Carlos Rodrigo Zapata C.
 En una entrevista realizada por Página Siete al Ex Canciller Gustavo 
Fernández, hemos podido conocer sus puntos de vista sobre la situación 
política internacional.
Fernández es claro y conciso en sus respuestas, virtud poco frecuente en nuestro medio. A nuestro juicio, la mayor parte de sus aseveraciones son buenas directrices para comprender la política internacional y también para guiar la de nuestro país.
Fernández es claro y conciso en sus respuestas, virtud poco frecuente en nuestro medio. A nuestro juicio, la mayor parte de sus aseveraciones son buenas directrices para comprender la política internacional y también para guiar la de nuestro país.
 En otros casos, da la impresión que determinados desarrollos no han sido suficientemente considerados por el ex canciller. 
Hagamos un repaso de sus aseveraciones más rotundas e interesantes, intercalando unos comentarios nuestros.
 
GF: “Trump ha tenido "la virtud” de poner en evidencia que Estados 
Unidos no es más la potencia hegemónica que imponía sus condiciones en 
el mundo, Trump no ha podido imponer su visión y su agenda”.
GF: “Trump ve el sistema multilateral, creado y construido por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, como una conspiración perversa de Alemania, China, México, Japón, Corea del Sur y el resto del mundo para humillar a su país y aprovecharse de su generosidad o estupidez. Por eso saca las manos del TPP, de la OTAN, del Acuerdo de París sobre cambio climático. Así, temeroso y desconfiado, ordena el repliegue del Imperio”.
GF: “Trump ve el sistema multilateral, creado y construido por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, como una conspiración perversa de Alemania, China, México, Japón, Corea del Sur y el resto del mundo para humillar a su país y aprovecharse de su generosidad o estupidez. Por eso saca las manos del TPP, de la OTAN, del Acuerdo de París sobre cambio climático. Así, temeroso y desconfiado, ordena el repliegue del Imperio”.
 - Creo que hay diferencias sustanciales 
entre EEUU y Trump. Resulta difícil imaginarse que el voto electoral 
favorable a Trump refleje de modo adecuado las capacidades y 
potencialidades de la potencia del Norte. El hecho que Trump no pueda 
imponer su agenda se debe en parte a que se halla completamente 
extraviada y cuestionada internacionalmente, incluso en los mismos EEUU,
 como es el caso del abandono de los Acuerdos de Paris. En los casos da 
la OTAN y el TTP da la impresión que Trump simplemente espera que sus 
socios se remanguen más las camisas, a fin de negociar nuevas 
condiciones. Imposible imaginar que se parapete en medio del 
proteccionismo o que “ordene el repliegue del imperio”. Está simplemente
 incapacitado de hacerlo.
 GF: “Lo ha dicho la señora Merkel con 
absoluta claridad "ahora nosotros por nosotros mismos” ya no podemos 
depender de Estados Unidos, ese es el cambio”.
 - El asunto es ver
 las reacciones al día siguiente de algún evento comprometedor para la 
seguridad europea. Por ahora resulta difícil imaginar que los europeos 
se tomarán en serio la directriz esgrimida por Merkel y, más aún, que se
 dedicarán a construir las bases de su propia seguridad, ya sin el apoyo
 norteamericano. El apoyo mutuo entre ambas bandas del Atlántico es uno 
de los componentes de la propia seguridad, por lo que al final del día 
ninguna de las partes se jugará por debilitar esos lazos.
 GF: “No
 deberíamos entrar en estos conflictos, ni tomar partido con Trump, ni 
con Europa, ni con China porque no son nuestros intereses, pero sí 
mantener esas opciones abiertas”.
GF: “El foco de nuestra relación está en Sudamérica, antes estuvo en la relación con EEUU, no más. China es un actor mundial. El mercado más importante para Brasil es China, para Argentina, para Chile. China es un actor que llegó en términos de mercado para nuestros productos y de financiamiento, es la nueva relación del mundo”.
GF: “El foco de nuestra relación está en Sudamérica, antes estuvo en la relación con EEUU, no más. China es un actor mundial. El mercado más importante para Brasil es China, para Argentina, para Chile. China es un actor que llegó en términos de mercado para nuestros productos y de financiamiento, es la nueva relación del mundo”.
