duda en los puntos
de mayor atención por la relación costo-beneficio, ampliamente favorable para
bloqueadores y muy dañina para desbloqueadores.
Está claro que desbloquear caminos
controlados por una amplia capa de la población es muy difícil, situación que
no se podrá resolver desbloqueando los puntos afectados. En este caso toca un
diálogo basado en amplias concesiones. En cambio, si los bloqueos son
organizados por grupos de interés de la sociedad, entonces el desbloqueo puede
resultar efectivo. Para consolidar los puntos despejados es esencial la
presencia de la autoridad legal y competente en cada punto, así como la
presencia de población local. De otro modo, tampoco será posible asegurar que
no serán retomados.
¿Qué hacer para evitar y superar los bloqueos?
Esta es una pregunta central, ya
que todo lo demás surge y se deriva de inadecuadas o insuficientes estrategias
de contención. Las primordiales se hallan en la prevención y la intervención.
Prevención:
• Diálogo y mediación: Fomentar
canales de comunicación abiertos y mecanismos de resolución de conflictos para
abordar las demandas de los manifestantes antes de que se produzcan los
bloqueos.
• Fortalecimiento institucional: Asegurar
la solidez de las instituciones de modo tal que garanticen la representación de
los diferentes sectores de la sociedad y promuevan la participación ciudadana.
Este solo hecho ya permite anticipar posibles desbordes y desenlaces no deseados.
• Estabilidad económica: Una
sociedad que no tiene estabilidad en su economía es propensa a toda clase de
reacciones y protestas, lo cual acentúa más la inestabilidad imperante.
• Lucha por la legitimidad: Este
punto es crucial, ya que es en torno a la legitimidad de un bloqueo de caminos que
se define si merece apoyo o no. Dicho de otro modo: la legitimidad define si el
bloqueo es perverso o liberador. En la parte final analizamos este punto con
mayor detalle.
Intervención. Requiere una gama de medios para asegurar su efectividad:
• Inteligencia: Utilizar
herramientas de inteligencia para identificar y anticipar posibles puntos de
bloqueo y las intenciones de los manifestantes, las que pueden incluir SIG,
drones, red de información distribuida localmente, etc.
• Fuerzas móviles y flexibles:
Desplegar fuerzas de seguridad móviles y bien equipadas que puedan responder
rápidamente a los incidentes. Los costos de infraestructura y equipamiento
pueden ser muy elevados.
• Comunicación estratégica: Evitar
que la desinformación pueda afectar la interpretación de los hechos
Estrategias provechosas.
Algunas estrategias que han
demostrado ser efectivas en la gestión de bloqueos han incluido:
• Suspensión temporal de bloqueos: Permitir
el paso de vehículos de emergencia y suministros básicos para minimizar el
impacto humanitario de los bloqueos, como se ha visto en Mairana y otros
puntos, aunque por horas.
• La negociación con los líderes de
los manifestantes: Buscar soluciones pacíficas a través del diálogo y la
negociación.
• La implementación de medidas
temporales: Utilizar rutas alternativas, medios de transporte alternativos o
tecnologías de la información para mantener la conectividad.
Legitimidad social, la clave de los bloqueos.
Un bloqueo de caminos suele
desinflarse al cabo de un par de días cuando no cuenta con un respaldo social. Por
ello, el discurso que se utiliza para justificarlo, los argumentos que se sacan
a relucir, los defectos que se destacan en el adversario, son elementos
esenciales. También la coherencia de la argumentación, los valores que se defenden
y los desvalores que se impugnan en el adversario son igualmente otros
elementos centrales en la lucha por la legitimidad.
En este punto es indispensable
centrase en los bloqueos de caminos que al presente se vienen suscitando en
nuestro país desde hace ya 19 días.
Los bloqueadores han esgrimido inicialmente su intención de proteger a su líder, el expresidente Evo Morales, el usurpador, de una presunta amenaza de cárcel por delitos cometidos, tipificados como estupro y trata y tráfico de menores. Es más, sus seguidores más cercanos han pedido que si se deja sin efecto las demandas judiciales contra él y además se lo habilita como candidato a la presidencia del país los bloqueos se suspenden inmediatamente. Esta exigencia es clave para comprender todo el entuerto en que estamos metidos.
