Las vulnerabilidades del Padrón electoral
Carlos Rodrigo Zapata C. (*)
Gran parte de la opinión pública del
país tiene la clara impresión que la seguidilla de triunfos electorales del MAS
por mayoría absoluta que incluso han llegado a depararle dos tercios de los
escaños, ha sido producto de fraudes electorales, quirúrgicos o monumentales.
Esta impresión ha llevado como ninguna
otra a polarizar al país, al punto que el propio proceso democrático es puesto
en duda debido a que el último eslabón o soporte de un régimen que todavía
pueda considerarse democrático, esto es, el voto del ciudadano sin
intromisiones ni manipulaciones, ha quedado gravemente en entredicho.
En este marco, es imprescindible
inventariar todas las vulnerabilidades posibles en la construcción de un Padrón
electoral, las mismas que permitirían violar el registro de ciudadanos con
derecho a votar en sus respectivas circunscripciones electorales y de este modo
producir un fraude electoral de mayor o menor cuantía, que de igual modo puede alterar
la voluntad general de modo esencial.
La finalidad de este recuento es mostrar todas las aristas en las que el Padrón es vulnerable y las ocasiones que pueden ser explotadas desde las esferas oficiales, sin que exista la oportunidad ni la ocasión de poder controlar las mismas desde la sociedad civil y desde instancias objetivas y neutrales. Verificar en qué casos y circunstancias se han preparado las condiciones para manipular la voluntad soberana, es una tarea que todas las fuerzas democráticas vivas deben procurar desentrañar, ya que no es admisible desde ningún punto de vista que una fracción de la sociedad se apodere de los destinos del país sin su expreso consentimiento.
Pero vamos al inventario de las
vulnerabilidades del Padrón electoral.
Lo primero que debemos entender es
que el Padrón es el registro de los ciudadanos con derecho a votar. Dicho Padrón
exige que los ciudadanos se registren, por lo que no necesariamente habrá una
igualdad entre el total de la población en edad de votar registrada en cada
circunscripción y el total de la población en edad de votar establecida en un Censo
de población. Si el número de personas habilitadas para votar en una determinada
circunscripción supera a la cantidad de personas identificadas en el Censo, eso
sí sería señal de un posible fraude electoral.
De modo que la base primordial del Padrón
es el Censo que establece los límites del propio Padrón.
Para analizar estas vulnerabilidades
es oportuno tomar en cuenta dos conjuntos de datos, indispensables para construir
el Padrón electoral: estos son, los Censos de población y la construcción del
mismo Padrón.
En el caso del Censo, es indispensable tomar en cuenta los elementos que explican la dinámica poblacional, es decir, los cambios que se establecen en el transcurso del tiempo en la cantidad, composición por edades y lugar de residencia de la población. Para ello es necesario tomar en cuenta el Balance Poblacional basado en el Crecimiento Vegetativo y el Saldo Migratorio. En el primer caso se debe tomar en cuenta las tasas de natalidad y mortalidad, y en el segundo las tasas de emigración e inmigración de la población.
Como se podrá observar, el Censo es como
un foto-finish del estado de la población en un momento determinado, resultado
de todas las variables mencionadas. De modo que, si se quiere alterar el Padrón,
una vía es empezar por falsificar la información demográfica que se obtiene en
un Censo. Se puede incrementar o reducir los nacimientos, defunciones, la migración
y la inmigración o no registrarlos. De modo que existen muchas formas de hacer ”cuadrar”
un Padrón electoral con los datos de un Censo, motivo por el cual es crucial no
limitarse a los números fríos del Censo, sino que es indispensable cruzar la
información con los registros que corresponden a nacimientos, defunciones, emigrantes
e inmigrantes que son las variables clave que explican el tamaño de una
población, así como su composición y lugar de residencia.
De modo que la construcción del Padrón
empieza con todos estos registros y continua por el mismo registro ciudadano
que da lugar al Padrón electoral, propiamente dicho.
En el caso del Padrón electoral se han podido observar múltiples manipulaciones, como ser:
· - Dobles registros
· - Muertos que votan
·
- Traslado de población entre
circunscripciones
·
- Dirección no actualizada.
Veamos brevemente cada uno.
·
Dobles registros: En muchos casos se ha observado que un mismo número de documento de
identificación ha sido asignado a varias personas. No se ha verificado si se
debe a un error administrativo o a una acción fraudulenta. Tampoco el número de
personas con doble identificación, ni si han votado, tampoco si tienen su
registro de nacimiento en regla. Sólo en este caso o tipo de violación de los
registros es posible establecer múltiples fuentes de fraude. Tampoco en estos
casos existe la posibilidad de efectuar un control por parte de instancias
idóneas.
· Muertos que votan: Se ha podido constatar en diversas ocasiones este extremo, situación que
demuestra una intencionalidad aviesa por alterar la voluntad ciudadana. Que no
se haya depurado el Padrón de las personas fallecidas, puede ser un error
administrativo, pero que lleguen a votar, es un acto criminal.
· Traslado de población entre
circunscripciones: Se ha identificado casos en que el organismo
oficial encargado del Padrón electoral, el SERECI, ha registrado ciudadanos en
una circunscripción para que voten en otra. Esta es una forma de manipular la
voluntad ciudadana con directa participación oficial, inflando artificial y
fraudulentamente el número de electores en determinadas circunscripciones.