 - El rol de China en el mundo va mucho más 
allá del de un ávido vendedor y financiador. Se ha dado a la tarea de 
actuar a escala global como factor ordenador de la globalización, aunque
 sin perder de vista sus intereses vitales. Su creciente presencia en la
 región, y ya ni qué decir en Bolivia, nos muestra que China ya tiene 
sus intereses puestos en Bolivia, al punto que la elección ya no es 
imperialismo sí o no, sino cuál imperialismo. El problema es que estamos
 empezando a actuar de modo tan dependiente que elegimos los proyectos 
que le interesan al coloso asiático, como si la propia construcción de 
nuestra economía pudiera seguir esperando. La preferencia por proyectos 
extractivistas y medios de transporte masivos (el tren bi-oceánico tiene
 la rúbrica china) son una muestra de estas circunstancias, así como los
 gigantescos financiamientos ya dispuestos para diversos proyectos. 
 GF: “El club de amigos cambió, los amigos del vecindario cambiaron. Le 
quedan dos y los dos amigos que quedan del pasado, cada uno está con sus
 serios problemas: Cuba y Venezuela”.
 - Lo que se puede apreciar 
es que estos amigos tienen a su vez otros amigos que actúan en la escena
 global, principalmente Rusia e Irán. Ambos países están jugando un rol 
cada vez más crucial en la definición de diversas políticas nacionales, 
como es el caso de la energía nuclear, proyecto al que Bolivia está 
siendo impelida por dichos países, más que por el propio interés, 
necesidad o vocación. De modo que gran parte de los sesgos, errores y 
persistencias en las sendas que va recorriendo el actual gobierno se 
pueden entender mejor a la luz de este tipo de vínculos que poco pueden 
contribuir a un desarrollo interno equilibrado. El apoyo de Bolivia a 
Siria en el Consejo de Seguridad es una mera consecuencia de este 
escenario.
 GF: “El espacio que [Morales] tenía para desarrollar 
su política exterior, y los dos puntos centrales de la política exterior
 boliviana, que son la reivindicación marítima y la expansión económica,
 hoy tienen más dificultades que antes. Y Chile, pese a que no es el 
gran actor de antes, tiene más espacio en este nuevo mundo”.
 - De
 forma diáfana y rotunda, Fernández muestra los ángulos de la gran 
debilidad que atraviesa nuestro país frente a Chile. La combinación 
inédita de factores (unos de factura propia, otros fortuitos) que 
catapultó a Morales a la arena internacional, se evaporó, simplemente 
porque los cambios económicos y sociales ofrecidos y esperados no se 
produejron. Todo ello da pié a su vez al resurgimiento de la arrogancia 
chilena mediante “una política de presión e intimidación hacia el país”. 
 GF: “Lo que me preocupa es que el momento en que llegue la 
negociación, necesitamos crear un espacio de solidaridad y apoyo 
político que hemos perdido o estamos perdiendo, la resolución de 1979 se
 dio acá porque logramos armar un frente de apoyo político sustantivo y 
el frente que tenía el gobierno del presidente Morales hace 10 años era 
más fuerte que el de hoy porque al lado suyo estaba Brasil, Argentina, 
Venezuela, Ecuador, tenía un espacio mayor de movimiento, ese espacio se
  ha perdido. …Y [Bolivia] tiene una oportunidad en eso con la 
presidencia de Consejo de Seguridad, que es una enorme responsabilidad, 
si allí se cometen errores, van a ser errores que van a pesar seriamente
 en el futuro de la política exterior del país”.
 - Aquí Fernández
 señala lúcidamente en qué consiste la actual encrucijada en que se 
encuentra Bolivia: o da rienda suelta a su sesgo ideológico u opta por 
preservar al máximo sus buenas relaciones con muchos países en el mundo,
 con tal de proteger la causa marítima. Eso significaría en buen romance
 (y según mi lectura), si sigue sus inclinaciones político-ideológicas 
al servicio de sus amigos y usa el puesto en el Consejo de Seguridad 
para brindarles apoyo (actuando según le marque Rusia y en apoyo a 
Siria), o maneja esos hilos con tal cuidado y discreción que cuando 
menos evita que Bolivia sea definitivamente incluido en ese grupo de 
países que se sienten dueños absolutos de la verdad. De este modo, con 
pocas, pero precisas palabras, Fernández pone a la política exterior 
boliviana entre la espada y la pared, pues resulta claro que es 
imposible atender al mismo tiempo a dos amos tan distintos. 
