Algunas bases y fundamentos
Bolivia - Elecciones 2020
Bolivia - Elecciones 2020
Carlos Rodrigo Zapata C.
Los argumentos que más usualmente se han expuesto para mostrar las
insuficiencias del modelo masista de crecimiento se han concentrado en el
despilfarro y diversos indicadores negativos, destacando los déficits mellizos,
la caída en las reservas y el incremento del endeudamiento. A partir de ese
diagnóstico, daría la impresión que el MAS se hubiera aplazado con 3,5 o
aprobado con 3,6 y que tan solo se hubiera tratado de errores de cálculo, de algunas
decisiones inadecuadas y excesiva fe en su esquema basado en multimillonarias
inversiones públicas, en las que no habrían tomado suficientemente en cuenta la
eficiencia u oportunidad de dichas inversiones. Y esito sería más o menos todo.
El problema de este relato es que se reduce toda la problemática del
modelo masista a un asunto de mayor o menor pericia para manejarlo.
Definitivamente creo que la problemática es muy distinta y que el tamaño del
desastre que sembró el MAS lastrará por muchos años la economía nacional.
¿Cuál es el relato más realista de lo acontecido en los pasados 14 años?
Lo primero es identificar los fundamentos sobre los que el MAS ha trabajado. Lo segundo, explicar
cuál es la lógica de articulación de dichos fundamentos. Lo tercero, identificar
cuáles son los impactos de dicho modelo. Lo cuarto es señalar las estructuras
que ha sacado a relucir todo ese enjambre. Pero previo a todo ello es menester
señalar las premisas que han presidido todos estos años, ya que ellas son las
que nos permitirán decodificar el comportamiento y funcionamiento del modelo
aplicado.
Las premisas
1] El MAS no tenía ningún análisis sólido de la realidad nacional, por
lo que en ningún momento trató de enfrentar o superar dichos problemas.
Estaba obsesionado con un esquema que quería aplicar, el cual no solo no
era realista, sino que dadas las circunstancias era innecesario. Dicho en
breve: su esquema de destinar el excedente a los sectores estratégicos, cuyos
beneficios serían usados para invertir en los sectores generadores de empleo e
ingresos, era pertinente en un marco de grandes limitaciones, tal cual era el
escenario en los años en que esa idea fue concebida.
Pero muy pronto se vio que el menor problema que tenía el MAS era el
excedente gracias a la lluvia de divisas que cayó por más de una década (entre
2003 y 2014). Incluso hoy los precios internacionales de las materias primas siguen
siendo mucho más altos que antes de ese periodo. En este marco, en lugar de
abocarse a invertir directamente en los sectores generadores de empleo e
ingresos, siguieron como caballos cocheros con su esquema inicial. Destinaron miles
de millones de dólares a plantas de procesamiento de materias, que lo único que
lograron fue enterrar aún más a Bolivia en los esquemas extractivistas primarios
de enclave y pulverizar el excedente que muy bien podía aprovecharse para
encarar y resolver múltiples problemas que acosan a Bolivia, si tan solo los
hubieran tenido en la mira. Entre dichos problemas podríamos mencionar, por
ejemplo, la informalidad, el
contrabando, el narcotráfico, las mil y una formas precarias, inviables e insostenibles
que se ha agenciado nuestro pueblo para subsistir en vista a la gran carencia
de puestos de trabajo y oportunidades de vida.
El MAS prefirió dejar a los informales en la estacada, es decir, ignorar
sus condiciones de vida y trabajo, todo con tal de no “distraer” el excedente
en asuntos seguramente secundarios para ellos. El resultado es que al presente
no tenemos el excedente, las fabulosas inversiones son inoperantes y el sector informal
sigue en las mismas condiciones de miseria y precariedad que siempre, con excepción
de algunos de sus miembros que lograron insertarse en la llamada nueva burguesía
andina, excepción que confirma la regla absoluta para la gran mayoría. Si a
ello añadimos que según diversas estimaciones el sector informal absorbe a más
del 70% de la fuerza laboral del país, entonces estamos diciendo que el MAS no
tenía idea de dónde estaba parado. Si en lugar de seguir como caballo cochero
su esquema ocurrente que no hacía más que reproducir ideas que en su momento se
aplicaron tanto en el proceso de industrialización ruso, como en el chino, y más
bien invertía en cambiar la matriz productiva o al menos diversificarla y enriquecerla
significativamente para cambiar la suerte y el destino de los informales, hoy
otra seria la suerte del país. Pero todo eso los masistas no lo sabían y
estaban tan obsesionados con su esquema ajeno a la realidad que tampoco les
interesaba una segunda opinión.