Como se puede apreciar, estas
demandas están lejos de ser demandas de una amplia capa de la sociedad y, muy
por el contrario, se limitan a sectores íntimamente allegado al usurpador. Debido
al cuestionamiento generalizado que han recibido sus seguidores por usar
semejantes justificaciones, se han visto obligados a recurrir a otras tácticas.
La primera ha consistido en
redirigir el motivo o la razón de los bloqueos a protestas contra el gobierno
en funciones que, en efecto, ha conducido la economía a una situación de
extrema precariedad.
La segunda ha consistido en fabricar un auto atentado que habría sufrido el usurpador a manos de francotiradores que le habrían disparado 18 proyectiles, sin que él mismo haya sido herido o lastimado, aunque su chofer habría sufrido heridas leves, las que resultan inverosímiles por la información facilitada por el supuesto afectado, así como por todo el relato y el video que han difundido como evidencia.
La tercera ha sido insistir en que
los bloqueadores representan al pueblo afectado por la crisis económica en
marcha que se expresa en un alza de precios, escasez creciente de productos,
ahora incrementada por los bloqueos, falta de combustibles y carencia de
dólares.
En este marco también es crucial
señalar que gran parte de los organizadores y sustentadores de los bloqueos provienen
del trópico de Cochabamba, que es el reducto del usurpador desde hace más de 30
años, región que se ha caracterizado desde hace también 5 décadas por el
cultivo de hoja de coca que, según todas las informaciones conocidas, solo puede
ser usada en la elaboración de pasta de cocaína, ya que esa variedad de hoja de
coca no es apta o palatable para el consumo humano directo o pijcheo.
A estos elementos es indispensable
agregarle aún el ácido caustico de esta historia en pleno desarrollo. Me
refiero al hecho que tanto el usurpador como Luis Arce, el actual mandatario en
funciones, han desatado una guerra mutua por la candidatura presidencial para
el año 2025 en representación del MAS. Mientras el primero se apoya en sus tres
gestiones pasadas y que según sus más íntimos seguidores fue la mejor de la
historia del país, pero según analistas y críticos es la peor de la historia
nacional, el segundo, el actual mandatario en funciones, se apoya en lo que
según él fue el modelo más envidiado a nivel internacional, pero que al presente
ya ha mostrado todas las aristas y grietas de un modelo plenamente fracasado.
Un detalle picante en este marco es que el usurpador fue quien nombró candidato a la presidencia al segundo, por lo que considera que le debe lealtad absoluta por todos los tiempos, por lo que considera que su pretensión de continuar al mando del país no es más que una vil traición.
Dicho todo esto como contexto de la
pavorosa situación actual que han generado los bloqueos, que al presente ya
incluyen muchos heridos, algunos graves, secuestrados, golpeados y humillados,
como el caso de miembros de la prensa, y perdidas que ya superan los 2000
millones de dólares en casi 3 semanas, puede verse que en un río tan revuelto
hay material como para que cada quien gane la batalla de la legitimización.
No obstante, dada la motivación
original del usurpador y sus seguidores, de proteger su impunidad y asegurar su
candidatura, a la que constitucionalmente ya no tiene ningún derecho, el hecho
que se trata de impedir a cualquier precio que Arce se salga con la suya y que
se trata de un reducido sector de la población adicto al usurpador y
profundamente involucrado en la cadena del valor del narcotráfico, resulta que
estos bloqueos han sido organizados estrictamente al calor de intereses grupales
y personales, afectando a todo el país, al conjunto de la economía nacional.
Lejos de su región base no existen
bloqueos, aunque se trata usualmente de carreteras que interconectan
localidades no directamente vinculadas con el núcleo central que gira en torno
al departamento de Cochabamba y, más específicamente, en torno al trópico
cochabambino, circundado por las dos carreteras troncales más importantes de la
historia del país que vinculan su Oriente con su Occidente, la antigua por
Comarapa y Mairana, y la nueva por el mero Chapare.
Si esto fuera todo, podríamos
quedarnos con dudas. En las conclusiones me permito resolver este intríngulis
que está terminando de destruir el tejido nacional.
