Carlos Rodrigo Zapata C.
A fin de caracterizar fácilmente este fenómeno, podemos decir que los problemas estructurales son aquellos que impiden la aplicación de soluciones simples y aisladas, debido a que dichas soluciones usualmente desencadenan múltiples problemas en otros ámbitos. Por ello, la solución de los problemas estructurales debe ser integral a fin de atender las múltiples dimensiones que lo caracterizan.
Esto se debe a que la estructura es producto de una serie de interrelaciones y concatenaciones fijas que se establecen a través del tiempo entre diferentes elementos o componentes de un sistema. Dichas interrelaciones pueden ser intencionadas, en el sentido que se ha buscado crear o generar dichas concatenaciones, o espontáneas, generadas por las fuerzas que han sido liberadas en un sistema.
Un ejemplo gráfico de la conformación de problemas estructurales podemos verlo en el caso de los riesgos y desastres. La falta de políticas de prevención de riesgos en los procesos de crecimiento y desarrollo lleva a la acumulación de riesgos, los cuales pueden desembocar en desastres de diversa magnitud, debido a que los riesgos no manejados oportunamente se expresan o ponen de manifiesto por la vía de los desastres. De ahí que los especialistas en riesgos, cuando se refieren a desastres, hablan de la súbita actualización de una cadena de yerros e insuficiencias social e institucionalmente construidos a través del tiempo. Esa cadena de yerros e insuficiencias son justamente los riesgos que se han ido acumulando. La falla estructural radica, por ejemplo, en levantar una serie de edificaciones, sin tener en cuenta los riesgos (sísmicos, hídricos, movimientos de masa) a los que las mismas están expuestas, y no haber establecido una política de prevención de riesgos.
La forma más usual de abordar los
problemas en nuestra sociedad consiste en identificar algún problema y plantear
soluciones puntuales para resolverlo, sin advertir ni reconocer su dimensión
estructural, como si se tratara de un problema aislado que puede enfrentarse y
resolverse igualmente de modo aislado. De ese modo, podría dar la impresión de que
el país cuenta con diversas soluciones posibles, sólo que no hay quién les preste
atención ni las aplique.
Este modo de ver las cosas nos lleva a desconocer el grado de dificultad que puede traer consigo la solución de múltiples problemas, mucho más cuando se cuenta con diagnósticos insuficientes que usualmente sólo ven la superficie de los problemas y no sus causas o raíces ni las estructuras en las que se encuentran insertos, apresados o secuestrados. Como veremos, muchos problemas en nuestra sociedad se hallan literalmente secuestrados por otros problemas, cada uno de ellos de igual o mayor envergadura, al extremo que las soluciones superficiales, en lugar de resolver los problemas existentes de modo estable y sostenible, tienden a generar otros problemas de carácter estructural, haciendo cada vez más difícil resolver los viejos problemas estructurales que son los que originaron los nuevos problemas estructurales. De este modo se van conformando capas sucesivas de problemas estructurales, una situación muy difícil de resolver
Para analizar más a fondo el tema
de los problemas estructurales, me referiré a la propuesta reciente de CAINCO
que propone eliminar aranceles aduaneros a fin de evitar el contrabando, ya que
lo uno estaría directamente relacionado con lo otro.
¿Qué significa ello? Que entre
aranceles y contrabando habría una relación única que se destruye en el momento
en que se eliminan los aranceles. Dicho de modo simple: chau aranceles, chau
contrabando, asunto resuelto. En la propuesta se señalan algunos efectos
adversos sobre la economía, en particular la imposibilidad de competir con los
productos extranjeros que ingresan de contrabando. [Ver la propuesta de CAINCO
en: https://eldeber.com.bo/edicion-impresa/los-empresarios-plantean-eliminar-aranceles-para-evitar-contrabando_284881]
Este es un ejemplo de fondo de lo
señalado preliminarmente: no es posible plantear soluciones de verdad con malos
diagnósticos porque el remedio puede ser peor que la enfermedad. Lo que podemos
aseverar es que el contrabando es un problema estructural y no un simple
problema que se puede resolver con una simple solución. Para comprender este
alcance, veamos cuáles son las principales funciones que cumple el contrabando
en nuestra economía y sociedad.
Lo primero es comprender que el
comercio y los servicios, desde que empezó a surgir el sector informal, allá
por los años cincuenta del pasado siglo, se constituyeron en los sectores de
actividad que más y mejor ayudaron al sector informal a construir diversos
modos de subsistencia, precarios, pero capaces de asegurar el pan de cada día.