2] Pese a su discurso de la economía plural, que nunca aplicaron, no
tenían la menor intención de facilitar el fortalecimiento del sector privado,
por lo que todo su esquema era de naturaleza estatal. Las facilidades que brindaron
al sector privado provenían básicamente del extractivismo y de ciertas gangas o
subvenciones.
3] El extractivismo estaba en el corazón de sus decisiones de inversión
pública, era la fuente que permitía diversificar sus opciones de gestión a
costa de la naturaleza.
4] El libertinaje y el “meterle nomás” eran su leit motiv, con el que se
pretendía resolver cualquier obstáculo o limitación, por lo que el destino de
todo ello era la desinstitucionalización, la inviabilidad y la insostenibilidad.
El Estado masista más se asemejaba a una Matrioshka, que albergaba mil
parcelas, una para cada sector social para facilitarles prebendas y concesiones
de todo tipo a cambio de apoyo incondicional.
Los fundamentos
Los primordiales fueron:
1] El extractivismo
2] la informalidad: que se las arreglen como puedan, y los apoyemos con nuestro
Estado Matrioshka
3] Lavado de capitales y narcotráfico
4] Lluvia de Maná
5] El uso discrecional del PIB
Cada uno de estos fundamentos fue crucial para crear la ficción de un
crecimiento que consistió, en pocas palabras, en depredar los bienes de la
naturaleza, mantener la precariedad del sector informal, alentar el lavado de
capitales y el narcotráfico, despilfarrar los mayores ingresos que ha percibido
Bolivia en toda su historia y, encima de ello, usa un sistema de cuentas
nacionales para calcular el PIB completamente obsoleto que permite ignorar los
pasivos ambientales, la pérdida de recursos naturales, la degradación y la
liquidación de funciones ambientales y hacer aparecer todo ello como crecimiento. Un repaso de dichos fundamentos o eslabones he presentado en un trabajo
disponible en: http://yapukamani.blogspot.com/2019/10/los-pilares-insostenibles-del.html
La articulación
¿Cómo se articulaba todo ello? El crecimiento fue el resultado de las
actividades oficiales y no oficiales o de las actividades legales e ilegales. El
país tuvo como nunca antes un universo paralelo, una sombra que tenía su propia
dinámica de generación de ingresos y acumulación de capitales. De modo que el
primer truco consistió en meter todo ello en una misma bolsa. Si, el país
creció, pero gran parte de ese crecimiento provino de la
depredación y degradación de los bienes de la naturaleza, del narcotráfico, del
lavado de capitales. Las operaciones de explotación de oro, extracción de madera
ilegal, caza indiscriminada de especies en peligro de extinción, son algunas de
las diversas formas de “producción” y “crecimiento” que se socaparon por años. [Ver
el trabajo mencionado previamente para mayores detalles].
Los impactos
Los impactos se pueden apreciar en un conjunto patético de resultados.
Los bienes de la naturaleza han sido destruidos sin ninguna contemplación,
donde los grandes incendios de la Chiquitanía son apenas el final de una cadena
de actividades depredatorias en gran escala. La deforestación de millones de
hectáreas, el cambio de uso del suelo de actividades sostenibles a
insostenibles, como es el derribe del bosque para agricultura en suelos no aptos
para esa actividad. La invasión de parques nacionales, ponerlos a disposición
de las actividades extractivas, el daño y degradación de bosques que conduce a
la perdida de funciones ambientales vitales para regular el eco sistema, son
solo otros impactos infames de toda esa política.
