07 marzo 2024

BOLIVIA: LAS ELECCIONES DEL 2025 YA FUERON

¿Podrá la unidad de la oposición superar los fraudes “legales” e ilegales del MAS?

 

Carlos Rodrigo Zapata C. (*)

De a poco han ido surgiendo algunos pretendientes a la silla presidencial que han manifestado su voluntad de ir todos juntos detrás de una sola candidatura derivada de unas elecciones primarias. Suena bien, pero una candidatura única todavía no es unidad y está claro que el masismo alentará una pléyade de candidaturas para dispersar el voto.

La última en haber anunciado su precandidatura ha sido Amparo Ballivián que cree que bastaría una candidatura única para derrotar al masismo. Tengo mis serias dudas, por lo que considero indispensable exponerlas porque realmente nos estamos jugando el futuro. Me referiré 1] al régimen electoral realmente existente y 2] a las dificultades de construir una verdadera unidad de los frentes políticos.

1] La sucesión de triunfos del MAS en los últimos 19 años tiene un común denominador: sus rentas electorales. Son formas de “fraude legal”, si vale el término, aunque parezca una expresión más propia de la metafísica popular.

¿Qué significa ello? Que Bolivia tiene un régimen electoral cada vez más lejano de la fórmula “un ciudadano, un voto” por la proliferación de desproporcionalidades que se han ido acumulando, lo que ha conducido a que el peso de unos votos sea mucho mayor que el de otros. La raíz del problema está en la geografía electoral. Tenemos 80 Circunscripciones Electorales (CE) de 4 tipos, cada una de tamaño distinto a la otras. 1 CE nacional, 9 departamentales, 63 uninominales y 7 indígenas. A nivel departamental las diferencias entre las CE uninominales son de 3 a 1. Entre las CE uninominales en todo el país las diferencias rondan las 10 veces y si incluimos las CE indígenas las diferencias superan las 60 veces. ¿Qué significa eso? Que si el MAS explota sistemáticamente las reglas de conversión de votos en escaños puede obtener la mayoría de escaños incluso con menos del 35% de los votos. Esa misma figura está vedada para los demás partidos por razones que señalo a continuación. Todo esto significa ir a una contienda electoral con las cartas marcadas.

El MAS puede movilizar a miles de electores para que cambien de CE para votar, pues no existen marcos legales que obliguen a comunicar y verificar cambios de dirección. Un traslado de cientos o miles de electores ya puede cambiar el resultado de varias CE pequeñas. También puede modificar los límites de las CE según su conveniencia (el famoso Gerrymandering) o movilizar el voto consigna o disciplina del voto que garantiza resultados electorales a cambio de prebendas y hasta castigos, como sucede en muchas áreas rurales. También se empeña en alentar otras candidaturas para quebrar la unidad de la oposición. Todo ello significa que el MAS tiene las herramientas electorales a la mano para maximizar estas diferencias en función de sus objetivos electorales.

Si todo eso parece poco, el MAS además tiene otros caballos de batalla. El principal es el padrón electoral que ha permanecido como secreto de Estado. Se estima que puede haber más de 1 millón de “electores” adicionales habilitados que incluye a muertos, cédulas duplicadas y electores fantasma. Bastaría realizar un par de cruces de datos utilizando las bases de datos relacionadas con nacimientos, defunciones, con movimientos migratorios y con las direcciones domiciliarias de los electores para despejar gran parte de las dudas. Pero ninguna de estas posibilidades ha sido utilizada por el TSE para sanear el padrón. El día de la votación tampoco se utiliza el padrón biométrico, lo que representa otra vía de conculcación del voto ciudadano.

Hay quienes consideran que el censo de población y vivienda que tendremos en pocas semanas podría ayudarnos a despejar todas estas dudas. Pero nada indica que el censo vaya a darnos una mano al respecto. Si bien es cierto que el censo es un magnífico medio para efectuar un control estructural de la información demográfica, ya que nos podría indicar con gran precisión cuál es el tamaño de la población en edad de votar en cada una de las CE, eso no sucederá, simplemente porque todo apunta a distorsionar la información y lograr que los resultados del censo concuerden con los datos del padrón electoral.

¿Cómo sucederá eso? Mediante la manipulación de los límites municipales. Ocurre que no existen límites municipales oficialmente definidos en el país y que estos límites también sirven para delimitar las CE –el TSE tiene un reglamento al respecto–, de modo tal que el INE podrá modificar dichos límites. Por estas razones el censo no servirá para efectuar dicho control estructural del padrón electoral. Seguiremos en la luna al respecto.