 GF: 
“Brasil es un drama enorme, pero tiene fecha de solución, el próximo año
 hay elecciones, que van a reconstruir el sistema, porque Brasil es un 
país enorme y el daño no es estructural, es político, no está en la 
estructura productiva de Brasil. Brasil ha de recuperarse, ha de volver a
 ocupar su lugar y Bolivia está más cerca de Brasil que de Venezuela”.
GF: “Es importante que Bolivia asuma la importancia de salir de su ideologización, del sesgo ideológico que dio a la política exterior y que asuma la política exterior de Estado”.
GF: “Es importante que Bolivia asuma la importancia de salir de su ideologización, del sesgo ideológico que dio a la política exterior y que asuma la política exterior de Estado”.
 - Así es, Brasil es 
mucho más vigoroso y poderoso que su clase política, por lo que la 
recomendación de Fernández es clave para ajustar las líneas de la 
política exterior, lo cual exige a su vez “salir de su ideologización, 
del sesgo ideológico que dio a la política exterior”, ya que ello le 
está haciendo mucho daño al país, está comprometiendo su futuro, está 
debilitando otros lazos cruciales (muy en especial con otros países 
vecinos).
 En suma, Fernández nos impele a reflexionar, a 
tomar posición, a precisar las bases sobre las que deben tomarse 
decisiones. Por ello, sintetiza sus observaciones diciendo: “Hay que 
ajustar la estrategia a la nueva realidad y poner énfasis en diferenciar
 claramente la política internacional de estado de la política 
internacional de partido”. 
 Sin duda, es indispensable 
diferenciar ambos, pues de otro modo Bolivia con la supuesta 
aquiescencia de los bolivianos está brindando apoyo a regímenes tan 
funestos como el sirio, tan cuestionados como el ruso y tan tiránicos 
como el venezolano. Bolivia no se identifica con esos extremos.
 Gracias a Gustavo Fernández por sus refrescantes opiniones y orientaciones.
Entrevista completa:
http://web.paginasiete.bo/nacional/2017/6/4/politica-exterior-bolivia-esta-cerca-brasil-venezuela-139924.html
 ---------------------
Política exterior: “Bolivia está más cerca de Brasil que de Venezuela”
Considera que Brasil se recuperará pronto, en cambio Venezuela tardará unos 10 años en lograrlo.
domingo, 04 de junio de 2017
Página Siete / La Paz
El excanciller Gustavo Fernández es una autoridad en relaciones internacionales. No es muy amigo de los medios, pero esta vez aceptó hablar con Página Siete sobre los cambios mundiales, la ola de conflictos en América Latina y la política exterior boliviana.
El excanciller Gustavo Fernández es una autoridad en relaciones internacionales. No es muy amigo de los medios, pero esta vez aceptó hablar con Página Siete sobre los cambios mundiales, la ola de conflictos en América Latina y la política exterior boliviana.
¿Cómo se están ubicando las piezas del tablero internacional en relación a Trump y los nuevos mandatarios europeos?
Una de las manifestaciones de un cambio de época que se está 
produciendo es el cambio del eje del poder del Atlántico al Pacífico con
 la emergencia de China y del Asia, el centro del poder cambia después 
de 500 años. Ese proceso ha tenido en el último tiempo manifestaciones 
que exacerban y aceleran el cambio: la salida de Gran Bretaña de la 
Unión Europea y luego la elección de Trump, un presidente proteccionista
 y nacionalista. En el plano económico hay dos fuerzas que se están 
moviendo paralelamente, Estados Unidos y China, que parecía que iban 
hacia una colisión, pero finalmente se abrió la puerta de un acuerdo 
comercial. 
