Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

Parafraseando a Paul Valéry, quien sostenía que “el futuro no es lo que solía ser”, podríamos decir que “ya ni la moneda vale lo que en otros tiempos”, pues de golpe y porrazo todos esos capitales, ahora vistos como meramente especulativos, tendrán que buscarse la vida en otra parte y en otros asuntos, ya que en esta esquina no se venden huevos. Así podría resumirse la atrevida y audaz maniobra que el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado, a fin de evitar que los costos de la deuda europea sigan creciendo y terminen horadando y boicoteando todos los esfuerzos de austeridad.
El asunto es que con la medida que acaba de tomar el BCE se le ha puesto nuevas limitaciones y dificultades a la acumulación de capital, pues no sólo contribuye a relativizar la idea de escasez y abundancia, sino que además muestra que una medida de un Banco Central de la importancia del europeo puede afectar significativamente las condiciones de acumulación del capital, al punto de hacerlo sentir como un mero aprendiz.
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El Euro |
Ahora bien, la pregunta es cómo esterilizará el mercado, es decir, cómo retirará de la circulación los fondos que inyecta, puesto que de otro modo estaría generando las condiciones para una inflación de gran calibre. Seguramente mediante operaciones de mercado abierto, ofrecerá a su vez otros instrumentos financieros con una tasa de interés atractiva que compense en alguna medida la oportunidad perdida con los bonos de los estados endeudados. De modo que el intento de poner nuevas restricciones a los miles de millones de dólares empleados para cubrir los requerimientos de refinanciamiento de la deuda de los estados europeos no será gratis, ni mucho menos. Además de asumir un riesgo crediticio, deberá cubrir los costos de retirar de circulación los fondos requeridos.

Debido a ello, las tasas de interés en el mundo han caído a niveles nunca antes vistos, donde muchos Bancos Centrales mantiene tasas de interés por debajo del 1%. No obstante, los especuladores encontraban hasta ahora en la situación de crisis de los estados europeos una gran oportunidad de invertir sus fondos, a fin de obtener algo de sus ganancias de antaño, todo gracias a su vez a las dificultades de maniobra que tienen los países de la zona del euro que han perdido su propia soberanía monetaria, como lo ha señalado enfáticamente Joseph Stiglitz como explicación de las dificultades de la zona euro para enfrentar esta crisis.
El otro costo derivado de esta gran maniobra se relaciona con el costo de oportunidad de los capitales que quedan librados a su suerte gracias a la medida de Draghi. Seguramente volverán al oro, a los futuros de los alimentos y materias primas, a todas esas alternativas financieras que les permita asegurar unas tasas de ganancia que mantengan la acumulación capitalista a toda máquina. En verdad, causa pavor pensar en todo lo que el capital hambriento puede tratar de emprender con tal de mantener y acrecentar su valor. Todos estos aspectos también hay que cargarlos a la cuenta del BCE, pues ¿cuándo se ha visto que se desaloje al capital de algunos ámbitos de actuación tan impávidamente, sin que ello ocasione una diversidad de reacciones con consecuencias poco previsibles?
El desafío lanzado al capital no radica sólo en el hecho que súbitamente el capital ha perdido una plaza inmejorable para la reproducción ampliada de sus recursos, sino que además acontece que dicho capital no tiene a disposición otras opciones a la mano, por la crisis económica internacional imperante.
Examinemos brevemente dos futuros escenarios alternativos. ¿En qué marco y en consideración a qué condiciones la jugada de Draghi podría tener un extraordinario resultado positivo, y en qué otra constelación el resultado podría ser patéticamente nefasto? Empecemos por este último escenario. La mora o no pago de la deuda asumida por el BCE por parte de los estados endeudados podría ocasionar un gran caos, en especial en lo que se refiere a la moral de pago de los demás estados endeudados. La lógica es simple: si se ha adquirido deuda con ayuda de la impresora, ¿por qué no sería posible prolongar esa situación en el tiempo? Otras posibles consecuencias de esta medida podrían hallarse en el crecimiento de la inflación y el desempleo, este último también en países de fuera de la zona del euro.

El lanzamiento de esta medida por cuenta y riesgo del BCE podría significar que
no se ha construido una estrategia europea conjunta y coordinada que apunte a
dicho crecimiento inteligente. Ello no significa que no se pueda o que sea tarde
para ello.

En este punto puede apreciarse que la naturaleza no será un cobrador amable, ni podrá contar con la ayuda ni con las sutilezas de un Draghi.
carlosrodrigozapata@gmail.com
Una actualización (febrero 2015):
http://elpais.com/elpais/2014/01/03/media/1388782459_294295.html