De modo que estos sectores se hallan en la medula espinal del sector informal.
En el curso del tiempo, esa variante del comercio llamada contrabando, pasó a
convertirse en la estrella de dicho sector, simplemente porque se constituyó en
la fuente primordial de la creación de autoempleos y mini emprendimientos
usualmente de corte familiar que ayudaban a cubrir las necesidades mínimas.
Esta situación no ha cambiado en
absoluto desde sus orígenes, sino que más bien se ha ido acentuando y
perfeccionando, al punto que hoy en día sabemos que existen diversos gremios
informales estrechamente vinculados con el contrabando. Los contrabandistas de chutos,
ropa usada, productos pirateados, línea blanca, etc., se han especializado en
todos los sentidos de la palabra, ya ni hablar del contrabando de salida que
responde a otras lógicas. Han encontrado rutas, contactos, formas de sobornar y
chantajear y tampoco han vacilado ante la necesidad de declarar zonas libres (las llamadas "zonas rojas") a
diversas áreas fronterizas o recurrir a las armas para defender sus mercancías
de contrabando e inclusive para acribillar a policías. Diríamos que los
contrabandistas son quienes abastecen a los trabajadores informales bolivianos y al conjunto de la
sociedad, de productos de todo tipo internados ilegalmente cada año.
Justamente detrás de ellos hay
millones de trabajadores ligados al sector informal que viven esencialmente del
contrabando. Hoy en día se estima que el sector informal absorbe en Bolivia al
83% de la fuerza laboral (en India es 90%, en Europa ronda el 15%), eso
significa aprox. 6 millones de trabajadores, muchos de los cuales se hallan
íntimamente relacionados con los dos sectores madre del sector informal,
servicios y comercio, cerca de 4 millones de trabajadores, que tienen que vivir
inventándose fuentes de subsistencia, ante la total incapacidad de los
propietarios de los medios de producción de crear los suficientes puestos de
trabajo que hagan innecesario todo este sistema involuntario de auto boicot a
todos nuestros modos de ordenamiento, instituciones y estructuras.
¿Cuáles serían las consecuencias de aplicar la medida sugerida por CAINCO?
Los trabajadores relacionados con
el sector informal que dependen umbilicalmente del contrabando perderían una
inmensa cantidad de oportunidades de empleo y de generación de ingresos,
situación que no podría ser tolerada por este sector.
En pocas palabras, eliminar los
aranceles significaría una declaratoria de guerra a los millones de informales,
ya que ellos viven en gran parte del contrabando. En este punto es crucial
comprender la lógica de funcionamiento que opera en el sector. Para los
informales no se trata únicamente de burlar los aranceles, sino que para ellos
es vital la coexistencia de las importaciones legales al lado del contrabando.
¿Por qué? Simplemente porque esa coexistencia les permite maximizar el
diferencial de precios entre los precios de los importadores legales (que se
supone pagan aranceles) y los contrabandistas (que obviamente no pagan
aranceles). Sin dicho diferencial, no tienen oportunidades de competir con las
empresas que se abastecen de dichos productos importados. Las diferencias de
productividad entre informales y sectores formales son demasiado grandes como
para que tengan la oportunidad de competir y por tanto de subsistir en un medio
que ya está abarrotado por miles de pequeñas empresas en cada rubro que han logrado instalarse en el país.
Lo que buscan los informales es
reducir los desniveles en capacidad competitiva, para lo que se valen de una
serie de medios o estrategias para lograr su propósito. Una de ellas es el
contrabando, la otra es la misma importación legal, para maximizar el
diferencial de precios, ya señalado. No sólo eso, sino que, en la tarea de
hacerse más competitivos, los informales emplean grandes dosis de ‘esfuerzos
productivos adicionales’ (EPAs), lo que significa aplicar trabajo familiar no
remunerado que contribuye a maximizar los ingresos totales y a reducir los
costos de producción y los precios. En este marco, la baja inflación en Bolivia
también está intrínsecamente ligada con la auto explotación familiar del sector
informal más grande de la región.
Al lado de estas estrategias para
reducir los desniveles de competitividad existen otras relacionadas con todas
las características intrínsecas del sector informal, tales como no pago de
impuestos (o reducidos, sujetos a regímenes especiales), no cumplimiento de
leyes laborales, inexistencia de aguinaldo, seguro de salud o seguro de vejez.