Europa por su parte asimiló la salida de Gran Bretaña, la economía 
europea comenzó a crecer nuevamente y las elecciones de Francia y 
Holanda alejaron la posibilidad de una llegada de partidos de extrema 
derecha. En general ha mejorado el panorama económico internacional; en 
 la política ahí hay problemas serios, el viaje de Trump al Medio 
Oriente tiene un par de efectos disruptivos serios, primero que se alía 
con una de las potencias confrontadas en la lucha geopolítica del Medio 
Oriente, Arabia Saudita (contra Irán), y le   vende armas. 
Él cree que ha salido bien, pero la verdad es que entró al caldero 
del diablo;  y la otra es la grieta que se ha abierto en la Alianza 
Atlántica en la relación de Estados Unidos con Alemania que quiere decir
 con Europa, parece que se está insinuando cada vez más explícitamente 
una guerra comercial con Alemania y con Europa. Se ha confirmado una 
tendencia que venía insinuándose desde tiempo atrás, que Trump ha tenido
 "la virtud” de poner en evidencia que Estados Unidos no es más la 
potencia hegemónica que imponía sus condiciones en el mundo, Trump no ha
 podido  imponer su visión y su agenda.
Trump ve el sistema multilateral, creado y construido por Estados 
Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, como una conspiración 
perversa de Alemania, China, México, Japón, Corea del Sur y el resto del
 mundo para humillar a su país y aprovecharse de su generosidad o 
estupidez. Por eso saca las manos del TPP, de la OTAN, del Acuerdo de 
París sobre cambio climático. Así, temeroso y desconfiado, ordena el 
repliegue del Imperio. 
Entonces, ¿la distancia con Merkel
 hace que también se distancie Estados Unidos de Europa lo cual era 
impensable hasta hace unos meses?
Estados Unidos ya no puede imponer su agenda ni en  Asia ni en 
Europa. Con la actitud de Trump que trata de revivir la vieja hegemonía,
 lo que está haciendo es que cada uno de los otros decida actuar por sí 
mismo, es decir, ninguno quiere confrontarse con Estados Unidos, pero 
cada uno está dispuesto a seguir su propio camino, lo ha dicho la señora
 Merkel con absoluta claridad "ahora nosotros por nosotros mismos” ya no
 podemos depender de Estados Unidos, ese es el cambio.
¿Y el affaire Estados Unidos – Rusia, como se entiende?
Quedó muy dañado, es bien interesante porque la base de esa alianza
 no era geopolítica sino ideológica entre el cristianismo nacionalista 
de Rusia con los movimientos nacionalistas religiosos evangélicos de 
Estados Unidos. Pero esa alianza choca con los intereses geopolíticos, y
 entonces Estados Unidos que quería esa alianza resulta que manda 
misiles y bombardea Irán o Siria, y Siria es aliado de Rusia, es decir, 
la geopolítica termina imponiéndose y ahora que termina de aliarse con 
Arabia Saudita contra Irán, está enfrentándose a otro aliado de Rusia, 
si a eso se le agrega la política doméstica norteamericana se ve que las
 posibilidades de una alianza con Rusia se aleja.
¿Cuál es la resonancia de este escenario en la región?
América Latina, salvo un momento de la Guerra Fría con los misiles 
de Cuba y la Revolución Nicaragüense, estuvo relativamente distante de 
los grandes conflictos geopolíticos del mundo y hoy día mantiene esa 
distancia.  Esa es una ventaja porque nos permiten conservar el margen 
de autonomía económica y política que se ganó en la época de los precios
 de las materias primas, no deberíamos entrar en estos conflictos, ni 
tomar partido con Trump, ni con Europa, ni con China porque no son 
nuestros intereses, pero sí mantener esas opciones abiertas.
De esa manera, entraríamos en una etapa distinta de la dependencia
 histórica de América Latina respecto de Estados Unidos. Es la 
oportunidad que tiene América Latina para tener una presencia importante
 en la economía y la política mundial, pero para eso tiene que superar 
sus grandes conflictos como la desigualdad, el narcotráfico, la 
violencia criminal, la corrupción y el gran tema político que es la 
quiebra o la crisis del sistema de representación política, y no solo 
eso, sino que ya  no cree en las instituciones.