La suerte de los informales básicamente no ha cambiado. Siguen en
actividades y puestos de trabajo tan precarios y poco productivos como siempre,
cada vez más dependientes de actividades ilegales o criminales para ganarse el
sustento. No se ha invertido en el mejoramiento de sus medios de trabajo y
producción, ni en su formación y calificación, ni en los rubros o ámbitos en
los que pueden desempeñarse. Sus condiciones de vida no han tenido mejoras significativas.
Las estructuras reveladas
Todo este modo improvisado y destructivo de manejar el país, sus
recursos y las oportunidades de la gente, ha puesto de relieve una colección de
estructuras completamente inviables que operan en el país y que el MAS ha aprovechado
o les ha sacado el jugo a más no poder. ¿Cuáles son?
1] Lógica oligárquica
2] El extractivismo
3] Estado Matrioshka
4] El poder del narcotráfico
5] Un capitalismo incapaz de crear empleos
6] Una estructura de clases sociales destinada a inventarse sus modos de
subsistencia con ínfimos medios de vida
7] Un desconocimiento olímpico de nuestra realidad.
Esclarezcamos brevemente estos puntos. La lógica oligárquica consiste básicamente
en vivir de rentas, no de la producción de valores. Es decir, rentismo y extractivismo
son lógicas inseparables que van de la mano y tienen a determinados actores como
sus sustentadores y aplicadores. De modo que sólo hay lógica oligárquica
operando allí donde hay posibilidades de extractivismo, ambos se refuerzan mutuamente.
Pero el asunto va más lejos. Estas dos matrices de la insostenibilidad de
cualquier sociedad requieren a su vez de otros ingredientes, como el prebendalismo
y la corrupción, y su ingrediente mayor: la autocracia. Es el conjunto de factores
requeridos para mantener en funcionamiento un esquema depredador y a la vez
autodestructor.
El Estado Matrioshka, como
llamo a ese Estado que incluye a muchos Estados al servicio de las demandas de
los diversos sectores, es un requisito básico para ganar apoyo y lograr
construir de manera forzada y manipulada una legitimación social para un Estado
incapaz de producir orden y futuro. Por ello, cada medida, más atrabiliaria que
la otra, tenía nombre y apellido, pues estaba destinada a un sector determinado
o era a solicitud de algún sector en particular, sean empresas sociales, gangas
a los cooperativistas, estatización de algunas empresas, catos para unos, legalización
de chutos para otros, etc. Así se construyó ese carácter aparente multitudinario
que requería semejante Estado. El poder del narcotráfico y la depredación de
los recursos se convirtieron en eslabones cruciales para fortalecer todo este entramado,
pues le dio un precio y una extraordinaria ganancia a la hoja de coca que nunca
hubiera tenido si tan solo servía al acullicu o masticación.
Dado que los recursos y los medios de producción se hallan en pocas manos
y que aplican un esquema de tipo oligárquico antes que capitalista, sus detentores
no se han empeñado en crear los puestos de trabajo suficientes como para que la
fuerza de trabajo en Bolivia pueda acceder a fuentes de vida más dignas y
viables. Y este es sin duda uno de los fallos de construcción más serios que tenemos
en el país: al faltar esa clase generadora de puestos de trabajo, pero que es la
que acapara la mayor parte de los recursos en su poder, ¿cómo puede la gran masa
de trabajadores ganarse el sustento? Solo recurriendo a su inventiva, a la imaginación
en medio de la precariedad, saltándose toda clase de normas, impuestos y gastos
que les obliguen a reducir sus magros ingresos, usando el contrabando, la piratería,
el narcotráfico o participando en algunos de los eslabones que los hacen
posibles. El resultado es que tenemos un sistema perfectamente estructurado
para producir y reproducir un gran desorden social, una tendencia generalizada
a la prebenda, a saltarse las leyes, a depredar, a violar todo ordenamiento
público y estatal.
