Carlos Rodrigo Zapata C.
Ya no debe sorprender que crezcan los cultivos de hoja de coca en el país, sobre todo teniendo en cuenta la nueva ley de la coca que no solo autoriza el incremento de la superficie de producción de coca, sino que además la legaliza en antiguas zonas en transición. Lo más grave en este contexto es que la ley no justifica las razones para incrementar dichos cultivos y tampoco define una clara política de industrialización de la hoja coca. Todo queda sujeto a unos reglamentos a elaborarse.
Más aún, luego de la exitosa maniobra para liberar el acullicu de la
prohibición a que estaba sometido por el Convenio sobre Estupefacientes
de Viena, hasta ahora no se ha diseñado un estudio a fondo y en detalle
sobre las virtudes farmacéuticas y medicinales de la hoja de coca que
podría convertirse en una industria muy importante para el país. Un
capítulo específico de dicho estudio debería abarcar nuevas enfermedades
y dolencias, asunto no abordado por otros estudios, sea por su
antigüedad o su alcance.
Lo que también llama la atención es que
la ONUDC no nos diga cuál es el destino de la producción o lo haga de
modo extremadamente ambiguo, pero al mismo tiempo nos proporcione cifras
de producción de hoja de coca, cuando se sabe que no tiene un estudio
actualizado sobre rendimientos de la hoja de coca por ha.
A fin
de explicar por qué pasaría por el mercado de Villa Fátima prácticamente
el 100% de la producción de la hoja de coca producida en la región de
los Yungas, mientras que por el mercado de Sacaba pasaría tan solo el
11% de la producción generada en el Chapare, nos dice que ello se debe a
la ubicación y distancia de los mercados respecto de sus respectivas
zonas de producción, destacando que en el caso de Sacaba "... la
comercialización de hoja de coca para los productores es más conveniente
realizarla de manera directa", es decir, sin ningún tipo de control.
Claro que es más conveniente para todos, para los que no tienen que dar
ninguna explicación sobre el destino final de esa producción y para los
que pretenden que en Bolivia no pasa nada en materia de narcotráfico. Y
claro que pasa, pues en el 2016 la cocaína incautada se incremento en
107% respecto al año anterior. Seguro que la coca desviada o no
registrada en el mercado legal de Sacaba tiene algo que ver con todo
ello.
En pocas palabras, la UNODC no nos dice prácticamente nada
sobre el destino del 42% de la producción de hoja de coca (equivalente a
16000 TM) que no pasa por los mercados legales. De este modo la UNODC
se suma a todas esas instancias que hablan de la hoja de coca, pero sin
precisar que ocurre con la coca (excedentaria y no excedentaria) que no
pasa por los mercados legales. De ese modo se sigue alimentando el mito
de la hoja de coca que solo sirve para el pijcheo o acullicu, como si no
existiera ningún otro uso conocido para la hoja de coca.
Para
mayor abundamiento, es oportuno recordar que en Colombia los
rendimientos en términos de coca seca son de 4,2 TM/ha, que duplican el
parámetro que se emplea al presente en Bolivia para el Chapare (entre 2 y
2,7 TM/ha) y casi cuadruplican los rendimientos consignados actualmente
para los Yungas (entre 1,1 y 1,3 TM/ha).
A partir de los datos
consignados por la UNODC podríamos estimar el "efecto narcotráfico" en
los precios de la hoja de coca. Dados los precios por kg. de coca para
los Yungas y Chapare y sus distintos rendimientos, y considerando que el
89% de la producción del Chapare no pasa por un mercado legal, se puede
estimar que en los Yungas se obtiene 10812 US$/ha por la hoja de coca,
mientras que en el Chapare se obtiene 14370 US$/ha, es decir, un 33% más
que en el caso de la hoja de coca destinada principalmente al acullicu.
Esa diferencia de ingresos tiene mucho que ver con la demanda de coca
para el narcotráfico.
En suma, la producción de hoja de coca en
el país puede ser hasta el doble de la cifra que se consigna y ser
destinada en su mayor parte al narcotráfico. Pero esa información no
resulta de los informes de la ONUDC.
Link para descargar informe de la UNODC: http://www.unodc.org/documents/crop-monitoring/Bolivia/2016_Bolivia_Informe_Monitoreo_Coca.pdf