Dice que hay una crisis del sistema de partidos. ¿Cuál es la manera de enfrentar entonces esta crisis en la región?
Todos quieren un sistema judicial independiente, un Congreso que 
represente efectivamente a la gente, todos quieren un Poder Ejecutivo 
libre de la corrupción, es decir, no están contra el sistema, están 
contra las manifestaciones del sistema, los partidos y las 
instituciones, cómo se va a hacer eso, eso es una enorme pregunta.
¿Se podrá recuperar algún grado de credibilidad?
Y con otros actos y con otros actores.
América Latina  se ha movido en 
una especie de péndulo. ¿Se viene una América Latina mucho menos 
populista y mucho más conservadora?
En este momento, la tendencia es hacia una derecha empresarial 
-Macri, PPK, Piñera, Doria (alcalde de San Pablo), o Uribe en Colombia-,
 se ve una clara tendencia a la derecha liberal, conservadora y 
empresarial, pero puede salir en cualquier momento una expresión 
nacionalista, populista de derecha, lo que sí se ve es que el 
nacionalismo de izquierda está seriamente dañado, afectado, el 
equilibrio regional ha cambiado, Unasur ya no se reúne, CELAC ya no 
puede reunirse en conferencias presidenciales, el ALBA es una expresión 
pequeña y aislada de lo que había sido con una Venezuela que va con 
muletas. 
Es decir, cambió el equilibrio regional,  no hay un país que ordene
 el sistema. Cómo van a estructurarse las alianzas del futuro, eso 
depende del desenlace de Venezuela, Brasil, depende de cómo marche 
México, cómo se produzca la transición generacional de Cuba, porque nos 
estamos acercando a un cambio enorme, sale Raúl y se viene Díaz Canel, 
él es el hombre; y falta ver cómo avanzan los acuerdos de paz en 
Colombia.  
¿Cómo evalúa la política exterior boliviana, muy unida al ALBA, al gobierno de Maduro?
Primero tiene que verse que el mundo cambió. Es evidente que el 
Gobierno tiene menos amigos, no está Lula, no está Cristina, no está 
Mujica, no está Correa, no está Lugo, no está Zelaya, no está 
Ahmadineyad. Está Moreno y está Vásquez, pero no son lo mismo que Correa
 y Mujica. En Irán, Hassan Rouhani está en el otro polo que Ahmadineyad.
 El club de amigos cambió, los amigos del vecindario cambiaron. Le 
quedan dos y los dos amigos que quedan del pasado, cada uno está con sus
 serios problemas: Cuba y Venezuela. 
El espacio que tenía para desarrollar su política exterior, y los 
dos puntos centrales de la política exterior boliviana, que son la 
reivindicación marítima y la expansión económica, hoy tienen más 
dificultades que antes. Y Chile, pese a que no es el gran actor de 
antes, tiene más espacio en este nuevo mundo,  y está usando ese espacio
 para presionar cada vez con mayor dureza a Bolivia. Las últimas cosas 
que estamos viendo, muestran claramente una política de presión e 
intimidación hacia el país. No son incidentes aislados, son parte de una
 política. Eso porque su espacio político internacional es más amplio 
que el nuestro.
¿Cómo podría afectarle al país este nuevo escenario en su demanda marítima?
Lo que me preocupa es que el momento en que llegue la negociación, 
necesitamos crear un espacio de solidaridad y apoyo político que hemos 
perdido o estamos perdiendo, la resolución de 1979 se dio acá porque 
logramos armar un frente de apoyo político sustantivo y el frente que 
tenía el gobierno del presidente Morales hace 10 años era más fuerte que
 el de hoy porque al lado suyo estaba Brasil, Argentina, Venezuela, 
Ecuador, tenía un espacio mayor de movimiento, ese espacio se  ha 
perdido. Hay que ajustar la estrategia a la nueva realidad y poner 
énfasis en diferenciar claramente la política internacional de estado de
 la política internacional de partido. 
Cuba sabe hacerlo, en el momento de mayor aislamiento se las 
arregló para mantener relaciones de estado con todos. Esa es la lección 
que se debe sacar, el país tiene que entender la realidad y acomodar su 
política internacional a esos elementos para recuperar la fuerza que 
necesita. Y tiene una oportunidad en eso con la presidencia de Consejo 
de Seguridad, que es una enorme responsabilidad, si allí se cometen 
errores, van a ser errores que van a pesar seriamente en el futuro de la
 política exterior del país.