A todo ello se suma la posibilidad cierta de un fraude electoral completamente ilegal, al estilo de lo acontecido el 2019. Este fraude sólo sería la coronación de esa montaña de formas de distorsionar el voto ciudadano. ¿Cómo se evitará este extremo?

Es cierto que, si se logra una unidad monolítica de todas las fuerzas de oposición al MAS, se reduce la perdida de escaños uninominales, ya que el MAS tendría que obtener la mitad más uno de los votos en cada CE, una situación difícil de lograr, aunque no imposible, ya que el MAS ha ganado en todas las elecciones casi la totalidad de escaños uninominales y más de la mitad con más de 50% de los votos. Es oportuno recordar que el MAS ganó 19 de los 21 escaños indígenas disputados en las 3 elecciones anteriores.

Las razones expuestas muestran que una parte de la lucha actual pasa por conformar un gran frente de unidad nacional para enfrentar al masismo y evitar que Bolivia literalmente se nos muera. Pero por lo señalado, no basta. Se requiere adicionalmente poner en cuestión el régimen electoral en todos los planos, ya que gran parte de las manipulaciones señaladas constituyen “fraudes legales”, es decir, manipulaciones discrecionales que atentan aviesamente contra los derechos electorales de la ciudadanía. Hay cambios que requerirían hasta una reforma de la CPE –como los 4 diputados adicionales que recibe cada uno de los 6 departamentos con menor población–, pero hay otros cambios que sólo requieren voluntad, como por ejemplo eliminar los diferentes tamaños de las CE uninominales a nivel de cada departamento o definir que se requiere 40% o 50% en las CE para ganar.

2] Bolivia es un país que se desconoce a sí mismo profundamente. No comprendemos muchos procesos, menos el enjuague estructural con el que nos enfrentamos. Dos ejemplos pueden servir para señalar el tamaño del desafío: la proliferación del sector informal que bordea el 80 % de la fuerza laboral y la economía delictiva que no nació recién, pero se está expandiendo a pasos agigantados y comprende el narcotráfico, todos los extractivismos depredadores, el contrabando y el lavado de capitales.

Son producto histórico de múltiples fallas o problemas estructurales no resueltos ni tocados. Pero esta referencia tiene una finalidad esencial: destacar que una sociedad sin conocerse a sí misma, sin un diagnóstico común y compartido de su problemática, es decir, sin una comprensión semejante de su problemática, está impedida y bloqueada para construir diálogos y consensos, porque cada quien viene con una idea distinta de lo que pueden ser los problemas de fondo y con sus particulares soluciones que por lo general no coincidirán con las que tienen los demás, sean ciudadanos o candidatos. Una sociedad que no es capaz de formular una visión compartida y avocarse a realizarla se conforma con repartirse prebendas y despojos del país.

La elaboración de un diagnóstico común y compartido es un requisito indispensable para construir un lenguaje común, pues no puede haber mejor lenguaje común que aquél que nace de una comprensión clara de la problemática existente por parte de un núcleo significativo de opinión nacional. De otro modo la dispersión se impondrá como ya sucedió en las elecciones pasadas, en las que hasta se llegó a creer que podría haber algo así como un “voto útil” en una sociedad tan escindida y abigarrada. El 21F fue una excepción porque el voto en referendo equivale a votar en una sola circunscripción, la nacional, por si o no. Como ya vimos, en elecciones nacionales se enfrentan formaciones políticas en un marco donde reina el voto ponderado (por la existencia de circunscripciones de muy diversos tamaños y el uso de múltiples otras tramoyas) y en ese marco el MAS no sólo es maestro, sino que controla todas las llaves para distorsionar los resultados.

En conclusión, podríamos decir que, sin unidad, sin cuestionar profundamente el régimen electoral y todas las maniobras que se usan para fabricar “fraudes legales” y sin construir un lenguaje común no será posible superar las bases que anuncian una hecatombe en la sociedad boliviana. Estamos a 1 año y 8 meses de las elecciones, hay muy poco tiempo, pero es en ese tiempo disponible que deberá generarse una revolución que nos permita impedir el futuro catastrófico que se nos avecina.

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(*) Economista, experto en planificación territorial, catedrático de Desarrollo del Capitalismo. Prepara un libro sobre la Democracia en Bolivia centrado en el régimen electoral vigente.