Carlos Rodrigo Zapata C.
Si el mundo estuviera estancado, no hay duda que recurrir a las 
tecnologías existentes tendría sentido, pues no habría alternativas. 
Pero el mundo se está moviendo, y lo está haciendo a una velocidad 
impensada e inusitada.
 Recientes datos así lo indican. En el 
gráfico adjunto se puede ver que el precio de la energía solar no 
solamente ya rebasó al precio de la energía eólica, sino que se ubica 
muy por debajo de los precios que maneja el gobierno para sus proyectos 
de energía, predominantemente hidráulica.
 Mientras que el precio 
que estima el gobierno sería de 2 millones por MW (resultado de dividir 30.000 millones de dólares entre 15.000 MW, como se puede ver en la nota adjunta), el precio que ya hoy es posible obtener con energía solar es 
de 1,65 millones/MW, es decir, 17,5% menos, lo cual significa que sólo 
cambiando de energía hidráulica a solar ya podríamos ahorrarnos 5250 
millones de dólares, si insistiéramos en la absurda idea de convertir a 
Bolivia en “centro energético regional”. Estas buenas noticias son a la 
fecha, pues las mejores aún vienen y siguen.
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La mejor noticia es 
que se estima una reducción de 60% adicional en el precio de la energía 
solar hasta el año 2040, o sea, de aquí a la vuelta de la esquina. Si en
 dicho contexto imaginamos que en los próximos 10 años el precio de la 
energía solar cae tan sólo en otro 20%, entonces el precio por MW se 
situaría en 1,32 millones por MW, lo que nos permitiría ahorrarnos otros
 5000 millones de dólares, siempre y cuando, claro está, que persistamos
 en la absurda idea ya mencionada.
 Las malas y pésimas noticias 
es que los proyectos de venta de energía a mercados externos están en 
retirada, simplemente porque los precios de la energía van cayendo y 
porque las capacidades de generación local y descentralizada de energía 
en el mundo van en ascenso. Basta pensar en los kits de paneles y 
acumuladores de energía solar que ya produce la firma Tesla, como para 
darnos una idea de las revoluciones que ya se hallan en marcha.
 
¿Qué significa todo ello? Que en unos pocos años no encontraremos 
literalmente hablando, a quién venderle la energía que hayamos producido
 para el mundo. Una noticia de los últimos días nos dice que ni el 
Brasil estaría interesado en la energía que generen unas centrales 
hidroeléctricas en El Bala y Chepete, pero que todavía estaría 
interesado en una hidroeléctrica en el río Madera, sobre el que tiene 
más dominio y menor distancia. Ese “todavía” tiene una razón de ser: se 
estima que ni el 10% de las inversiones a realizarse en la matriz 
energética mundial se destinarían a inversiones en energía 
hidroeléctrica, acaparando en cambio casi el 70% de todas las 
inversiones las energías limpias y renovables y, por lo señalado, cada 
vez más baratas.

 Si uno quiere terminar de convencerse de la 
irreversibilidad de esta revolución energética mundial, que ya se halla 
en marcha por doquier, basta con pensar que ni todo el lobby de la 
energía nuclear, ni tampoco el lobby petrolero y de los hidrocarburos, 
han podido detenerla, simplemente porque el mundo ya no está para seguir soportando esas viejas matrices productivas que le han causado ya tanto daño a nuestra Madre Tierra.
Sólo cuando nos 
convenzamos que no tenemos chance ni oportunidad de seguir transitando 
ad eternum por la vía extractivista, simplemente porque nuestra 
abundancia de recursos va siendo cada vez menos apetecida, seguramente 
entonces y solo entonces nos veremos obligados a diversificar nuestra 
matriz productiva, lo cual demandará una gran variedad de recursos, 
insumos y materiales a los que hoy no les damos bola, simplemente porque
 no forman parte orgánica, estructural e intrínseca de nuestra actual 
matriz productiva de cuño extractivista.
 Me refiero al 
conocimiento, la ciencia, la tecnología, la educación, a todas las 
instancias que se ocupan de ello, o deberían hacerlo, como la 
universidad, los laboratorios, los centros de planeación estratégica, y a
 todos los valores que a su vez son indispensables para desarrollar todo
 ello con altura, calidad y eficiencia, como son la disciplina, el 
respeto, el orden, la cooperación, la coordinación, es decir, una serie 
de instituciones, valores y prácticas que hoy no cuentan en nuestra vida
 nacional, pero que son la base vital y esencial para producir valor a 
partir de nuestra creatividad, ingenio, conocimiento, pericia, y ya no o
 únicamente a partir de los valores que nos regala la naturaleza.
LAS OPORTUNIDADES NO SE DESPRECIAN, SI QUEREMOS EVITAR REPETIR LA HISTORIA.
PLANES DEL GOBIERNO:
http://www2.hidrocarburos.gob.bo/…/1760-sector-el%C3%A9ctri…
PRECIOS ACTUALES DE LA ENERGÍA SOLAR:
https://www.xataka.com/…/la-energia-solar-ya-es-la-energia-…

