28 marzo 2010

El derrotero, una metáfora para organizar el cambio

Carlos Rodrigo Zapata C.

Por costumbre y tradición solemos emplear términos y expresiones que hemos oído a menudo, pero de cuyo alcance y contenido preciso no nos hemos anoticiado suficientemente. Esto me ha sucedido con la expresión "derrotero", frecuentemente empleada por mi difunto padre, un eterno preocupado por la suerte del país y de todos los bolivianos.

Con el pasar del tiempo, la expresión me fue sonando a buscar el pasaje hacia algún futuro distinto en medio de múltiples derrotas, entendida esta última expresión como su nombre lo sugiere, como derrota, fracaso, pérdida, revés, al punto que pensé que debía encontrar un término más amable, más adecuado a la gran finalidad que perseguiría el vocablo, pero que tan pobremente lograba resolver. Busqué un término que refleje mejor mi percepción, que exprese una sucesión de victorias, buenas prácticas y decisiones acertadas que puedan conducirnos finalmente al sueño anhelado, a construir la patria que queremos, aquella en la que el "vivir bien", el "buen vivir", en suma, el vivir en consonancia con Dios, la Pachamama y nuestros congéneres, se halle en armonía y equilibrio.

Buena fue mi sorpresa al indagar un tanto en torno a la etimología y al origen de la expresión derrotero, todo un himno a la cultura náutica y toda una metáfora de extraordinaria belleza para expresar los cuidados y consideraciones que debemos tener al momento de elegir y seleccionar los rumbos que debemos escoger y seguir. Pero vamos por partes, permítanme compartir con ustedes estos pequeños hallazgos y reflexiones.

Lo primero, es una breve clarificación tomada de diccionarios. Allí se dice que el derrotero es: 1. Camino, rumbo, medio tomado para llegar al fin propuesto. 2. Línea dibujada en un mapa para señalar la dirección que debe seguir una embarcación. 3. Dirección que sigue una embarcación, derrota, rumbo. Sobre la etimología se dice que derrota viene de derromper (http://www.rae.es/), del latín rupto (que significa roto), de modo que una vía rupta era un camino abierto en la espesura del bosque a fuerza de romper obstáculos y del francés dèrouter expresión empleada para referirse a la acción de tormentas y vientos que desviaban de su ruta a las naves en el mar (http://hurgapalabras.blogspot.com/).
Más allá de esta primera aproximación, que nos muestra el secreto vínculo entre derrota y rumbo, deseo recurrir a ese maravilloso instrumento del Internet llamado Wikipedia, autodenominado la enciclopedia libre, uno de los mascarones de proa de la Web 2.0, pues allí se encuentra alguna luz sobre casi todo lo que nos mueve y motiva a los seres humanos, e interactivamente se va convirtiendo en un gran enlace, en una gran red que nos permite comprendernos entre nosotros los contemporáneos y valorar mejor los esfuerzos y las soluciones de nuestros venerables antepasados.

¿Qué dice Wikipedia sobre el derrotero?.
Un derrotero es una publicación náutica específica. Consiste en una obra escrita e ilustrada, que describe las costas, bajofondos, señalizaciones (boyas, faros, balizas, etc.), perfiles visuales de las costas, peligros, formas de navegación convenientes, puertos y terminales, etc., para información – indispensable – del navegante. Hay que tener en cuenta que el navegante tiene frecuentemente como destino lugares adonde nunca ha ido. La mayoría de los países tienen derroteros de las propias costas, a veces en varios volúmenes. Todos los buques deben llevar reglamentariamente los Derroteros. Los buques mercantes habilitados para la navegación de ultramar (esto es, casi todos los buques de porte), tienen la obligación de tener a bordo derroteros de todo el mundo, que se guardan en el Cuarto de derrota.

Podemos tomar otras fuentes, indagar en otros matices, pero quedémonos con esta idea, con esta interpretación que nos ofrece Wikipedia y examinemos un tanto sus elementos, pensando que estamos describiendo un instrumento que nos permitirá organizarnos certeramente para encaminarnos a nuestro futuro.