Frente a ello caben tres opciones: o se deja todo como está, lo cual
exige mucho trabajo, más aún cuando es fácil ver que hay muchas que cambiar (lo
que ha sucedido ampliamente en el pasado), se usa y aprovecha ese estado de caos
y desorden social en beneficio de alguna camarilla (lo que ha hecho el MAS) o
se hace todo lo que sea necesario para cambiar ese estado de cosas porque solo
es productor de inviabilidad, insostenibilidad y pobreza garantizada para el conjunto
del país (lo que toca hacer).
Frente a todo ello podemos observar que no conocemos y comprendemos suficientemente
nuestra realidad, pues estamos usualmente apuntando a las manifestaciones superficiales
de las cosas, pero no estamos considerando sus fuentes, sus raíces, las causas mismas
que las hacen posible y que mantienen y reproducen tercamente esa realidad.
Conclusiones
Frente a lo señalado a vuelo de pájaro, ¿qué decir en las circunstancias
actuales cuando nos hallamos en las antesalas de las elecciones seguramente más
decisivas de la historia del país?
Lo primero es que los masistas se han especializado en contarnos un
cuento chino en relación al crecimiento, pues (casi) todo lo que han hecho no
tiene pies ni cabeza, simplemente porque han demostrado no tener idea de la
realidad nacional o no les importa. El maná que cayó a raudales durante una
década ayudó en demasía a encubrir su profunda orfandad en materia de conocimiento
de la realidad del país.
Lo segundo es que dicho relato no ha tenido un respuesta clara y
fehaciente de la comunidad nacional, al punto que aún hoy en día mucha gente, tanto
en el país como en el exterior, sigue creyendo en la leyenda del crecimiento y
en el modelo masista, casi convertido en nuevo tótem a venerar. Si algo hubiera
tenido de verdad, seguramente otros países se habrían interesado en él, pero
nunca sucedió.
Lo tercero es que todo ello –tanto las vías completamente erradas
seguidas por el masismo, como la falta de respuestas mucho más integrales y
contundentes frente a semejante desastre– tiene una explicación básica y fundamental:
el conocimiento muy insuficiente y superficial de las estructuras de nuestro
país, de su lógica de funcionamiento, de sus efectos y consecuencias sobre el
devenir nacional. La razón de ello estriba en que el estudio y comprensión
de nuestra realidad no ha figurado en las prioridades del país o solo de unos
pocos ciudadanos.
A partir de estos puntos uno tiene que preguntarse, si los partidos, alianzas
y candidaturas improvisadas y organizadas a la carrera tendrán alguna respuesta
para todo esto, o se irán como siempre por las ramas, inventando eslóganes y cuentos
rápidos para convencer a un electorado cada vez más escéptico, pero también carente
de suficientes conocimientos sobre nuestra realidad.
En suma y conclusión, nuestro futuro inmediato luce muy preocupante,
porque simplemente las grandes mayorías nacionales siguen sin ser tenidas en
cuenta, signo inequívoco de una viabilidad nacional muy precaria e insostenible
en plazos ya muy limitados.
Por ello, la mejor propuesta que tendría que surgir de todos los contendientes en la nueva batalla electoral debería consistir en proponer formulas acerca de la manera que debemos encarar para
conocer nuestra realidad, identificar claramente los problemas que nos acosan y
las causas de ellos, pues sin atacar las causas de los problemas jamás lograremos
resolver ni cambiar nada. La consecuencia más grave en este marco es que sin
explicaciones coherentes de nuestra problemática y sus causas será muy difícil ponernos
de acuerdo para superar nuestras falencias, insuficiencias y limitaciones. Un
diagnóstico de la problemática no se logra por consenso ni por votos, exige un conocimiento
íntimo de las leyes de funcionamiento de nuestra realidad, condición
indispensable para conocer y hacer posible acuerdos y consensos que no duren
solo una salva de cohetes, sino que sean duraderos.
Ojala que LAS PITITAS dirijan su atención a estas cuestiones, a estas
advertencias, pues es ahí, tanto como en derribar usurpadores y oportunistas,
que radica el futuro de nuestro país.