· Dirección no actualizada: Otra forma de fabricar traslados de población sin que se traslade nadie
permanentemente y sin una participación oficial directa, radica en no verificar
la dirección domiciliaria de los electores. Bolivia no cuenta con instancias que
controlen el cambio de domicilio de los electores en plazos determinados como
sucede en muchos otros países. Eso deja en el limbo el lugar de residencia,
situación que puede explotarse para votar en una circunscripción distinta de aquella
en la que se radica regularmente. Dado que el SERECI permite cambios de
dirección hasta semanas antes de las elecciones, ello da lugar a “movimientos”
poblacionales oportunistas, es decir, a inscribirse en el Padrón electoral en
una circunscripción distinta a aquella en la que se radica sin necesidad de abandonar
el actual lugar de residencia. De este modo, de modo legal, se puede facilitar
el traslado de población que altera la voluntad del soberano. Para que este
juego fraudulento funcione con más eficacia es muy útil contar con circunscripciones
de todo tamaño. En Bolivia existe un enjambre de circunscripciones que van
desde 24.000 hasta 198.000 electores. Esa geografía electoral significa que se
altera la igualdad del voto, ya que el voto de 1 ciudadano en una circunscripción
pequeña llega a valer el voto de 8 ciudadanos de una circunscripción grande. Por
el predominio de las pequeñas, en buena parte de las circunscripciones es posible
ganar un escaño con movimientos de población menores, todo un incentivo para
recurrir a fraudes y montajes que se pueden organizar en breve tiempo y lograr
resultados muy impactantes, y hacerlo todo de modo legal.
Todo este conjunto de variables,
tanto las que determinan el tamaño de la población como las que influyen en la
construcción del Padrón electoral, pueden dar lugar a diversas manipulaciones.
A las anteriores posibilidades de manipular los resultados, debe agregarse otra de las formas que se utilizan para alterar la voluntad ciudadana. Las autoridades del TSE se han ocupado de diseñar circunscripciones electorales que alteran la proporcionalidad de votos. Esto significa que en un mismo departamento llegan a haber distintos pesos electorales entre circunscripciones rurales y urbanas. En el caso del depto. de La Paz, llegan a valer los votos rurales 3 veces los urbanos, otra forma de conculcar los derechos electorales. Este "técnica" de diseñar circunscripciones a capricho de la autoridad electoral se conoce como Gerrymandering, en memoria de una práctica manipuladora en los EUUU que llegó al extremo de trazar los límites de una circunscripción muy similar al perfil de una salamandra a fin de hacerla coincidir con el lugar de residencia de los seguidores de un determinado partido.
Otra forma de manipular resultados tiene que ver con los escaños destinados a minorías indígenas. Desde que se han institucionalizado estos escaños, la casi totalidad de ellos ha sido acaparado por el MAS, simplemente por las limitaciones para poder efectuar campañas en condiciones iguales.
Sin una administración pública idónea,
transparente y convencida de la importancia de la democracia en todas sus fases
y etapas, no es posible esperar que se respeten todos los procesos
indispensables para tener un Censo de población preciso y menos un Padrón
electoral confiable.
Si a todo este conjunto de variables
y, por tanto, de oportunidades de alterar las cifras de modo fraudulento, agregamos
las variables propias de la dinámica electoral, como ser la diversidad de
circunscripciones, sus tamaños tan distintos –en parte debido al régimen
electoral tan ajeno de un régimen de votación proporcional, en parte por el diseño
caprichoso de las mismas circunscripciones–, la falta de control de dobles
registros y personas fallecidas, las presiones a los electores para que voten
de acuerdo a consignas, la falta de uso del Padrón biométrico para comprobar la identidad de los
electores al momento de la votación, entre otros, podemos decir que los
resultados que se obtienen en las elecciones generales, pero también en las
subnacionales, están muy lejos de cumplir los estándares mínimos de seriedad e
idoneidad y de respetar todos los procesos que reflejen adecuadamente la
voluntad de la población en edad de votar.
La decisión del régimen Arce de impedir
la realización del Censo 2022 muestra que se quiere evitar por todos los medios
la posibilidad de contar con una radiografía que permita comprobar el grado y
la medida en que existe correspondencia entre la población censada y la población
electoral. A partir del cúmulo de variables que pueden constituir puertas de
entrada al fraude, es obvio sostener que en Bolivia hay fraude electoral y que
no es el producto de incontables inconsistencias, errores y omisiones “involuntarias”,
sino que se trata de fraudes aviesamente montados y fabricados en torno a
diferentes variables en distintos momentos, de tal modo que nadie tenga la posibilidad
de rastrear sus fuentes, principalmente por la imposibilidad de acceder a las
fuentes de información.
Bolivia continua deslizándose por la
senda de una convulsión interna de grandes proporciones, no sólo por los
resultados ya previsibles de las elecciones, sino por la previsible permanencia
del mismo régimen y sus políticas destructivas relacionadas con la vida de los
pueblos indígenas de tierras bajas, el extractivismo, la destrucción de áreas
protegidas, la liquidación de las funciones ambientales del bosque, la
informalidad que devora todo futuro porque se le niega un futuro decente, la
liquidación de la institucionalidad y el permanente fortalecimiento de un Estado
prebendal, clientelar y corrupto.
La responsabilidad de la destrucción del tejido social y de las posibilidades de unidad nacional serán, desde luego, del actual régimen. Las consecuencias serán, como siempre, de todo el pueblo, en especial del más desvalido y desprotegido.
(*) Economista, especialista en planificación
territorial. Autor de la idea de “democracia oligárquica y autocrática” para el
caso de Bolivia.