CONCLUSIÓN
El bloqueo en algunas
circunstancias muy particulares puede ser un instrumento liberador, siempre y
cuando sea respaldado por amplias capas de la sociedad que esgrimen argumentos
bien fundamentados. En cambio, cuando es para obtener ventajas personales y
grupales y es llevado a cabo por una pequeña capa de la sociedad, el bloqueo de
caminos se constituye en una táctica perversa a la que solo acuden grupos de
poder que tratan de conservar privilegios y actividades reñidas con las leyes y
prácticas del conjunto de la sociedad y organizaciones con tintes claramente
delincuenciales.
El intento por tratar de mezclar
esas actitudes con la crisis económica galopante y con las consecuencias que ya
está sufriendo el conjunto de la sociedad es parte de ese comportamiento
perverso, ya que las consecuencias de la crisis se han agravado notablemente en
las semanas pasadas debido a los bloqueos de caminos que han impedido hasta el
suministro de combustibles, situación que ha conducido en áreas centrales del
país a una parálisis literal de actividades.
Todo ello aún podría ser objeto de
debate y ponderaciones, porque es fácil cambiar las valencias de los argumentos
como para que el resultado pese más a un lado que al otro. Pero aún hay más,
mucho más. Y perdón que introduzca
información clave en las conclusiones, una mala práctica, pero resulta
clave en este caso para resolver todo este entuerto.
La clave de todo este desastre
masista, porque los actores centrales de esta gran debacle nacional son del
MAS, radica en el hecho que los protagonistas centrales se hallan enfrentados
entre sí para definir cuál de ellos será el próximo candidato del MAS a las
elecciones presidenciales de agosto de 2025, como si el electorado solo pudiera
elegir entre ellos y no tuviera ninguna otra opción más.
La cuestión de fondo es que en casi
dos décadas de tener el país a su mando el masismo ha logrado cooptar todos los
órganos de poder del Estado y ha rayado la ley electoral y su implementación a
su antojo, de modo tal que mediante una serie de subterfugios y fraudes “legales”
e ilegales el candidato del MAS tiene prácticamente garantizado su triunfo.
A ello se agrega un detalle no
menor: no existe oposición en el sentido que no existe una organización política
partidaria con alguna opción de hacerle frente al candidato masista, no digamos
a cualquier candidato masista, pero por la manipulación de votos ya prevista,
podemos decir a cualquier candidato masista, sea acusado de depravado y
violador contumaz de la constitución o sea acusado de haber provocado el mayor
desastre de la historia económica nacional.
Dicho de modo final. El encanto de
los discordes en disputa es que el ganador gana todo, se lleva el país mismo,
por eso los siguen sus seguidores sin perderlos de vista. Por ello, la
estrategia más fina y rápida para desbloquear el país es que todas las fuerzas
sociales y políticas del país exijan el ajuste de toda la normativa electoral
que justifica la sentencia del padre Pérez, que “en Bolivia se vota pero no se
elige”, la que incluye el padrón electoral, todas las trampas legales e
ilegales que ya existen, así como toda una colección de subterfugios y modos de
asegurar el triunfo electoral de su candidato, tales como la variedad de circunscripciones
de todo tamaño, las rentas electorales, el diseño de las circunscripciones, la
inexistencia de un registro ciudadano, lo que permite la libre circulación de
los electores y el traslado de votos sin cambio efectivo de domicilio, la
existencia de escaños que se gana con menos de mil votos al lado de otros que
requieren más de 80000 votos, etc.
Si alguien desea comprender más
ampliamente el alcance de lo que aquí se señala recomiendo mis artículos en Claraboya sobre la democracia y el régimen
electoral (Ver CLARABOYA en. https://yapukamani.blogspot.com/).
Si el triunfador de esta abyecta,
infame y perversa trifulca centrada ahora en el bloqueo de caminos no tuviera
la opción de coronarse como el próximo presidente del país, seguro que no
lograba que ni lo miren. Punto final.
__________
(*) Carlos Rodrigo Zapata C. Es Economista, especialista
en planificación territorial, catedrático de Desarrollo del Capitalismo.
Analista político, social y ambiental. Prepara un libro sobre la Democracia en
Bolivia centrado en el régimen electoral vigente. La LEY DEL REGISTRO
DOMICILIARIO VERIFICADO es una de las propuestas que se ha previsto plantear.