¿Cómo debería comportarse Bolivia en ese escenario?
Con la mayor seriedad y con el mayor equilibrio posible. América 
Latina no está en esa lucha, nos hemos mantenido distantes,  pero si 
aparecemos por nuestra propia voluntad tomando posiciones en favor de 
uno u otro en el momento del conflicto, cometeríamos un error. 
Sacha Llorenti ya ha tomado una posición sobre la armas químicas en Siria. ¿Eso configura un escenario desfavorable?
Si se mantiene sí, desde luego, no ha de marcar línea, lo que diga 
Bolivia no ha de ser determinante para la conducta del Consejo de 
Seguridad, solo sirve para poner una marca en los antecedentes 
bolivianos.
Bolivia no termina de resolver su 
relación con Brasil, pese a que se viene la firma del contrato de gas. 
¿Qué se podría prever o qué se podría hacer en este punto?
Es claro que para Bolivia la relación con Venezuela tiene 
importancia política, en cambio con Brasil la relación es esencialmente 
económica. Brasil es nuestro principal mercado  no solo para las ventas 
de gas, sino que estamos en primera vez en nuestra historia próximos a 
un centro dinámico de la economía mundial, de Santa Cruz a San Paulo hay
 800 Km, antes estábamos lejos de los mercados de Estados Unidos o de 
Europa.  
Venezuela mal, la posibilidad de revivir ese proyecto es muy 
difícil, el tamaño del daño es enorme, el esfuerzo de reconstrucción 
gigantesco, en dos palabras Venezuela no será un actor fundamental en la
 política y economía latinoamericana en los próximos 10 años. Brasil es 
un drama enorme, pero tiene fecha de solución, el próximo año hay 
elecciones, que van a reconstruir el sistema, porque Brasil es un país 
enorme y el daño no es estructural, es político, no está en la 
estructura productiva de Brasil. Brasil ha de recuperarse, ha de volver a
 ocupar su lugar y Bolivia está más cerca de Brasil que de Venezuela.
¿Qué pasa con la relación con 
Estados Unidos? Hasta ahora Trump ha ignorado a Bolivia, pese a que el 
Gobierno boliviano dijo que quiere recomponer relaciones.
No somos nosotros, es América Latina que no está. Ni Brasil está en
 el radar de las potencias. Nuestros problemas son nuestros problemas, 
no afectan a la relación de las grandes potencias. Ni EEUU se va a 
preocupar por tumbar el Gobierno, ni va a ser el aliado principal de 
éste. El foco de nuestra relación está en Sudamérica, antes estuvo en la
 relación con EEUU, no más.  China es un actor mundial. El  mercado más 
importante para Brasil es China, para Argentina, para Chile. China es un
 actor que llegó en términos de mercado para nuestros productos y de 
financiamiento, es la nueva relación del mundo.
¿Cómo ve la gestión de conflicto con Chile a raíz de los nueve detenidos?
La política chilena no es casual, es una estrategia de presión 
hacia Bolivia, de debilitamiento de la posición boliviana. Eso exige una
 visión completa de la política exterior boliviana.  Los presidentes 
latinoamericanos donde se reúnen ahora, en la Alianza del Pacífico y 
Mercosur, y Bolivia no está. Es importante que Bolivia asuma la 
importancia de salir de su ideologización, del sesgo ideológico que dio a
 la política exterior y que asuma la política exterior de Estado. 
Los dos puntos de la política exterior boliviana son reintegración 
marítima y acceso a mercados, ambos  dependen de la relación con América
 Latina, ese es su espacio, que vengan aliados de afuera, está bien, 
pero el centro de mi política es esta y tengo que tener claro mi 
política y no la política de otros. Ese fue el error, no es tanto que se
 aisló, los hechos lo aislaron, los otros se fueron, se quedó sin 
amigos. Y no están los que eran sus amigos, los que lo entendían y lo 
apoyaban, ese club ya no está y se debe sentir muy solo.