- Consiste en una obra escrita e ilustrada: No basta con discursos, ni grandes declaraciones, es toda una obra, incluso ilustrada, pues eso es lo que nos compromete con una visión común y compartida;

- que describe las costas, bajofondos, señalizaciones (boyas, faros, balizas, etc.), perfiles visuales de las costas, peligros: Es decir, toda una carta de navegación, toda una identific
ación de las consideraciones y cuidados que debemos tener o tomar en cuenta para elegir el camino, ruta o vía que decidamos emprender, no vaya a ser que encallemos, no reconozcamos oportunamente donde nos hallamos o no hayamos previsto sitemas de alerta que nos adviertan de peligros encubiertos o de otros navíos próximos; 
- formas de navegación convenientes, puertos y terminales, etc., para información – indispensable – del navegante: El derrotero también nos ilustra sobre los puntos donde atracar, es decir, dónde detener la marcha transitoriamente, para intercambiar mundo por vida (¡esto es lo que hacen los barcos!) y reabastecerse para proseguir;

- Hay que tener en cuenta que el navegante tiene frecuentemente como destino lugares adonde nunca ha ido: Ocurre lo mismo cuando un pueblo o una sociedad eligen un camino que nunca han transitado, por lo que es bueno y oportuno procurarse tanta información como sea posible, para evitar tropiezos y ensayos y errores permanentes que tanto dolor y desgracia siembran, todo con la justificación de labrar nuevos senderos, abrir nuevas oportunidades;

- La mayoría de los países tienen derroteros de las propias costas, a veces en varios volúmenes: Es que es indispensable saber dónde nos hallamos, qué peligros nos acechan, qué precauciones debemos tomar, cuál es la mejor forma de enfrentarlos. Un pueblo que no sabe lo que debe enfrentar es como un navegante sin carta navegación, que además no tiene otra opción que navegar orientándose visualmente por los mismos accidentes de la costa. Las contrariedades, perjuicios y desastres se hallan programados de este modo;

- Todos los buques deben llevar reglamentariamente los Derroteros. Los buques mercantes habilitados para la navegación de ultramar (esto es, casi todos los buques de porte), tienen la obligación de tener a bordo derroteros de todo el mundo, que se guardan en el Cuarto de derrota
: Sin duda, no sólo los países, sino los buques –que en nuestra metáfora se refiere a las grandes empresas- cuentan con estos derroteros, pues es su manera de asegurar la eficacia de sus inversiones y el éxito de sus cometidos. En el caso boliviano, en el Cuarto de derrota (que incluye por ahora la nueva Constitución y los planes mayores) ojalá logremos acumular tantas rutas, planes, proyectos, políticas para el cambio y cuidados al navegar, como derechos ciudadanos y garantías constitucionales nos hemos conferido.

Hasta aquí he remarcado brevemente algunos rasgos de este gran instrumento llamado derrotero y su uso para los fines de la construcción de los planes y vías que una sociedad elige recorrer.

¿Cuáles son los derroteros de los bolivianos? Pues muchos, tantos que no conseguimos definir una secuencia sabia y maestra, como si todo tuviera que cocinarse al mismo tiempo, todo tuviera la misma importancia y trascendencia. Es necesario, es indispensable contar con varias voces, contrapuestas o no, pues sólo de ese modo por contraste, coincidencia o contraposición lograremos identificar las vías más propicias y prometedoras para construir nuestros propios derroteros.

¿Cómo se hace algo así? En primer término, formulando propuestas o enfoques alternativos, poniéndolas en el tapete nacional de discusión, exponiéndolas ante los mvimientos sociales o ante todo grupo de interesados, en el vecindario o en el trabajo. En segundo lugar, sustentándolas, dándoles la fuerza argumentativa y empírica suficiente como para que sean consideradas y apreciadas por cada vez más ciudadanos. Tercero, procurando generar casos o ejemplos piloto de la pertinencia de la solución o propuesta elaborada. Cuarto, abogando por las soluciones que pasaron la prueba ácida de la experiencia piloto, difundiendo su pertinencia y oportunidad, mostrando sus ventajas y alcances, así como sus limitaciones.

En suma, si al construir nuestros derroteros tomamos en cuenta todos aquellos aspectos necesarios para arribar a nuestra meta oportunamente, seguramente nos aventuraremos pronto a realizar nuevos viajes sin tener que navegar “amarrados” a la costa (es decir, con la costa a ojos vista), a realizar viajes más largos, a confiar en nuestros instrumentos de navegación. Pues, no puede haber habido ningún navegante que haya aprendido a navegar largas distancias sin haber navegado cortas. Levemos anclas y despleguemos velas para apurar este viaje.