También aparecen todas las formas de relacionarse con el poder político para
acceder a perdonazos, prebendas, excepciones, etc., siempre a cambio de apoyo
político. Como si fuera poco, el sector informal además está abierto a todos
los recursos que ingresan al país por la vía del lavado de capitales negros, es
decir, de origen no legal o no registrado, muchos de ellos relacionados con el
extractivismo depredador y el narcotráfico. Todos estos son recursos de los que
se valen los informales para superar los desniveles de productividad y
competitividad existentes y lograr mejorar sus ingresos y sus oportunidades de
empleo.
Muchas de las distorsiones que ocurren en los esfuerzos por construir un ordenamiento
jurídico, social e institucional adecuados, no sucederían si los propietarios
de los medios de producción se hubieran ocupado de generar valor y crear suficientes puestos de trabajo y no se dedicaran al
extractivismo, el rentismo y la explotación a mansalva de los bienes naturales.
La incapacidad de crear puestos de trabajo ha generado a su vez este otro problema estructural de dimensiones
colosales (el sector informal), ya que involucra a muchos ámbitos, sectores e intereses de nuestra
economía y sociedad.
Como se puede observar, todo este
cúmulo de medios y estrategias de los que se vale el sector informal se basa en dos aspectos centrales: depende en gran medida del contrabando y hace prácticamente imposible o inviable todo atisbo de construcción de una
institucionalidad capaz de ordenar la economía.
Pensar que eliminando el
contrabando se podrían ordenar muchos aspectos de la vida nacional, es un grave
error, pues lo único que se lograría es que todos los riesgos que
meticulosamente hemos fabricado y sembrado a través de décadas revienten en una
gran insurrección popular motivada por la angustia y la desesperación.
En conclusión. La economía
boliviana está sitiada por incontables problemas estructurales de hondo calado
y largo pasado que impiden la aplicación de soluciones descontextualizadas, que
no tomen en cuenta la integralidad de la problemática. Sin comprender
profundamente los problemas estructurales no tenemos salida de ningún tipo.
Lastimosamente las teorías y
doctrinas que circulan en nuestro medio han sido concebidas para sociedades que
han procurado ajustarse al ‘acuerdo tácito fundamental’ que debe primar en toda
sociedad que busque la convivencia pacífica y procure generarse un futuro
promisorio. Dicho acuerdo señala que los propietarios de los medios de
producción, al mismo tiempo que gozan del privilegio de poseer e incluso de concentrar dichos
medios en pocas manos y de administrarlos, tienen el deber de generar los
suficientes puestos de trabajo para toda la población trabajadora, y no sólo
eso, sino usar y aprovechar dichos recursos de modo sostenible.
Ese pacto nunca se tomó en cuenta
en Bolivia y hasta se cree que una minoría tiene el privilegio natural de
disponer de los recursos a su antojo, sin tener ningún deber ni obligación de
usarlos de modo responsable y sostenible.
Dado que los informales están lejos
de ser propietarios de los medios de producción, lo cual vale para la gran
mayoría, no tienen otro medio que inventarse toda clase de fuentes y formas de
subsistencia, lo que impide poner orden en los procesos económicos, legales,
ambientales, sociales y políticos, todo lo cual trastoca todo principio de
convivencia y deja las puertas abiertas de par en par para el surgimiento y
profundización de toda suerte de problemas estructurales que asolan la vida
colectiva de nuestro país.
La idea de CAINCO de liquidar el
contrabando por la vía de la eliminación de los aranceles no sólo peca de una
gran estrechez de miras, sino que muestra un gran desconocimiento de la realidad
del país. Si por ahí a este gobierno u otro se le antojara seguir estas recetas
ultra neoliberales se desataría una gran conmoción social, pues se estaría
afectando los precarios fundamentos que millones de informales se
han inventado a lo largo de décadas luego de haber sido abandonados a su suerte, sin incursionar en la solución de la causa de fondo que ha originado todo este desmadre, o sea, la incapacidad de los propietarios de los medios de producción de generar puestos de trabajo.
Por todo lo señalado, recomiendo
empezar a descubrir cuáles son los problemas estructurales que nos tienen
acosados como para empezar a comprender el tamaño de desbarajuste en el que nos
hallamos y las soluciones integrales que debemos construir.